Alice y sus visiones

Pov. Bella

-¡Bella!- me llamó a todo pulmón Alice desde el piso de abajo. ¿Es que no sabía que con tan solo decir mi nombre a un volumen normal la oiría? ¿Se le había olvidado que llevaba cinco años siendo un vampiro?

Miré a Edward, él cual me sonreía pícaramente. Conocía esa mirada, ¡Alice me iba a llevar de compras!

-Edward…-le supliqué su ayuda. Para que diera más resultado mi intención de persuadirlo, dejé a un lado el libro que me estaba leyendo en una de las butacas de nuestro cuarto, y avancé por la habitación para acomodarme sin que él me lo preguntara, al lado suyo en la butaca donde leía un libro. Al sentarme a su lado en el pequeño asiento, se rozaron nuestras piernas, haciendo que el se estremeciera. Le miré coquetamente y le acaricié la mejilla-Cariño, ayúdame…

El suspiró y no se atrevió a mirarme a los ojos. Los dos sabíamos que si nos mirábamos directamente a los ojos, el que se resistiera caería a los segundos. Yo no me rendía y le busqué con los ojos. Él apartaba la cabeza como un niño que le quieren dar verdura

-Bella, ten piedad- me reí por lo bajo.

Seguí buscándolo con la mirada y a la vez pasando mi mano derecha por su pelo cobrizo. Él intentaba huir de mis ojos pero no le era posible. Al final, sin darse cuenta, nos estábamos mirando fijamente. Sonreí triunfante al ver en sus ojos la pasión. Me acerqué a sus labios y nos besamos. Al final, me aparté para que sufriera, y no dejé que me besara, aunque lo estaba intentando

-Bella…- me advirtió Edward. Yo solo reí por lo bajo

-Edward, si quieres seguir probando mis labios tendrás que hacerme un favorcito

-No me pidas que te salve de Alice, eso no por favor- le miré nerviosamente. Si el no me salvaba, ¿quién lo haría?

-Cariño, por favor. Tienes que salvarme, ayer ya me hizo ir de compras- le miré desesperadamente

-Bella, tu sabes que te quiero ayudar, pero cuando se le mete algo en la cabeza a nuestra hermana no hay quien se lo saque- me acarició el rostro lentamente. Bajé mi mirada decepcionada. Él me hizo levantar la cabeza para mirarlo. Me dedicó esa torcida sonrisa suya- Venga, no será tan malo

-Ni te lo imaginas- me quedé pensando la forma de que por lo menos fuera menos terrible ir de compras. De repente me vino a la cabeza una idea. Le miré pícaramente y él me miró atemorizado

-¿Qué estas tramando Bella? Dímelo por favor, sabes que no soporto no saber que piensas

-Bueno, digamos que no tengo opción de escaparme de Alice, ¿verdad?. Pues se me ha ocurrido que para que no sea demasiado arriesgado para mi- empecé a recorrer su pecho con mi dedo índice

-¿Y es?

-Que tu mi dios nos acompañes- se apartó de mi de un salto. Me reí por su respuesta- Venga, tú mismo has dicho que no es tan malo. Por favor, ven…- estuvo unos minutos pensativo, poniéndome nerviosa

-De acuerdo, con una condición

-Di

-Pues mira- sin que lo viera venir, y eso que es difícil, Edward me cogió en brazos y nos tiró en la cama. Yo caí de espaldas mirándolo a él. Le miré entre risas y él me besó apasionadamente. Yo entrelacé mis manos en su espalda y me reía por lo bajo

-¡Isabella Marie Cullen, baja ahora mismo!- Alice entró en la habitación furiosa. Se nos acercó y me cogió bruscamente. En su hombro izquierdo me depositó, haciendo que yo no pudiera escapar. Para ser tan pequeña era muy fuerte

-¡Alice, suéltame!- gritaba desesperada. Pude ver como Edward, desde la cama, se reía por la situación- ¡Edward, deja de reírte y ayúdame!

-Quédate quieta Bella o será peor- me amenazó Alice.

Empezó a avanzar por la habitación pero de repente se paró. La miré y pude ver que estaba teniendo una visión. Me solté de los brazos de Alice y caí al suelo. Giré la cabeza hacia Edward y, este estaba sonriendo

-¿Qué has visto Alice?- le pregunté cuando volvió a si misma.

Toda la familia llegó a la habitación

-¡Nos vamos a mudar!- saltó emocionada Alice. Todos menos Edward la miramos extrañados

-¿a dónde es esta vez?- preguntó Carlisle

-Es…- estuvo analizando su visión- valla… Quien lo diría

-¡Alice, suéltalo!- gritó emocionado Emmett

-Bueno, es un lugar que nunca antes habíamos pensado. Ni tan siquiera hemos estado en ese país

-¿País? ¿Nos vamos de los Estados Unidos?- preguntó Nessie

-Si Nessie, nos vamos a España- Alice se agachó a la altura de mi niña

-¿España?- preguntamos todos

-Si, ese país que está en el suroeste de Europa. ¿Os gusta?

-Nunca hemos estado pero no estaría mal. ¿Y a donde concretamente?

-Pues a una provincia bastante lluviosa. Más bien la más húmeda y lluviosa de toda España. Se llama Galicia, concretamente iremos a La Coruña

-De acuerdo, preparémonos- todos salieron de la habitación a prepararse.

Miré a Edward, él cual sonreía. Se me acercó y me rodeó la cintura con sus brazos. Acercó sus labios a mi oído para susurrarme

-Por lo menos te has librado de las compras…