Hola! He vuelto con la secuela de Severus's Very Bad Day. Como con la anterior, esta es una traducción de juxtaposed, a la que de nuevo le doy las gracias por dejarme publicar su historia aquí.
You can ride my broomstick any day, Harry.
Autora: juxtaposed
Traductora: Ares Sasuke
Nota de la Autora: Hey, todos! Esta es la secuela de mi primera historia SSHP, Severus' Very Bad Day.;cuenta las consecuencias de lo que Harry hizo. No necesitáis leerla para entender esta, pero dejará las cosas más claras. Además, es un fic corto y ligero, y estaré muy agradecida si le echáis una ojeada y me decís lo que pensáis de él. (NdT: y lo mismo me vale a mí!)
Ahora, la razón por la que creé una nueva historia para la secuela, aunque continua exactamente donde se quedó, es porque esto va a ser SLASH – estoy segura de que lo estabais viendo venir. Así que básicamente, aquellos a los que no les guste este tipo de parejas, son libres de irse, y quedarse satisfechos con SVBD. Pero para aquellos que les guste un poco de amor chico-chico… continuad leyendo y (espero) que disfrutéis!
Disclaimer: todo el universo Potter pertenece a J. K. Rowling.
"You can ride my broomstick any day, Harry."
by juxtaposed
Capítulo Uno: Estúpido Alcohol, Estúpido yo.
"Puedes montar mi escoba cuando quieras, Harry."
Era esta única frase la que retumbaba a través de la cabeza de Severus Snape. Era esta sola línea la que continuaba golpeando sin descanso contra su sien. Era este solitario comentario el que estaba lentamente, pero inexorablemente, llevándole al borde de la locura. Estaba profundamente tentado a entumecer sus pensamientos con un trago de su más fuerte Fire Whiskey, pero había aprendido una lección sobre ese punto. De hecho, eso era lo que le había hecho decir esa maltita línea. Gimió sonoramente mientras pensaba en ello. Otra vez.
"Puedes montar mi escoba cuando quieras, Harry."
Merlín, mátame ahora. Si tienes piedad, me harás arder en llamas y pestilencia y el dolor de mil crucios.
Su mirada se dirigió a una botella de Fire Whiskey, pero la alejó con fuerza. Eso era lo que había causado todo este desastre. Bueno, era parte de la razón. Su borrachera había sido causada por otra extrañísima situación en la que se había encontrado él mismo – había sido incapaz de controlar su comportamiento, y había terminado siendo bueno.
Fue hace dos días, cuando empezó, y había sido inusitadamente bueno con todos. Todos. Incluso con los condenados Gryffindors, lo que, obviamente, le había horrorizado totalmente. Había durado dos días, y los efectos habían desaparecido hacía sólo una hora, como había descubierto cuando un desafortunado pequeño Hufflepuff se había cruzado en su camino. Se emocionó completamente al descubrir que era capaz no sólo de insultar, sino también castigar y hacer llorar, a un estudiante.
Al menos, finalmente ha pasado algo bueno, pensó suspirando para sí. Las últimas cuarenta y ocho horas teniendo que sonreír y ser encantador y simpático con todos habían sido agotadoras. Física y mentalmente. Simplemente no estaba en Severus Snape ser amable con otras personas, y había agotado sus reservas al hacerlo.
Por supuesto, una cosa era ser afable, como lo había sido cuando el encantamiento – hechizo – sortilegio – maldición – no sabía qué infortunio exactamente le había caído encima, pero se parecía más a un maldito maleficio que a otra cosa, le daba la impresión – había empezado a hacer estragos. En cualquier caso, simplemente hubiera sido tolerado, incluso olvidado – no por él, ciertamente; sino por los estudiantes, después de muchas detenciones distribuidas y puntos descontados.
Pero no, tenía que emborracharme.
Severus suponía que eso realmente no era su culpa. Después de todo, cualquier otro en su situación probablemente hubiera hecho lo mismo – beber hasta un estado de inconsciencia. Por supuesto, no todo el mundo habría dicho lo que él había dicho.
"Puedes montar mi escoba cuando quieras, Harry."
Ugh. Había llamado al mocoso Potter Harry. Ahora¿por qué había dicho eso¿Por qué se había quedado ahí sonriendo al chico, llamándolo por su nombre, para luego hacer una dolorosamente descarada insinuación sexual al mocoso?
En frente de otros treinta estudiantes, nada menos.
¿En qué demonios estaba pensando?
Oh, no, es verdad. Yo no estaba pensando. El alcohol lo estaba haciendo bastante difícil. Por no mencionar que todavía tenía que ser agradable.
¿Y de nuevo, por qué tenía que ser agradable?
Esto era, junto con esa estúpida frase que había dicho, lo que circulaba constantemente por su mente. Severus no era un hombre estúpido. Y años como un Slytherin, Mortífago y espía le habían dados reflejos increíbles. Y aún así, de alguna manera, de alguna manera, alguien se las había ingeniado para cogerle por sorpresa y maldecidlo para que fuera bueno.
Bueno, definitivamente, no fue un cambio de opinión.
Resopló para sí mientras lo pensaba, momentáneamente divertido consigo mismo, y luego se calmó mientras intentaba averiguar quién podría haberle hecho esto, cuándo, cómo y por qué.
Bueno, la parte de por qué no era muy difícil.
Él era un bastardo escurridizo de Maestro de Pociones, el profesor 'malo' obligatorio que toda escuela tenía que tener.
Aunque tendrías que pararte a pensar porque con tantos profesores malos verdaderos, el título no caería automáticamente en mí, reflexionó. No que le importara, por supuesto. La verdad es que a Severus le divertía bastante la fachada que tenía que representar ante los estudiantes. Había ayudado a mantener su cubierta cuando había sido un espía de Voldemort. Por supuesto, incluso cuando Voldemort estaba derrotado y no tenía la necesidad de seguir así, había elegido hacerlo. Encontraba que muchas veces los estudiantes eran más manejables de esta manera.
Y, por supuesto, siendo el Slytherin que era, Severus disfrutaba totalmente al hacer sus pequeños comentarios hirientes. Especialmente porque era lo que se esperaba de él – no necesitaba explicarse ante nadie si, por ejemplo, le decía a un estudiante que parecía un sapo, o si le quitaba decenas de puntos a cualquier casa que no fuera Slytherin, simplemente porque le daba la gana.
Por supuesto, él siempre se aseguraba de tener a alguien para justificar la reducción de los puntos. No hubiera sido bueno si hubiera declarado de repente "¡Cien puntos menos para Gryffindor!" sin ninguna razón, eso le hubiera hecho parecer demasiado discriminatorio. Así que se lo pasaba en grande esperando a que los estudiantes cometieran el más mínimo error. E incluso cuando no estaba en clase, se divertía rondando los casillos en busca de desafortunados y testarudos estudiantes.
Y a falta de otros, siempre tenía sus tres estudiantes favoritos para atormentar. Bueno, cuatro, contando al chico Longbottom – gracias a Merlín que había dejado las pociones después del quinto año. Pero sin él, solo eran esos tres – el trío Dorado de Gryffindor; el Equipo Soñado; Chico Maravilla y sus compinches...
Harry Potter, el Niño Que No Moriría, que se parecía bastante a su detestable padre y aún así actuaba casi como su compasiva madre volviendo loco a Severus. Hermione Granger, esa molesta Sabelotodo, a la que tenía que admitir que normalmente lo sabía todo. Ronald Weasley, quién afortunadamente también había dejado pociones, pero de todas formas parecía estar siempre pegado a los otros dos. Con esos tres siempre se podía contar para ser encontrados dando vueltas furtivamente por el castillo en la noche, y a veces Severus se encontraba activamente buscándoles, sólo por poner detenciones y otros castigos.
¿Por qué?
Pues porque podía, por supuesto.
Severus dejó salir una risita. Sí, el trío Dorado siempre era bueno para animarle.
Pero no ahora, suspiró de manera sombría. Ahora, sólo traía pensamientos de ese maldito mocoso Potter. Lo que, como consecuencia, le recordaba lo que le había dicho a dicho mocoso. Lo que, como consecuencia, le llevaba a su inusual comportamiento. Lo que, como consecuencia, le hacía pensar dando círculos y más círculos inútiles. Lo que, como consecuencia, le dejaba un masivo dolor de cabeza.
"Puedes montar mi escoba cuando quieras, Harry."
Miró al fuerte licor en el manto de la mesa. Estaba prácticamente diciendo su nombre, pidiéndole que bebiera, que olvidara todos sus problemas… su problema más grande en ese momento siendo esa maldita frase…
"Puedes montar mi escoba cuando quieras, Harry."
Miró de mala manera al Fire Whiskey, con sospecha. ¿Era él el que le repetía esa estúpida frase una y otra vez? Simplemente estaba ahí de pie, burlándose silenciosamente de él.
"¡Bueno¿Eres tú?" le gritó. Se quedó donde estaba.
Oh, Merlín. Estoy gritándole a mis bebidas.
"Puedes montar mi escoba cuando quieras, Harry."
"¡Argh!" de repente Severus levantó los brazos y gruñó con exasperación, dirigiéndole otra mirada a la botella.
Malditas frases de doble sentido
Estaba totalmente loco, por supuesto. Y estaba, obtusamentesuficiente, bien enterado de este hecho. Prefería pensar que estaba loco. Así evitaba tener que analizarse a sí mismo.
Después de todo, él sabía que era gay. No flamboyantemente gay – como ese puñetero pedante de Lockhart – pero gay.
Y él sabía que encontraba atractivo a Harry Potter. Que con esos brillantes ojos jade, ese mentóntallado, y deliciosamente desordenado cabello, y abultados labios, y un cuerpo esculpido del Quidditch… Además de que, en realidad era bastante inteligente, y poderoso, y valiente – por supuesto, es un jodido Gryffindor que derrotó al Señor Oscuro, no pudo evitar pensar Severus- y leal, y en muchas ocasiones de las que Severus estaba al corriente, bastante ingenioso y un agradable conversador. Y luego estaban esos ojos, y cabello, y labios, y cuerpo…
Severus podía sumar dos y dos. Pero simplemente elegía no hacerlo.
Ya tengo suficientes asuntos que resolver como para tener que reconocer el hecho de que tengo un estúpido enamoramiento de colegiala por Harry jodido James Potter.
Como, por ejemplo, que alguien se las ha arreglado para pasar mis defensas y echarme un maleficio.
Severus gimió, masajeando su punzante sien, observando su extremadamente tentador licor. No era por naturaleza una persona vanidosa, pero se tomaba considerable orgullo al estar constantemente vigilante – las palabras de Ojo Loco Moddy aparecieron en su cabeza – y nunca ser cogido por sorpresa.
Bueno, excepto esta vez.
Estúpido hechizo.
Estúpido alcohol.
Estúpido yo
También podría haber ido hacia él, batido mis pestañas y reír incesantemente a cada palabra suya, como muchas de esas condenadas chicas jóvenes, para lo que hice. Estuve a dos knuts de decirle que me gustaba bastante.
"Puedes montar mi escoba cuando quieras, Harry."
Honestamente.
Decirle a Harry Potter, puñetero salvador del Mundo Mágico, él, Severus Snape, sólo conocido por ser el extraordinario cretino grasiento, algo tan ofensivo como eso. ¿En qué estaba pensando? Probablemente Potter era ingenuo e inocente, y lo más seguro derecho (NdA: se refiere a que es heterosexual, normal) como una varita. Severus no le había visto con una chica desde esa Ravenclaw hace dos años, por lo que estaba muy seguro de la primera valoración, pero arrojaba una sombra de duda sobre la segunda.
No es que él se diera cuenta de cosas como esas.
Y tampoco le importaba el género que prefería Potter.
Para nada.
Se encontró mirando bastante ansioso y bastante enfadado, a la botella de Fire Whiskey todavía llena.
¡Concéntrate! Se ordenó a sí mismo. No pienses en beber. Y la botella no se está burlando de mí. No se atrevería
Se obligó a pensar en el enigma que era el 'maleficio de ser bueno', como había empezado a pensar en él. Obviamente, la cuestión de por qué alguien querría hacerle eso era algo que en realidad no necesitaba ser preguntado. Pero el cuándo y cómo y quién... eso era lo que le molestaba.
Quién querría hacerle eso era, de nuevo, una pregunta con demasiadas respuestas. Pero quién podría haberlo hecho; eso estrechaba el campo considerablemente. Haría falta un mago o bruja muy listo, muy escurridizo, muy astuto, muy organizado y muy valiente para ser capaz de burlar a Severus Snape. Rápidamente, pensó en sus Slytherins, pero igual de rápido desechó la idea. Quizá se ajustaran en el perfil – especialmente en la parte de astutos – pero estaba seguro de que ninguno de ellos querría, se atrevería o intentaría hacerle semejante truco a él. Casi tan rápidamente, eliminó a los Hufflepuffs. Eso dejaba a los Ravenclaws y a los Gryffindors.
Bueno, definitivamente los Ravenclaws eran lo suficiente inteligentes, probablemente había algunos estrategas decentes entre ellos, pero apenas podía pensar en alguno de ellos que trazara un plan para maldecir a un profesor. Los Gryffindors... ciertamente eran lo suficiente valientes y estúpidos, y no eran exactamente los más tontos, pero no podía imaginarse a ninguno de ellos siendo lo suficiente escurridizo – después de todo, se supone que los Gryffindors eran nobles y honestos y toda esa basura.
Gimió. Esto no le estaba llevando a ninguna parte.
"Puedes montar mi escoba cuando quieras, Harry."
¡Otra vez no!
Agarró el cojín más cercano y gritó su frustración en él, antes de lanzárselo a la botella de Fire Whiskey.
NA: ¡Y aquí la tenéis¡La primera entrega de la secuela! Me encantaría saber lo que pensáis de esto, y sólo hay una manera de que yo lo pueda saber… tienes que darle al pequeño botón púrpura y dejar un review¡Gracias!
NA: Creo que debería mencionar que en mi versión del universo Potter, Harry ya ha vencido a Voldie.
NT: Quiero darle las gracias a todos los que me dejaron reviews en la primera traducción. ¡Espero que esta segunda parte os guste incluso más que la primera¡Y espero que me dejéis reviews para saber lo que os ha parecido esta secuela!
