Under pressure

Hola queridas lectoras, vuelvo para despedir el año 2013!

Este fanfic constará de tres partes que iré publicando hasta el 31 de diciembre para dar entrada al nuevo año. Espero que os guste, y ya sabéis: Cuesta horas escribir algo, pero solo segundos en dar vuestra opinión. :)

Disclaimer: Los personajes son de JKRowling. Personajes=suyos. Historia del ff = mía.

Tipo: Romance, Hurt, Confort

Rat: M! Avisadas estáis...

Location: Post guerra.


Parte I: El secreto mejor guardado

Mi nombre es Hermione Granger. Todos creen que las ropas de Severus Snape son negras. Pero después de muchos años, ahora me doy cuenta de que no es así. Que porqué lo sé? Bueno...digamos que me he fijado mucho, incluso más de la cuenta. Diría que la culpa es de sus botones, que me distraen en más de una ocasión, pero mentiría. Yo sola sé encontrar la distracción cuando menos lo busco.

Fue una tarde de mi primer año como maestra en Hogwarts cuando me di cuenta de que mi mirada no me obedecía y me quedaba absorta en alguna parte de su cuerpo. El por qué de aquello, lo descubrí más tarde.

Pero...empecemos por el principio...

Hermione Granger, se disponía a dar clases en Hogwarts una vez sus estudios habían terminado y el castillo volvía a estar disponible para recibir a los magos y brujas que tenían que continuar sus estudios. La nueva directora de la escuela: Minerva McGonagall la recibía en las puertas del castillo, algo inquieta por la noticia que le iba a dar a su nueva profesora de Transformación.

- Buenos días querida.

- Buenos días directora. -al acercarse a ella la directora abrió los brazos para darle una abrazo-.

- Como estás Hermione?

- Muy bien! Con ganas de empezar.

- Me alegra oír eso. Te acompañaré a tus aposentos...hay algo que quiero comentarte...

Por la cara de McGonagall, Hermione supo que sería mejor guardarse cualquier pregunta hasta que estuvieran a solas. Al llegar a sus nuevos aposentos, Hermione encontró sus baúles ya esperándola. Sonrió al mirar a su al rededor.

- Me encanta directora.

- Llámame Minerva por favor. -sonrió a la joven y ésta aceptó con la cabeza- Puedes instalarte del todo más tarde, antes de que lleguen los alumnos y empiece el banquete. -la miró y cogió aire mientras se sentaba en una silla cercana y Hermione la imitó-. Verás Hermione...hay una noticia que se ha mantenido en secreto por mi voluntad hasta hoy. Bueno, hasta ayer...-cogió más aire- Les mandé una carta a todos y cada uno de los padres de los alumnos de Hogwarts informándoles de la novedad. No es que el Miniserio no lo sepa...claro que lo sabe, pero también han mantenido el secreto. Incluso tu amigo...Harry Potter ha sabido guardarlo.

En ese momento Hermione juntó las cejas. Qué secreto había estado tan bien guardado durante estos meses?

- De qué se trata? -dijo al final ella sin poder contener la curiosidad-.

La directora la miró a los ojos y se levantó de la silla, eso hizo que Hermione también se levantara.

- Será mejor que me siga...

Con esa aura de misterio que rodeaba los pasillos mientras se dirigían a una de las aulas del castillo que de sobras conocía, Hermione no dejaba de pensar qué podría ser. Se pararon justo delante del aula de pociones.

La directora meditó si abrir la puerta o no, así que solo señaló la puerta para que entrara.

- Adelante. Sólo quiero que sepa que todo está en orden. Os dejaré solos para que habléis.

La directora se fue sin mirar atrás. Y Hermione tragó saliva mientras juntaba las cejas sin entender nada de aquella situación. Pero con decisión, abrió las puertas de madera del aula de pociones.

Antes de buscar nada, olió las mezclas que las pociones dejaban impregnadas en el ambiente de esa aula que tantos años había compartido con sus amigos. Un particular olor a sándalo, más fuerte que los otros, perduraba en sus fosas nasales y un escalofrío le corrió por la espina dorsal. Los pocos rayos de luz que entraban en el aula permitieron que su vista enfocara mejor lo que había dentro y su corazón se agitó al ver una silueta conocida. Cerró y apretó los ojos incrédula, y los volvió a abrir. Nada.

Suspiró y recorrió parte del aula. Sus pasos la llevaron hasta el pupitre del antiguo profesor de pociones, Severus Snape. Sin querer unas lágrimas cayeron por sus mejillas y se las limpió rápida y enfadada consigo misma por sus extrañas emociones.

Alguien carraspeó dentro de la sala, y aunque no quería asustarla, consiguió que diera un pequeño salto y buscara con la mirada el punto exacto de donde procedió el ruido.

- Quién es? -Hermione buscó entre las sombras pero no se atrevió a moverse. Sus manos se aferraron detrás de su espalda a la mesa del antiguo profesor mientras esperaba una respuesta-.

- No se asuste señorita Granger...

A Hermione no le hizo falta volver a preguntar quién era. Sabía de sobras quien era el dueño de aquella sedosa voz. Pero no podía ser! No podía ser ese el secreto que Harry le había estado escondiendo durante estos meses!

- Profesor Snape...-dijo en un susurro ella intentando que la voz no se quebrara-.

- Sí...-salió de entre las sombras y la miró como siempre había hecho, sin embargo en sus ojos negros había algo que antes no había visto nunca: preocupación-.

- Pe. Pero...co. Como...es posible?

- Magia.

- No lo entiendo...

- La directora no le ha dicho nada? -ella negó con la cabeza- Entiendo, ha dejado la historia a mi cargo...-pasó por su lado para sentarse en su pupitre y Hermione no pudo resistirse a oler su fragancia sin entender porqué lo hacia-.

- Yo le vi...en la casa de los gritos. Cómo pudo sobrevivir? -sus ojos se aguaron y se escondió entre las sombras disimuladamente-.

- Con un beozar y una poción que hice. Me la tomé cuando abandonaron a la casa de los gritos...después la directora me encontró y ella y Poppy me curaron como hicieron con Arthur Weasley. Aunque yo tardé algo más en recuperarme. -se tocó el cuello de forma involuntaria-.

- Y...y..por qué lo han mantenido en secreto hasta ahora?

- Pues por qué soy maestro en Hogwarts y los alumnos me verán hoy.

- Ya sabe a qué me refiero... -subió una ceja como hacia él-.

Snape agachó la cabeza, incapaz de mirarla por mucho rato.

- No era seguro. Pero esta semana se ha resuelto mi caso en el Ministerio y por fin puedo volver a vivir...con normalidad. -dijo algo cansado-. Potter ha hecho varias declaraciones a mi favor para el proceso...

Hermione aún no se creía lo que sus ojos veían y pensaba matar a Harry más de una vez por no haber compartido con ella aquella increíble noticia. Después de todo, gracias a Snape estaban dónde ahora estaban. Su papel fue el más crucial de todos en la guerra y ahora ella tenía ocasión de decirle lo que sentía.

- Profesor yo... -al mirarle a los ojos, se acercó a él de forma inconsciente, sin miedo y sin pensar. Y volvió a vislumbrar en sus ojos una preocupación que no entendía-. Me alegra tanto verle vivo. De verdad.

Snape tragó saliva y esquivó su mirada.

- Bien, basta de preguntas profesora Granger, ahora lo lógico será que cada uno empiece a prepararse antes de que lleguen los alumnos...-cogió unos pergaminos al azar de su mesa y se levantó sin mirarla-.

- Es azul...

Snape se paró de golpe al oír sus palabras. Y habló por encima de su hombro en un hilo de voz.

- Cómo dice?

- Es...nada. No es nada, profesor. -Hermione agitó su cabeza y pasó por la lado del mago saliendo antes que él del aula. La situación se había vuelto surrealista para ella. De dónde había salido aquella frase? Qué era azul?-.

Snape, después de su encuentro, intentaba no recordarlo. Lo mejor sería seguir el plan: seguir adelante desde cero. Pero una inquietud que conocía, estaba dentro de él. Y ahora más que nunca, pues Hermione Granger había vuelto a "su vida". Lo que aquello significaba, solo él y Dumbledore lo sabían.


Snape entró en el despacho de la nueva directora y pidió hablar a solas con el retrato de Albus Dumbledore. Minerva accedió y salió dejando a ambos magos a solas, no sin antes pararse en la puerta para fijar su mirada interrogativa en el cuadro.

- A qué debo la visita Severus?

- Ya lo sabes Albus, basta de jueguecitos conmigo.

- Se trata de Hermione Granger, verdad?

Snape bajó la mirada y se movió intranquilo por el despacho.

- Pero no sé qué quieres preguntarme.

- De sobras lo sabes.

- Todo cuánto quieras hacer es decisión tuya. Creo que con el tiempo te darás cuenta de lo que quieres si no lo has hecho ya. Ambos sabemos que hay recuerdos que merecen la pena ser mostrados...-Snape lo calló-.

- Lo sé! Pero lo hice por su bien. Había una guerra, había la posibilidad de que ella fuera feliz con el estúpido de Weasley.

- Y lo es? Acaso sabes qué ha pasado en su vida desde que la guerra terminó?

Snape recordó leer el Profeta en busca de respuestas.

- Habla Severus.

- Sí, sí. Lo sé...-suspiró- Antes...antes ella dijo que "Es azul"...

Albus le miró sonriente debajo de sus gafas de media luna.

- Y dijo algo más?

- No. Ni siquiera supo por qué lo dijo...-respondió irritado-.

- Entonces? Lo que buscas no es mi permiso entiendo...si no más bien un consejo. Y te lo doy: Espera un tiempo, deja que el curso empiece; entonces sabrás qué es lo que quieres. Por que estoy seguro que ni tú lo sabes.

Snape miró el retrato y de nuevo su mirada pareció consternarse y quedarse en blanco. Algo a lo que el mago no estaba nada acostumbrado.

En el gran comedor, Hermione esperaba sentada al final de la mesa de profesores a que todos los alumnos llegaran y que el sombrero seleccionador hiciera los honores como cada nuevo curso. De repente, el asiento libre a su izquierda se ocupó por Snape.

Ella se giró a mirarle y de nuevo sintió un extraño cosquilleo.

- Buenas tardes profesora.

- Buenas tardes profesor.

- Me he perdido algo?

- Oh. No, no... -intentó dejar de estar sorprendida por la nueva situación de "camaradería" que tendría con el mago siendo ambos profesores y desde luego, verlo vivo de nuevo. Pero eso le costaría al menos unos días- El sombrero aún no ha empezado.

- Me pregunto que absurdo discurso tiene preparado para este año.

- No estará muy contento después de haberse chamuscado...-inquirió ella intentando hacer la conversación más informal-.

Snape se giró a mirarla por primera vez y sonrió de lado. Cosa que provocó en Hermione una nueva descarga eléctrica.

- Ya se ha acomodado en sus aposentos?

- Sí. Ahora solo falta prepararme para con los alumnos...

- Con su inteligencia, supongo que se dará cuenta hasta qué punto puede resultar irritante tener que enseñar a algunos de estos alumnos...

Hermione se bloqueó momentáneamente al oír el cumplido de Snape. Inteligencia. Nunca antes había dicho nada en relación a sus dotes. Es más, siempre la ignoraba por ello. Aunque sabía que se había hecho notar demasiado como estudiante. Pero eso no significaba que fuese merecido el trato de su ex profesor.

- Sí...Bueno...intentaré hacerlo lo mejor que pueda.

- Seguro que lo hace muy bien.

De nuevo Hermione levantó una ceja al mirarle algo incrédula, buscando un toque de sarcasmo en las palabras del mago, pero al mirarle a los ojos no encontró nada de eso. No pudo responder, puesto que la directora empezaba a dar su discurso.

Después de la presentación de Hermione como nueva profesora, dio comienzo el discurso del sombrero...

- Bienvenidos un año más a Hogwarts! Después de superar una guerra, todos somos libres de empezar desde cero. Todos y cada uno de los que han pisado más de una vez estos muros, sabrán lo importante que es que este año podamos hacerlo una vez más. Pero que eso no os alente, siempre hemos de estar alerta, saber defendernos y aprender a ser buenos magos y brujas. Estoy seguro de que este año la felicidad formará parte de todos aquellos que han dejado los miedos atrás. -Snape tragó saliva- Que empiece la selección!

Todos los alumnos aplaudieron y los nuevos alumnos empezaron a ser seleccionados.

- Ha sido bonito...-susurró Hermione-.

Snape se calló y bebió de su copa meditativo. Hermione le miró y se atrevió a seguir.

- Es verdad lo que ha dicho...-captó la atención del mago- Y usted más que nadie debe alegrarse por haber terminado su...-no supo como terminar la frase- su...cometido.

Cuando el mago la miró, ella le brindó una sonrisa que perturbó al mago.


Al cabo de la primera semana de clases, Hermione estaba feliz de poder disfrutar de todas sus clases y responder a todas las preguntas de los cursos superiores, algunas relacionadas con sus hazañas. Aunque algunos de cursos inferiores no dejaran de murmurar en sus clases. Lo que hizo que sacara su cara más "Snape" frente a dichos alumnos.

- Como lo lleva? -preguntó Snape cuando se la encontró a finales de semana por los pasillos-.

Habían hablado en más de una ocasión, sobre todo en la mesa de profesores.

- Bien.

- Ya ha castigado a alguien?

- No, todavía no... pero no lo descarto.

Snape sonrió de lado.

Durante esa primera semana, Hermione le miraba sin que éste se diera cuenta. Pero lo que la irritaba era no poder evitarlo. Cada vez que se daba cuenta, ya era tarde y había pasado minutos mirando sin pensar.

- Cree que podríamos...-paró sin saber cómo había sido capaz de empezar esa frase-.

- Sí?

- … hablar sobre pociones alguna tarde? Hay muchas cosas que me gustaría comentar con usted...

Snape la miró desde arriba intentando que su corazón no se alterara.

- Claro...su incorregible afán por aprender ya no me sorprende.

Hermione le miró interrogante y sonrió de lado, sin comprender cómo podía ser que aquel hombre fuera amable con ella cada vez que hablaban.

- Vaya...y yo que creía que le incomodaría la presencia de la insufrible sabelotodo.

Snape sintió un pinchazo.

- Digamos que me he acostumbrado...

Ese fin de semana quedaron en los aposentos de Hermione para comentar algunas pociones.

La joven se despertó a media noche empapada en sudor. Cosa normal. Pues después de la guerra, se despertaba más de una vez por culpa de pesadillas y recuerdos. Intentó volver a dormir y esa vez, lo que soñó la dejó perpleja.

Soñó lo que recordaba como una noche crucial. Dónde ella y los demás alumnos empezaban a prepararse para el ataque de los mortífagos. La noche en la que Albus murió.

Pero por alguna razón, en el sueño, ella cogía a Snape antes de que huyera con los demás y lo estampó contra la pared con su varita en la mano. Pero no pelearon. Lo que pasaba era que Hermione lo besó con brusquedad. Aquella brusquedad la hizo despertarse por segunda vez en la noche.

...TBC...

review? ;)