Él lo culpaba, no hacía falta que dijera las palabras, su mirada lo decía todo. Estaba a punto de agarrar su cabeza y estrellarla contra la pared y sentir la satisfacción de sentir los pedazos en sus manos... pero ni para dar lecciones estaba de humor.
Elena era un vampiro, y no tenía necesidad de gritárselo a la cara; era culpa de Sthefan, de él y su idiota necesidad de dejarla "tomar sus propias decisiones".
—Siempre ella primero, es la diferencia entre tú y yo, hermano. —Le espetó con profundo rencor, saliendo de la habitación.
Sabía de sobra que Elena aún no despertaría, pero conocía de antemano cual iba a ser su reacción. Iba a querer dejarse morir, o iba a repudiar lo que era. Y Damon simplemente no podía aceptar ninguna de las dos. Por primera vez, él no era el culpable. Y ambos lo sabían.
