Recordatorio: Los personajes de esta saga pertenecen a Meyer . . .
-Vamos Bella, respira profundo.- se dijo a si misma tratando de tranquilizarse.
Escucho como algo se rompía en pedazos.
Puso los ojos en blanco. ¿Qué parte de no jugar dentro de casa no entiende? Sabiendo con lo que se encontraría -ya que no era la primera vez- camino hacia la sala.
Efectivamente. Su preciado jarrón estaba hecho pedazos sobre el suelo con un precioso niño de solo seis años a su lado.
Su pequeño se encontraba al lado de la evidente evidencia, con sus manos en la espalda escondiendo un largo bate de béisbol.
Bella rodó los ojos al ver su gran escondite.
-Lo siento. -hablo rápidamente su hijo. -Solo que esta lloviendo. -como si el sonido de la lluvia no era suficiente para saber que estaba lloviendo, alzo uno de sus brazos y señalo la ventana. -Y yo quería jugar.
Bella suspiro tratando de calmarse.
-Ve aguardar eso. -apunto el bate. -Mientras yo recojo esto.
El asintió y empezó a caminar hacia su habitación.
-¡Daniel! -le grito.
El se giro sonriendo timidamente. -¡Llevate a Jake!
Su hijo rodó los ojos y llevo un par de dedos a su boca para despues imitir unos cuantos silbidos.
Un gran labrador cruzo a su lado moviendo felizmente la cola mientras se dirigía hacia su dueño.
. . .
Ya había terminado de limpiar el desastre, miro a su alrededor para comprobar que solo eso era lo que su pequeño Daniel había roto.
Sonrió al comprobar que en efecto era lo único.
No era la primera vez que ese pequeño travieso hacia algo como esto.
El sonido del timbre de su puerta le anuncio que desgraciadamente tenia visitas.
Sabia que iba hace la señora de la renta, así que sin mas se dirigió hacia su pequeño bolso que estaba en el centro de la mesa.
-¡Tía Lilian!
Las manos de Bella se quedaron quitas al escuchar ese nombre.
¡Oh demonios! Ella debe estar bromeando.
-¡Bella! -la rubia la abrazo como si no la hubiera visto ayer.
-Lilian. -gimió Bella mientras rogaba que fuera mentira.
Su amiga se retiro para poder besarle una mejilla e irse con su pequeño sobrino.
Bella contemplo a su amiga mientras jugaba con su hijo.
Quien diría que la gran capitana de porristas de la secundaria y la "come libros" -como en ese tiempo le llamaban, iban hacer grandes amigas.
Lilian era la misma reencarnación de la belleza femenina. Sin exagerar.
-Daniel. -su hijo la miro. -¿No ibas a enseñarle tu boleta?
Daniel sonrió y corrió literalmente hacia su habitación.
-¿Qué haces aquí?-le pregunto Bella a Lilian.
Ella sonrió. -Te lo dije ayer.
Bella puso los ojos en blanco. -Lilian, son vacaciones. -dijo recalcando la ultima palabra. -Quiero pasar el mayor tiempo posible con...
-No te preocupes por mi mamá.
Bella suspiro.
Era malo que su hijo madurara tan pronto.
-Yo me quedare con tía Lilian mientras vuelves.
Bella miro a su querida -nótese el sarcasmo- amiga. -¿Lo haz planeado, cierto?
Lilian sonrió y mostró sus blanquecinos dientes. -Me tome la libertad de ordenar tus maletas.
Bella frunció el seño. -Ni siquiera entraste ayer.
-Lo se. -sonrió Lilian.
-Bueno mamá. -Bella miro a su pequeño. -Tu barco sale en. -miro su reloj. -Uh dos horas tía. -le dijo mirando a su tía.
Bella suspiro. -No iré, Lilian.
-Si mamá, yo estare bien.
-Pero...
-Anda Bella, necesitas relajarte. -le aconsejo Lilian.
-Solo sera una semana mamá. -la convencio su hijo. -Ademas podras visitar a papá.
-¿A tu padre? -pregunto Bella confundida.
-El barco hace solo una parada en Los Angeles. -le respondio Lilian.
-Vamos mamá, ve.
Bella solo negó. -¿Y quién te cui...
-¡Bella! Sabes que yo lo haré.
Bella gimió. -Esta bien. De todos modos solo sera una semana.
Su niño brinco de su asiento y corrió a ella para abrazarla. -Diviertete mucho.
-Pero si todavía no me voy. -se hizo la ofendida. -¿Acaso este pequeño señorita quiere deshacerse de mi?- le pregunto haciéndole cosquillas.
Bella miro a su amiga -aun haciéndole cosquillas a su hijo- y le sonrió.
Al fin al cabo solo era una semana en ese tonto crucero para relajarse.
Edward POV
-¡Papi! -mi pequeña corrió hacia mi. -¿Puedo, puedo? -preguntó señalando la gran heladería.
El suspiro y negó. -No es seguro amor. -dijo al ver como había gente con cámaras afuera.
Paparazzi.
Odiaba tener que esconderse, aun mas el hecho de que no podía estar con su pequeña en los lugares públicos.
-Eh tranquila. -le hablo cuando se quedo observando por la ventana.
Edward miro hacia sus lados y no vio a su guardaespaldas cerca.
Supo que en instante en que puso un pie fuera del carro, fue una mala idea, ya que todos se percataron de su presencia.
Ignorando las preguntas se dirigió hacia la heladería.
-¿Cómo se siente después de su rompimiento? -le preguntó un señor algo flaco.
Edward negó. No iba a hablar del tema y menos con su niña a unos metros.
Llego hasta la heladería y se detuvo en el lugar que hacían fila. Unos le cedieron el paso mas el cabeceo y sonrió. No por ser famoso iba a tener tratos como si fuera la realeza.
Suspiro al ver que el guardia de la heladería no dejaba entrar a los paparazzi, pero eso no evitaban que le gritaran cosas y le tomaran fotos.
Edward al ver que todo las familias que se encontraban compartiendo un helado con sus hijos. Paso su mirada por cada uno y sonrió. -De verdad lo siento.
Muchos se encogieron de hombros, otros solo le sonrieron comprendiendo.
Un constante pitido se empezó a escuchar, saco su celular de uno de los bolsillos del pantalón y suspiro al ver que era una llamada de su hermana.
-¿Qué quieres Alice?
-¡Edward!. -grito su hermana. -¿¡Dondé estas!
Edward suspiro. -En la heladería.
-Oh bueno, solo te aviso que el barco partirá en una hora.
-Me dijiste que salia por la noche.
Su hermana suspiro. -Lo se, me equivoque pero ya hice tu maleta. -le dijo.
-Bien. Nos vemos en la casa.
-Ok y traeme un barquillo de chocolate con nuez o y también otro de vainilla para mamá.
Edward sonrió y se despidió para luego cortar la llamada.
. . .
-Aquí tienes pequeña. -le entrego su nieve a su hija.
Su pequeña Susi sonrió y casi le arrebato el helado mientras soltaba un "Gracias".
Edward sonrió.
Su pequeña solo era la razón por la que se mantenía vivo. Al terminar su relación con Victoria, todo se había ido cuesta bajo, su esposa era la única que pasaba tiempo con su hija, él por razones de trabajo le era imposible estar mas de dos horas al día con su pequeña.
Eso hasta ahora.
Y desgraciadamente iba tener que dejarla sola por cuestiones de trabajo.
