¡Holaa! de nuevo vengo con un oneshort, esta vez Riren, espero les guste :D
ACLARACIONES:
DEDICATORIA: A mi queridisisismo Javi, que seguro a algunas lo conocen por la pagina "Levi y Eren Fan". Aquí esta, este oneshort dedicado a ti. Espero te guste mucho tanto como a mi el escribirlo :D
ADVERTENCIA: Esta historia es ficticia, los personajes le pertenecen a HAYIME ISAYAMA, yo solo los uso para fines perversos (?)
DISFRUTEN SU LECTURA.
CAPÍTULO ÚNICO.
Sabía que me esperaba la regañada del siglo. La tarde se me fue tan rápida como un parpadeo al estar jugando con mis amigos, y llegar a casa no era precisamente algo alentador.
Esa noche tendría varias sorpresas.
Al llegar la puerta estaba abierta, esa fue la primera. Camine hacia la entrada atraído por dos sentimientos: incertidumbre y miedo. En cuanto estuve dentro de mi hogar el florero sobre la mesilla cerca de la puerta estaba sobre el suelo roto en pedazos y las flores desperdigadas por el mismo.
Esa fue la segunda sorpresa.
Algo había pasado, eso era obvio, el miedo seguía pero tenía que averiguar qué es lo que había pasado. Las luces apagadas, todo en silencio. La tercera sorpresa.
Normalmente cuando llegaba tarde mi madre me esperaba en la entrada con los brazos cruzados, con el ceño fruncido de enojo y preocupación en sus ojos. Yo le decía: "lo siento" y ella me jalaba las orejas, diciéndome un sermón para luego tomarme entre sus brazos murmurándome en mi oído: "no vuelvas a preocuparme así"
¿Dónde estaba mi madre? La cuarta sorpresa de la noche.
Un sonido extraño me atrajo hacia la sala, donde todo estaba tirado y desordenado. Como no provenía de ahí el ruido entre al comedor. Bajo mis pies vi un rastro de sangre que seguía un camino justo a la cocina. Asustado más que por ese rastro si no porque ahí vi dos sorpresas más. Los brazos de mi mamá que se perdían dentro de la cocina.
¡Su cuerpo estaba siendo jalado por alguien!
Ese alguien le había hecho daño. Sin pensarlo mucho fui hacia donde mi madre sin ser para nada cauteloso resbalando con la sangre, advirtiendo al hombre que jalaba a mi madre por los pies. ¡Yo lo había descubierto!
¡Seria lo último que haría!
Vi a mi madre. No se movía, yo había llegado tarde, ese hombre la había matado. Nuestras miradas se cruzaron, el me miraba con fiereza y clara perplejidad de que no esperaba a alguien más. Y yo, bueno… yo, estaba asustado; no, corrijo; Aterrado. Lo único que me quedaba en ese momento era escapar.
Aun tirado sobre el suelo, con la sangre de mi madre ensuciando mi ropa y mis manos, me arrastre hacia atrás, para retroceder, para huir…
El hombre dejo caer las piernas de mi madre.
¡Iba tras de mí!
Tenía algo en sus manos, no podía distinguir que era pero seguro era un arma para matarme, Lo que fuera no me detendría a averiguarlo. Me tomo del hombro para darme la vuelta. Era mi fin. Inútilmente me protegí con mi antebrazo al ver que el alzo su mano para dañarme; cerré los ojos esperando mi horrible muerte.
Pero no paso.
Temeroso abrí los ojos, el hombre y yo escuchábamos las escandalosas sirenas. Alguien, tal vez un vecino había llamado a la policía, no lo sabía, lo que si supe en el momento es que el hombre se debatía entre matarme o huir. Para mi suerte decidió huir escapando por la puerta de vidrio que rompió para salir corriendo hacia el jardín y así mismo, hacia la oscura noche.
Me sentía a salvo, estaba vivo. Sin embargo, mi madre no había tenido tanta suerte. Mire mis manos, llenas de sangre, sangre que no era mía. Recordándome que en la cocina estaba el cuerpo de mi madre. Gatee hacia ella viendo su vestido lleno de sangre. La sacudí, le hable varias veces, pero ella no respondía. Comencé a llorar, a gritar, a mirar a todos lados asustado buscando algo que hacer, en lo que las patrullas ya se encontraban frente a mi casa. No quería aceptar mi realidad, no podía ser esa mi realidad.
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*Eren…*
*Eren….¡despierta!*
*¡Ereeen!*
De un sobresalto abrí mis ojos viendo a mi padre a lado, asustado. Me encontraba agitado y sudando frio.
—Eren…. ¿otra vez esa pesadilla?
Asentí; poco a poco me acoplaba a mí alrededor, estaba en mi habitación. Era aun de noche pues podía verlo al otro lado de la cama, tras la ventana con luna nueva sobre el cielo. Igual que en esa noche. Sentí que mi papa me sacudió de los brazos volviéndome a llamar.
—¿Estas bien?
—Ah…si….lo siento…
—Oh hijo…. ¿qué hago para ayudarte?
—Perdón por preocuparte. A pesar de las terapias, no he podido superarlo. La muerte de mi madre esta tan viva como el mismo día que sucedió.
—Toma, esto te permitirá dormir —me extiende una pastilla y un vaso con agua. Mis antidepresivos y calmantes. Odiaba tener que tomar eso, pero solo eso me amansaba y volvía a poder conciliar el sueño, aunque sinceramente yo ya no quería dormir nunca más si era posible, ya que siempre soñaba aquella tragedia.
—Mañana será un nuevo día y un nuevo comienzo para ti. La preparatoria. Debes dormir.
—Un nuevo comienzo ¿eh? —murmure para mí, en lo que mi padre salía de mi habitación. Me sonrió diciéndome que tratara de dormir.
Hace algunos días me había mudado a esa ciudad con la esperanza de que un nuevo lugar dejara de recordarme lo que mi antigua casa me decía cada noche; y no solo eso, mi padre era un reconocido doctor por lo que fue llamado a esa ciudad, Sina, para ser el subdirector del hospital general. El parecía entusiasmado, yo lo seguí porque vivir en el lugar donde mi madre fue asesinada no era bueno para mí. Me lo decía mi psicólogo, pero también yo. Esperaba que esos "nuevos aires" me hicieran tener un mejor futuro.
Al menos unas dos o tres veces más desperté angustiado pues había vuelto a soñar con mi madre. En un sueño me reclamaba no haber llegado temprano a casa estando ella cubierta de sangre, en otras más esos ojos afilados con un brillo gélido me miraban haciéndome sentir inquieto y aterrado. Pesadilla tras pesadilla, apenas si había podido conciliar el sueño entre pesadilla y pesadilla cada una peor que la anterior.
En cuanto desperté alterado por el sonido de la alarma la apague y me senté en mi cama tratando de calmarme en lo que tomaba mi medicamento del día que mi padre seguro en algún transcurso de la madrugada amablemente dejo en el buró junto a mi cama.
Me bañe, y me coloque mi uniforme. Consistía en: una corbata roja con líneas blancas cruzándose, así como un saco y un pantalón azul marino de vestir.
En cuanto baje al primer piso todo estaba en silencio. Era algo que abominaba porque me recordaba cuando encontré a mi madre y al asesino en esa noche, pero nada podía yo hacer al respecto. Mi padre entraba a trabajar muy temprano o muy tarde por lo que lo veía poco. Así era antes. Por el puesto que ahora le habían dado no tenía idea de si lo vería, o más bien, cuando lo vería.
Me dejo una nota sobre la mesa del comedor:
"Toma algo de leche y come un pan y fruta. Tu bento está en el refrigerador.
Hoy puede que vuelva tarde. Sé que no te gusta estar solo, pero intenta usar ese tiempo para hacer tu tarea.
Espero verte en la noche.
Tu padre"
Sus palabras no eran nada reconfortantes, si lo pensaba bien aunque mostraba preocupación en ocasiones parecía un misterio y muy frio conmigo. En el tiempo de mis terapias con el psicólogo lo vi afligido y preocupado por mí más que por la muerte de mi madre. Yo había dejado de hablar durante un tiempo por lo que creo que eso lo frustraba más. En cuanto recupere el habla tanto el cómo la policía me interrogaron sin freno. ¡Fue aterrador! En un principio habían creído que yo había sido el autor de la muerte de mi madre por la forma en la que me encontraron a lado de su cuerpo, pero la policía forense y mi testimonio daba a entender que el autor fue alguien más, alguien que apenas si había podido ver en esa noche oscura y espantosa.
Ir a la escuela no era algo que me entusiasmara. La sola idea de tener que relacionarme con personas desconocidas era muy complicado. Había dejado atrás todo; mis amigos, mi casa, mi madre, todo lo que conocía estaba en el pasado, pero, al parecer, mi mente era la única que no lo entendía porque seguía atormentándome con la muerte de mi madre en pesadillas. Las terapias poco, o quizá nada, me habían servido pues el psicólogo dijo: "es todo lo que puedo hacer por él, lo demás depende de Eren y los medicamentos" Creo que dijo eso para desprenderse de un joven como yo. ¿Acaso no le había tocado atender casos similares? ¿Realmente estaba yo tan mal? Eso no lo sabía, lo que si sabía era que ¿Qué tanta gente puede ver a su madre morir en manos de un asesino, y, que por si no fuera poco, al cual no había visto su cara y solo recordaba sus ojos gélidos? Yo creo que casi nadie, era claro que yo era todo un caso a tratar.
Vagueando en mi mente me di cuenta que ya estaba frente a la escuela a la cual entre con pasos pesados, como si mis zapatos pesaran igual que dos bloques de cemento. Intente pasar desapercibido pero en una o dos ocasiones, mientras caminaba hacia mi salón me di cuenta de algunas miradas sobre mi nuca que me helaron la sangre. Yo era nuevo ahí, y todo era nuevo para mí ahí. Las instalaciones, las personas, el ambiente. No sabía si haría amigos, lo único que esperaba era que no fuera objeto de burlas en el primer día de clases.
Entonces vi un letrero frente a un salón:
*/*- Aula: 2-A */*
Era aún temprano, pues todos estaban fuera de sus butacas. Algunos en grupo hablando, otros mirando hacia la ventana, algunos más reunidos frente al escritorio. Sin mirar a nadie más que un pupitre donde pudiera sentarme, me destiné hacia adentro del salón. Tome una butaca que estuviera cerca de la ventana y casi de las últimas de la fila. Sentí algunas miradas pero trate de restarles importancia. Deje mi mochila a lado y me senté mirando hacia la ventana.
Ese día seria largo para mí, o eso pensé. Escuché varios murmullos que para nada eran discretos hablando de mi persona. En ese momento quería fundirme con la butaca o ser sordo para no escuchar nada. De repente ausculte un: "no, no lo hagas, ¡espérate!" pero yo seguía mirando hacia la ventana.
—Ahm… ¡hola! ¿Eres el nuevo, verdad?
Gire mi mirada sin mucho querer hacerlo, sabía que se dirigían a mí; la voz sonaba amable que en un primer instante me dio confianza. Vi a un chico de cabello rubio, lo tenía largo hasta la altura de su nuca. Tenía ojos color azul y muy grandes. Me dedicaba una sonrisa pero por su manera de pararse demostraba timidez.
—Hola…—vocifere apenas. No quería hablar con nadie, pero no era grosero más cuando, al parecer, ese chico había tomado el valor para hablarme a pesar de que sus compañeros tras él me miraban discriminadamente y otros más con curiosidad.
—Mi nombre es Armin Arlet ¿Y el tuyo?
—Soy Eren Jaeger. —confesé. Él me sonrió ampliamente, entonces giro un poco y llamo a los otros que se encontraban a solo unas butacas. Fue extraño, Armin preparo el terreno para los demás, o eso me dio a entender porque enseguida vieron que no era peligroso se acercaron. Llego una chica de cabello negro y mirada seria, un chico de cabello rubio rapado de la nuca con una mirada algo intransigente, como si desconfiara de mí, un chico con pecas y otra chica de cabello castaño que tenía en sus manos algo que comía con gusto.
—Ella es Mikasa—me dijo Armin señalándome a la chica de cabello negro. —Él es Jean—este me saludo con un "ey" sin dejar de mirarme reprobatoriamente—él es Marco—me señalo al chico con pecas que me sonrió muy natural—y ella es Sasha—esta apenas respondió pues estaba muy ocupada comiendo.
—Hola, soy Eren— repetí, todos asintieron, menos Jean que trono los dientes sacando de su boca un chicle que pego bajo mi butaca retándome con su mirada para ver si yo le decía algo. "este chico será un dolor de cabeza" me pensé, pues su manera de mirarme, y de provocarme era intencional, ¿Qué había hecho? No lo sabía, pero era claro que yo no le agradaba.
— ¿Es lo único que sabes decir? —inquirió el chico dejando caer su mano sobre mi pupitre. Me quería provocar y lo estaba logrando.
— ¡Jean, cálmate! —el chico llamado Marco poso su mano sobre el pecho de Jean para detenerlo en cuanto vio que yo me pare de mi pupitre mirándolo de la misma manera que ese chico me miraba.
— ¡Chicos, chicos! —Interfirió Armin deteniéndome a mí— ¿Jean, porque tienes que ser tan grosero? Habíamos quedado que seriamos amables.
— ¡Habla por ti! Este señorito se hace el importante llegando sin hablarle a nadie ¿Quién se cree? Solo quiero que sepa que aquí todos somos iguales.
— ¿Yo hice eso? —pregunte, ¿en qué momento? Lo único que quería era pasar inadvertido y ahora era el centro de atención no solo de los chicos frente a mí, sino de los demás que miraban desde sus lugares el altercado entre Jean y yo.
— ¿Quién más? ¿Eres retrasado o algo parecido?
— ¿Qué dices? —contraataqué.
—¡Cálmense los dos! —pidió Armin.
— ¿Qué pasa aquí?
Una voz desconocida entro en la aula, todos sabían quién era porque enseguida retomaron sus lugares yo seguí a los demás percatándome que aquel hombre de cabello negro y bigote se postraba tras el escritorio frente al pizarrón haciéndome saber enseguida que era el maestro. Todos guardaron silencio esperando a las clases que daría el profesor.
Jean desde su lugar me miraba con un "me lo pagaras luego" seguía sin entender que había hecho para enfurecerlo pero era claro que yo era su enemigo y ahora él lo era para mí. Si me atacaba no me iba a quedar tranquilo, también sabia como defenderme. Y pensar que yo no quería pasar advertido y ahora con esto era claro que estaría en la boca de todos al menos una semana, la semana seguro más larga de mi vida.
Durante el almuerzo la amenaza silenciosa de Jean cobro vida. Ambos nos agarramos a golpes a la menor provocación. El me rompió la boca pero él no se quedó sin nada, se llevó un fuerte golpe en los testículos y un ojo morado. Los profesores tuvieron que detenernos y esa tarde nos quedamos ambos después de clases castigados al menos una hora. Estar a solas con él no era precisamente algo agradable, no sabía porque me odiaba pero esa misma duda me hacía odiarlo también. Todo esto era irracional.
— ¡Debiste quedarte de donde viniste! -Me dijo de un de repente, en cuanto el profesor salió del aula.
—Di lo que quieras, no voy a caer ante tus provocaciones.
— ¡Ja! Claro, eres un cobarde.
— ¡Oye ya! ¿Qué demonios te hice?
— ¿A mí? Nada, pero viniste a robarnos a nuestra mujeres con tu linda cara y esos ojos.
— ¿Ah? —este chico solo buscaba pretextos para convertirme en su saco de arena para golpearme. ¡No se lo iba a permitir! — ¿de qué demonios hablas?
—Mikasa…—murmuro con un deje de tristeza—a ella….le gustaste.
— ¿Y es mi culpa? Yo no pedí venir aquí en primer lugar. Tuve que huir…—eso ultimo "huir" lo dije sin pensar, pero eso mismo estaba haciendo, huyendo, dejando mi pasado pero el pasado es el que no me dejaba a mí.
— ¿Huir?
Me di cuenta que dije eso en cuanto él lo repitió. Nos miramos, el me miraba con curiosidad y yo sorprendido por lo que dije.
— ¿De qué huyes? —su tono de voz cambio a uno más lleno de curiosidad.
— ¡Que te importa! Es claro que tú piensas que vengo aquí a "roba a sus mujeres" lo que diga no te hará cambiar de opinión. Y, para que lo sepas, esa chica… ¡no me interesa! Solo quiero una vida tranquila.
Le grite, me di cuenta que le grite en cuanto él se quedó mirándome de manera asustada, para luego cambiar su mirada a enojo, pero no conmigo, si no al parecer consigo mismo.
—Entonces…Mikasa….no…
— ¡Ya te lo dije! No me interesa.
Volvimos a quedarnos en silencio y de repente él se aproximó a mí, a una butaca a lado de mí.
— ¿De qué huyes Eren? —Retomó la pregunta de hace un momento, cuando creí que la había dado por olvidada.
—Solo quiero…una vida tranquila. —Vocifere como respuesta y él no me dijo más. Entonces de repente me dio un golpe en el antebrazo.
— ¿Y eso porque fue?
— ¡Nada más! Sigues siendo una molestia.
No entendí a este chico, pero desde ese instante la relación con él fue menos grosera. Para Jean seguía siendo una molestia, tal cual me había dicho. Me soltaba sus indirectas cada vez que veía que Mikasa era amable o que tenía alguna consideración conmigo. Yo intentaba ser cordial pero sin que le diera a entender a esa chica algo más; no obstante, para Jean era campo perdido en contra de mí. Ya sabía que le gustaba a Mikasa, pero a mí no me interesaba en ninguna forma. Los que siempre nos detenían para pelearnos eran Armin y Marco. Sobre todo Marco, el representaba su freno y en más de una ocasión ellos me dieron a entender que eran más que simple amigos. Más tarde lo confirme por boca de Armin; entonces ¿Por qué me hacía pleito por Mikasa? Sinceramente: no lo entendía.
Fuera como fuera, de algún modo me había liado con ellos convirtiéndose en mis amigos. Almorzábamos juntos, a veces nos íbamos juntos a la escuela, estudiábamos. Prácticamente éramos el grupo de amigos. Armin, Jean, Marco, Mikasa y Sasha. Aun así, mi vida seguía siendo intranquila por el asesinato de mi madre, situación que mantenía en secreto. En más de una ocasión me preguntaron porque me mude, solo dije que por el trabajo de mi padre sin ahondar mucho.
Hubo una vez que Armin se atrevió a preguntarme de mi madre en privado. Él era inteligente así que sabía que yo algo ocultaba pues cuando llego un momento entre platica y platica que me preguntaron de ella yo no dije absolutamente nada. Yo confiaba en Armin así que le comente a él, poco después lo supieron los demás y el trato con Jean fue menos hostil, aun me fastidiaba pero ya era en minoría, soportable.
Mi vida parecía estable hasta el momento. No obstante eso cambio al mes.
En el piso de arriba, para ser más precisos el aula 3-B llego un nuevo estudiante a mitad de curso. Eso no era algo recurrente sin embargo sucedió. En ese salón le hablaba a un chico que se llamaba Berth del cual me había hecho amigo al alcanzarme una comida en el comedor de la escuela, algo absurdo, pero es increíble como una amistad puede nacer de algo tan simple; bien, pues este chico me comento que "el chico nuevo" era muchísimo mayor, que se había puesto al corriente con extremada rapidez porque era inteligente y que había dejado la escuela sin razón aparente; pese a eso, se rumoreaba que había estado en una correccional para menores pero que nadie sabía la razón del porqué. Yo no había visto a ese chico pero de una manera extraña me causaba mucha curiosidad.
Hasta que paso.
Caminaba por los pasillos, directo a las clases de química a lado de Jean cuando aquel chico que me mención Berth –que reconocí porque me lo señaló una vez- paso a lado mío. No pude evitarlo, mi mirada lo siguió con curiosidad que rayo en lo morboso. Le seguí hasta verlo que se adentraba en su salón. Su cabello era negro, como el de Mikasa pero su estatura era como una cabeza menos, me di cuenta que apenas su cabeza rosaba mi hombro, y sus ojos, esos ojos indiferentes y fríos. ¡Fue eso! Me recordaban a…No, no podía ser.
— ¿Qué? —La pregunta parca de Jean me hizo volver mi mirar hacia él.
—N-nada…
— ¿Te gusta ese chico? —su pregunta era fuera de lugar y con doble intención en su tono de voz.
— ¿Qué? Claro que no. —por algo que no entendí sentí arder mi cara, la cual oculte de la vista burlona de Jean.
—Es un altanero. Se cree mucho porque es inteligente y ha logrado ser el delegado de su clase.
—Ya se…Berth me dijo algo de eso….
— Eren, no debes acercarte a él. Se dice qu-
—Ya se lo que se dice—le interrumpí, estaba harto de la misma cantaleta. Yo no lo conocía pero ¿Por qué lo juzgaban? A mi parecer se veía solitario, quizá ese mirar con el ceño fruncido era su escudo para que no se acercaran. ¿Yo era el único que pensaba diferente? Creo que sí. Ese chico me causaba mucha curiosidad, más de la que quisiera admitir.
Yo no le había preguntado a Berth pero por alguna razón él había omitido su nombre. ¡Quería saberlo! Aun no sé porque, pero algo me incitaba a hablarle. De algún modo me sentía identificado con el sin conocerlo, quizá se debía a que yo hace tan solo un mes era igual que él. ¿Y si solo necesitaba un amigo? Me dije a mi mismo. Sin embargo no sabía de qué manera podía acercarme a él así que mi curiosidad se veía mermada por ese tan simple hecho.
Y, sin esperarlo, aquello sucedió.
Aquella tarde me había quedado en la escuela en el club de pintura. No era algo que me gustara en demasía pero me relajaba mucho dejar mis frustraciones en el lienzo. Era mi terapia personal para lo que cada noche me atormentaba.
En cuanto salí de la escuela aborde la bicicleta que ese día lleve porque se me había hecho tarde en la mañana.
A solo una cuadra de la escuela vi un altercado entre varios chicos de los cuales reconocí a dos de ellos. Berth y el "chico nuevo" En cuanto Berth me vio me hizo señas de que me alejara, yo no quería meterme en problemas así que le hice caso, sin embargo al dar vuelta a la calle gire por inercia percatándome de que "el chico nuevo" venia, yo me detuve y él se paró enfrente de mí.
—Oí tú, ¿Qué tan rápida es tu bicicleta?
—Ahm…yo…bu-bueno depende de que tan rápidas sean tus piernas, supongo.
— ¡La necesito!
Sin más hizo que me bajara de ella, no parecía saber usarla, pero como si aprendiera sobre la marcha una vez que se subió en ella se disponía a irse.
— ¡Oye! —proteste, pretendía robarse mi bicicleta.
— ¡No escaparas!— escuche una voz detrás, eran los chicos que estaban con Berth, pero este ya no estaba. Solo un chico rubio con dos chicas más, una rubia y otra castaña con pecas.
—Tsch… ¡bien! Sube atrás.
—Pero ¡la bici es mía! —volví a protestar.
— ¡Ya se mocoso! Pero si no quieres que la agarren contigo mientras escapo tendrás que venir conmigo.
Mire a los que se acercaban, mire a este chico. No tuve opción, me apoye en los diablillos de la llanta trasera y me estribe en los hombros del chico.
—Diablos…eres pesado…—hizo la observación pero no lo detuvo para arrancar la bicicleta, y justo cuando estaban a nada de alcanzarnos este chico comenzó a pedalear tan fuerte y rápido como sus piernas se lo permitieron alejándonos de los chicos que nos perseguían, que desistieron sino hasta que sus piernas les dejaron de responder al ir corriendo tras nosotros.
No entendía que estaba sucediendo, o en que lio me estaba metiendo, lo único que sabía es que de manera extraña había logrado una forma de poder hablar con él. En el trayecto a ninguna parte el silencio fue inminente entre los dos. ¡Era mi oportunidad! No podía desaprovecharla.
—Ahm…etto… ¿te estaban molestando?
—Algo así…
— ¿A dónde nos dirigimos?
—A cualquier lado…
—Tengo que regresar a mi casa. Tal vez podría…de-dejarte en la tuya e irme después.
En eso el detuvo la bicicleta haciendo que en el acto cuando él se bajó yo me bajara también.
—Toma tu estúpida bicicleta—vocifero, entregándome la bicicleta así mismo dándose la vuelta para irse.
—Oye…—le detuve del hombro, pero en cuanto el me miro de perfil con esos ojos me arrepentí de esa acción arrebatada de mi parte.
— ¿Qué putas quieres? —su manera de soltar improperios me daban a entender que no pretendía quedarse para hacer plática.
—No tienes por qué ser grosero. Casi me robas la bicicleta, por poco me meto en un problema del cual desconozco ¡no es para que me grites así! Al menos un "gracias" es lo mínimo que espero. —se giró dedicándome esa mirada fría e insensible; pensé que diría algo más, pero creo que se lo pensó mejor porque sus hombros parecieron relajarse. —y…ni siquiera se tu nombre…—eso último fue más que nada un reproche por parte mía, y una manera de saberlo.
—Tsch…—trono sus dientes para luego mirarme directamente-soy Rivaille.-sin más se dio la vuelta dispuesto a irse.
— ¡Espera!
— ¿Qué quieres ahora?
—Déjame llevarte a tu casa, por favor—pedí esperando que aceptara.
— ¿Qué? Oye mocoso…—se aproximó a mí de manera que me hizo retroceder un paso, independientemente de que fuera más bajo que yo su presencia se imponía de manera reveladora-Deja de tomarte confianzas conmigo. No me conoces y es mejor que mantengamos las cosas así.
— ¿Por qué?
En eso se alejó de mí retomando su camino a alguna parte desconocida de la ciudad. En eso me percate de algo ¡no le había dicho mi nombre!
— ¡Oye, Rivaille! ¡Me llamo Eren, Eren Jaeger! —le grite cuando ya iba a unos 5 metros lejos, el alzo la mano en son de despedida haciéndome saber que me había escuchado. No era mucho pero me sentía satisfecho. Sabia su nombre, el sabia el mío, y por ese detalle tan simple de lo que lo había salvado podía iniciarse una amistad. O, al menos, es lo que yo pensé.
En los días venideros Rivaille se notaba reticente cuando me acercaba a él en la escuela, usaba sus insultos propios del como un modo de alejarme pero no le funcionaban, porque después de un rato aceptaba mi compañía. Claro, Armin, Jean y los demás no tardaron mucho en hacerme ver su descontento ante mi intento por hacerme amigo de Rivaille. Esa vez a regañadientes me jalaron a una mesa del comedor de la escuela pues según ellos tenían que hablar conmigo.
— ¿Eres un suicida o que te pasa? ¿Qué intentas lograr acercándote a ese asesino?-inmediatamente me ataco Jean.
—No ¿Qué les pasa a ustedes? No lo conocen, no deberían juzgarlo.
—Eren, no—ni suficiente con su negación en palabra, Armin movía negativamente la cabeza y Marco solo me miraba triste, se veía preocupado, esa preocupación parecía ser dirigida hacia mi persona.-tu eres quien no lo conoces.
—Estuvo en la cárcel. Alguien que estuvo ahí no es porque haya hecho algo bueno-objeto Marco
—Es reformatorio—corregí indignado, añadiendo: —Además, ¡es un rumor! Ninguno está seguro si es cierto o no. El solo es solitario y necesita un amigo, yo seré ese amigo.
Jean se veía irritado haciéndomelo saber cuándo me tomo de la corbata del uniforme haciéndome levantarme un poco del piso, Marco y Armin como siempre intentaron detenerlo, Mikasa mostraba preocupación también y Sasha parecía asustada.
— ¡Detente Jean! ¿Por qué siempre tienes que ser un animal? ¡Bájalo! —le grito Marco y en ese acto Jean me soltó de la corbata aun furioso y con el coraje carcomiéndole los puños que se morían por estamparse en mi rostro.
—tsch… ¡este bastardo suicida me saca de quicio! ¿Qué esperabas?
—Pero no es la forma—contrarresto Armin que termino por callar a Jean.
Mikasa me tomo del brazo-todos estamos preocupados, ese chico es peligroso.-lentamente me desasí de su agarre sin verme grosero. Su manera progenitora me ponía incomodo, porque aunque no lo dijera yo sabía que le gustaba y no quería que me mal entendiera.
—Ustedes….no lo conocen…—reproche alejándome de ellos. Rivaille salía de la tienda del comedor y yo le seguí, él se opuso como siempre pero al final me senté lejos de mis amigos a lado de Rivaille. Ellos me miraban desaprobatoriamente pero no me importaba. Rivaille necesitaba un amigo y ese tenía que ser yo ¿Por qué? Porque era solitario igual que yo. Sé que no sabía que vida había llevado o porque era así tan reticente pero en mi interior sabía que poco a poco me lo estaba ganando y no iba a retroceder para perder el terreno que tanto me había costado.
Ese día le pedí a Rivaille que me esperara al salir de la escuela. Se opuso, como siempre para cualquier cosa que le pedía, pero yo tenía mi manera de convencerlo o quizá que no le desagradaba mi compañía tanto como el me lo decía.
Al salir del club de pintura, Rivaille me esperaba. Se encontraba recargado sobre la reja de la escuela con los brazos cruzados y su mirada imperturbable de siempre, pese a eso se veía irritado, lo supe porque su ceño estaba más fruncido de lo normal.
—Llegas tarde—lo sabía, eso le molestaba de sobre manera. Le había dicho que saldría a las 4 pero llegue 15 minutos tarde, sobrepasaba lo que para él era el límite de tolerancia.
—Me dijiste que te irías si no llegaba. Pero, aun así me esperaste. Gracias Rivaille.
—Tsch…. —y fue todo, sonreí ante eso porque sabía que le tenía ganada la discusión. Dejo su postura y comenzó a caminar. Yo le seguí en silencio.
Como no me gustaba quedarme callado le comencé a platicar de mi clase de pintura. No había necesidad de que el dijera algo yo sabía que me estaba escuchando porque asentía.
—Mañana quizá salga más tarde por-
—Eren, no deberías hablarme más.
Aquella petición, más que petición se escuchó como orden, que me hizo sentir un nudo en el estómago. Él era irrevocable en sus palabras y pocas veces podía contradecirlo.
— ¿Ah? ¿Pero qué estás diciendo? Rivaille...yo…
—Debes escuchar a tus amigos. No soy bueno para ti, es mejor que te alejes.
— ¡No les hagas caso! ¡Ellos no te conocen!
—Tu tampoco me conoces Eren.
Fue suficiente para callarme, pero no me quedaría así. Yo no haría caso a lo que decía, y menos por los demás, era seguro que los escucho en algún momento si no, no me diría eso.
— ¡Porque no me lo permites! ¡Quiero saber más de ti! ¡Que te gusta, que no te gusta, si tienes sueños, de tu familia, de todo!
— ¿Por qué? ¡Es absurdo! Actúas como lo que eres, un mocoso—su seño se frunció a algo que nunca había visto, más que enfado se veía más como fastidio—¿sabes qué? Adiós….no tengo porque discutir contigo.
Entonces, llevado por un impulso, o quizá por un arrebato infantil le detuve del brazo.
— ¡Me gustas! —ya, lo había dicho, creyendo que no me había escuchado porque no me dijo nada lo volví a repetir— ¡Me gustas Rivaille! —sí, lo estaba diciendo yo, si, era cierto. Mi mente me traiciono hablando más rápido que mis propias palabras que prácticamente escupí.
—Algún día te arrepentirás de haber dicho eso.
— ¿A qué te refie-?
Antes de que terminara de formular mi pregunta o siquiera saber la respuesta sus labios ya estaban sobre los míos haciéndome callar. Él estaba parado de puntillas, lo supe porque me había alcanzado rápidamente a mi estatura y se sostenía de mi cuello para no caerse, eso era tierno, al menos a mis ojos. Temeroso le tome de la cintura haciendo más estrecha la cercanía provocando que el beso aumentara la intensidad. El inicio el beso, él lo termino dejándome con ganas de más.
—Rivaille…yo…esto es…
—Nos vemos mañana mocoso.
Una sonrisa de lado me hizo saber que me correspondía. Él no era de sonreír, pero ese gesto aunque duro poco y fue muy leve me hizo quedarme parado, en esa calle, como idiota, en lo que veía como él se alejaba dando vuelta a una calle. "nos vemos mañana" no había sido como lo había planeado pero al menos la promesa de seguirnos viendo me tenía satisfecho.
Si anteriormente me había alejado de mis amigos ahora era más evidente. La mayoría del tiempo, (al menos fuera de clases) me la pasaba con Rivaille. Todo el tiempo era yo el que platicaba el solo abría la boca para comer un alimento en el almuerzo o para decirme algún comentario mordaz haciendo que pasara una de las dos cosas. O que me riera, o que me molestara. ¡Yo era feliz! Rivaille también parecía serlo; no obstante mis amigos no era felices por mí. Jean se molestaba más que antes, creo que estaba preocupado, o era muestra de que lo estaba con su enojo y su forma de hacerme enojar al ser egoísta y directo. Yo hacía oídos sordos a todo, hasta que un día, estando a nada de irme con Rivaille Armin me detuvo.
— ¡Rivaille, espérame en la puerta!
—Bien, pero no tardes.
Armin, Jean, Marco y Mikasa me habían detenido cerca de la biblioteca de la escuela. Sabía que me dirían algo sobre Rivaille como tantas otras veces. Ya no quería escucharlos, pero me lo pidieron tan urgentemente que me dije que sería la última vez.
—Eren, tenemos que decirte algo…
— ¡No va a escucharte Armin! Es más necio que un burro—farfulló Jean que se veía fastidiado de estar ahí.
—No comiences Jean—lo callo y luego me miro—Eren, tienes que escucharnos, después podrás tomar una decisión—explicó Marco que se paró a lado de Jean.
—Sí, lo que Armin tiene que decirte es importante. Escúchalo Eren—repitió Mikasa que me tomo de la mano pero yo aleje sin pretender irme del lugar. Solo no quería que me tomara, a veces su abuso de confianza me ponía el cabello de punta.
—Bien, los escucho.
Nos adentramos a la biblioteca que aún no cerraba y me senté cerca de una de las mesas de estudio del lugar. Armin abrió un periódico, hojas sueltas, y demás información delante de mí. Quería preguntar que se trataba todo eso, que tenían preparado para mí ahora, pero sabía que ellos mismos me darían la respuesta; así que, solo mire aquello sin darle importancia y luego los vi a ellos que se sentaron a mi lado. Solo Armin no, que se sentó enfrente de mí.
—Eren ¿sabes qué es esto?
— ¿Cómo voy a saberlo?
—Los rumores sobre Rivaille son ciertos. Él estuvo en una correccional para menores. Eren, el mato a una persona.
— ¡No es verdad!
— ¿Estas ciego o que idiota? No querías creer, pero las pruebas están aquí-Jean golpeo la mesa y la encargada del lugar le hizo callar con un "ssshhh" ya que aún había estudiantes en el lugar, provoco que surtiera el efecto deseado. Jean se calmó.
—Él estuvo en el distrito de Singanshina, ¿tú vienes de ahí no?
—Si pero ¿Qué tiene que ver conmigo?
—Tienes que ser fuerte Eren…—indicó Mikasa apoyando su mano en mi hombro. ¿Qué manía tenia esta mujer de tocarme con tanta confianza? Era mi amiga, no mi novia, pues así sentía su tacto.
—Según los informes el mato a una mujer, esa mujer probablemente fue tu madre. Ahora está aquí, es posible que venga por ti. Si nadie ha advertido nada es porque se cambió el nombre. Antes era Levi, ahora es Rivaille. Es un cambio de traducción por región, no sabemos. Aquí mismo le dicen "el hombre de los mil nombres" ¡debes alejarte del!
¿Rivaille el asesino de mi madre? Eso era tan descabellado pero por la severidad con la que lo decía Armin me hizo dudar por un momento de Rivaille que ahora no sabía si realmente se llamaba así. Me levante de la silla abruptamente, mirando las fotos, mirando a mis amigos que así mismo veían mi expresión.
—El asunto de mi madre es delicado para mí. ¡No puedo creer que hablen de su muerte de esa manera!
— ¡Cálmate Eren! Solo estamos diciendo lo que encontramos en periódicos e internet. No es una probabilidad, pero no deberías descartarla—intento decirme Marco, que me detuvo del brazo pero yo me solté en un arrebato.
— ¡No! ¡Ustedes están dementes!
— ¿Lo ven? ¡Sabía que no nos escucharía! —Dijo Jean— ¿puedo ya golpearlo? —se tronó los dedos de su mano, parecía que se preparaba para golpearme.
— ¡Nada de violencia Jean! —intercedió Mikasa parándose en medio de Jean y yo.
— ¿Qué sucede? Será mejor que guarden silencio, esto es una biblioteca—apuntó la encargada que se aproximó a nosotros.
—No sucede nada ¡yo me largo de aquí!
— ¡Eren, espérate!
Escuche que grito Armin pero yo no hice caso y salí de la biblioteca. Corrí algo aturdido y asustado por lo que mis amigos habían dicho. ¿Qué tan cierto era todo ello? No quería creerlo porque yo estaba enamorado de Rivaille, Y si él era el asesino, ¿estaba enamorado del asesino de mi madre? El solo pensar eso por un ligero momento quería arrancarme los cabellos. ¡No podía ser verdad!
Para cuando llegue a la reja de la escuela, Rivaille ya no se encontraba. Me sentí algo decepcionado y culpe a mis amigos por demorarme con algo tan cruel como lo que me habían dicho. Las pruebas que me mostraron apenas si pude verlas, ya que muy en mi interior sabía que podía ser cierto.
Al siguiente día evite a mis amigos a toda costa. Mikasa intento acercarse pero yo la rechace lo más fríamente posible. Ahora mismo me valía una mierda ser amable o condescendiente con ella. Ese día Armin no se presentó a la escuela (lo cual era extraño porque, dicho por sus mismas palabras, el odiaba faltar, así estuviera algo enfermo) no le di importancia, ya no me interesaba nada que tenía que ver con ellos a partir de ese momento.
Durante el almuerzo pude ver a Rivaille y me le aproxime en cuanto lo vi sentarse lejos de los demás como era su costumbre.
— ¿Qué haces aquí? —ese fue su saludo. Sabía la razón de su molestia y en contentarlo me costaría trabajo, eso lo sabía de sobra.
—Sé que estas molesto por mi demora ayer…pero es que ellos…
—Te dije que deberías hacerles caso, pero eres un mocoso terco e idiota. Ya me canse de soportarte, vete de aquí si no te moleré a patadas ¿escuchaste?
—Rivaille…no seas así, ellos me detuvieron para decirme puras tonterías.
—No es ninguna tontería. Sé que te dijeron, y es cierto.
— ¿Nos….escuchaste?-por un momento el corazón se me oprimió. ¿Qué es lo que él decía que era cierto? No podía irme sin saber a qué se refería exactamente.
— ¡Claro que no! Pero se lo que dicen de mí. Todo es cierto, por eso te dije que te alejaras, pero eres tan aferrado a tus inquietudes.
— ¿Qué es cierto Rivaille?
—Fui a una correccional por asesinar a una persona. Eso es cierto ¿satisfecho? Ahora puedes irlo a divulgar y arruinar esta falsa vida que invente. Volveré a huir e inventarme otro nombre ¡qué importa! —tomo su charola disponiéndose a irse.
— ¡Espérate! —le detuve del brazo-mira, si es cierto o no ¡al diablo! Ellos no te conocen como yo. Hagamos una cosa ¿quieres? —espere su respuesta, pero creo que esperaba saber qué le diría-espérame como siempre ¿sí? Hablemos claramente y luego…yo decidiré si me alejo de ti o no…por favor…—él no me respondió— por favor Rivaille…—imploré deseando que pudiera convencerlo.
—Bien…nos vemos al rato…
Ya lo había convencido así que deje que se fuera. Los demás me miraban con reproche desde la distancia pero ahora mismo estaba tan molesto con ellos que me valía pito lo que estuvieran pensando. Yo estaba seguro que había una explicación razonable para el acto de Rivaille. Él no podía haber asesinado a mi madre, era imposible, y demasiada coincidencia. Jamás habían dado con el culpable o eso me había dicho mi padre porque no había dejado huella alguna de su culpabilidad. El caso de Rivaille y el caso de mi madre eran diferentes, que hayan ocurrido en el mismo sitio solo era una muy puta y maldita coincidencia, solo eso.
En cuanto salí de mi club Rivaille me esperaba donde siempre. Sonreí para mí mismo, era claro que él también quería aclararme todo, que yo le importaba de la misma manera que el me importaba a mí.
—Vamos a mi casa, ahí podremos hablar con calma.
—No—negó rotundamente.
—Descuida, mi padre está trabajando y llegara hasta tarde. Así que estaremos solos.
—Oohh…—alargo la vocal pudiendo percibir un ligero tono en doble sentido en esa única expresión.
— ¡No, no es lo que te imaginas! Solo quiero hablar, solo eso. —entonces advertí a que se refería. Sentí arder la cara, y el contuvo una risa que no pude ver.
—Más te vale mocoso, porque si intentas algo pervertido, te pateare los testículos.
—No tienes que preocuparte, no haré nada.
En el corto trayecto de la escuela a la casa nos mantuvimos en silencio. Era incomodo porque quería decir algo, pero lo estaba reservando para cuando llegáramos.
Abrí la puerta y lo deje pasar, él se detuvo en la entrada esperando a que cerrara y luego yo me adelante para guiarlo hacia la sala. Le ofrecí algo de tomar pero él se negó, por consiguiente prendí la televisión pero solo para tener algo de ruido sin que fuera molesto el silencio.
—No vine de visita Eren. ¡Habla ya!
—Yo no quiero alejarme de ti Rivaille o Levi, o como te llames. Es absurdo lo que me dijeron, yo no puedo creerlo, Quiero que tú me lo desmientas.
—Sabes que no es mentira. Ya te lo confirme yo, soy un asesino ¿no tienes ni un poco de miedo o algo? Sí que eres un arriesgado suicida.
—Jejeje…puede ser, pero….creo que has de ver tenido tus razones para hacerlo. Tal vez fue en defensa propia, o algo así ¿no es verdad?
—No, fue por venganza.
— ¿Venganza? ¿De quién o….qué? —intentaba entender.
— ¿De verdad quieres saberlo?
—Sí, es por eso que te lo pregunto.
—Bueno, entonces creo que si te aceptare ese jugo que me ofreciste antes.
—De acuerdo, te lo traeré.
Me dirigí a la cocina, abrí el refrigerador y serví dos vaso con jugo; uno para mí, otro para Rivaille. En cuanto llegue a la sala el veía con atención los libros que estaban en el mueble, cuando se percató de mi presencia me acepto el vaso con jugo que le brindé. Se sentó en uno de los sofás y yo lo imite sentándome a lado del. Dio un trago a su jugo, fue como darse valor. Seguro para él era algo difícil de hablar pero yo lo escucharía atentamente.
—Como te dije, fue por venganza.
— ¿De quién te vengaste?
—Del doctor de mi tutor.
— ¿Por qué?
—Perdí a mis padres desde muy pequeño. Durante algún tiempo fui adoptado pasando de hogar en hogar, de familia en familia; hasta que, una pareja de homosexuales me acogió. A mí me daba igual así que me fui con ellos. Debo decir que algo se me pego porque si no, no estaría con un mocoso ahora-me miro de manera acusadora.
—Jejeje… prosigue, te escucho.
—Todo parecía bien hasta que… uno de ellos enfermo y murió. Su pareja no pudo soportarlo y bueno, empezaron los problemas. Todo el tiempo tomaba, hablaba de su pareja sin parar y bueno yo, trataba de sobrellevarlo sabiendo que tarde o temprano regresaría a la estúpida casa hogar. Entonces, mi tutor tuvo un accidente en la carretera, el doctor que lo iba a atender se debatía entre salvar a mi tutor o salvar a un estúpido regordete Senador. Mi tutor tenía las costillas fracturadas amenazándole con perforarle los pulmones y era necesario operarlo cuanto antes, el senador tenía una bala en el cráneo y moriría si no lo operaba ese doctor que según supe era muy bueno haciendo su trabajo. En fin, ¿a quién crees que el opero?
—A… el senador… —afirme con tristeza y Rivaille asintió corroborando lo que yo supuse.
—Él pudo salvarlo, pero opto por salvar a ese Senador. Un hombre corrupto por el cual el doctor ese subió a la fama ¿la vida es injusta no te parece? Yo estaba fastidiado de que con la única familia que me iba bien se arruinara de esa manera, por un momento me culpe, pero luego vino a mi mente ese doctor. Yo había perdido a alguien importante, él lo perdería también. Así que mate a su persona importante, obtuve mi venganza, pero también este pasado que no me dejara jamás. Ahora estoy aquí, tras salir de la correccional, La dueña de la casa hogar me acogió de nuevo pero ya no vivo ahí vivo por mi cuenta y bueno…lo demás ya lo sabes. He cambiado de nombre varias veces, o al menos, variación de mi nombre. Mi nombre real es Levi, pero de tantos cambios de nombre me da igual cómo me llamen.
Quede helado, el esperaba mi respuesta, lo sabía, pero yo no tenía idea de que decir. Entonces relacione lo que mis amigos me habían dicho, lo que Rivaille o Levi, o quien fuera, me dijo ¡todo encajaba! Pero era imposible, yo no podía creerlo.
— ¿Lo ves? No pretendo que lo entiendas, pero por tu cara puedo ver que no te agrado.
—No, no es eso, es que…. ¿matar? no es algo que haga cualquiera.
—Si bueno, soy la excepción a la regla. No soy el primero ni el último ser humano que mata a otro, Eren. Era un mocoso y me deje llevar por mis impulsos. Lo pague caro y lo sigo pagando, pero no me aflijo.
—Yo no tendría el corazón para hacerlo.
—Cuando algo tan fuerte es tu motor, créeme, no piensas si tienes corazón o no ¡lo haces y ya! Todos los seres humanos somos capases de matar, solo nos falta algo que nos motive. En mi fue la venganza.
—Bien…creo que puedo entenderlo. Y… ¿A quién mataste?
—Eso no importa.
— ¡Sí importa! Rivaille…—pase un trago de saliva para darme valor para lo que diría a continuación—mi…mi madre….fue…fue asesinada, mi padre es doctor ¡todo encaja!
— ¿Crees que fui yo?
—Armin, dice que fuiste tú.
—Sí, sí, pero ¿Qué crees tú?
—Yo…no lo sé….pensarlo como una posibilidad es tan retorcido que…me niego a aceptarlo. ¡Yo no podría estar enamorado del asesino de mi madre! Es solo coincidencia, pura coincidencia.
— ¿Enamorado? ¿Estás enamorado de mí?
—Ehm… yo… si… ¡lo siento! ¡Es una tontería! Tú no puedes ser ese hombre…
— ¿Quién te lo asegura? Tú lo dijiste. Todo encaja.
— ¡No juegues conmigo! ¡No es gracioso!
—Yo nunca bromeó Eren.
— ¡Tú no eres ese asesino Rivaille!
—Cree lo que quieras creer, como tú dices. Es una coincidencia, aunque…yo no creo en eso.
—Rivaille, no quiero pensar más en eso. No pudiste ser tú.
—No deberías estar tan seguro de eso.
— ¡No quiero pensar en eso! —era malo, todo esto era malo, pensaba, pero no podía odiarlo de la nada sin saber si era cierto o no.
—Tsch…mocoso…
Me senté a su lado acortando la distancia y lo bese. Quería poner en blanco mi mente y los labios de Rivaille lo lograban con Éxito.
Pensar en la muerte de mi madre, en que Rivaille era posiblemente el asesino hacia que el estómago se me revolviera. Desechar esa idea con los brazos de ese pelinegro rodeando mi cuello, era como esos calmantes o antidepresivos que tomaba cada vez que la ansiedad o la tristeza me embargaba; me relajaban, me hacían olvidar todo y creer que todo estaba bien.
El beso había alterado mis sentidos provocando que tumbara a Rivaille sobre el sofá, el no opuso resistencia, pero yo no seguí con algo más porque realmente no sabía cómo seguir. Nunca había estado con nadie y menos con un hombre, así que, respecto al tema, era inexperto e ignorante.
—No sé qué hacer…no he estado nunca con un hombre.
—Tsch….sí que eres un mocoso…de todas maneras no pretendo hacerlo contigo.
— ¿Por qué? —ante esa afirmación por parte del pelinegro me hizo sentirme decepcionado.
—Porque no vine a eso. Además eres el único con una erecció prueba más de que eres un mocoso infantil y también precoz.
—Lo…lo siento…
—Ni al caso que te disculpes. Te ayudare a desahogarte un poco.
El me empujo quitándome de su cuerpo, me hizo sentarme, se incoó frente a mí, bajo la bragueta de mi pantalón, sacando mi falo erecto que tomo en sus manos.
—No vayas a hacer ningún ruido raro.
— ¿Qué preten-?
En ese momento mi boca emitió un gemido ahogado cuando sentí como su boca cálida y húmeda aguardo mi miembro en su interior provocándome alivio pero al mismo tiempo ansiedad y necesidad.
Su boca sabía lo que hacía, me lamia, me chupaba. Yo cerraba los ojos quería ver, pero las sensaciones me lo prohibían, cuando sentí que me libero de esas lamidas que hacía con su lengua, lo vi y el me vio, nuestras miradas se cruzaron, entonces el, sin despegar su mirada de mi lamio la punta de mi miembro haciéndome soltar un ruido de mi voz que hasta para mí fue extraño y me abochorno.
—Eres un mocoso muy pervertido.
—Ca…cállate…lo que haces…con tu lengua…
— ¿Qué? ¿Te gusta?
—Me encanta…
—Que honesto…—apenas esbozó una sonrisa y en esa posición, con la boca llena de mi pre semen, sin parecer avergonzado por lo que me hacía, acariciaba a lo largo y ancho de mi pene. Creo que para él eso era algo natural, porque para mí era una situación demasiado embarazosa.
—Rivaille…yo…
— ¿Quieres que siga?
—Si, por favor….
Tome su cabeza para inclinarlo a mi erección, pero la alejo dándome a entender que el que tenía el control de la felación era él y no yo.
—Tu miembro esta tan sucio, voy a limpiarlo bien.
— ¿A…a limpiarlo?
No sabía que estaba diciendo, todo era confuso para mí. Su lengua me lamia a lo largo de mi miembro, su mano desocupada jugaba con mis testículos entre sus dedos provocándome perderme ente la sensación de su lengua lamerme y sus paladar. Era tan delicioso que no encuentro aun palabras para describir ese acto. "no vayas a hacer un ruido raro" me dijo, pero era contradictorio porque para lo único que usaba mis manos era para apoyarme pues si no caería en el abismo de placer y mis manos de algún modo me mantenían apoyados en la realidad que ya estaba muy lejos de mí. De repente, sentí mucho calor, las lamidas y las chupadas se fueron todas a la punta de mi pene, su lengua se movía más rápido y fue ahí que una descarga eléctrica me domino desde mi vientre hasta la punta de mi miembro; exploto un placer que duro algunos segundos. Para cuando abrí mis ojos vi que Rivaille se limpiaba la cara con su mano lamiendo sus dedos sin despegar su mirada afiliada de mí. Su expresión era incluso más aterradora, lo estaba disfrutando no cabía duda, no era sonrisa, tampoco reproche, solo supe que el que me viniera en su cara lejos de molestarlo fue su regalo por el gran trabajo que con su lengua había hecho.
—Vaya…eso fue bastante.
— ¿Pero qué haces? ¡No te lo comas!
—Ya lo hice.
— ¡Qué vergüenza!
— ¿Por qué? Si te agradó, no parabas de gemir aun cuando te dije que no lo hicieras.
—Si pero…
—Cálmate, no es para tanto—saco un pañuelo del bolso de su pantalón para limpiándose la cara; se incorporó quedando frente a mí— ¿tu baño? Necesito lavarme la cara, no puedo irme oliendo a semen.
—Ah…por…por ahí…—le señale por donde se encontraba y en silencio entro al baño dejándome solo y muy confundido por lo ocurrido.
Era bueno, bastante (bueno, nunca lo había vivido antes pero para mí eso fue único y especial para ser la primera vez que lo vivía). La conversación anterior, la duda, todo parecía tan distante que le reste importancia. Definitivamente Rivaille no era ese asesino, ni me buscaba para terminar su venganza, si no hubiera aprovechado que estábamos solos para matarme y no para hacerme la felación más exquisita que jamás creí experimentar, y menos que proviniera de la boca de un hombre.
Al día siguiente toda felicidad con Rivaille de la tarde anterior se esfumo cuando Jean me dijo que Armin había sido asesinado. El día anterior que había faltado había amanecido electrocutado con una secadora dentro de su bañera. Obviamente culpaban al pelinegro pero yo les desmentí porque él estuvo la tarde conmigo. La policía investigo pero no pudieron encontrar al responsable aun así seguirían investigando o, eso dijeron. La muerte de mi amigo me afecto más de lo que admití en el momento, ya que estaba molesto con Jean. "él lo mato, lo mato para callarlo". Pero entonces, tras pasar algunas semanas Jean fue el siguiente, a él lo encontraron con el cuello roto, todo indicaba que se había suicidado, pero la policía forense desmintió aquella afirmación anterior.
No pasaba mucho de un funeral a otro cuando supe que Marco también fue asesinado, según supe él había perdido la mitad de su cuerpo, cuando fue enterrado la familia no dejo abrir el féretro para despedirse, Mikasa dijo que había quedado terriblemente y que era mejor recordarlo como lo conocíamos. No paso mucho cuando le siguió Mikasa encontrada también muerta de una manera terrible.
¿Quién era el responsable?
Las autoridades ahora parecían una simple burla para aquel asesino que sabía perfectamente como ocultar sus huellas, además de que Rivaille se veía constantemente interrogado por la policía local debido a sus antecedentes por lo que ya su pasado no era ningún secreto para los de la escuela que lo miraban como una amenaza. Sin embargo en todas esas falsas acusaciones yo lo defendí. ¿Por qué? Un parte de mi decía que era injusto que creyeran que él era el causante solo por el pasado que lo precedía, y otro poco por mi amor ciego.
¡Qué mal estaba!
Rivaille dejo de asistir a clases a causa de las acusaciones y las constantes interrupciones por parte de los investigadores a la aula donde el asistía. Yo me quedaba de ver con él en un parque cercano o en mi casa. Sin embargo, eso también fue disminuyendo al grado de que en días no sabía nada del. Esto estaba mal, muy mal, porque yo vivía preocupado por él, pero así mismo temeroso de que yo fuera el siguiente en la lista de ese asesino que estaba suelto.
Los casos de asesinatos de mis amigos llegaron a oídos de mi padre porque un día llego alterado a casa diciéndome que el asesino de mi madre andaba suelto. Yo seguía sin saber de Rivaille que ahora más que nada creía que él era el culpable, me había dejado llevar lo dicho por mis amigos, lo dicho por mi padre que en un intento por saber quién era ese asesino me puse a investigar por mi cuenta.
Pocas veces usaba el internet en mi laptop para tareas esa vez le daría otro uso. Sinceramente no sabía cómo averiguar. Entre al buscador escribiendo: "asesino en Shiganshina" había varios casos que se mencionaba, no solo de mi madre, y fue así mismo como encontré el reportaje. Era demasiada información y leía al azar encontrando lo que temía.
"La mujer murió a causa de varias puñaladas en el pecho…"
"….no se encontraron huellas identificables…"
"¡El responsable era un menor de edad!"
"Mato a sangre fría"
"Cuando se le interrogo dijo que fue por venganza hacia el doctor esposo de la occisa"
"Se investigó su caso a profundidad"
"Vivía con una pareja de homosexuales. Erwin Smith, Mike Zacarías"
"Los psicólogos lo diagnosticaron como un sociópata…"
"Será llevado a una correccional de menores"
"Si se rehabilita es posible que regrese a la sociedad según dice sus psicólogos"
"El joven asesino de nombre Levi seguirá en observación"
Y mientras leía y leía yo no podía creerlo; pero, ahí estaba, la prueba irrefutable. Hice a un lado el aparato, mire al techo por algunos momentos tratando de asimilar lo leído ¡no podía ser! Yo le había permitido entrar en mi vida, le había permitido conocerme, era seguro que sabía quién era yo ¡se burlaba de mí! ¡Ya no tenía duda! Quería odiarlo pero lo único que podía pensar era que si lo odiaba era por matar a mi madre, pero así mismo ese odio se volvía en sentimiento de culpa porque yo le amaba, si, amaba al asesino de mi madre, esa era una cruel realidad ¿Por qué se habían suscitado así las cosas? Y mientras más pensaba ya no me cabía la duda de que mis amigos habían muerto en sus manos, y que murieron por mi culpa. Creo que grite, tire varias cosas de mi casa solo escuchando como se estrellaban contra el suelo de manera alarmante. La policía llego y me sacaron casi a rastras, me preguntaban qué pasaba pero yo interiormente no estaba en mis cinco sentidos solo escuchaba gritos, gritos que sabía que eran míos, gritos que luego se convirtieron en risas que distaban mucho de tener gracia. Sentí que alguien me tomo del brazo he inyecto algo que me hizo dormir enseguida. Cuando desperté, recordé mi realidad. Una realidad en la cual no quería estar. Quería huir, quería buscar a Rivaille, quería matarlo, quería amarlo, muchas cosas quería que sentía que me volvería loco de rabia.
—Él está bien por ahora, se le inyecto sedantes para tranquilizarlo.
— ¿Qué fue lo que paso?
—Tuvo un ataque de ansiedad, pero no te preocupes estará bien.
Escuche que hablaba mi padre con uno que parecía su colega, por la forma tan familiar con la que hablaban.
— ¿Pa…papá?
—¡Eren!
En cuanto se percató de que estaba despierto se aproximó en premura a tomarme la mano y acariciarme la frente.
—Diablos Eren…cuando me dijeron que te habían traído al hospital muy grave creí que algo muy malo te había pasado.
— ¿Por qué no me dijiste? —estaba tranquilo, sabía que se debía a lo que me inyectaron, pero aun así eso no podía detener mi triste pesar. Estar enamorado del asesino de mi madre no era nada fácil de digerir.
— ¿Qué cosa?
—Tú lo sabias…sabias quien era el asesino de mi madre ¿Por qué me lo ocultaste?
— ¿Quién te lo dijo?
—Lo investigue…
—Oh Eren…
La manera en que dijo mi nombre, con ese deje de lastima me hizo saber que estaba al tanto de todo.
—Conocí al asesino de mi madre, me hice su amigo, me engaño. Eso no hubiera sucedido si tú me lo hubieras advertido.
—Yo no tenía idea de que estuviera yendo a la misma escuela que tú. Lamento no haberte dicho, si hubiera sabido que todo esto pasaría…pero yo quería evitarte tanto dolor…
—Solo lo empeoraste. ¿Cómo puedo no odiarlo? En cuanto supe que Rivaille y Levi eran la misma persona perdí la razón. Papá…tengo miedo… el seguro mato a mis amigos, y seguro viene por ti o por mi ¿Qué vamos a hacer?
—Tienes que estar tranquilo. La policía está cuidando este cuarto, además ya contrate seguridad en cuanto salgas de aquí. No permitiré que ese hombre te dañe ¿comprendes? Perdí a tu madre por su culpa, no te perderé a ti también.
—Si hubieras salvado a su tutor…nada de esto hubiera pasado…—le reproche, era obvio que todo se había originado desde ahí. Quizá así hubiera conocido a Rivaille en otra circunstancia.
— ¿Cómo es que lo sabes? —me pregunto asustado.
—Él me lo conto…pero yo fui tan idiota…me negaba a aceptar que él era el culpable.
—Lo lamento, en serio Eren…pero ya nada podemos hacer. Lo que debemos dar prioridad ahora es a tu seguridad.
—Lo se…sin embargo él no lo olvida aun. Ahora entiendo que tu puesto es debido al ver salvado a ese senador y no por tus logros como médico.
— ¡Eren eso no es verdad!
— ¡Claro que sí! Rivaille te odia por eso….lo entiendo pero…
—¡ ¿Justificas que haya matado a tu madre?! —pregunto indignado.
—No pero… ¿Qué debo hacer? Entiendo la razón de porque mato a mi madre, y aun así…no puedo odiarlo… ¡no sé qué pensar ahora! ¡Déjame solo por favor!
—Pero hijo… Eren…
— ¡No! ¡Ya no quiero hablar más! ¡Déjame solo!
Gire mi rostro hacia el lado contrario de la cama para ya no verlo más, Me hablo de nuevo pero yo no respondí, entonces escuche sus pasos y una puerta cerrarse sabiendo que estaba solo en la habitación. Llore, llore tanto como mis ojos me lo permitían. Mis sentimientos se contradecían entre el odio y el amor hacia la misma persona. ¿Era posible? Si lo era, yo ahora mismo lo padecía.
Días después fui dado de alta del hospital. Yo no le hablaba a mi padre, pero él se estuvo en casa durante todos esos días con la seguridad que había contratado. Estaba más tranquilo pero seguía la incertidumbre. Desde hace ya varias semanas que no sabía de Rivaille. Una parte de mi quería saber cómo estaba, pero otra parte quería que la policía lo atrapara. Hace años que había matado a mi madre, era el culpable de mis pesadillas y de mi perdida, pero ahora era perseguido porque mato a mis amigos. ¡¿Por qué no los escuche?! Estaba ciego, ciego de un amor estúpido e infantil. Rivaille tenía razón en decirme mocoso. El sabia más de la vida, el mataba sin remordimiento, tenía la cara, tenía la actitud. ¿Por qué? ¿Ahora me mataría a mí también? Si, él era capaz, yo no le importaba, solo se acercó por la venganza que yo representaba. Pensar todo eso me dolía.
Deje de ir a la escuela por un tiempo en lo que investigaban donde estaba Rivaille, la verdad es que no me importaba regresar. Yo solo quería que todo esto acabara, que lo atraparan y pudiera preguntarle el porqué de todo, aunque eso fuera inútil.
Estar en casa vigilado las 24 horas me hacía sentirme prisionero y aburrido. Veía la tele en ratos, escuchaba música, veía videos en internet. Cualquier cosa para distraerme. Ya en la noche mi padre preparo una ligera merienda para mí y me fui a dormir. Tome mis antidepresivos y al poco rato sentí conciliar un poco el sueño.
*Eren…*
*Oí Eren…mocoso…
*despierta maldición…*
¿Era la voz de Rivaille? Sí, no cabía duda. Me estaba llamando entre sueños, la voz era apagada pero poco a poco la comencé a escuchar más fuerte y nítida, abrí mis ojos y pude verlo, creí que seguía adormilado, intente prender la lámpara sobre mi buro pero su mano me detuvo. Entonces lo supe, no era un sueño ¡él estaba ahí!
—No enciendas la luz...
— ¿Qué diablos haces aquí? ¡Toda la policía te está buscando! ¿Cómo es que…? ¡Estas manchado de sangre! ¡ ¿Qué has…hecho…?!
Su mano se oprimió contra mi boca sin permitirme moverme. Venía a matarme, lo sabía.
—Ssshhh... Cállate… no tengo mucho tiempo. Prométeme que no gritaras, es importante lo que tengo que decirte.
Asentí, tenía que hacer tiempo para que la policía y los de seguridad privada se percataran de la presencia de Rivaille lo que me hacía preguntarme: ¿Dónde estaba mi padre? la sangre que traía en su camisa y en sus manos… no quería averiguarlo.
—Estás manchado de sangre…—le hice ver, aunque era obvio que él sabía que estaba lleno de ese rojo carmesí.
—Eren…tuve que hacerlo, no me dejo alternativa.
— ¡No puedes hablar en serio! Tu….tu mataste a mi madre…a mis amigos…esa sangre es de….
—De tu padre, sí. No pude evitarlo, iba a estorbar para poder hablar contigo.
— ¿Qué…?—la sangre se me helo al ver que él lo decía así, con soltura, como si se tratara de cualquier cosa— ¿Por qué? Esto ya no es por tu venganza ¡disfrutas matar! ¿No es así?
—En parte, pero necesitaba hablar contigo.
— ¡No! ¡Me engañaste! ¡Si vas a matarme hazlo de una maldita vez! —le rete, sé que estaba haciendo mal al provocarlo, pero quería la verdad, la razón de sus actos. Aun en mi interior quería entenderlo y perdonarlo aunque seguro no se lo merecía.
—No voy a matarte Eren.
— ¿No? ¿Qué quieres entonces?
—Es cierto que en un principio eras mi objetivo. Yo sabía quién eras, fue por eso que me mude a esta ciudad, persiguiendo a tu padre, pero nunca creí que las cosas se dieran de este modo.
— ¿Qué modo?
—Muchas veces te dije que te alejaras, no lo decía por tu seguridad, si no por mí.
— ¿Por ti? ¡No entiendo!
—Eras un objeto de venganza, pero eres tan terco…
— ¿A…a que te refieres?
—Te volviste una persona, ya no un objeto. Lo que quiero decir…—se levantó de la cama y me ofreció su mano, una mano llena de sangre seca.
—Ven conmigo.
— ¿Qué?
—Sí. Yo tengo que huir y quiero que vengas conmigo.
— ¡De ninguna manera!
—Bien, lo pondré de la siguiente manera.
Tomo con su mano el cuello de mi pijama jalándome hacia el besándome con fiereza. Yo lo rechace en un inicio, pero sabía cómo envolverme que lo acepte sin pensar en nada más. Así como me acerco me dejo bruscamente provocando que yo quedara jadeante ante la falta de oxígeno que me robo con el beso.
—No lo diré de nuevo. Ven conmigo o entonces te matare aquí mismo.
—Rivaille….
— ¡Decídete!
—Mataste a mi madre, a mis…
—Lo sé ¿tienes que repetirlo? —me interrumpió.
—¡ ¿Cómo lo puedes decir con esa ligereza?!
—Es lo que es…no tienes nada, igual que yo. Escuche que una vez les dijiste a tus amigos que eras igual que yo.
—¡Yo no soy un asesino! —le hice hincapié.
—Mira Eren, no tengo tiempo para tus emociones infantiles. ¡Decide ya! O vienes conmigo o te mueres.
— ¿Por qué quieres que me vaya contigo?
— ¿Estas sordo? No tienes nada aquí.
—No…no entiendes…—hice una pausa—yo…me enamore de ti, pero está mal…muy mal…no puedo estar enamorado de ti. Es…es enfermizo es…
—Ya se…exactamente me pasa lo mismo.
Levante la cara mirándolo, sorprendido. Él estaba sin ninguna expresión, pero sus palabras sonaban tan sinceramente que era inevitable no creerle.
— ¿Es… es en serio?
—Lo es ¡Ahora ven, ven conmigo!
Me extiende su mano llena de sangre, por tercera vez, invitándome a que lo siga o que muera ahí mismo.
Soy Eren Jaeger, esta es mi historia ¿Quién es él? Rivaille, el hombre del cual irreverentemente me enamore. El asesino de mi madre, de mi padre, de mis amigos, de todo a lo cual yo le tuve alguna vez afecto.
—Tu mano…
—Oh si...la sangre es demasiado escandalosa…—se restregó la mano sobre su pantalón y volvió a extendérmela.
Le tome su mano, aun sucia, manchada con sangre de mi padre, sangre de los de seguridad, sangre de mis amigos, sangre de mi madre. En su alma cargaba las almas de las personas que mato. Primero fue por venganza, luego por amor a mí. Ya lo sé, es retorcido, es irreverente, pero así es como fue.
Tomé algunas prendas de mi closet y salimos a escondidas de mi casa, a lo lejos escuchábamos el sonido de las sirenas pero nosotros dos, íbamos tomados de la mano, lejos, a un destino incierto. No tenía idea de que pasaría de ahora en adelante, lo único que era seguro que pese a como pueda sonar, los dos estábamos enamorados.
-*-FIN-*-
¿Y bien? *-* ¿merece un review? ¡haganmelo saber! ya regresare con la actualización de "A solo una mordida" para las que me leen.
¡GRACIAS POR LEER!
¡Saludos a todos! ;)
