Nota de la autora: Este reto surgió hace un tiempo con Kaochi cuando nuestras musas vagaban por algún lugar lejano a nosotras, con el firme propósito de sentarnos a escribir de nuevo y , si nos flaqueaban las ganas, darnos ánimos mutuamente. Los drabblers están basados en tres palabras dados previamente por la otra persona. En suposición habría que escribir una al mes, pero tampoco puedo prometer nada xD
Si teneis ideas geniales para tres palabras sois bienvenid s a compartirlas.
DISCLAIMER: Ninguno de los personajes me pertenece, son todo obra de la cabecita pensante de J.K.
COSAS EN COMÚN
Regulus-Emmeline-cama
- Vaya, vaya así que a ti también te gusta. ¡Cuántas cosas en común tenemos!- exclamó Emmeline con una sonrisa picarona.
Régulus la observó con una ceja alzada, evaluando aquella frase y la sonrisa con la que se había pronunciado. Pudo leer claramente las intenciones de la chica, pero decidió volver a su expresión adusta antes de decir sin ningún entusiasmo:
- Ya ves, somos almas gemelas.
La chica no se dejó amedrentar.
- ¿Y dónde es el sitio donde más te gusta hacerlo? ¿La cama, el sofá?
Régulus se quedó un momento pensativo.
- En cualquier sitio. Aparte de la cama y el sofá también en la sala común, en la biblioteca, en el gran comedor…
- ¿En serio? ¿ Incluso en sitios tan bulliciosos?- insistió Emmeline entre risas
El slytherin no entendía qué era lo que le hacía a la chica tanta gracia. Claro que captaba los dobles sentidos, pero aquello tendría que ser una conversación frugal sin ninguna intención.
- ¿Y qué clase de…?- prosiguió ella ante su silencio arrimando su sillón más al del moreno.
- Emmeline, basta- la fulminó Régulus ante la mirada atónita de la chica- no sé qué pretendes utilizando tus artimañas, pero deja de hablar de la lectura como si se tratase de una película porno.
La chica se quitó con un movimiento los tirabuzones que le caían a ambos lados de la cara y fijó su mirada en él sin que se reflejase ningún tipo de remordimiento.
- No te enfades, solo era una broma. La conversación se estaba volviendo aburrida…
Como todas las veces que llueve pensó para sí misma.
No sabía qué extraño efecto ejercía aquel fenómeno meteorológico sobre el chico, pero cuando había tormenta él siempre se volvía más huraño. Por las mañanas presentaba unas profundas ojeras signo de que no dormía y un día picada por la curiosidad se decidió a esperar cerca de las mazmorras para ver si iba a algún sitio. Y habían acabado dónde se encontraban ahora, en la Sala de los Menesteres. Lo había encontrado frente a un espejo con los puños apretados y un par de lágrimas rodándole por las mejillas.
Al descubrirla se había puesto hecho un basilisco y le había gritado de todo, hasta le había apuntado con la varita. Pero después se había sentado derrotado en uno de los sillones y ella en otro en silencio.
Desde aquel día siempre lo había esperado, para sentarse allí y hablar de tonterías mientras él respondía con monosílabos. Nunca le pedía expresamente que fuese con él, simplemente murmuraba cuando se encontraban: "Hoy habrá tormenta", dejándole claro dónde lo podría encontrar. Y ella no podía evitar acudir, había algo misterioso en aquel comportamiento que la atraía como a un imán. Hasta que descubriese cuál era el origen.
Un rayó iluminó la estancia con una luz blanquecina seguido de un trueno que hizo estremecer al chico. Emmeline sin pronunciar palabra posó su mano sobre la de Régulus, este la miró de forma descontenta pero no apartó la mano. Y así se quedaron, escuchando como la lluvia arremetía contra Hogwarts.
