N/A: Este fanfic fue creado como obsequio de cumpleaños para una de mis mejores amigas (¡Muchas felicidades Jlz!), es un Twoshot situado un tiempo después de la tercera temporada.. Solía amar esta serie cuando era más joven, y aunque francamente no creo haberle hecho justicia a los personajes, me alegra haber tenido la oportunidad de escribir algo para ese fandom.
Género: Romance, Fluff.
Advertencias: Slowburn, lime, OC's, posible Oocness.
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"Decir que uno espera toda la vida para encontrar a su alma gemela es una paradoja. Las personas eventualmente se cansan de esperar y le dan una oportunidad a alguien, y por el arte del compromiso se vuelven almas gemelas, lo cual toma toda la vida perfeccionar." - Criss Jami.
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I
El sonido es seco y sonoro, tan discordante con la suave música y conversaciones amigables que es inevitable no volver la mirada, con alarma, hacia su fuente. Considerando los años que lleva educándose respecto a las tradiciones Mazoku, la comprensión se refleja en Yuuri demasiado lenta, pero no es su ignorancia haciéndole jugarretas una vez más, es confusión al enfrentarse a tan inusual escenario: La primera vez que lo había presenciado, había también formado parte de él; ahora lo vive como nada más que un distante observador.
Wolfram se sostiene la mejilla izquierda, que sin duda debe palpitar con un suave color carmín bajo la mano que la acuna en conmoción. Lord Tybalt, un Mazoku medianamente alto, de cortos cabellos malva y ojos grisáceos que hacen a Yuuri pensar en tormentas y mares agitados, cruza algunas palabras con Wolfram que no logran hacer su camino hacia Yuuri. Un grupo de doncellas frente a él murmuran presurosas entre ellas, con emoción, y Yuuri se percata que otros invitados hacen lo mismo, lanzando miradas furtivas de igual forma en su dirección. No ha malinterpretado la situación entonces, realmente acaba de suceder lo que sospecha, y el asombro se sienta sobre su estómago, frío e implacable, con un peso castigador que lo hace querer devolver la cena de la que había disfrutado hace tan poco.
Lord Tybalt, sobrino de Lady von Rochefort, toma la mano de Wolfram, la lleva hacia sus labios, y deposita un beso en su dorso, antes de hacer una pequeña reverencia, dejando a Wolfram a mitad del salón, mirándolo marcharse, inmóvil. Lady Celi interviene rápidamente, en su natural rol de anfitriona, tratando de evadir a toda costa que la incómoda escena se prolongue incluso por más tiempo, y pronto la música vuelve a sonar, con una melodía que buscar animar hasta el más reservado de los invitados.
Habían acudido todos a una de las tantas fiestas a las que Yuuri ha sido forzado a hacer acto de presencia en los últimos meses, si acaso para tener contenta a la nobilidad y reforzar las relaciones entre los reinos.
Yuuri no es exactamente un chico observador, pero incluso para alguien tan distraído como él, es imposible no notar la clase de miradas que la apariencia de Wolfram atrae. Si bien Yuuri, pese a tratar de no pensar en ello, está al tanto de que es considerado como alguien exótico en este mundo, no le ha pasado por alto que en eventos sociales como aquel, de entre las pequeñas multitudes de doncellas y unos cuantos Lords tratando de acaparar su atención (una pequeña, oscura parte de él, admite, no sin vergüenza, que disfruta de estar rodeado de bellezas incomparables, y aún así ser preferido por sobre todos ellos, ¡Jamás hubiese sucedido en la tierra!) aún existían algunos cuantos que preferían probar su suerte con el joven Mazoku. Wolfram es hermoso de una manera que no puede simplemente ignorarse, lo sabe bien, naturalmente otras personas toman interés en él, esto lo sabe también. Pero aún así...
-No puede hacer eso-Decreta, luego busca a Conrad por encima de su hombro y añade con súbita incertidumbre- ¿Verdad?
Conrad, con una pequeña sonrisa que no alcanza a iluminar su mirada, pone una mano sobre su hombro y asiente.
-Me temo que si, su majestad. Usted y Wolfram no han estado comprometidos de forma oficial en algún tiempo, ¿recuerda?
Cierto. Yuuri había sido cuidadoso de no cometer el mismo accidente dos veces desde la última vez que rompieron el compromiso. Pero Wolfram no había actuado diferente desde entonces, continuaba llamándose así mismo su prometido, se colaba en su cama en las noches, lo celaba a cada oportunidad... Pensó que, tal vez, abofetearlo de nuevo o no, ya no hacía ninguna diferencia entre ellos.
-Pero... el compromiso se rompió oficialmente hace dos años.-Continúa, confuso.
-Exactamente.-Explica Conrad, con paciencia- Y ya que en ese tiempo no fue retomado de forma oficial, desde el punto de vista de un noble, su majestad y Wolfram no tienen ninguna relación formal, por tanto, son candidatos para ser cortejados.
Algo similar al desasosiego ase su corazón entre largos y gélidos dígitos, y responde, como sin aliento.
-No tenía idea.
-¡Ah, esto es malo, esperaba que se contuviesen por al menos otro año!-Se lamenta Günter.
-¿Qué se contuviesen?-Inquiere, comenzando a exasperarse. Había pasado tanto tiempo desde que se sentía tan fuera de lugar.
-Con las propuestas y los rituales de cortejo. Apuesto a que ningún pretendiente actuó antes por respeto a su majestad, pero dos años es más que tiempo suficiente para hacerles llegar el mensaje de que nunca iba a consolidarse el compromiso de nuevo.- Günter se lleva las manos a la cadera y suelta un largo suspiro- Los cortejos a Wolfram eran comunes antes de su llegada. Era tan molesto lidiar con ciertos pretendientes, tuvimos que perseguir a quienes intentaban colarse en los jardines para cantar bajo su ventana y tuvimos que reparar docenas de ellas cuando algunos insistían en lanzar rocas en lugar de piedras... eran demasiado persistentes ¡Oh, y solo puedo imaginar la clase de propuestas que recibirá usted también, necesitamos aumentar la seguridad!
-¿Y-yo?
-¡Pero claro! Ahora que alguien ha tomado la iniciativa es solo cuestión de tiempo antes de que otros más sigan su ejemplo. Y si usted es tan popular ahora, no quiero ni pensar en lo que vendrá...-Dice Günter, mordiéndose el interior de la mejilla y luciendo verdaderamente atormentado.
Yuuri echa un vistazo al salón, a las hermosas doncellas de su corte, y puede ver que el ambiente ha cambiado. Si Günter está en lo correcto, entonces pronto muchas de esas preciosas chicas serán aún más directas con sus intenciones y, aunque la idea lo hace sonrojar, advierte el no sentir la emoción que debería.
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Wolfram lo evade el resto de la noche, y no acude a sus clases correspondientes los siguientes dos días. Yuuri yace en su cama, contemplando el techo en la oscuridad, sopesando la idea de buscarlo a esas horas de la noche si acaso para asegurarse que todo está en orden, cuando la puerta de su habitación se abre con delicadeza.
Yuuri suelta un suspiro de alivio al ver el familiar rostro de Wolfram asomándose por ella, para después cerrarla detrás de sí, ataviado en otro de sus usuales camisones.
-Estaba pensando en ti.-Confesa sin tapujos, y Wolfram, cuya expresión es iluminada solo por los rayos de luna abriéndose paso entre las cortinas, sonríe de aquella forma tan cálida que parece reservar solo para él, y que cada vez que la ve, le sabe a victoria.- ¿En dónde has estado?
-Con Gwendal, mayormente.-Dice, tomando asiento junto a Yuuri.- No está de acuerdo con que continúe compartiendo tu cama, así que me tomó un tiempo despistar a los nuevos guardias que ordenó hacer rondas fuera de mi habitación.
Eso explica su ausencia la noche anterior y su silenciosa llegada.
-¿Es por Lord Tybalt?
Wolfram asiente, y no agrega nada más. Yuuri no es una persona que disfrute el silencio prolongado, aún más en compañía de alguien como Wolfram, pero, por otro lado, no le gusta la tensión que ese tema en particular trae consigo, así que no dice palabra por varios segundos, tratando de averiguar alguna manera de abordar el asunto sin terminar en absoluto desastre.
-Madre me dio otro de sus discursos del amor libre pero... al final, piensa que no debería descartar la posibilidad de una unión con él, que es momento de pensar con seriedad en mi futuro.
Yuuri se acomoda mejor, tomando asiento junto a Wolfram, cuyas manos se entretienen con un pedazo de hilo suelto en una de las mangas de la bata violácea que viste esa noche, el color le recuerda al Lord aludido en la conversación, y rápidamente aparta la mirada.
-¿Qué opina Gwendal?
-Conocemos a los Von Rochefort de toda la vida, nuestras familias tienen una larga historia juntas, así que no está en contra de un matrimonio entre ambas. Piensa que es una gran oportunidad que podría beneficiarnos a todos, en especial a mí.
De forma distante, le parece curiosa la forma en que se siente falto de aliento. Como si las palabras de Wolfram absorbieran una a una el oxígeno de la habitación.
-Tal vez...-Inicia, y cuando Wolfram encuentra su mirada, con una expectación tan grande que lo hace hesitar, se obliga a terminar la oración en un suspiro- tal vez tienen razón.
Se incorpora, para poner distancia entre ellos y la intensidad con la que es observado.
-Digo, ambos quieren lo mejor para ti, así que no te mentirían al respecto. Y he hablado con Lord Tybalt un par de veces, parece ser una buena persona.
-Te amo a ti.-Confiesa con la naturalidad de alguien que lo ha repetido ya cientos de veces, pero con la devoción de alguien que lo siente cada vez, desde el núcleo de su mera existencia.
Es como si una daga incandescente se abriera paso en el pecho de Yuuri, derritiendo carne y músculo, hasta hallar refugio en su corazón, ardiendo con una pasión que se resiste a ser extinguida, y que lo hace añorar la tierra, y sus simples días de ocio y libertad.
-Quiero casarme contigo.-Prosigue, incorporándose también, acortando sus distancias, buscando con desesperación en los ojos de Yuuri, oscuros como un abismo que no posee respuestas ni revelaciones.
El asunto con el compromiso es algo que debió resolverse hace mucho, y aunque Yuuri jamás ha ocultado su opinión al respecto, debió presionar más para solucionarlo antes. Debió hablar con más firmeza, con más decisión. Pero lo había postergado todo este tiempo para evitar ver esa precisa expresión en el rostro de Wolfram.
El sufrimiento es lo único que encontrarían desde el inicio de su tumultuoso compromiso, y al parecer ambos se habían entregado a su destino con los brazos abiertos.
-Wolfram, nosotros sabíamos...-Yuuri baja la mirada, sacudiendo la cabeza- Lo nuestro no iba a suceder. Nunca fue mi intención que nada de esto pasara. Yo también creo que es lo mejor, para los dos.
Nadie atina a decir nada después de eso. El único sonido en la habitación es la respiración de ambos, y Yuuri no tiene el valor de encararlo de nuevo. No quiere levantar la mirada y descubrir su rostro bañado en lagrimas, ni escuchar su voz quebrada. Ya siente como si estuviese siendo destrozado desde dentro, ver el corazón de Wolfram romperse frente a sus ojos, sería...
-Eres un idiota.-Gruñe Wolfram, su tono firme en lugar del gimoteo que Yuuri esperaba. La ira en sus facciones eclipsando cualquier congoja.
-Wolfram...-Su primer impulso es aquel de tranquilizar el explosivo carácter del chico, pero cuando hace ademán de tocarlo, Wolfram aparta su mano con rudeza, y en lugar de eso lo empuja con la fuerza suficiente para hacerlo caer en la cama de nuevo.
-¡Eres un idiota y un cobarde!-Espeta, azotando la puerta detrás de él cuando deja la habitación, hecho una furia.
Recostado sobre las sábanas, exactamente en la misma posición en que cayó, Yuuri se talla el rostro con las manos, exhausto y frustrado. Cierra los ojos y trata de buscar consuelo en que al menos lo peor ha pasado.
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Esto es lo que Yuuri desea: Conservar la amistad y lealtad de quien ha sido su mejor amigo desde que pisó suelo en esas extrañas tierras, que ahora se han convertido en su segundo hogar. Habían comenzado con el pie izquierdo y continuaron tambaleándose hasta llegar a ese punto, pero tienen toda una vida para enmendar sus errores.
Lo que espera: La ley del hielo por días, miradas de odio lanzadas en su dirección desde el otro lado de la mesa, discusiones y reclamos. Pero con el tiempo, entendimiento mutuo e irremplazable compañerismo. No se considera irracional por pensar que pueden comenzar de nuevo manteniendo los aspectos positivos de su relación.
Lo que recibe: Introspección; retrospección; con algo de suerte, suficiente de ambas para no subestimar su ingenuidad en un futuro.
II
Con el paso de los días, comprueba que Günter tenía razón: Comienza a recibir visitas formales de diferentes familias, más invitaciones a diferentes bailes y fiestas, y toda clase de obsequios lujosos que bien parecen hacer las veces de sobornos.
Murata trata de guiarlo en los tórridos caminos del cortejo, pero dado que no puede pasar dos minutos sin hacer algún comentario pícaro o de mal gusto ("De verdad, solo talla tu nombre en una cuchara de plata, la entregas casualmente a la dama y voilá, ahorras formalidades sin compromisos y no podrás conocerla más a fondo, si sabes a lo que me refiero") Por más que lo intente, Yuuri no tiene idea de cuándo bromea y cuándo no, ni está seguro de querer saberlo, así que decide ignorarlo y simplemente sigue la corriente con el progreso de la situación.
Al parecer, no está obligado a salir con una sola doncella. Puede elegir a quiénes y cuántas quiera, llevarlas a caminatas o almorzar con ellas por el tiempo que desee, aunque siempre en sitios públicos. Es, difícilmente, lo que hubiese considerado una cita soñada, pero no le parece tan mala idea, de esa forma podrá conocer a muchas chicas, posiblemente hacer nuevas amistades y, por supuesto, tal vez encontrar a la indicada.
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En cierto momento, se le ocurre que no ha recibido ninguna propuesta de prospectos masculinos. Si bien no es algo que le quite el sueño, le resulta inesperado, tomando en cuenta que la homosexualidad está lejos de ser un tabú en Shin Makoku.
-Todo el tiempo que estuviste comprometido con Wolfram, no hiciste excepto gritar por todo el reino lo mucho que detestabas la idea de estar con un varón, ¿Qué esperabas?-Explica con simpleza Murata.
Quiere objetar lo que le parece una obvia exageración, porque sin duda no fue por ahí con un megáfono en mano, haciendo de sus preferencias un conocimiento público, pero pensándolo mejor...
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Las citas son una decepción.
¡Yuuri había estado tan nervioso! Se había duchado, se había peinado, había usado uno de los perfumes obsequiados por Lady Celi, y se había asegurado de lucir lo más impecable que pudiese. Pese a su edad, no tiene experiencia en citas. Es difícil hallar tiempo para el romance cuando tratas de aprender a ser un buen rey, asegurar la paz de tu reino, firmar montañas de papeleo, pasar tiempo con tu hija, tener hobbies y, por supuesto, cuando la persona más posesiva del reino te demanda atención. Así pues, se había preparado mentalmente, y se había encaminado hacia los jardines con la mejor de las actitudes.
El asunto es que tal vez no haya estado en una cita real con anterioridad, pero está seguro de haber visto en series y películas a dos personas riendo, platicando intimidades y pasando un buen rato. Lo que recibe, en lugar de eso, es a una preciosa chica pelirroja que mantiene una calculada distancia, cuida en exceso su lenguaje corporal hasta el punto de parecer un robot y que en lugar de compartir información de sí misma como se haría con un amigo, le platica de sus virtudes, linaje y riquezas. Se le asemeja más a una entrevista laboral, y sin importar cuánto trate de animar las cosas, la cita es demasiado incómoda.
Günter parece confundido con sus observaciones al final, pero Conrad sonríe optimista.
-Debe ser completamente diferente a lo que se considera una cita en la tierra, pero aquí es importante para ambas partes establecer desde un inicio lo que la otra persona ofrece. Conforme quiten esas formalidades del medio, verás que las citas se vuelven más divertidas, solo debes darle tiempo.
Se pregunta si lo mismo debe suceder con Wolfram.
No han pasado tiempo a solas desde el incidente en su habitación. Siempre se le dificulta hacerse de tiempo libre, pero Wolfram procuraba hallar la forma de estar a su lado, y en aquellos días en donde sus deberes no les permitían ni cruzar palabra, al menos compartían las noches en su alcoba. Pero ahora que no tienen eso, Yuuri solo lo ve en las lecciones con Günter, que los vigila cual halcón, y está bastante claro que Wolfram aún está molesto con él.
No pensó que lo extrañaría tan pronto, ni de esa forma, pero es lo normal, supone. Cuando la rutina a la que has estado acostumbrado por años se ve interrumpida, toma un tiempo adaptarse a los nuevos cambios.
En una ocasión le pareció ver el carruaje de Lord Tybalt en el castillo, así que ellos también deben haber iniciado sus citas. Y es algo positivo, saber que Wolfram también está poniendo de su parte, sin aferrarse esta vez a fantasías.
Se pregunta si lo estarán sobornando también con regalos... Günter había mencionado antes que el joven mazoku está acostumbrado a ser el receptor de las atenciones y mimos de otros prospectos, así que los obsequios deben ser un requisito pertinente, ¿Pero qué clase de presentes se podrían obsequiar a alguien como Wolfram, que lo tiene todo?, y, lo que es más, si los regalos que está recibiendo son la mitad de extraordinarios que los suyos (Ropas, comidas, joyas, vajillas antiguas... y si, incluso un sospechoso tenedor con el nombre de Lady Sophie grabado en el mango, claro está, ocultó este último de los ojos perversos de Murata), no puede imaginar cómo es que Wolfram aceptó estar comprometido por tanto tiempo con él, siendo que Yuuri no buscó nunca su favor ni procuró seducirlo de ninguna manera. Simplemente no es ese tipo de persona, nunca hubiese podido darle la mitad de todo lo que ha recibido de otros prospectos.
Y aun así, Wolfram lo había mirado a los ojos y le había dicho... Wolfram le dijo...
-¿Se encuentra bien, su majestad?-Cuestiona Günter, inclinándose sobre él, alarmado.- Su rostro se puso rojo de pronto, espero que no sea fiebre.
Oh, Yuuri espera lo contrario.
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-Si disculpa mi atrevimiento, su majestad... usted no es lo que esperaba.-Menciona Lady Elizabeth, dándole un sorbo a la taza de té entre sus manos.
-Eerr... ¿gracias?
-Oh, no se preocupe, definitivamente es un cumplido.-Se limpia la comisura de sus labios con una servilleta, para después cruzar las manos sobre su regazo nuevamente. Lady Elizabeth, prima de Lord von Christ, posee la cabellera pálida característica de su familia, siendo sus rizos de un gris basalto que enmarcan su afilada barbilla y sus pronunciados pómulos. Es más alta que Yuuri, de hombros pequeños, y de una angelical apariencia inocua.- He escuchado toda clase de historias de usted, no estaba segura de cuál creer.
-No sé qué habrás escuchado, pero en mi experiencia, nunca es buena idea prestar atención a los rumores. Es mejor preguntar las cosas directamente y evitarse malentendidos, ¿Sabes?
Aunque claro, él no tiene el mejor historial en ello.
-Estoy de acuerdo. Así que, su majestad...
-Por favor, llámame Yuuri, es todavía más difícil de creer que esto es una cita si te diriges a mi por mi título.
-Cómo desee, su majestad, Yuuri.- Responde con una pequeña sonrisa.- Ya que nuestra perspectiva en la practicidad que la honestidad conlleva consigo es la misma, quisiera saber por qué eligió tener otra cita conmigo.
No puede culparla por su curiosidad, pero tampoco sabe cómo responder, cuando la única razón por la cual Yuuri aceptó darle otra oportunidad a ella por encima del resto no fue por su belleza o elegancia, sino porque al final de su primera cita, cuando Yuuri había tropezado y caído de bruces en unos arbustos, había visto a Lady Elizabeth esconder su sonrisa detrás de su mano. Había sido instantáneo, imperceptible de no ser porque Yuuri sacó su cabeza de entre las hojas y ramas en ese preciso momento, pero es más de lo que ha logrado con las otras doncellas, y Yuuri prefiere pasar su día con alguien dispuesto a reír con él o, en su defecto, de él, a una docena de doncellas presuntuosas y demasiado asustadas de ofenderlo como para mostrar una expresión real.
-Me gusta la gente genuina.-Concede.- Las personas que no tienen miedo de decir lo que piensan son más divertidas y, en mi posición, es algo que valoro mucho. Vi destellos de eso en nuestra última cita, y quise intentarlo de nuevo.
-Ya veo.
-Tampoco has repetido incansablemente tu posición social, la historia de tu familia, la fertilidad en tus genes y lo beneficiosa que nuestra relación sería para Shin Makoku. Muchas gracias, por cierto.
Lady Elizabeth suelta unas quedas risitas, encantadoras en su melódica voz.
-Gracias a ti, por apreciar esas virtudes.-Toma el mango de la taza de té entre sus dedos una vez más, acariciándola con el pulgar.- ¿Puedo preguntar algo más?-Cuestiona, y prosigue cuando Yuuri asiente- Ayer en los jardines, un momento caminabas junto a mí, y al siguiente te habías salido del camino, como si planearas tomar otro rumbo antes de que te tropezaras, ¿Qué fue lo que llamó tu atención de esa forma?
No puede controlar el que sus ojos se paseen hacia el lugar mencionado, ni las imágenes de las que hace acopio su memoria, y en su lugar sacude la cabeza con aire distraído.
-Solo tropecé, me han dicho que puedo ser algo torpe.
Lady Elizabeth lo contempla unos segundos, como queriendo añadir algo, pero finalmente se conforma con llevar la taza de té a sus pequeños labios una vez más y dar un largo sorbo.
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-Entonces... ¿Es definitivo?-Inquiere Greta, cabizbaja.
Aunque Greta había sido mantenida al tanto del destino de su compromiso, parece ser que la pequeña aún conservaba la esperanza de que las cosas volviesen a ser como antes. Yuuri puede identificarse con ese sentimiento.
-Me temo que sí.
Ya que Gwendal estaba demasiado ocupado escondiéndose del nuevo invento de Anissina, Yuuri había decidido tomarse la tarde para pasar tiempo con Greta, a quién, considera, no le dedica el tiempo que se merece. ¡Y ya es toda una pequeña dama, no puede creer cuánto ha crecido en tan poco tiempo! Sin duda estará de su estatura en un par de años más.
-Pero no tienes por qué estar triste, como dijimos, Wolfram y yo te queremos mucho, y eso no cambiará, pase lo que pase.
-Lo sé.-Murmura con pesar.- Son ustedes los que me preocupan.
-¡Nosotros estaremos bien! Conocí a una chica interesante, apenas hemos tenido cuatro citas, pero es bastante agradable. Es inteligente como Anissina, diferente a las otras doncellas. Y Wolfram, él continúa saliendo con Lord Tybalt, así que debe ser alguien... decente, supongo.
Greta no comparte su emoción y, para horror de Yuuri, lagrimas afluyen a sus ojos. La toma entre sus brazos de inmediato, reprochándose su falta de tacto en su fuero interno. Creyó manejarlo bien, pero evidentemente ese no fue el caso.
-¡No llores, te prometo que todo estará bien, además son solo citas, no significa nada serio aún!
Greta lo mira con expresión dudosa, sus lágrimas mojando su camisa, y habla con voz trémula.
-¿Entonces Wolfram no se va a mudar?
-¡Claro que no! ¿De dónde sacaste esa idea?
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Abre la puerta tan aprisa y con tanta fuerza, que una parte de él espera que se desprenda de sus bisagras cuando la escucha estrellarse contra la pared.
-¿Vas a mudarte con los Von Rochefort?-Vocifera tan pronto comparece frente a Wolfram, quien da un respingo que casi lo hace caer de su cama. A juzgar por su camisa a medio abotonar y sus rizos húmedos, debió salir de la ducha hace poco.
-¡Me asustaste!-Reclama enfurruñado, con una mano sobre su pecho, tratando de controlar su impresión ante tan súbita intrusión.
-Llevas, ¿cuánto? ¿Cinco o seis citas con el sujeto y vas a ir a vivir con él?-espeta, gesticulando al aire descabelladamente- ¿Cuándo planeabas consultarlo conmigo?
-Es parte del proceso de un cortejo, y hasta donde sé no tengo que consultar estos asuntos contigo.- Enfatiza, cruzando sus brazos con aire de obstinación.
-¡Soy tu amigo y soy el Maou!
-Lo que eres es un idiota.-Replica rodando los ojos.
-Se supone que el cortejo son citas y regalos, caminatas, y comidas en los jardines, nadie me informó de mudanzas al otro lado del reino.
- Y yo que pensaba que ya habías mandado a la servidumbre a arreglar un cuarto para Lady Elizabeth.
-¡Oh, ahórratelo, Wolfram! Sé exactamente lo que has estado haciendo con ese Lord, y no tienes ningún derecho a reclamarme nada.
-¿A qué te refieres?-Cuestiona Wolfram, teniendo el descaro de lucir confundido e inocente.
-Los vi juntos hace unos días, mientras daba un paseo con Lady Elizabeth.
-¿Cuando te caíste sobre tu cara como el absoluto inútil que eres?-Cuestiona con una satisfactoria sonrisa burlona.
Victorioso, Yuuri lo apunta con un dedo acusador.
-¡Ajá, entonces sabes bien lo que hacías! Günter fue muy claro cuando me explicó las reglas de las citas, dijo que el contacto físico está estrictamente prohibido, de todo tipo.
Tan pronto los había atisbado al otro lado del jardín, sus pasos lo habían llevado hacia ellos sin pensar, apunto había estado de despotricar a voz en cuello contra semejante abuso de confianza cuando había tropezado con los arbustos.
-En primer lugar, esas reglas anticuadas no aplican para parejas del mismo sexo; en segundo, solo puso su mano sobre mi hombro, por algunos segundos, Conrad lo hace contigo todo el tiempo e insistes en que exagero si comento al respecto.
¿Lo está defendiendo? ¡Yuuri no da crédito a sus oídos!
-Es diferente, Conrad no pretendió ser amigable y cortés por meses solo para saltar sobre mí a la primera oportunidad que se presentó.
-¡Pues Lord Tybalt tampoco pretendió nada, dejó en claro sus intenciones desde hace mucho tiempo!
Esto enmudece a Yuuri mientras hace memoria de sus encuentros con dicho Lord hasta ese momento. Rara vez Wolfram se apartaba de su lado en los eventos sociales, sin duda Yuuri hubiese notado algún acercamiento inapropiado, algún elogio de doble sentido.
-¿Lo hizo?
-Hace más de un año y repetidas veces desde entonces, te hubieses percatado si hubieras visto más allá de todas las chicas con escote que te rogaban por tiempo a solas y se arrojaban a tus brazos en los bailes.-Responde no sin resentimiento en su voz.- Lo único que me sorprendió es que se armara de valor para ser el primero en confesarse de forma pública.
-Oh.-Replica, tan elocuentemente.- Aún así, no parece el comportamiento de un Lord respetable y, costumbres o no, creo que es apresurado que vivan bajo el mismo techo.
Wolfram suelta un largo suspiro y se deja caer sobre la cama de nuevo.
-Es lo que se espera de un cortejo duradero. Yuuri, mi madre tiene razón, debo ver por mi futuro. -Sacude la cabeza, con aire distraído- Necesito enmendar mi reputación a cualquier costo.
¿Su reputación? ¿Qué tiene que ver algo tan superficial con esto?
-Pero puedes hacerlo desde aquí. No pensarás en serio en marcharte, Greta ya lo está pasando mal con nuestra... situación, no vas a dejarla así sin más, ¿verdad?
Sus palabras hacen efecto tan rápido, que Yuuri puede ver el momento en que la decisión abandona su rostro, dando lugar a la desmesurada culpa.
-Acabo de pasar quince minutos convenciéndola de que no dejaría que te marcharas. Así que necesito que me lo prometas.-Presiona, buscando su mirada.- Dime que no vas a marcharte con los Von Rochefort.
Wolfram aprieta sus labios con torva expresión, antes de incorporarse de un salto.
-Hablaré con ella.-Declara, antes de salir de sus aposentos, dejando a Yuuri sustraerse, una vez más, al extraño desasosiego que la ausencia de Wolfram parece producirle últimamente.
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Pero al final, como es bien sabido por todos, Wolfram hace lo que Wolfram quiere, y dos días después, su familia y gran parte del personal de castillo lo despide mientras se marcha en la carroza, en compañía de sus guardias más confiables.
Greta lo toma mejor de lo que esperaba, y Yuuri se pregunta qué clase de conversación debieron tener. Qué palabras encontró Wolfram que le brindase el consuelo que las promesas vacías de Yuuri no pudieron.
