Una disculpa a todos los beliceños. En mi cabeza Belice sería callado, ordenado...e invisible (como Canadá)..pero bueno no todo es rosas y miel en las relaciones entre vecinos. Si ven algo que corregir, modificar o por el estilo no duden en comentarlo.
Guatemala no odia a Belice. Para nada. Ni siquiera lo hace en el mundo.
Guatemala levantó su vista del menú y lanzó una mirada hacia la frontera. No la podía ver porque había una pared de por medio (además de varios kilómetros al norte)
Una frontera innecesaria, porqué no debería estar ahí. De no ser por Inglaterra y su banda de hermanos las cosas estarían mejor, con solamente México como problemática vecina del norte. Pero debido a un abusivo profitador ahora había un país que no debería estar colindado con Guatemala, no. Ni siquiera debía de existir.
Y lo peor es que podía sentir al chico moviéndose en la línea, tanteando el terreno con sus sucias manos siguiendo ordenes de Inglaterra, cómo detestaba eso. Él era Guatemala, de cuna noble y hermoso clima, pero aún así no podía evitar detestar al chico por cosas que eran más culpa del cejudo rubio.
Además de que todos le habían dicho que no ignorara al otro durante sus convivimos no oficiales. Que no era cortés. Por favor, había un montón de naciones dentro de sus casas viviendo como fantasmas y Belice era solamente uno, pero al cual Inglaterra que había hecho que todos reconocieran como su propio ser. Un Estado Soberano...que tenía como monarca a la Reina de Inglaterra. Simples formas de colonialismo que sus hermanos dejaban pasar porque ya no decía "Colonia Propiedad de X" en letras negras sobre la piel.
Una mesera se acercó a Guatemala, sacandolo de sus profundos pensamientos llenos de verdad. Él miro a la humana, suya completamente, y solo saberlo lo lleno de orgullo porque además de tener una bella sonrisa tenía una voz para acompañar.
-¿Esta todo bien, Señor?- preguntó ella gentilmente.
-Si, es solamente que mis hermanos pueden ser bastantes tercos. Quieren que me lleve bien con alguien...y ¡ugh!
No era intención de Guatemala soltar sus sentimientos, pero la confianza nata que sentía hacia su gente a veces lo desbordaba, y más cuando eran personas amables.
-..disculpe, espero no ser grosera...pero ¿por qué odia a ese hombre?
Guatemala deseó tener una taza de café servida para poder tomar un sorbo antes de contestar.
-¿Qué? No...no. Yo no lo odio. Ni siquiera lo puedo ver...
La bella chica lanzó una mirada curiosa y alzó sus hombros.
-Muy bien...entonces.. ¿puedo tomar su orden?
Él sonrió nerviosamente y decidió pedir lo más barato del menú. Solamente porque apenas lo había revisado y sería un desperdicio pedir algo caro que no le fuera a gustar.
A la distancia podía sentir la frontera que lo separaba de una tierra que susurraba su nombre, quizás algún día, pero ese no.
Gracias por leer.
