Without you
El bosque nunca le había parecido tan terrorífico como aquél día. No sabía bien que estaba haciendo, ni como había llegado a tal punto, pero una cosa era segura. No había vuelta atrás. Aún sentía como su corazón estaba oprimido, le dolía y el escozor de los ojos no se quitaba. ¿Cuántas horas había estado llorando? Perdió la cuenta cuando el número fue cuatro. Estaba decidida a cumplir con la petición que le hicieron. La cumpliría aunque su vida dependiera de ello.
No tenía claro cómo hacerlo, a pesar de todo, solo contaba con 18 años recién cumplidos. Todavía era muy joven para afrontar lo que venía. ¿Y si no le creía? Quizás no soportaría el rechazo. ¿O sí? Negó con la cabeza tratando de desechar esos pensamientos, tenía que ser positiva, por ella, sobre todo por esa persona tan especial en su vida.
Terminó de cruzar el inmenso bosque, la claridad y el sol volvieron a hacerse presente, el calor comenzó a llegar, por lo que se quitó la bufanda y se la guardó en su bolso. A pesar de ser invierno, no hacía tanto frio como de costumbre. Y daba gracias por eso. Odiaba mucho el frio.
En su cabeza imaginaba mil y una maneras de dar su mensaje, sin parecer demasiada ansiosa y sin provocar un infarto a la persona. No quería ser tan extremista, pero nunca se sabía.
Si las indicaciones recibidas por sus tíos no eran erróneas, dentro de un momento estaría en lugar esperado.
Caminó unos metros más, y lo encontró. Alta, imponente y con cierto toque victoriano. Se notaba a leguas que aquella mansión la habitaba una familia de dinero, sino no podría ser tan maravillosa.
Respiró hondo, cogiendo todo el aire que podía. Había llegado el momento, el gran momento. Estaba extasiada, pero a la vez nerviosa. Se sentía torpe al andar, las manos comenzaron a temblarle y el labio sufría por sus dientes.
Recordó las palabras de su madre "no sientas miedo ante nada, eres una leona, las leonas no temen a nada, luchan por lo que quieren con garras y dientes, el miedo es para las serpientes" le dijo, cuando la encontró escondida debajo de su cama, ese día cumplía los 5 años y sin querer había hecho magia. Tuvo tanto miedo que comenzó a llorar, nadie se lo había explicado, tampoco se lo esperaba. Su madre la abrazó y acunó, hasta que se quedó sin lágrimas, cuando ya no hipaba y se quedó calmada.
Nunca podría agradecerle todo lo que hizo por ella de pequeña, le faltarían años, meses y días. Era demasiado grande.
Armándose de valor, caminó decidida a la puerta, subió los tres escalones que quedaban. Alzó la mano y con su dedo pulgar tocó el timbre.
Se retiró unos centímetros de la puerta, respiró hondo. Los nervios aumentaban y ya no le parecía tan buena idea estar ahí.
Oyó como unos pasos se acercaban a la puerta. La puerta se abrió dejando ver un pequeño elfo con delantal. No parecía muy amistoso, pero en ningún momento fue hosco.
-¿En qué puede servirle, señorita? –preguntó el pequeño ser con voz chillona.
-Esto… busco al señor de la casa –respondió con un leve temblor en su voz.
-¿De parte de quién? –preguntó de nuevo, sin apartar su mirada de ella. Había algo que le llamaba la atención. Sus ojos. Eran muy parecidos a alguien que conocía.
-Elektra Parker
El elfo la hizo pasar, la llevó a una pequeña sala, un poco alejada de la entrada. Durante el paseo se dedicó a admirar las magníficas esculturas que poseía el largo pasillo, donde residían varios cuadros, todos llenos de personas aristocráticas, dado por sus poses y vestimenta.
Una vez llegada a la sala, se sentó en uno de los sofás que había cerca de la puerta, con un plop apareció una tetera, un plato con pastas y dos tazas de té, posiblemente cortesía del pequeño elfo.
Comenzó a arreglarse el cabello, sacó de su bolso un espejo y un peine pequeño, acomodó cada pelo castaño en su sitio y se arregló el flequillo. Revisó su maquillaje; seguía en su sitio. Se quitó el abrigo rojo que llevaba y lo dejó a un lado con mucha delicadeza. Se alisó su camisa, sin dejar ninguna arruga y esperó.
¤°.¸¸.·´¯»¤°.¸¸.·´¯»
Bajaba la escalera pasivo, sin prisas, con el mentón alto, como de costumbre. En su brazo derecho portaba un bastón de color negro. No solía utilizarlo, pero le gustaba como quedaba. Caminaba pensativo, hacía unos minutos que su elfo le había comunicado la presencia en la casa de una muchacha.
"Parker" No relacionaba a nadie con ese apellido. Bueno, a una familia antiquísima, pero que él supiera, no tenían hijos. ¿Quién podría ser?
Terminó el trecho que le faltaba, la puerta de la sala de té estaba medio abierta, dejando a la vista la figura de la joven. Se detuvo en seco, con sigilo se acercó y la observó.
Cabello castaño, muy claro, con tonalidades rubias, cara fina, casi puntiaguda. Labios carnosos, marcados por un pintalabios rojo. Tenía buena presencia, piernas cruzadas con las manos descansando sobre ellas, como una dama. Espalda recta y mentón alto. Pero lo que más le llamó la atención fueran sus ojos. Esos ojos. Desde esa posición parecían azules, pero si se fijaba bien, eran como grises, con pequeñas motas marrones. Tenían un aire misterioso, con una pizca de audacia. Era realmente muy bonita. Le recordaba a alguien, pero no sabía ahora mismo a quien. ¿Qué querría de él?
Entró azotando la puerta. Elektra se levantó por el susto. Fijó su mirada en el intruso y se quedó petrificada.
Era… realmente perfecto. Todo él. Su presencia, daba respeto. Físicamente era un dios. A pesar de llevar ropa, podía imaginarse su cuerpo bien formado. Su mirada acerada, la hacía adentrarse en un mundo nuevo, donde no existía nadie más.
-Soy Draco Malfoy –se presentó con su voz ronca.- Usted es…0
-Elektra Parker –le respondió ofreciéndole la mano.
Draco vaciló por un instante pero acabó estrechándola, de paso la alzó y depositó un escueto beso.
-¿En qué puedo servirle señorita? No recuerdo haberla visto antes –comentó, sentándose en el sillón de enfrente.
No le quitaba ojo de encima y ella lo notó. Por lo que la puso más nerviosa aún.
-No señor Malfoy, no he tenido el placer de verlo anteriormente –dijo más calmada- Sé que mi visita ha sido fortuita, y quizás no le haya agradado en absoluto. Pero créame si le digo que no estaba planeado. Vengo de parte de una vieja amistad suya.
-¿Amistad? –Preguntó extrañado, alzando una ceja- ¿Quién?
-Jean –fue lo único que le dijo. Quizás para algunos no tuviera sentido y se sintieran indiferente. Pero para Draco Malfoy fue una punzada, un dolor, en el corazón. No quiso mostrárselo, por lo que continuó con su expresión indiferente.
-No conozco a ninguna Jean –mintió.
-Yo creo que sí señor Malfoy –Le contradijo con mucha seguridad. Su madre ya le avisó de antemano, le dijo que él lo negaría hasta que viera que no le quedaba otra. Quería guerra, pues guerra tendría.
-Ya le he dicho que no, por ese motivo ya no veo la necesidad de permanecer aquí. –finalizó levantándose y señalando la puerta.
-No me iré de aquí señor Malfoy, no después de tanto tiempo buscándole –sentenció Elektra, levantándose y enfrentándolo. – Me va a escuchar quiera o no.
-¿Por qué? ¿A qué viene todo esto?
-Jean me ha enviado para hacerle una petición –dijo ella, dando a entender que no se iría sin darle el mensaje.
-Pues dele a ella otro de mi parte –respiró – Que para mí no existe, ni existirá.
-Ella le necesita Malfoy, no me haga decirle eso –le suplicó anonadada.
-¡Hermione Jean Granger, nunca me necesitó! –Gritó – Ya me lo dejó claro aquél día.
Cerró los ojos por el dolor, recordó aquel odioso día, donde todo su mundo se vino abajo. Aquella mujer, su mujer, lo abandonó. Le declaró cuanto lo odiaba. Lo mucho que se arrepentía de casarse con él y le aseguró de que ya no lo necesitaría para vivir, que pasó al pasado para ella. Nunca supo que pasó, no pudo preguntarle, pues cuando quiso ella desapareció. La buscó y no la encontró. Y ahora, después de tanto tiempo, viene una chica en su nombre.
Notó como una mano se posaba en su hombro izquierdo, abrió los ojos para encontrarse con los de la chica. Se la veía seria, con un toque de tristeza. Apartó la vista de ella, no quería que lo viera en ese estado.
-Se por todo lo que ha pasado señor Malfoy, pero esto es importante. Necesito darle el mensaje y que venga usted conmigo.
-¿Qué vaya a dónde? –preguntó confuso.
-A Grecia –contestó la muchacha.
-¿Qué? –Estaba atónito, no sabía lo que pintaba él en Grecia, ni por qué Hermione lo necesitaba allí. Todo era realmente confuso.
-Se está muriendo –contestó pausadamente, con dolor en su voz y los ojos brillando de nuevo.
Draco sintió que su mundo se desplomaba de nuevo, que sus barreras caían de golpe. La presión en su pecho, y la falta de respiración, no le dejaban pensar coherentemente. Muriendo. Ella. Se está muriendo. No podía ser verdad. No quería que fuera verdad.
-¿Por qué? –No salían más palabras de su boca. Todas quedaban atascadas en su garganta. Por primera vez en su vida. No sabía que decir.
-Tiene cáncer. Ni la magia puede curarle. Me ha pedido que se lo dijera y que por favor fuera a verla, necesita verlo.
-No. Yo… no puedo.
-Por favor.
-Que no… lo siento mucho… pero no solucionaría nada –frío, volvía a ser frío. No podía dejarse llevar por sus emociones. Un Malfoy nunca perdía la compostura en momentos así.
-¡Se lo exijo! –le reclamó Elektra con los ojos rojos, perdiendo toda educación y amabilidad.
-Mira no sé quién eres, pero no puedes hablarme así. Ten un poco de educación niña –le recriminó Draco molesto.
-Me llamo Elektra Marie Granger –Draco abrió los ojos sorprendido- Sí, soy hija de Hermione Granger. Lo de Parker me lo inventé porque sabía que no me atenderías sabiendo mi verdadero nombre. Lamento la mentira. Pero necesitaba hablar contigo. Quería verte y conocerte. Mi madre me lo pidió.
-¿Por qué a mí? –preguntó confuso por la declaración.
Elektra respiró hondo, y tomando todo el valor del que disponía, acabó con la incógnita.
-Draco Malfoy, tú eres mi padre…
0o0o0o0o0
Después de tanto tiempo desaparecida, aquí estoy de nuevo con historia incluída :)
Debo disculparme por mi ausencia, sé que han sido muchos meses sin dar señales de vida, pero mi vida ha sido un caos ultimamente y la inspiración no aparecía.
Aquí os dejo una pequeña idea de lo que mi mente ha creado. No sé si la seguiré o no, puesto que si no tiene éxito, la borraré. Todo depende de vosotros.
He de decir que estoy un poquito oxídada, tanto tiempo sin escribir se nota, y quizás este capítulo este un poco soso. Ya veremos.
Espero vuestros comentarios con muchas ansias. De verdad, si no recibo, no continuaré con la historia.
Me alegro de volver a Fanfiction!
Un beso enorme!
Giseel!
