N/A: n_n Inspiración repentina y Mashima estrujando mi corazón dieron forma a esta historia.
Disclaimer: Los personajes que aparecen en esta historia no son de mi propiedad; la historia sí.
Rated: T
Advertencias: OOC. Mucho drama y fluff.
Pairing: Natsu x Lucy. Nalu.
Summary: En un pueblo pequeño como Alcalypha, las leyendas sobre duendes, vampiros y demonios parecen ser reales. Toda la vida habían culpado a Natsu Dragneel de ser el mismísimo demonio, pero eso no detuvo a Lucy de volverse su mejor amiga, ahora Natsu ha desaparecido y ella parece ser la única interesada en encontrarlo, pero cuando por fin lo hace, descubre algo le deja helada la sangre…literalmente.
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Capítulo 1:
El misterio del pueblo
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Todo comenzó rápidamente, como cuando te encuentras dormido plácidamente en una muy confortable cama y en un segundo terminas con la mejilla estampada en el suelo, una mano doblada en una posición extraña y el dolor de la caída te despierta como si fueran miles de tambores resonando en tu cabeza. Así de radical fue todo lo que sucedió.
En un pequeño pueblo como Acalypha, cualquier cosa extraña que sucediera era noticia que se extendía en cuestión de minutos y estaba en boca de todos. La probabilidad de que el suceso no cayera en las garras de los habitantes era menor al 0%; por lo que si sucedía algo grande como la desaparición de una persona, era obvio que todos iban a hablar de eso por meses e incluso años.
Natsu Dragneel se había simplemente esfumado de la noche a la mañana. El muchacho era el mismo demonio encarnado, muchos de los residentes mencionaban que era un duende que había llegado al pueblo siendo un bebé para atormentarlos a todos, haciendo travesuras, entrando a lugares prohibidos, molestando a todos aquellos vecinos que se encontraban cómodamente bebiendo té en las tardes. Mal influenciando a su mejor amiga que era un ángel.
Sí. Nadie comprendía como Natsu Dragneel y Lucy Heartphilia podían ser tan amigos y parecía que simplemente era algo que no se aceptaría. Mientras Lucy era pura amabilidad y pies en la tierra, Natsu era sarcasmo, sonrisas torcidas y demoniacas. Sólo Dios sabía cómo habían terminado siendo el dúo y la comidilla del pueblo durante bastante tiempo.
Por eso cuando Natsu desapareció de repente, todas las miradas apuntaron a la hija del hombre que se fue del pueblo y nunca regresó, con una madre que tenía la mirada perdida y un mejor amigo peor que el mismísimo Lucifer. Un día iba todo normal, tranquilo y al siguiente todo el mundo la miraba como un bicho raro, incluso sus mejores amigas parecían mirarla con lástima y ella no entendió el por qué hasta que se encontró en puerta de la casa de su amigo.
Pasaron semanas. Lucy simplemente no comprendía que había pasado, Natsu nunca había hecho eso antes. La parte racional de su cerebro le recordaba que él siempre fue un espíritu libre, brincando por los alrededores con esa sonrisa traviesa y diciendo que algún día se iría de Alcalypha, y que probablemente no regresaría jamás. Los chismorreos decían que Natsu había aparecido sólo caminando en el bosque cuando apenas era muy pequeño, con una sonrisa burlona en la cara y un cervatillo muerto en las manos.
Ella no podía imaginarlo con la sangre escurriendo de su mandíbula como siempre lo habían pintado.
Ese niño es el demonio.
Todos habían intentado separarlo de ella por cualquier medio permisible, y bueno, al inicio obviamente le tenía miedo, todavía recordaba verlo correr por las calles y cuando su mirada verde y brillante iba a la de ella, salía corriendo como idiota o bien se escondía detrás de algo esperando que no la viera. Fue hasta que la ayudó a escapar de una trampa para venados cuando le habló por primera vez.
Eres tan pequeña y delicada como una flor. No me gustas.
Debería de haberlo tomado como un alago pero, en su lugar, fue como un insulto a su persona.
Todavía recordaba haberle gritado que era un idiota y que ella sabía valerse por sí misma, no necesitaba su ayuda. Y bueno, cuando intentó levantarse, el dolor en su pie fue peor que el infierno mismo, la trampa había roto algo y ella terminó por aferrarse a él y llorar en su hombro como una niña chiquita.
Se había mofado y reído de ella hasta el cansancio; para una niña de catorce años había sido humillante, para la Lucy de diecisiete, no tanto. Gracias a ese pequeño encuentro ellos habían formado el lazo, así que al final de cuentas no maldecía tanto el bosque y las trampas para ciervos.
Fue a su casa por millonésima vez a buscar algo que la ayudara a encontrarlo. Busco debajo de la sencilla cama, en los cajones y el ropero, pero nada le indicaba algún camino, intentaba recordar que había sido lo que le dijo antes de desaparecer pero sólo se recordaba demasiado interesada en su costura y no le había prestado atención.
Sabía que había dicho algo tétrico pero no recordaba qué.
Salió con la esperanza casi por los suelos. Se encontró directamente con el jefe del pueblo, un hombre robusto y de altura temible, con cabellos rubios y una cicatriz en forma de rayo en su ojo. Laxus se cruzó de brazos.
—Niña, ¿Qué crees que haces? —Detrás de él apareció una mujer vieja, la amargura se veía en su rostro y sus acciones—. No deberías estar aquí.
—Vine a buscar a Natsu.
—Tú eres una buena niña, no deberías buscar a ese demonio. Se nota que está maldito, es un alivio que haya decidido irse de aquí—la rubia apretó los dientes—. Estoy esperando al pastor para que bendiga esta casa. Después tal vez la quemen los aldeanos. Eso asusta a los espíritus malos.
—Natsu no es lo que dice, señora—Laxus interpuso un brazo entre ellos y la mujer hizo una expresión de terror e indignación—. No voy a pelear con usted, pero el jefe tiene que ponerse de mi parte—lo miró consternada—, no puede tocar las pertenencias de mi amigo. En vez de quemar sus cosas, deberíamos ir a buscarlo, puede haberse perdido en el bosque.
—Mucho mejor que se lo coman los lobos que tenerlo en el pueblo— Lucy aguantó a no soltarle un golpe—, tu madre debió de obligarte a separarte de él. No sé qué estaba pensando Layla cuando te crio. Debe ser horrible tener una madre así.
Había aguantado ya lo suficiente; intentaba calmarse cuando las personas la juzgaban por pasar mucho tiempo con Natsu, o cuando criticaban a su despistada madre a causa de la mirada pérdida con la que se quedó. En algún momento tenía que explotar.
Brincó sobre ella y manoteó hasta que Laxus la detuvo—. Ella no es una mala madre usted está loca.
Peleó para que el jefe la soltara, y cuando por fin lo hizo se dio la vuelta para echarse a correr de regreso a su casa. Las lágrimas escocían con ardor y tuvo que morder su mejilla para no llorar. Pasó por la entrada del pueblo y se detuvo abruptamente.
El camino estaba desierto, el aire sopló y las hojas de los árboles se movieron bailando y creando sombras en el suelo. La invitaba a dar un paso en él y seguir por el sendero hasta llegar a algún otro lugar.
Tal vez…oteó a los alrededores y dio varios pasos sin bajar la guardia. Que su madre la perdonara por lo que iba a hacer. Echó a correr por el camino de tierra y después de varios minutos, cuando su respiración y su corazón no parecían cooperar con ella, caminó con lentitud sin voltear atrás.
En el bosque sólo se escuchaba su respiración agitada y el ulular de un búho a lo lejos.
Trago duro.
Miro a todas partes.
Se maldijo mientras regresaba sobre sus pasos.
Natsu no podía haberse ido simplemente así, al menos, no sin hablar con ella antes. Eran amigos, era muy raro que se separaran y no podía ni quería creer que el chico se hubiera ido así.
Algo se movió detrás de ella y pestañeó mientras su mirada se acomodaba. Un gruñido vino de entre los árboles y ella comenzó a dar pasos cautelosos, alejándose del lugar con cuidado y firmeza; unos ojos amarillos aparecieron entre los arbustos y sus ojos se desencajaron cuando el animal le mostró los dientes.
Una jodida jauría de lobos. ¿Enserio? ¿Ahora? Calculó la llegada al pueblo, no era exactamente muy buena midiendo distancias pero estaba segura que no llegaría. Su mejor apuesta era correr y subirse a un árbol pero no se creía muy capaz. Otro gruñido vino haciendo coro al primero.
Mucho mejor que se lo coman los lobos que tenerlo en el pueblo. Maldita bruja.
Dio media vuelta y salió del camino con rapidez antes que llegaran más. Un aullido la alertó de sus perseguidores, corría quitando todo cuando se atravesaba en su camino y cuando por fin se agarró de una rama lo suficientemente baja, una mordida en el tobillo la hizo caer hacia el frente, su cabello largo cayó sobre su cara y con rapidez pateó al lobo con el otro pie. Se arrastró hasta que su espalda terminó contra el tronco que iba a ser su salvador.
Iba a morir por un berrinche. Por su mente volvieron a aparecer las palabras de la mujer.
Mucho mejor que se lo coman los lobos que tenerlo en el pueblo.
¿Y si Natsu había sido atacado por esos lobos? No estaban muy lejos del pueblo, de hecho, tal vez ellos tenían la culpa de la escasez de alimentos últimamente. Apretó su dije y rezó por un segundo antes que gritara por auxilio.
Uno de los lobos ladró y las gotas de baba le bañaron la cara, parecía haberle gritado que se callara. Ella lo hizo. Cerró los ojos.
Adiós a Lucy.
Un aullido de dolor se escuchó de repente. Lucy se encogió entre las raíces del árbol y cubrió su cabeza.
Ladridos, rasguños, gruñidos, golpes, aullidos.
—Joder—la voz le llegó de repente y sus ojos se abrieron con angustia y sorpresa. Delante de ella los lobos seguían atacando a quién se encontrara encima de uno de ellos, otro mordía su hombro y la mancha de sangre comenzaba a esparcirse por la camisa blanca que se comenzaba a rasgar, igual que su piel.
—¿¡Natsu!? —uno de los lobos se acercó a ella enseñándole los dientes.
—Idiota, ¡cállate!—abrió la boca cuando de un movimiento ágil tomó la pata trasera del lobo que la acechaba y otro brincaba sobre él mordiendo su brazo y haciéndole proferir un grito de dolor. Lucy se levantó de su lugar asustada y buscó algo para ayudarle, la mordida de su pie estaba latiendo, como miles de agujas en su pie. De alguna manera cuando regresó la mirada, se encontró con un lobo con una herida sangrante y los otros dos, huían en medio del bosque. Vio sus colas peludas perderse entre los arbustos.
Pestañeó varias veces. El joven gruñó cuando se levantó y le dio una mirada molesta.
—¿¡Qué estás haciendo aquí!? —Lucy dio un respingo. Estaba herido por todos lados y le parecía imposible que se hubiera enfrentado a tres lobos sin ningún arma…¿Cómo demonios había logrado matar a uno? La sangre de su hombro comenzó a resbalar por su piel hasta sus dedos. La muchacha observó las gotas que caían entre la tierra—. ¡Contesta!
—Es que…yo…—de repente aclaró su mente—, ¿¡Dónde estabas!? ¡Tienes idea de cómo estaba de preocupada!
Natsu bufó sin quitar el ceño y tomó la pata del lobo muerto, hizo un gesto de dolor cuando se lo cargó al hombro.
—Regresa al pueblo, Lucy.
Se dio la vuelta y comenzó a caminar así nada más, sin decirle nada ni pedir ayuda por sus horrorosas heridas.
—Oye—avanzó tras él con una mueca de dolor a causa de su pie lastimado. Natsu la miró con molestia haciéndole parar—, ¿A dónde vas?
—No te importa, Lucy. Regresa si no quieres que te suceda algo malo—Ella le dio una mirada incomprensible—, ¡Que te vayas! —pestañeó confundida—. Ahora.
Dio más pasos internándose en el bosque y la rubia se quedó mirando como tonta, por unos minutos, el camino por el que había desaparecido. ¡Que alguien le explicara qué había sucedido! De una cosa estaba segura: Natsu no parecía ser el mismo.
Cuando llegó a su casa, demasiado aturdida para ser verdad, se sentó al lado de su madre, que seguía tejiendo sin hacer caso a su hija hecha un desastre. Lucy la observó mientras metía y sacaba la aguja con cuidado; le habló despacio y con cuidado de sus palabras, su madre no le hizo caso.
—Mamá—picó su hombro y la distraída mujer se enterró la aguja en el dedo. La miró con una sonrisa calmada.
—¿Qué pasa, Lucy?
—¿Qué hay al lado este del bosque, madre?
Ella frunció los labios y luego negó con la cabeza—. O no, Lucy. Jamás debes ir por ahí. Todos los pueblerinos le temen a ese lugar y nadie ha ido en mucho tiempo— sus ojos regresaron a su dedo lastimado. Una gotita de sangre amenazaba con manchar la tela y se apresuró a envolver la lastimada en su ropa—. Se dice que hace mucho mucho mucho tiempo alguien vivió en la mansión deshabitada cerca del risco. Ya sabes cómo son aquí, hablaban de monstruos que se alimentaban de la sangre de los inocentes.
—¿Vampiros?
—Sí. —Le sonrió dándole una mirada extrañamente calmada—, no debes acercarte ahí, Lucy. Ese lugar está maldito.
—Umm. Creo que encontré a Natsu.
—¿Enserio? ¿Y dónde estaba? —Layla dejo a un lado su faena y se dirigió a la cocina—. Qué bueno que hayas encontrado a tu amigo.
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Tomó la antigua espada de su padre y la escondió en su vestido antes de encaminarse hacia el este. Tuvo que tener cuidado de que nadie la viera salir de nuevo. Fue guiándose por sus instintos que no eran muy buenos en realidad, sólo ella parecía hacer eso, rogaba que no se fuera a perder o encontrar algún animal peligroso.
El pie le dolía debajo del vendaje pero continuó caminando sin parar.
Después de permanecer algún tiempo en el bosque, por fin logró ver el camino casi cubierto por los arbustos, lo siguió hasta el enorme portón de herrería tétrica. Se sintió agradecida cuando vio que no tenía ningún candado. El aire que venía del mar le agitó el cabello para todos lados y sintió su vestido golpear sus piernas con fuerza mientras avanzaba por el camino empedrado hasta la entrada de la...casa.
Pasó al lado de una fuente ennegrecida por el moho y el tiempo, flores rojas flotaban sobre el agua podrida y frunció el ceño cuando el árbol dejó caer más hojas y flores, provocándole un susto de muerte. Se estaba prometiendo que cuando encontrara a Natsu, iba a dejarle bien claro que le valía un reverendo cacahuate que no quisiera regresar, tenía que. Vio algo blanco en la entrada y se quedó de piedra.
¿Eso era…? Tres pares de ojos rojos la miraban como si pudieran leer su alma. Los conejos muertos todavía no apestaban, pero sin duda pronto lo harían, y con eso llegarían las moscas que zumbaban en sus oídos y la ponían de mal humor. Con un escalofrío y abrazándose a sí misma llego a la puerta, donde una mancha de sangre seca la invitaba a largarse y olvidarse de Natsu. Sí, claro, como si pudiera.
Decidió colgarse de la ventana para evitar la mancha; brincó y subió con pesadez para dejarse caer del otro lado. El vestido se enganchó en una esquina y sólo escuchó la tela rasgarse antes de mirar el desastre.
—¿Enserio? ¡Natsu, me debes un vestido! —ningún sonido apareció y volvió a encontrarse con otro animal muerto en las escaleras. El cuello del ciervo se curvaba de forma aterradora y volvió a rodearlo con terror y disgusto, ¿Qué demonios estaba haciendo su amigo? Todo el asunto de los animales muertos estaba comenzando a asustarla—, ¿N-Natsu?
Escuchó a alguien moverse y el miedo se apoderó de ella sin avisar. La puerta de la habitación más lejana se cerró de golpe.
¿Estaba intentando hacer que se fuera? Pues se negaba.
Avanzó temeraria con el ceño fruncido y golpeó la puerta al mismo tiempo que se abría. La habitación estaba en penumbras por completo—. De verdad deberías parar. No estás asustándome.
—¿Segura? —Dio media vuelta con los ojos desorbitados y se encontró con Natsu mirándola con una ceja arriba y una de esas sonrisas ladeadas—. Pareces…exaltada. Si no te conociera tan bien, diría que aterrorizada.
Lucy apenas tuvo tiempo de mirar su torso descubierto. Las heridas seguían ahí, expuestas y dolorosas; cuando levantó la vista, Natsu había desaparecido de nuevo. Lo buscó con la mirada y encontró la camisa del día anterior llena de sangre, el lobo estaba tirado cerca de uno de los muebles de terciopelo dentro de la sala. Ella agarró el dije de su cadena otra vez.
—Deja de hacer eso y déjame ver esas heridas. ¿Estás loco? Pueden infectarse—Natsu apareció de repente sentado cerca de una de las enormes ventanas, cubierto del sol por las cortinas largas y oscuras—. ¿Qué haces aquí?
—¿No te doy miedo?
—No. —Se cruzó de brazos—, ¿Quién crees que soy? ¿Y qué demonios te pasa, por qué actúas tan raro?
—No debiste venir aquí, Lucy. —Se recargó en una de sus manos mientras dejaba caer hacia atrás el torso. Se le veía cómodo incluso con esas heridas, hasta que por su cara pasó un gesto de dolor repentino—, es mejor que te vayas. Puedo curarme solo.
Ella brincó sobre el lobo muerto y se paró justo frente a él con las manos en jarras—. Para empezar, deja de matar animales como si fueras un psicópata, ¿Qué sucede contigo? Eso sí me asusta, no tus desapariciones repentinas. —Con una mano tocó las heridas y el siseó mientras trataba de alejarse—, ¿Lo ves? Al menos deja que las cure. Te las hiciste por mi culpa, idiota. Me sorprende que todavía estés vivo.
Natsu gruñó.
—¿Crees en historias de fantasmas?
—¿A qué viene al tema? —Oteó la habitación en busca de algo que pudiera usar para ayudar a su amigo—. No hay-
—Te lastimaste el tobillo—Lucy mordió el interior de su mejilla y levantó parte de su vestido –que estaba casi todo rasgado-, dejándole ver el vendaje. Un lado se había vuelto rojo, seguro al caminar, se habían abierto las heridas de nuevo. Cuando regresó la mirada a su compañero, sus pupilas se encontraban dilatadas, enormes y la vista no se despegaba de su tobillo.
—¿De verdad quieres ayudarme?
—¡Claro! —Natsu se levantó y ella retrocedió un pequeño paso, de repente sintiéndose intimidada por la altura de su amigo. El dio un paso cerrando el espacio, y ella volvió a dar varios pasos hacia atrás.
—Creí que no tenías miedo—dijo él caminando sin perderla de vista. Sus piernas chocaron con el mueble y ella cayó sentada. Levantó la vista y lo vio inclinarse sobre ella. Los ojos de Natsu cambiaron súbitamente de verde a rojo encendido, ella quiso decir algo pero nada salió de entre sus labios—. Lucy.
La muchacha trago duro y sintió que la mente se le nublaba. No debiste venir aquí, Lucy. No debiste venir aquí, Lucy. No debiste venir aquí, Lucy.
Lucy.
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N/A: ¿Qué les digo?●▽● Me encantó el dibujo de Hiro Mashima y aquí me tienen. Ya me había tardado en hacer una historia de vampiros...se suponía que iba a aparecer aquí en naluween, pero cuando menos me di cuenta, ya había pasado y corrí a terminarla como loca. Espero que les haya gustado o al menos que los haya dejado llenos de intriga.
Es un three-shot + epílogo -yo siempre con mis mini epílogos, ¯\(°_o)/¯-, así que ya me estaré apareciendo este mes para actualizar la historia, y, y, y, se que se me olvida algo, pero no se qué.
Ahí nos vemos●ω●, acuérdense de dejarme mis reviews para mal criarme.
