Tabla: imágenes, de fandom_insano.

Tema: Imagen 006

Claim: Ryōma & Sakuno

Palabras: 535

Advertencias: - -

Notas: Beteado por 'Quaesivi(.)Esset (el primer fic beteado, yeah!)

Estoy editando viejas historias. El contenido es el mismo: sólo estoy cambiando algunos formatos.


Los más bonitos son los que duelen más.

Los hombres son como los zapatos, piensa Sakuno poco después de que el reloj de las once. Los más bonitos son los que duelen más.

Lleva dos horas esperando a Ryōma , congelada y con los talones destrozados, delante del restaurante en el que habían quedado (al cual no se podía acceder sin una invitación, que Ryōma tenía).

Ryōma era de ésos (los bonitos, los que dolían), como las botas de ballet o los de Christian Louboutin. Eran de ese tipo que todos se quedaban mirando cuando ibas por ahí (y por ende, hacían que se fijasen en ti) y que la mayoría de tus amigas envidiaban por tener (pero no pueden porque son ediciones limitadas, muy difíciles de conseguir). Eran de ese tipo de zapatos con tacón altísimo que te elevaban por encima de los demás (cómo no hacerlo, si Ryōma era uno de los más famosos tenistas del mundo).

Sin embargo, también era de esos zapatos incómodos que dolían nada más verlo, y que siempre te dejaban rozaduras no importando cuántas veces te los hubieras puesto (ése tipo de zapatos a los que tenías que adaptarte, porque nunca harían nada por ti). Y era así porque sabía que, por mucho daño que hicieran, te hacían demasiado importante (y demasiado bonita, demasiado deseada, demasiado todo lo que una chica pudiera desear, en definitiva) como para que los dejaras tirados.

Kachirō, por el contrario, era como ese zapato de mercadillo, soso y corriente entre un montón de zapatos igual de sosos y corrientes, que te llama la atención sin saber por qué. Esos zapatos que tenías en casa y que sólo te ponías para salir cerca. Nunca considerado para ir con unas amigas, nunca tenido en cuenta para ir al cine.

Aunque son los que te pones un día en el que los tacones fallan (hace mal tiempo y se niegan a salir), y descubres qué, quizás sea la luz pero no son tan feos como creías, y son tan cómodos. Siempre a tu lado, siempre sin hacerte daño. Es cierto que tus amigas no lo miran igual; es normal y cualquiera podría tenerlo, pero entonces te paras a pensar que no es cierto, porque no se fija en ti igual que en las demás y sólo se adapta a ti.

Sakuno cambia de decisión y empieza a alejarse de la entrada del restaurante camino al parque, los tacones aún resonando alto contra el suelo. Siente lástima de un par de chicas cerca de ella, ambas con los zapatos altos y sonrisas falsas mientras esperan. Ninguna de ellas merece destrozarse por un tío chulo y engreído que incluso se da la libertad de irse con otras, porque sabe que es tan cotizado que le perdonarán todo. En un arrebato, Sakuno se quita los tacones (no más tacones altos, no más) y echa a andar por el césped, húmedo y suave.

Cuando llegue a casa, se pondrá los otros zapatos y llamará a Kachirō, por si quiere ir a comer a algún bar de tres al cuarto (o de comida rápida, qué más da).

Pero ahora, sonriendo y con los ojos cerrados, sólo piensa en lo frío del césped bajo sus pies y lo bueno de su elección.


Bolas de helado (o de nieve), críticas, pensamientos e incluso trozos de vida, al botoncito verde ahí abajo.

Y, si teneis tiempo, os recomiendo que miréis los tipos de zapatos. Por ejemplo, éstas son botas de ballet:

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Ése tipo de zapato duele nada más verlo, pienso yo.

Y dato curioso: aunque es cierto que los tacones altos destrozan el pie y la espalda (y cada vez a edades más tempranas, porque las chicas jóvenes viven en sus tacones), llevar los zapatos de cinco centímetros de alto hace algo en la pelvis - el qué exactamente no sé-, y causa que tengas mejores relaciones sexuales. Porque no todo iba a ser malo, vamos.