PRÓLOGO

4 de Julio, 1776

Llovía en el claro del bosque y el silencio era casi total ya que los pájaros, asustados como consecuencia de los disturbios que se estaban produciendo en la zona, hacía tiempo que habían emigrado; dejando así de entonar su hermosa melodía. El único murmullo que rompía el silencio era el de las gotas precipitándose por todas partes y la respiración agitada de unos pocos cientos de hombres que permanecían de pie, listos para atacar en cualquier momento. La densa neblina que cubría el aire se unió al olor de la pólvora y la hierba mojada.

Dos bandos con objetivos muy diferentes se miraban desafiantes a una distancia prudente. Uno defendía su libertad, el otro todo lo contrario. Solo una orden de sus respectivos capitanes y atacarían de inmediato.

El destino es cruel, pensaron ambos capitanes.

Los dos países se miraron por última vez con miradas cargadas de dolor y resentimiento antes de dar la señal que iniciaría una nueva batalla, que bien podría ser la decisiva en el transcurso de esa guerra.

Ambos bandos se enzarzaron, armas en mano, con fiereza y con la esperanza de terminar cuanto antes con esto. Sangre, barro y humo pasaron a inundar el ambiente y el silencioso camino de las gotas de lluvia al caer fue sustituido por los gritos de dolor, el ruido de las armas abriendo fuego apuntando a matar y los cuerpos sin vida cayendo por doquier entre la pantanosa estancia. El caos era total. Pero en medio de todo ese jaleo, esos pares de ojos no se perdieron de vista ni un segundo. Los ojos azules seguían con atención a los de color esmeralda y viceversa. Y no fue hasta al cabo de unos minutos hasta que por fin sus armas se encontraron con un ruido sordo.

"Cuánto tiempo sin verte América, o debería decir mejor, United States of America" dijocasi escupiendo esas últimas palabras como si fueran veneno, un veneno demasiado letal.

América respondió a la ofensa con un breve y apenas audible gruñido antes de ensartar otro golpe que fue esquivado por el inglés. Estaba demasiado enfadado como para ponerse a charlar.

De repente, Alfred cargó su arma a la espalda y el otro comprendiendo, más o menos, a donde quería llegar, hizo lo mismo.

Pasaban los minutos y conforme a ello, la batalla entre ambas naciones se hacía mucho más intensa y acompasada. Uno golpeaba mientras que el otro se defendía del ataque y así pasaron los minutos mientras los mosquetes seguían cargados en sus hombros. Estaba siendo una pelea a puñetazo limpio, sin armas, solo los dos y las ganas que se tenían.

Jadeantes, con las caras ensangrentadas y amoratadas echaron mano de nuevo a sus armas para acabar con esto de una vez por todas.

Desde el principio el tiempo se había detenido para ellos.

Sus armas apuntaban con odio a la cabeza del otro.

El aire se volvió denso hasta que la huida desesperada de un pájaro en la zona boscosa volvió a recordarles donde estaban y sin más dilación se volvieron a enfrentar, esta vez armas en mano.

El resultado era impredecible, ambos estaban muy igualados tanto en fuerza como en habilidad pero después de un intenso forcejeo, el británico volvió a arremeter contra su ex colonia y con un movimiento rápido clavó con gran fuerza su mosquete en el ajeno haciendo que el mosquete enemigo saliera por los aires para impactar, segundos más tarde, contra el suelo, a bastantes metros de distancia. Ambos contuvieron la respiración mientras cientos de pares de ojos dejaron de combatir para contemplar la dramática escena. Este era el tan esperado final para ambos bandos aunque no para el gusto de todos.

Ya estaba hecho, ahora solo tenía que terminar con esa revuelta sin sentido y la guerra terminaría, América volvería a ser suyo pero ¿y si no era así? y ¿si la victoria significaba la desaparición de su pequeño América? El inglés no fue consciente de la gravedad de la situación hasta que imaginó como sería desaparecer, y lo peor, como sería ver desaparecer a su querido América.

No puedo hacerlo.

En eso momento afligido y cansado física y emocionalmente, bajó su arma arrodillándose en el suelo y dejó que las lágrimas se camuflaran con las gotas de lluvia.

"Inglaterra… A pesar de que solías ser tan grande" – fue lo único que tuvo el valor de decir un destrozado América.

Con paso firme la cuadrilla americana se fue retirando poco a poco del claro. América miró por última a su ex tutor y salió con la cabeza agachada. Habían ganado pero era una victoria demasiado amarga como para celebrarla y sus hombres lo sabían por lo que ninguno hizo ademán de hacerlo. Se retiraron en el más completo silencio.

Mientras los soldados americanos se alejaban, Inglaterra yacía aún de rodillas en el suelo con ojos llorosos y mirada pérdida. Su mirada apuntaba al lugar por el cual había desaparecido segundos antes el americano pero en verdad no veían nada, no sentía nada, solo un tremendo vacío que amenazaba con engullirle.

N/A: Esta introducción está basada en los capítulos del manga y anime sobre La Independencia americana aunque quería darle mi toque dramático (¿). El siguiente lo subiré a primera hora de la tarde. See you! :)