Después de mucho, pero mucho, tiempo, al fin me decidí a volver (en su mayor parte porque le debía regalo de navidad/cumpleaños a Sara-chan)
Bueno... no soy realmente una maravilla escribiendo este tipo de cosas... pero en fin, cumpleaños es cumpleaños.
!Feliz cumpleaños Sara-chan! (aunque sea tarde)
Princess Princess le pertenece a Tsuda Mikiyo, yo sólo tomo los personajes... pero esta vez no los distorsioné tanto.
La parálisis dolía.
Bueno, sólo un poco.
Tal vez era únicamente la impresión de que algo en su interior se había quebrado con mucho estruendo.
Quizás.
Intentó moverse, aunque sólo logró que más espasmos le recorrieran el cuerpo, que la respiración se le agitara, y que tuviera más ganas de llorar.
Después de que su consternado cerebro decidiera que la cosa no era tan grave, que no era el fin del mundo, y por sobretodo que el que la persona que consideraba su amigo le besara no significaba la gran cosa, volvió a intentar moverse.
Esta vez apareció un tic sobre su ojo derecho.
Intentó olvidar el pequeño asunto de quién era el que lo había besado, aunque era difícil olvidar que debajo de toda aquella ropa había un chico.
Se estremeció de nuevo.
No había sido del todo desagradable, y si no hubiera estado rodeado y en una situación tan… desafortunada (para él mismo) la situación sería diferente.
Otro tic, esta vez sobre la comisura del labio.
Se intentó convencer que no había nada de malo en ello, porque de todos modos no lo había, y que muy (muy, muy) en el fondo (posiblemente) no le disgustaba.
La muy disimulada verdad que contenía esa pequeña auto-confesión le hizo crecer en medio del pecho una pequeña burbuja de sentimientos mezclados que se mantuvo entre su pecho y su garganta, vacilando entre romperse o quedarse ahí ahogándolo.
De pronto, alguna neurona salvadora hizo retroceder a la burbuja, le quitó un par de inseguridades de encima y lo calmó un poco, aunque fue tarde para que se diera cuenta de que lo que lo había salvado sólo lo había hecho por unos cuantos segundos.
Se limitó a suspirar derrotado cuando recordó las manos que lo habían jalado, los labios suaves que se habían presionado con los suyos, la respiración que se había agitado con la propia.
La burbuja se había roto.
Y él descubrió que si le había gustado.
No sé... no me gustan mucho las cosas románticas.
No creo tampoco que me salgan bien (aunque la editorconsulconsejera, a.k.a: mi cuasi beta, diga lo contrario), pero se hace lo que se puede.
En fin, dejen comentarios, son buenos para quitar el frío.
