Konnichiwa! Vaya, porfin subo un drabble de esta pareja que tanto me gusta! Si, me encanta el crack, que quereis que os diga, me apasiona XD Me gusta lo diferente. En fin paris blablabla, la ciudad mas romantica de la tierra :3 Si, de verdad es muy bonita i vale mucho la pena, y la torre eiffel oh *orgasmo* (no penseis mal, me refiero a la de verdad) es fantstica!

Disclaimer: Hetalia no es mío

Warnings: Yaoi, menciones de sexo


Momentos

No era ningún secreto, porque ninguno de los dos intentaba esconderlo. Tampoco se tenía que ser muy observador para verlo. Cada mirada. Cada roce. Cada movimiento destilaba amor. Algunos lo sabían, otros aún no se habían dado cuenta. Cada sonrisa daba a conocer el amor que compartían. Cabe decir que nadie se lo esperaba. Aquellos dos países nunca habían tenido mucho en común, ni tampoco mucha interacción. Y estaban tan lejos uno del otro. Pero el amor no entiende de distancias ¿no es así?

El frío parisino no les afectaba. Sus dedos se entrelazaban, jugando unos con los otros. Dos sonrisas de felicidad. La Torre Eiffel se erguía delante de ellos, llena de turistas que no les importaba el frío. Subieron hasta el último piso, apretados en aquel ascensor lleno de turistas, uno contra el otro, el francés delante del japonés, cerrándolo contra la pared, resguardandole de cualquier mano.

Allí arriba el viento azotaba y traía tantos recuerdos. La confesión. El primer beso. La primera sonrisa. Sus dedos aún entrelazados, aún más fuerte, combatiendo el frío.

-Es mi lugar preferido.- el francés miro al japonés, y no pudo sino asentir. También era el suyo. Se abrazaron, omitiendo el resto de parejas que se encontraban a su alrededor, y por unos minutos en todos París solo existían ellos dos. Un beso, de los pocos que el japonés permitía en público, cerró la visita.

Los dedos se volvieron a entrelazar y con parsimonia, sin ninguna prisa, con toda la vida por delante, fueron hacía el piso del francés.

Otro beso, una caricia, un roce, un abrazo. Las sábanas se pegaban a sus cuerpos. La habitación estaba repentinamente más caliente. La risa del japonés al sentir la lengua francesa recorrer su cuello, su pecho. Un suspiro.

-Te quiero... Je t'aime...

Aún se podía ver la Torre Eiffel iluminando. La ciudad de las luces aún viva siendo tan tarde. Los ojos de ambos empezaban a caer, intentando conseguir un poco de descanso. El japonés descansaba encima del francés, con su cabeza apoyada en el pecho. El vaivén de la mano de Francis a través de su pelo le relajaba.

Eran aquello, los pequeños momentos, que merecían ser recordados.


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Sayonaraa