Disclaimer: Nada de esto me pertenece, simplemente uso los personajes de Jotaká por diversión.
Ni fui, ni soy, ni seré...
hasta la eternidad.
Su cabello, su voz, sus ojos, su porte, su manera de hablar, de caminar, ¡su sonrisa! Cada mínimo detalle era lo que me enamoraba de Sirius Black... y lo que me sigue enamorando hasta el día de hoy, más de 60 años después de su muerte. Yo era una chiquilla de 13 años cuando lo conocí, y una adolescente de 15 cuando falleció, pero me enamoró la primera vez que lo vi.
Sí, sabía quien era, un traidor, escoria, la peor persona del mundo, pero las apariencias engañan, y esta no fue la excepción; detrás de aquel sucio prisionero fugado había un hermoso ser, por dentro y por fuera.
No, claro, él debía de ser algo así como 20 años mayor que yo, pero no me importó, nunca me importó... Ni la diferencia de edad, ni la diferencia social, ni económica, ni el estatus de sangre, ni que fuera el padrino de mi mejor amigo, ni que yo estuviera saliendo con un jugador de Quidditch mundialmente reconocido, ni que él me diera la misma bola que se le da a una piedra a la que se patea por el camino, ni nada...
No me importaba, porque sabía que él jamás iba a ser mío, tanto como yo fui suya. Juré ser suya hasta el fin de mis días, y cumplí. Las promesas no se rompen, y mucho menos las promesas de amor.
Lloré todas las noches que existieron luego de su muerte, lloré tanto que podría haber formado un océano sin problemas, lloré hasta que me agoté, y aún así seguí llorando, liberando de a poco un dolor que jamás se iba a desintegrar, que la única manera que iba a tener de morir era conmigo, cuando yo me fuera a reunir con él.
Y ahora, que queda poco tiempo, lo siento cerca, siento que me está esperando en un lugar en lo que no importe la edad, ni lo que fuimos en vida, ni lo que seremos... Lo único que hay allí es eternidad, una eternidad que planeo pasarla con él.
Sirius Black fue, es y será mi gran amor, y a pesar de que nunca jamás fui ni seré Hermione Black, esta anciana Granger que alguna vez fue la burla de sus compañeros y la protegida de un animago, estará por siempre junto a él, en alma y espíritu, por más que no en cuerpo. Siempre, nunca... Siempre.
