Disclaimer: TVD no me pertenece, de hacerlo, Elena estaría muerta hace varias temporadas. Muerta muerta. No muerta vampiro. El Klaroline dominaría la serie y tendríamos muchas aventuras de Caroline y Klaus en Roma, París y Tokyo.
No era la primera vez que amanecía a su lado, ni sería la última. Caroline se estaba acostumbrando a su no relación. Habían pasado ciento cuarenta y tres años de la primera vez que lo vio en Mystic Falls y habían pasado veinte de su último encuentro en Moscú.
Estaba de costado, acurrucada contra él, con temor a moverse demasiado y despertarlo. Le gustaba observarlo cuando dormía, pero sabía que Klaus tenía el sueño ligero y ante el primer movimiento abriría sus ojos.
Llevaban un mes juntos. Pero Caroline no sabía muy bien como contabilizar su relación. Si contaba desde la primera vez que estuvieron juntos, entonces llevaba con el vampiro alrededor de setenta años. Claro, habían roto su no relación cuando él decidió ir a tras una bruja que se decía podía encontrar la manera de sustituir la sangre de la doble para la creación de híbridos. Ella le había gritado y había llorado durante toda la noche. Él se había mantenido impasible, estoicamente parado en el umbral de su habitación.
La bruja, por supuesto, no lo consiguió. Él le rompió el cuello por pura frustración y cuando regresó al departamento que compartían en Estocolmo, ella no estaba.
Tardaron años en volver a encontrarse y fue demasiado difícil que volvieran a confiar el uno en el otro. Caroline no le perdonaba su obsesión con los híbridos y Klaus aún estaba furioso porque lo había abandonado. Habían discutido mucho en aquel tiempo, al menos Caroline había discutido mucho. Klaus se había limitado a mirarla sin mediar palabra.
Ella dejó la ciudad del reencuentro la mañana siguiente.
Volvieron a verse unos meses después, en Escocia. Él la había estado buscando y como si volvieran a estar en Mystic Falls le recordó su promesa de mostrarle el mundo. Ella se rió y lo echó de su casa.
Él dejó Escocia en el mismo instante en el que ella se arrepentía de no haberlo perdonado.
Caroline de verdad odiaba a Kol Mikaelson, sabía que él era el encargado de la seguridad de su familia y nunca creyó que el desagradable- eterno- adolescente pudiera hacer tan buen trabajo. Había tardado siete años en volver a dar con Klaus.
Le había costado mucho volver a estar con él, principalmente porque él jamás olvidaba una traición. Y así lo había tomado, como una traición. Caroline le había explicado sus motivos, pero él era demasiado testarudo. A su manera de ver, Caroline rompió la promesa que habían hecho. Ella lo dejó. Solo.
Luego de esa pelea, habían recorrido el mundo durante tres décadas.
Caroline no recordaba el motivo de su siguiente ruptura, ni de las que le siguieron a esa. Sólo sabía que de alguna u otra manera, Klaus retornaba a su vida.
Y ahora estaba en ella, mirándolo mientras dormía, con temor a despertarlo.
-¿Qué sucede, amor?
Mierda.
-¿Cómo lo haces?
-¿Ser tan guapo?
-Saber cuando despierto. Nunca puedo salir de la cama sin que lo notes.
Klaus hizo una mueca.
-Siempre estoy pendiente de ti, amor. Incluso cuando duermo.
Caroline rodó los ojos. Niklaus la atrojo contra si.
-Llevo demasiados años escapando de mi padre, amor. No he dormido profundamente desde…-. Hizo silencio como si descubriera algo-. Nunca he dormido profundamente, incluso cuando era humano. Siempre me mantenía alerta por si Rebekah necesitaba algo o Henrik lloraba.
A Caroline le costaba cada vez menos imaginar esa parte de él. Su parte humana. Al principio, parecía algo tan lejano e irreal que no lo creía. Con el tiempo aprendió que Niklaus era mucho más de lo que dejaba entrever tras su carta de presentación: "Híbrido Rey. Maligno por excelencia. Villano". Y cuando lo conocías un poco, cuando él te permitía vislumbrar más allá del asesino, descubrías a un niño dispuesto a mantener a su familia unida aunque eso significara mantenerlos contra su voluntad durmiendo en un ataúd.
Ella nunca lo mencionaría, porque estaba bastante segura de cómo reaccionaría él: lo negaría, diría que es una romántica sin sentido y luego la abandonaría al poco tiempo para ir a cometer unas cuantas masacres y limpiar su nombre.
Hombres.
-No necesitas mantenerte atento conmigo, no voy a clavarte una estaca mientras duermes.
-Oh, no a mí. Eso seguro. Pero capaz los Salvatore quieren usarte de cebo para clavarle una estaca a Kol.
Caroline bufó.
-¿Enserio? ¿Después de todo este tiempo? ¡Aún sigues reprochándome esa noche! ¡Tú querías usarme como sacrificio para crear a tus híbridos en primer lugar!
Klaus rió entre dientes y le guiñó un ojo.
-Vamos, querida. No discutamos ahora. Apenas son las siete de la mañana-. Se incorporó en la cama privándola de su abrazo-. Iré a buscar algo para comer. Tengo hambre, y desde que me prohibiste tener humanos a mi disposición tengo que movilizarme por comida.
-¡No eran humanos! ¡Eran humanas! ¡Mujeres! ¡Jóvenes de veinte años en minifalda obligadas por ti!
Klaus lanzó una carcajada mientras se retiraba de la habitación, ella intentó darle con la almohada pero falló. Sólo consiguió romper un jarrón que estaba en el salón.
Sólo cuando supo que él ya no podía verla se permitió sonreír. Oh, ellos estaban bien. Aunque él nunca confíe plenamente en ella, aunque él siempre esté esperando que lo traicione y aún cuando le sea imposible dejar atrás su paranoia con la soledad, ellos estaban bien.
Ese día Caroline se propuso un nuevo objetivo para entretenerse en su eternidad. Tarde o temprano, en un año o en cien, ella lograría que Klaus confíe plenamente en ella.
Era difícil, después de todo, el híbrido llevaba mil años de práctica. Pero ella era Caroline Forbes, Miss Mystic Falls y no había nada que no pudiera conseguir.
Una mañana, dos siglos después, cuando después de múltiples reencuentros y desencuentros ella logró dejar la cama que compartía con el híbrido para ir a preparar el desayuno sin que él lo note, supo que lo había conseguido.
-¿Caroline?
Él la llamó mientras la buscaba por la casa.
-En la cocina, Nik.
-Lo siento, amor. No sentí cuando te levantaste.
-¡Lo sé!
Klaus la miró unos segundos desconcertados y se encogió de hombros.
-Voy a suponer que tu alegría se debe a algo relacionado con zapatos y vestidos.
Ella ignoró la burla en pos del importante acontecimiento.
-¡Es la primera vez que no te despiertas en cuanto me muevo en la cama!
-Los eventos de anoche deben haberme dejado realmente agotado.
Ella le sonrió y luego lo besó. Siglos de idas y vueltas y bailes interminables con ese vampiro le habían otorgado demasiada información. Él prefería burlarse antes de tratar algún tema incómodo. Ella le seguiría el juego. Se entendían bien, comprendió.
El bastardo, asesino, el villano, el híbrido original y despiadado demonio se entendía muy bien con la porrista, vampiro bebé, insegura Miss Mystic Falls.
Fue ese el día en el que entendió que su eternidad estaba a su lado.
Son estas cosas que surgen cuando uno debería estar estudiando. La idea era, principalmente, mostrar el terror que siente Klaus a que alguien lo traicione y lo paranoico que se vuelve con la seguridad. No lo culpo, yo lo adoro así como es. Al final, me he ido un poco por las ramas y terminé más que nada expresando las idas y vueltas de estos dos. No puedo evitarlo, Caroline me puede.
Linda sorpresa, ¿No amiga? Seguí tu consejo. Nada de estudio. Fics. Fics. Fics. Te adoro, gracias por devolverme esto.
Lita.
