Bienvenidos a mi "nuevo fic", queridos lectores. Esta vez os traigo una historia que ya llevo largo tiempo pensando en hacer. Contiene una trama romántica, pero sobre todo dramática y psicológica. Es una historia que, francamente, no se si va a caer bien, puesto que el tema a tratar es de una delicadeza extrema, y además se trata de uno de los tabú sociales más arraigados de la historia de la humanidad.

Este fic tiene como protagonistas a dos hermanos gemelos (chico y chica), que sufren y sienten una pena inexplicable al ver que el amor que sienten el uno por el otro está prohibido, y jamás llegará a culminarse.

Sí, amados lectores, éste fic trata sobre el INCESTO (hermano-hermana).

Este fic va a ser paralelo al de "Aquel infierno verde", pero ese proyecto continua.

Un chico pelirrosa estaba estirado en la cama, escuchando su disco favorito de música, mientras miraba por la ventana las nubes voluminosas y oscuras que predecían una tormenta de grandes dimensiones. Se quitó los auriculares, dando paso al fino sonido de la lluvia golpeando su ventana, formando una melodía rítmica y gélida, y haciendo que diera un gran suspiro.

-Mañana comienza el colegio de nuevo. Que mierda- Pensó el chico, con cierta expresión fastidiada.

La habitación del pelirrosa era grande, espaciosa y destacaba por un gran número de postes de Karate que tenía colgados por todos lados, además de un enorme premio dorado que brillaba encima de un pequeño escenario de mármol. En el letrero del trofeo se podía leer: "Premio al luchador juvenil de Karate más habilidoso de Japón". Y es que, amigos, decir que él era cinturón negro de Karate se quedaba corto, sería más correcto decir que era lo que más amaba en esta vida, y lo que mejor se le daba.

Lástima, que los estudios le quitaran emoción a su vida, estaba seguro de que era lo que más odiaba, las malditas clases era lo más repugnante de éste mundo. Miró el calendario de clases.

-No existe cosa que más odie que las malditas clases- Entonces suspiró fastidiado de nuevo, al escuchar el semigrito de alguien que lo llamaba, gritando: ¡NATSU, NATSU!.

-Pues puede ser que exista algo que odie más- Dijo enrabiado. El ser humano que más odiaba en éste mundo era la indeseable y detestable Lucy, su hermana gemela (gemela por la edad, porqué tenía el pelo rubio, y el rosa). La chica, caminó y abrió la puerta, girando el pomo, provocando el largo y profundo suspiro de su hermano.

-¿Qué demonios quieres ahora?- Contestó Natsu, de malas maneras. Lucy sonrió pícaramente.

-¿Me ayudas con mis deberes?- Natsu suspiró de nuevo, río levemente y negó con la cabeza.

-¿Te refieres a hacértelos, verdad? Siempre me dices lo mismo. ¡Yo también saco malas notas, idiota!- Lucy sacó una libreta y un bolígrafo y se los dio en mano a Natsu.

-Efectivamente, como no tengo ganas, me vas a hacer tú todos los deberes hasta el día en que te mueras, a no ser…- Lucy dibujó una perspicaz sonrisa en sus labios.

-que quieras que mamá y papá encuentren casualmente esas revistas que escondes debajo de tu cama…- Natsu palideció ante aquello. Ya era la quinta vez que le hacía los deberes esa semana, desde luego, desde que su hermana descubrió "esas" revistas, la preocupación lo carcomía por dentro.

-Los haré solo porqué sé que eres capaz de decírselo. Parece mentira que seas de mi misma sangre, maldita zorra- Lucy se giró y soltó una pequeña risilla triunfal.

-Me vengaré, te lo aseguro- Declaró Natsu, con rabia, mientras su hermana cerraba la puerta de su cuarto. Sin duda era una maldita arpía.

Ese mismo día, a la hora de cenar…

-Hijo, ¿Qué tal el cole?- Preguntó el padre de Natsu. El chico se deprimió, y la madre de éste le pegó un codazo a su padre (como diciendo que eso no se lo tendría que haber preguntado).

-Hija, ¿Qué tal los deberes?- La madre suspiró ante el comentario de su marido. Pero su sorpresa fue ver una amplia sonrisa en la boca de su hija.

-Perfectos- Dijo, mirando a su hermano, el cual tragó saliva. Ya le había hecho los deberes, pero con tal de fastidiarlo, ella haría cualquier cosa.

-Por cierto, tengo que explicaros algo importante sobre Natsu…- Dijo Lucy. El corazón de Natsu empezó a latir fuertemente. Esa maldita bruja, ¿porqué no se iba a la mierda de una maldita vez? ¿Su gemela? era adoptada seguro.

-Natsu tiene…- El pelirrosa, en un acto reflejo, agarró a Lucy del cuello de la camisa y le tapó la boca, y con una sonrisa, miró a sus padres.

-Tengo que hablar un segunda con Lucy…- Dijo, riendo bobamente. Los padres se miraron extrañados, mientras Natsu subía las escaleras hacia el piso de arriba, encerrándose en su cuarto con Lucy.

-Serás cabrona, ¿Qué piensas que haces?- Se enrabió Natsu. Lucy se sentó en la cama, y cruzó su pierna, apoyándola en su muslo.

-Solo quiero decirle a papá y mamá que su hijo y mi hermano miraba revistas…- Natsu le tapó la boca a Lucy y le cogió del pelo bruscamente, sorprendiendo totalmente a la rubia. Los ojos de Natsu desprendían odio.

-Aunque seas mi hermana ten cuidado, porqué como sigas así, un día…- El chico pegó un puñetazo a un armario, formando un agujero con su mano izquierda. Lucy nunca pensó que su hermano usaría sus técnicas de Karate contra ella, sin duda, aunque era lerdo e imbécil, tenía que reconocer que le asustaba su descomunal fuerza, y más ahora, que la miraba con esos perturbadores ojos, clavados en ella.

-¿Qué pasa? ¿Tienes miedo?- Natsu veía los ojos de Lucy, que, aunque al principio supuraban terror, se convertían lentamente en los componentes de una mirada burlesca.

-Sé tú punto débil, hermanito…- Dijo Lucy, aún obstaculizada por la mano de Natsu. Entonces fue cunado se sacó ese muñeco de trapo de uno de los bolsillos de su cazadora tejana, que estaba puesta encima de esa camisa blanca escotada que tanto solía usar la rubia.

-Sé que no soportas a Robert- Natsu abrió los ojos con horror. Parece ser que si que había algo que odiaba más que a su hermana. Aún recordaba las burlas de todos los que él consideraba sus amigos, cuando vio por primera vez ese muñeco. Des de ese entonces, su vida en ese colegio fue un infierno, y tuvo que cambiarse. Pero… ¿Cómo su propia hermana podía jugar con algo tan serio como eso? ¿Con algo que le haría reproducir todo ese dolor en su mente?

-Para, her…mana…esto no es divertido…te haré los deberes…pero para…por favor…por…favor- Se tropezó con la pata de su silla de escritorio, y se calló al suelo, mirando como su hermana sostenía ese juguete, y reía sin ningún tipo de escrúpulo hacia su hermano.

-¿Qué pasa? No seas idiota, hermanito, yo se todos tus secretos ¿Acaso piensas que un puñetazo tuyo puede dolerme más que a ti reproducir todo ese dolor de nuevo? Vamos a hacer un trato…si me vuelves a amenazar, yo apareceré en clase con éste muñeco, tu te asustarás y tendrás que volver a vivir el tormento de ver como tus amigos te insultan y te pegan. ¿Quieres eso, eh?- Natsu retrocedía, temblando. Una lágrima traicionera se resbaló por su mejilla, y se tropezó con el borde de la cama, callándose a ella.

-No…por…favor…no…si quieres hacerme sufrir…mátame…pero no hagas eso…no…haré cualquier cosa…pero no lo hagas…por favor…dile lo de la revista a papá y mamá, pero no aparezcas en clase con Robert…por…favor- Natsu se veía totalmente asustado, temblando y llorando, mientras suplicaba de rodillas a su hermana, con posición sumisa. Lucy, mientras, se tomaba el sufrimiento de su hermano como un juego y reía abiertamente.

-Vale…pero… ¡MIRA!- Lucy puso el muñeco delante de Natsu, frente a sus ojos. Él podía verlo, podía observar sus labios negros hechos de cuero y sus horribles botones, que simulaban los ojos de la criatura. No pudo evitar volver a retroceder, aterrorizado, y se topó con una estantería gigante que tenía en su cuarto, y al tocarla, todo el enorme mueble se empezó a venir abajo, ante la horrorizada mirada de ambos hermanos… ¡EL MUEBLE SE LES IBA A CAER ENCIMA!

-Mierda- En ese momento Natsu empujó a Lucy para salvarla, mientras ella abría enormemente los ojos. En cierto modo, debería haberla dejado morir junto a él, pero no logró dejarla perecer. No sabía muy bien porqué lo izo, si por compasión, por fraternidad, por cumplir, o por venganza. Pero algo estaba claro, se sacrificó él, para salvar a su hermana.

-Nat…- La chica intentó sacar a Natsu de allí, pero el enorme mueble se lo llevó por delante, aplastándolo. La chica se quedó en estado de Shock, tirando el muñeco al suelo, temblando y con la mano aún estirada.

-Oye…dime que estás vivo…- Aclaró Lucy, tocando la mano de su hermano, que sobresalía por debajo del mueble. De repente, la estantería empezó a moverse y Natsu se levantó, dolorido, y con pocas fuerzas, cayó encima de la chica, y le agarró la mano.

-Lu…cy, al menos estás viva…por favor…vive por los dos…vive…- Lucy lloraba por las palabras de su hermano.

-No digas eso…yo…en el fondo…no podré vivir tu muerte a mis espaldas…si te mueres ahora…no se que haré…- Natsu sonrío y cerró los ojos cayendo desfallecido entre las piernas de Lucy, la cual temblaba y no paraba de llorar.

-No…te mueras…- La lluvia formaba una canción macabra en la ventana del cuarto de Natsu, peor entonces, con una gran carcajada el pelirrosa se levantó y miró a una Lucy sorprendida al cien por cien.

-¡VENGANZA COMPLETADA!- Gritó. Lucy apretó fuerte los puños. Esta vez se la había jugado pero bien…

-Capullo, creía que habías muerto…- Le pegó en el pecho, intentando que él reaccionase.

-No podría hacerte algo tan cruel. Aunque te odio, eres mi hermana…- Sonrió Natsu, abrazando a Lucy. La calidez de su cuerpo la embriagaba, y el saber que respiraba, la tranquilizó.

Los dos se miraron, y un leve sonrojo apareció en las mejillas de ambos. Sus expresiones cambiaron, demostrando nerviosismo.

-Onee-chan…- Natsu acarició el frágil rostro de su hermana, y con la suavidad más absoluta, y con la tormenta como testigo, unió sus labios por primera vez con su fastidiosa hermana. Mientras sus dos labios estaban unidos se sentía en el cielo, y exploraba con entusiasmo la boca de la hermosa rubia. Pero…finalmente se dio cuenta de algo que ignoraba… ¡ERA SU HERMANA! El chico separó sus labios de los de la chica, al cual estaba con los ojos completamente abiertos y toda su cara tintada de rojo.

Había…besado…¡A SU PROPIA HERMANA!

Continuará…REVIEWS PLS BYE!