COLORS

SasoDei [Conforme avance la historia]

Misterio//Comedia//Romance [Conforme avance]

Disclaimer: Ninguno de los Akatsuki o personajes de Naruto son míos, sólo los uso para esta humilde historia.


Pérdida de Sentido al Arte


Tomó un poco de arcilla como cada día para crear su arte. Uno, dos…en tres segundos su la boca de su mano izquierda sacó el material para que después, apretara firmemente hasta quedar seguro de sí mismo de que estaba terminado.

Era otra ave más.

Se frustraba. Conforme pasaba cada día comenzaba a sentir que su arte comenzaba a opacarse. Comenzaba a dudar de sí mismo sobre su existencia. Miró cuidadosamente su pequeña obra de arte y empezó a cuestionarse una serie de preguntas una y otra vez, pero una le intrigaba con más rapidez.

-¿Qué era lo que le falta a mi arte?, uhn. –Pensó.

-Deidara, aléjate de mi cama y del verdadero arte. –Ordenó su compañero y maestro de Akatsuki: Sasori, quién recién llegaba a la habitación, como siempre, con impaciencia y aires autoritarios.

El rubio obedeció sin comentar una sola palabra, tomando dirección hacia la cama de al lado, que era de su propiedad. El ave aún permanecía con vida.

-Raro, muy raro de ti… ¿dónde secuestraste a Deidara? –Preguntó Sasori mientras tomaba asiento en la orilla de su cama, con los brazos cruzados y poniendo su vista sobre el del arte efímero.

Deidara estaba en su mundo.

-¡DEIDARA! ¡Sabes que ODIO que me hagan esperar! –Dijo molesto de tal forma que pudo desconcertar de sus pensamientos al rubio y regresar al mundo real.

Al igual que su maestro, Deidara fijó su mirada sobre su maestro.

-Sigues aquí, uhm. ¿Qué? –Preguntó desconcertado al ver el estado de ánimo del artista eterno.

-¡¿Y así me pagas todo lo que has aprendido gracias a mí?! , diablos, esta juventud de hoy cada día es más estúpida. –Murmuró.

-… ¿Qué hace que el arte tenga sentido Sasori?

-¿Eh?, ¿Bromeas?...

-No señor. Simplemente creo que he perdido mi razón de ser como artista. Es todo.

-Oh, entiendo. –Dijo atentamente. – Umm…veamos…-miró al cielo y puso su mano izquierda sobre su mentón- …¿recuerdas el momento en que decidiste ser artista?

-Sí, pero pienso que no sirve de nada pensar en eso. Todo lo que pensaba lo sigo pensando, mi arte simplemente se volvió tan igual, tan predecible, casi sosa como el tuyo. –Rió.

-¡OYE! –Protestó el pelirrojo ofendido.

-¡No pude evitarlo!, sabes que es broma, ¿cierto?-Dijo tratando de calmar los malentendidos antes de que fuera frito por su maestro.

-Pues con esta juventud de hoy, todo es broma…sólo compara tu arte con mi arte, vamos, quizá ahí encuentres tu razón del arte viniendo de ti Deidara. –Sasori se levantó de su cama y después se marchó dándole un buen portazo a la puerta de su ya notorio, enfado.

Deidara suspiró, un suspiro que anunciaba lo arduo que sería volver a tomar el sentido del concepto de arte y lo desgastante que era que Sasori siempre estuviera de mal humor frente a su persona y se desquitara con él.

El pequeño ave de arcilla viviente que, aún se mantenía sin llegar a su fase final, dejó el hombro del rubio del cuál se sostenía y voló hacia una de las marionetas de su maestro aparentemente sin razón alguna.

-¿Acaso me estás dando una pista?, uhn. –Dijo mientras hablaba con su arte de arcilla.

Su arte no emitía palabras como tal, no hablaba, pero lo podía sentir. Podía sentir que su ave se estaba comunicando con él de una u otra forma. Le estaba dando un código. No era algo común que sus creaciones de arcilla posen sobre el arte viejo de su maestro, siempre no han detestado. Algo raro pasaba en ese momento.

Deidara concentró su vista fija sobre la escena, pensó una y otra vez: La marioneta y el ave, unidos, pero a la vez eran tan diferentes.

Y siguió pensando, pensando, pensado, hasta que pareció entender todo.

Una gran sonrisa inundó de pronto su mirada, tan alegre y con ego de siempre, le dio las gracias a su ave para sacarla de la jugada con sus palabras mágicas -¡Katz!- y correr por los pasillos de la cueva y con una mirada llena de esperanza, hacia la habitación de Itachi & Kisame.

-¡Fíjate por dónde diablos vas, Deidara-Chan! –Dijo el otro levantándose del choque que recién acababa de ocurrir entre él y el joven del arte efímero.

-Cállate Hidan, que no tengo el tiempo para hacer corajes contigo, ¡uhnnn! –Su sonrisa se había borrado, al dirigirle esas palabras, el rubio se levantó del suelo y siguió su recorrido apurado, ignorando profundamente al otro afectado.

-¡Jashin-Sama te castigará por esto idiota!-Gritó el Jashinista tras ver la "huída" de Deidara.

Después de choques y maldiciones no planeadas de parte de Hidan, el rubio por fin había llegado. Se encontraba enfrente de esa puerta, que en el pasado juraba que nunca iba a tocar.

Y menos para una ayuda.

Apretó sus puños. Sus brazos temblaban. No quería hacerlo. Pero casi estaba seguro de que si lo hacía y si esa persona tenía lo que él necesitaba, el podía recobrar el sentido de su arte efímero.

Movió su puño izquierdo lentamente para ponerlo enfrente de la puerta, y, resignado, dar pequeños dos golpes a la barrera.

Y tan pronto tocó, se escucharon un par de pasos que llegaban peligrosamente a la puerta.

-Deidara, ¿qué haces aquí? –Preguntó un confundido Kisame al abrir la puerta de la habitación.

-…Hola Kisame…verás…uhm…ne..ce..s..ito hablar con I..I..I…ta…ch…chi…uhm…-Le respondió con tal vergüenza y nerviosismo que ni siquiera pudo ver a su compañero a la cara, solo miraba al suelo y a nadie más.

El hombre tiburón se sorprendió con esas palabras. ¿Deidara haciendo ese tipo de declaraciones?, era algo totalmente histórico y en su interior, Kisame lamentaba bastante el no tener de una cámara de video en esos momentos. Sabía que eso sólo era el principio de toda una anécdota inolvidable.

-Pasa, pasa, Itachi está adentro. –Lo invitó, haciéndolo entrar a las cuatro paredes que eran propiedad de Uchiha, mientras que el Akatsuki de Samehada dejó a ambos a solas para ir a buscar a Kakuzu para poder convencerlo de que la única cámara de segunda mano que se tenía en la organización, fuera prestada para que Kisame pudiera grabar el momento histórico.

-Oh Kisame, pero no me dejes con él, uhn. –Dijo para sí mismo al ver al Uchiha de espaldas, sobre un sofá.

-Sé que eres tú…Deidara…-Dijo sin mucha importancia. Siguiendo en la misma posición.

-Me lo imaginaba, uhm. Y no es que me alegre estar en territorio Uchiha, pero necesito tu a…a…a..yu…da. –Chilló. El pelinegro, al escuchar esas palabras, se levantó delicadamente del sofá, dejando el objeto que tenía en sus manos, que al parecer, era un libro que estaba leyendo y finalmente giró para ver al rubio de reojo.

-… ¿Ayuda?, ¿qué tipo de ayuda? … -Se cruzó de brazos.

-He perdido el sentido a mi arte, después de un pequeño análisis, creo que he encontrado la respuesta que he estado buscando, y sé que alguno de tus libros puede ayudarme aún más con eso, por eso necesito algún libro que diga sobre…Colores.

-Con que es eso, color al arte, entiendo…-Caminó hacia su pequeña biblioteca para tomar uno de los libros. Una de las paredes se abrió para darle paso a una gran, gran biblioteca digna de admirar.

-No pensaba que tú tenías algo así...una biblioteca en Akatsuki. -Itachi invitó a pasar al rubio mientras el pelinegro buscaba algún libro en el que Deidara pudiera apoyarse para solucionar su problema.

Bastaron 30 minutos para que por fin Itachi bajara un libro con ayuda de las escaleras, desde lo más alto del lugar, miró a Deidara y le entregó el libro.

-Fue el único que he encontrado, pero espero que te sirva. –Dijo el Uchiha amablemente. Deidara se sorprendió por tal amabilidad ofrecida por el poseedor del Sharingan, si el mismo Itachi sabía todo lo que Deidara pensaba de él, lo odiaba.

-Tú… ¿No me odias Itachi? –Preguntó el rubio.

-No, pero tampoco vengo a hacer amistades en este lugar. Solo te ofrezco ayuda a ti y a mis demás compañeros Akatsuki cuando lo necesitan, es todo. –Comentó el Uchiha firme.

-De ser así el caso, muchas gracias por el libro, te prometo entregártelo lo más pronto posible. –Sonrió.

-Entrégamelo cuando hayas encontrado la respuesta. –Concluyó.

Una vez que Itachi le dio el permiso para llevarse el libro, Deidara regresó a su habitación, echándose sobre la cama y empezó a leer el libro, empezando por el título.

"Colors: Lo que usted aprenderá sobre el significado de los colores en las personas"

-Me preguntó que tendrá que ver esto con mi arte, uhm…creo que será mejor empezar a leerlo antes de que Sasori No Danna le moleste también, uhnn… -Pensó.

Y con empezar a abrir ese libro, una serie de aventuras que nunca pudo haber imaginado, pronto llegarían a su vida.

"Toma Uno: Color Verde"

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Comentarios de la Autora:

He aquí el resultado de mi nueva rara creación. En un principio yo quería poner a Sasori de protagonista, ya que es mi Akatsuki consentido, pero sin duda, a Deidara le queda mejor el puesto y por eso hice un par de cambio de planes.

Felicitaciones, galletas, quejas, sugerencias, etc. etc. , a través de un Review, vale :3?