"De nuevo esta dormida"

Pronuncia en su mente Naru al verla tan plácidamente dormir sobre el escritorio, usando sus brazos como almohada y mostrando solo un lado de la cara.

Suspira y se toca el puente de la nariz. Sin embargo justo cuando se prepara para llamarle/gritarle de que se despierte y vuelva a su trabajo, se detiene en el último segundo y comienza a examinarla.

Después de todo, debía aprovechar esa oportunidad en que no hay nadie en lo oficina -a excepción de ellos dos- para mirarla detenidamente sin que piensen que tiene segundas intenciones o acaso le interese su asistente.

Entonces la observa, mira su corto cabello castaño pegado a su sien, sus pestañas largas y como su pequeña nariz se arrugaba... ¿Que estaría soñando?

No puede evitar pensar al notar aquello, luego nota como se retuerce levemente y se mueve de manera inquieta.

— ¿Mai?

Nombra despacio y no despierta, aun si con su dedo índice pincha la mejilla de Mai.

Conclusión tiene el sueño pesado.

Al menos le alivia saber que la sonrisa leve que apareció por su rostro, después del contacto físico. Le confirma que no está teniendo una pesadilla.

Al rato esta misma comienza mascullar y balbucear entre dientes. Definitivamente Mai dormía como uno...

— Como un animal.

Finaliza en voz alta sin poder evitarlo. Como tampoco que lleve su mano en su cabello y lo acaricie suavemente, despeinándolo más de lo que anteriormente estaba. La verdad era increíble como una persona pudiera ser tan diferente dormida. Si, Mai seguía durmiendo como un animal, pero no se veía o actuaba de forma salvaje sino más bien...

Se queda un tiempo pensando en la palabra hasta que la tiene en la punta de la lengua y...

"Adorable..."

Sale de su boca sin que lo pueda detener. De inmediato deja de acariciarla como si fuera un animal de enserio y carraspea sucesivamente para intentar borrar la rara sensación que recorrió su cuerpo mientras limpia su mano en su traje como si hubiera tocado algo sucio, y ciertamente no lo era, pero lo que sintió recién, lo hizo sentir tan incómodo que querría eliminar todo rastro de evidencia de lo sucedido.

Por eso al segundo la llama -como si nada inusual hubiera ocurrido- y Mai al oír su nombre-gritado- abre los ojos para encontrarse con la espalda de Naru y exigiendo te.

Ya que una cara con las mejillas rojas, era algo que por supuesto no le iba a mostrar.

— Y-ya se lo llevo —Responde la asistente nerviosa.

Después de todo se había quedado dormida -otra vez- en su trabajo y sobre todo había sido llamada "adorable" por Naru. Ella solo esperaba que sus piernas vuelvan a responder.