Al final de cuentas, el rubio jamás se casó. Estuvo apunto dé.

Pero su pasión ya estaba ocupada por un pelinegro de ojos penetrantes y de bastante carácter.

Sí, toda su atención había sido ocupada por su mejor amigo. Sherlock Holmes.

Y allí Sentado frente a la chimenea, se encontraba un rubio leyendo el periódico, bajo el pedazo de papel lleno de tantas verdades y mentiras por demás en él, y centró su atención en aquel que jugaba con sus sentidos, quien estaba jugando con el violín.

Una hermosa melodía Maravillosa y desconocida

¿Desconocida?, Sí. Jamás la había escuchado… Entonces cuando el otro cayó, el rubio solo atino a aplaudir un poco, con una media sonrisa.

– ¿Y esa melodía?

– ¿Tiene algo de malo?

– No, –Se reía un poco y ladeaba la cabeza. – Solo que no la había escuchado jamás.

– Bueno en realidad, es nueva la compuse hace poco.

– ¿En serio? Es maravillosa, Holmes.

– Lo sé… – Sonreía y se sentaba en el sofá, recargando su espalda al respaldo de este, mirando fijamente al ojiazul. – ¿Le gustó mucho?

– En efecto, es hermosa.

– Bien… – Se levantaba y comenzaba a mirar por allí y por allá.

– ¿Holmes?

– Estoy buscando.

– Ya lo sé… –Suspiró. – ¿Se puede saber que está buscando?

– Su anillo.

– ¿Mi qué?

– Ta da! – Se levantaba y encontraba una pequeña cajita antigua, muy bonita y se acercaba. – Tome…

– ¿Qué es esto? – Se reía y tomaba la cajita abriéndola, era el anillo que él le había ayudado a comprar para Mary. Se sorprendió.

– Lo siento, en otro caso, sin querer lo encontré y quise devolvérselo… Siento que por mi culpa su relación con esa mujer..

– Mary… –Inquirió. – Se llama, Mary.

– Sí… "Mary" – Miró a otro lado bufando el nombre. – Siento que no haya salido como planeó…

– Holmes… – Se levantó de su sofá y lo abrazó con cuidado, riendo un poco y mirándole a los ojos. – Holmes, Holmes… ¿Usted cree en serio que hubiera habido algo con ella?

– Se le notaba… Watson.

– Bueno, si es que alguna vez se me "noto", Ahora ya no. Lo amo a usted… Y a lo que ahora es nuestra familia.

– Cierto, nuestra familia.

– ¿Por cierto… Dónde está?

– No lo s…– Fue interrumpido por una explosión en la habitación que solía ser del rubio y ambos miraron la puerta con terror y corrieron a abrirla, y a correr a la otra habitación abriéndola, mirando a su hijo adoptivo, de 12 años, quien estaba "Experimentando" y había hecho algo mal que había explotado, dejándole la cara negra casi como hollín y los cabellos parados en punta.

– Dylan! Pero que rayos pasó aquí! – Se adentró el pelirrubio mirando a su pequeño hijo, era bajito le llegaba un poco más debajo de los hombros al rubio. Tenía el cabello rubio pero más cenizo, los ojos azules y una tez blanquecina muy bonita. Contando también con aquella sonrisa de campeón como le decía Watson.

– Jajajá… ¿Qué salió mal Dyly?

– ¿Qué! Como que ¿"Que Salió mal? ¿¡Tú le diste permiso!

– Lo siento papi… – Se acercó algo arrepentido rascándose la mejilla. – Papá, dijo que si podía conseguir amoniaco, podría…

– ¿Ajá?

– Podría… – Susurraba un poco. – Podría acompañarme a comprarte algo… Por tu cumpleaños… Papi.

– Dyl…– Volteó a ver al pelinegro que solo estaba recargado con las manos cruzadas en el respaldo de la puerta y dejó salir un suspiro, negando con la cabeza un poco y después abrazó a su pequeño hijo – No lo vuelvas a hacer, o no sin tener a tu papá presente.

– Pero papá es muy bueno haciendo experimentos! Además yo también, y hago muy buenos panqueques!

– Eso lo sé bien, pero lo que tu papá no sabe… –Volteó a verlo con una mirada severa. – Es que si llega pasarte algo lo voy a matar a él.

– Oh no, no! Entonces eso no me conviene! – Decía el pelinegro acercándose al rubio por detrás para recargarse en su hombro, y con una mano despeinar a su pequeño. – Mejor dejemos los experimentos para cuando seas más grande.

– Pero papá…

– Dylan Holmes-Watson… – Decía el rubio. – Haz caso, no seas como tu padre… – Volteó hacia su hombro mirando al pelinegro.

– Valee.. –Suspiró. – ¿Saben? – Se soltó del abrazo y el agarre de ambos padres y se dirijía a recoger todas su cosas. – Me encanta ser su hijo… A penas recuerdo cuando llegue… Y todos estos años me han hecho muy feliz, algún día espero encontrar una mujer que me haga feliz.

– La encontrarás hijo.

– O un amigo que te haga tan feliz… – Decía el pelinegro riendo. – Pero no creo que encuentres a un Watson como el mío, para ser honestos.

– Jajajá, Claro que no. Nadie es como mi papi. – Se reía y seguía recogiendo.

– Ve a bañarte después de que termines. – Sonreía el rubio, tomando de la mano al moreno para salir y cerrar la puerta tras sí, entonces al cerrarla miró al pelinegro, para reír junto con él y darle un tierno y pequeño beso. – Por ti… Nos quedaríamos a tu lado toda la vida.

– ¿Qué no lo harán? – Bromeaba un poco el negro, en forma de berrinche.

– Haber que harás el día que tu hijo tenga novia…

– Mientras no se llame "Mary…" – Bufaba.

– Mientras no se llame "Irene" – Le arremedaba pero con otro nombre. El otro solo sonrió y lo tomó de la cintura besándolo nuevamente.

Allí La familia Holmes-Watson, en el Baker Street.


Dedicado a mi queridísima LackyChan Que es mi más favorita Holmes, la primera & la única a quien le voy a cantar como Jess. Jajá Te quiero con toooooooodo mi corazón de Watson querída!