Capítulo 1:conociendo a los Cullen

Llegué a Forks un día lluvioso, como lo eran la mayoría. Me había mudado con mi padre para darle a mi madre la oportunidad de comenzar de nuevo, haciéndoles creer a todos que volvería pronto, que esto solo sería una época de transición, pero no era así. No quería volver a Phoenix, quizá no hubiese sido este el pueblo que habría elegido para quedarme, pero necesitaba huir de mi pasado y ésta había sido mi única salida. Por fortuna Charlie no era una persona entrometida, simplemente aceptó que vendría aquí y no puso objeciones.

La mañana que iba al instituto sentía tantos nervios que pensaba que iba a vomitar pero conseguí controlarme y entrar en clase. Al cabo de un par de horas ya había conocido algunos compañeros, sobre todo chicos, que parecían muy interesados en mí, pero yo no tenía intención de comenzar una relación, no volvería a equivocarme de nuevo, había venido aquí para enmendarlo.

Cuando llegué a clase de Biología me senté en el único asiento que quedaba libre, el chico que había a mi lado era pálido, ojos dorados, pelo broncíneo, y era tan guapo, su aspecto me recordaba a alguien conocido pero deseché esa idea.

Como el profesor no había llegado aún, uno de los chicos que había conocido, un tal Mike, decidió entablar conversación conmigo. Yo contestaba con respuestas cortas, y notaba como los ojos del otro muchacho se clavaban en mí, cuando Mike se dio la vuelta en su asiento al entrar el señor Geller me giré hacia mi compañero de pupitre, me estudiaba con la mirada y no se sintió para nada cohibido cuando notó que yo me había dado cuenta.

-No seas muy dura con Newton.-me susurró.-No está acostumbrado a que le den calabazas.-su aliento rozaba mi cara y me sentía mareada. Pero conseguí recomponerme.

-Y, ¿por qué iba a rechazarle?-le recriminé. De seguro que si Mike hubiese querido algo conmigo lo habría hecho, pero la actitud de aquel chico me obligaba a llevarle la contraria.

-Porque no pegáis juntos para nada.- así que como Mike era muy guapo y un ídolo para las chicas no podía estar conmigo.-No quiero menospreciar a nadie.-continuó y yo le fruncí el ceño.-Pero cómo podría estar un paleto de pueblo como Newton con una princesa como tú.

¡No te enamores Bella!¡No te enamores Bella!-me repetía en mi fuero interno a la vez que me ponía roja como un tomate, lo que provocó una sonrisa en su rostro.

-Por cierto, soy Edward Cullen.-se presentó ofreciéndome su mano.

-Yo...Bella Swan.-iba a estrecharle la mano pero cuando noté su gelidez retrocedí por instinto y mis ojos se abrieron desmesuradamente. Él giró el rostro hacia el profesor con rostro entre asustado y ofendido.

Una nueva semejanza entre ellos dos, él era frío. No saldría nunca de ese círculo vicioso.

Pero al entrar en la cafetería se confirmaron mis sospechas cuando vi a Edward y a su familia. Todos los rostros era pálidos y hermosos, ninguno comía, solo hablaban dejando de lado sus platos.

Después de hablar con otra de las chicas que había conocido, supe que habían sido adoptados por el doctor Carlisle Cullen y su esposa, que vivían en Forks desde hacía dos años y que siempre que el Sol salía faltaban a clase para irse de acampada.

Había que ser idiota para no saber encajar las piezas, sobre todo después de todo lo que yo había visto.

Los Cullen eran vampiros.