Dos caras de una misma moneda.

Uno se crió sin padre, el otro sin una madre.

Uno pobre, el otro rico.

Uno inútil con la espada, el otro el guerrero más grande de todos los tiempos.

Uno nacido teniendo magia, decidido a traerla de vuelta. Otro nacido de la propia magia, decidido a acabar con ella.

Sin embargo, ellos también fueron lo mismo.

Ambos habían demostrado ser misericordiosos y cariñosos.

Ambos querían la justicia.

Ambos fueron determinados en todo lo que hicieron.

Ambos buscaban hacer el bien.

Ambos eran con fiereza un amigo leal.

Sí, eran dos caras de la misma moneda. Completamente diferentes, sin embargo, totalmente iguales.