Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, pertenecen al señor Antonucci.
Capítulo 1
Entonces Edd cerró finalmente el libro acariciando su tapa despacio al suspirar luego de haber estado mas de dos horas con la vista fija en sus páginas. Por poco que se había olvidado en presencia de quién estaba. Aquella persona aclaró su garganta un momento con la misma cantidad de cansancio que él y fue allí cuando volvió a darse cuenta de que no estaba solo.
El pelirrojo bufaba cansado, pasándose la mano por su cabeza descubierta para al acabar, volver a colocarse su gorra, sin decir palabra. En una caricia, movió sus ojos hacia los temblorosos hombros del más pequeño.
-¿Cansado? –murmuró curioso, sin salirse de su cómoda posición en la silla; reclinado contra el respaldo, trabando sus codos con la parte trasera del mismo con las piernas estiradas sobre la pulcra alfombra de la habitación del otro chico.
-Nada que la satisfacción de aprender no reponga –contestó haciendo el espacio justo entre palabra y palabra, en un gesto educado y con la voz lo mas forzada a sonar normal posible.
Kevin soltó un resoplo como una risita y volvió a mirar el techo respirando despacio, aún con la vista cansada.
-Realmente te gusta mucho estudiar –comentó cerrando los párpados, con un lápiz entre los dientes.- Nos han designado a trabajar en parejas en más de cuatro materias distintas y sin embargo no te cansas de redactar y leer ensayos y trabajos. No entiendo cómo lo haces, tonto.
Doble D enrojeció fuera del alcance ocular de Kevin, aunque lo que estuviese diciendo fuera cierto. Edd ponía el mismo entusiasmo para todo, con ese sentimiento amoroso por la sabiduría que ninguna otra persona, al menos en el cul-de-sac, tenía. Se notaba que el chico podía llegar a hacer grandes cosas con poco esfuerzo, que podría armar los más complejos proyectos y llevarlos adelante con sólo unas pocas gotas de sudor en la frente. Edd era distinto e interesante a los ojos de Kevin y esto no resultaba un detalle menor.
-Realmente no hay muchas otras cosas que me gusten. –intentó reponer con modestia ante el comentario y el pequeño silencio que se había armado, acomodándose en la silla para que sus piernas no se entumecieran por haber estado tanto tiempo en la misma posición.
-¿Has probado muchas cosas? –cuestionó Kevin abriendo uno de sus ojos y mirando las mejillas sonrojadas del otro chico, sintiéndosele resbalar una pequeña mueca de ternura sobre sus labios, la cual llegó a controlar volviendo a cerrar su ojo antes de que ésta creciera.
-Pues, la verdad que no. –Repuso- Con mis colegas he tenido oportunidad de divertirme en el pasado experimentando cosas de la edad, tonterías, juegos –explicó suspirando al recordar todas aquellas cosas y recibir como un balde de agua fría la realidad de que ya estaban en el último año de secundaria y que los tiempos habían cambiado tanto, que se habían tomado el atrevimiento de pintar los rostros de todos los integrantes del cul-de-sac los aires mas bien pertenecientes a la semi-adultes.- P-pero ahora que ya se han pasado esas oportunidades, la verdad no he tenido tiempo de otra cosa...-terminó tartamudeando por lo bajo mientras acomodaba las cosas minuciosamente sobre el escritorio, devolviendo papeles a los cajones, arreglando los lapiceros, acomodando los libros de menor a mayor en una misma línea de márgenes.
-Mh, entiendo –musitó el contrario mirando hacia otro sector de la habitación. Desde aquél punto, todo su exagerado orden parecía un enorme tetris; los estantes repletos de libros daban el lugar perfecto para el resto de la biblioteca de mueble, que a su vez dejaba un espacio paralelo de igual tamaño al comienzo de las puertas del ropero que ocupaban el resto de la pared y terminaba al lado de la ventana.
-Has de ser un chico con m-mucho entretenimiento, ¿v-verdad? –tartamudeó algo nervioso con toda la tensión que había entre sus diálogos, todo aquel silencio acumulado de esa forma tan brutal entre sus cortas frases. Se levantó del escritorio acomodando la silla y anunció que iría a la cocina por algo de beber. Kevin suspiró de nuevo mirando el reloj que colgaba justo en medio del barral de las cortinas en las ventanas y se percató de que ya era un poco tarde. Sacándose el lápiz de la boca y dejándolo en su estuche, tiró sus cosas dentro de la mochila y guardó su parte del trabajo dentro de un cuaderno, para así levantarse y bajar a la cocina.
En el camino hacia la escalera, divisó todas las fotos familiares que estaban colgadas en coloridos marcos en las paredes. No había muchas, pero las pocas estaban tomadas con cariño; en todas las imágenes se repetían los tres personajes que conformaban la familia. Si Kevin tuviese que armar en sus pasillos adornos de fotos familiares, tendría que comprarse una casa aparte para colocar el resto de las fotos pues realmente tenía una enorme cantidad de familia. Resoplando divertido por esto, bajó las escaleras con ligereza, dejó su mochila acostada sobre el sofá y fue a la cocina donde un segundo vaso de jugo de naranja reposaba sobre un posa vasos en un perfecto ángulo de la mesa del lugar.
-T-te estaba por llamar, lo siento –se disculpó Edd con los labios húmedos por el jugo, aunque fruncidos.
-No te perdono –dijo Kevin de forma seria, aunque en realidad estuviese bromeando. Tomó el vaso de forma desprolija e hizo fondo blanco con él, haciendo que el jugo le acaricie el labio superior dejando su tinte anaranjado sobre éstos. Al suspirar de gusto dejando el recipiente sobre la mesa, no en él posa vasos, Edd soltó una risita tímida, tapándose la boca mientras Kevin, avergonzado, se lamía los labios cual niño busca restos de salsa en su cara luego de devorar un plato entero de pasta.
La poca charla le estaba destrozando, pero de alguna forma disfrutaba estar en compañía del atleta luego de tanto tiempo de acallar su inminente preferencia cariñosa por él (la cual llegaba a ignorar de a ratos). Sin decir más, volvió a hacerse otro silencio. Edd terminó su refresco y colocó el recipiente pequeño en el fregadero junto con el del contrario, luego de pasar una servilleta de papel muy suave por donde el contrario había dejado marcada la mesa.
-¿M-mañana vendrás? Hay que terminar... lo de física –preguntó y excusó con los nervios crispándole las manos, sin hacer demasiada distancia entre ellos, además de estar en la cocina donde el espacio no sobraba a menudo.
-Claro, pero tengo práctica. –repuso desviando la mirada hacia el fregadero, sintiendo la misma tensión que el contrario. Rascó su nuca algo nervioso, bufando por la nariz dificultosamente. Pronto, las ganas de invitarle a que le fuera a ver comenzaron a atragantársele, colocándolo en un lugar un poco tonto para su gusto.
-B-búscame en la biblioteca, entonces, Kevin.
Éste asintió, y tras unos segundos más de silencio, desvió la mirada del piso hacia la puerta.
-Ya debería irme.
-Te acompañaré.
Una vez allí, se colocó el calzado y en un rechinido suave salió de la casa acariciando el hombro del contrario en un saludo que permitió que la sangre bombeada con rapidez en el cuerpo de Edd se acumulara en sus mejillas, nuevamente.
-Adiós, doble tonto. –murmuró desinteresado cruzando la calle mientras buscaba las llaves en la chaqueta.
-Adiós, Kevin –murmuró sin ser escuchado al tiempo que cerraba la puerta despacio. Al hacerlo, aplastó su fina espalda contra la madera de la misma suspirando e inspirando repetidas veces intentando que la tensión se fuese de su cuerpo.
"¡Acabaré con taquicardia!" – pensó mentalizado en calmarse, subiendo las escaleras de la silenciosa casa decidido a liberar toda clase de sensaciones incómodas en una sola ducha, planeando qué pijama usaría y de qué lado estaría mas cómodo al acostarse en su amplia cama.
No habían comenzado hace mucho a verse para hacer los trabajos; al principio, Kevin se rehusaba a cumplir con sus tareas con Edd fuera del ámbito escolar, pero cuando las situaciones cotidianas y horarios comenzaron a ajustarse como una soga sobre su cuello, no le quedó mas opción que comenzar a pensar alguna otra forma de realizar sus trabajos, teniendo como motivación el hecho de que estaba con un compañero de grupo que sería el único con el coeficiente intelectual mas alto de todo el colegio y que sin dudas obtendría buenas notas por ello. Lo único que no cambiaba en todos sus encuentros, eran sus cortas y nerviosas charlas con frases sueltas casi elegidas al azar, unidas que nada mas por el aire que los rodeaba. Tanto Edd como Kevin deseaban que no fuese de tal forma, pero proviniendo ambos de lugares sociales tan distintos, era de esperarse que esto sucediera y, por supuesto, al menos por ahora no parecía realmente necesario que necesitaran que eso cambiara de una vez aunque la falta de comentarios, aunque fuesen tontos, comenzaban a plantar dentro de sus cráneos dudas de la índole, como: ¿Porqué me interesa tanto que haya una conversación? ¿Qué es lo que tanto quiero hablar con él? ¿Estos nervios son por la falta de charla? ¿Qué es lo que me pasa por adentro si le miro fijo demasiado tiempo? No había respuesta para estas preguntas pues porque enseguida las tachaban de su mente como si las escribiesen en un papel con respuestas como "No seas tonto" o "Sólo son ideas tuyas", aunque deambulara silenciosa y suavemente la idea de que ésas preguntas conllevaran a una sola respuesta, o mismo a otra idea. La idea de que había algo más atrás de toda esa tensión entre ellos.
N.A: Esta es la primera vez que publico uno de mis fics en esta página, así que les ruego paciencia! Este capítulo es un poco corto pero sólo porque es el primero, ¡prometo que serán mas largos! Espero que lo disfruten 3
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