El color de la sangre es el que mejor me queda, o eso dice él, odiaba particularmente ese vestido, yo con mi piel tan pálida y tan alta que soy casi exacta a mi padre, mi rostro es bonito en otras circunstancias hubiera utilizada mejores calificativos; pero ahora viendo en el espejo este demacrado y espantoso rostro que poseo con esas despreciables medias lunas moradas debajo de estos ojos tan iguales a los de ella, porque él siempre me dice que es como si ella lo viera a través de mis ojos, por eso los odio, si pudiera sería capaz de sacarlos con una cuchara, echarme acido para que jamás lo veo y él jamás vuelva a verla en mí, no tonta que soy jamás lo permitiría cada cosa que hace es por y para ella, y yo es simple y sencillo me utilizo soy su media para llegar a ella.

Y se preguntaran quien eres, qué demonios te crees para que nos importe algo lo que te pasa, sé que les importa un pito mi vida y esa es la ironía no tengo a quien le importe y por morbosa curiosidad seguirán leyendo, al menos eso lo tengo claro entre mas intachable y educado sea una persona más pervertida y vil es.

Si porque mi vida hubiera sido rosa tan perfecta y bonita que hubiera acabado asqueada y harta de vivir un sueño que miles desean, no sé si mi familia tenga el mismo status tal vez si, tal vez no y me importa una mierda que fue de ellos, no les importe lo suficiente para buscarme se conformaron tuvieron más hijos y a mí me olvidaron, él se mofa de mi, se ríe, sus carcajadas crueles me recuerdan que es y porque estoy aquí; él siempre lo dice, debí ser suya desde el principio. Él, él que es mío, él que me alimenta, él que me follo cada día, porque solo cuando está demasiado ebrio me dice cosas lindas, me hace el amor pero no es mi nombre el que dice es el de ella y ese es mi castigo no pedí nacer, no pedí que ella fuera mi madre, no pedí que ella lo despreciara, no pedí nada de esto, sin embargo la odio tan inmensamente como lo amo a él.