Todos los personajes de Da vinci Demon's son de su autor esto solo es un fic…

Florencia del siglo XV

Las calles siempre estaban repletas de comerciantes, trasuntes y mendigos. Caminaba de prisa con paso decidido, esquivando cualquier obstáculo, la capa que me cubría volaba debido a la rapidez.

-Mas rápido-Me dije a mi misma, llegue a la plaza de la iglesia era enorme en su puerta había un carromato cargado con sacos y paja, Gire la cabeza. Solo había un par de puestos de alfombras, especias y carne. Todo el mundo estaba hablando oía el murmullo de las conversaciones

-Un Florín, señora.

-¿Qué tal est…-Decía un grupo de señoras ya entrada en la edad.

-¡Fresco! ¡Aquí está todo fresco!-Decía un vendedor…

Atravesé hasta llegar a la puerta de la iglesia, tropecé con el marco de la puerta pero conseguí recuperar el equilibrio al apoyarme en una columna de piedra maciza.- Por fin silencio-Camine despacio por la alfombra roja hasta el altar de piedra, el altar tenía un mantel blanco y la biblia abierta de par en par aunque no había cali y la bandeja donde se servía el cuerpo de Dios.

Nunca fui devota aunque mi madre era muy piadosa quizás por eso no lo era, por no parecerme a ella…La luz que entraba por el rosetón creaba una atmosfera serena. Me arrodille y cruce ambas manos.

-Padre nuestro…-Murmure-Ya sé que no rezo en constancia mas no significa que no crea en vos, he sido criada desde pequeña por monjas e inculcada desde que nací en la palabra de Dios y sin embargo Padre, me has llevado por otro camino… ¿Qué quieres que haga?...Si cumplo mi misión no podre volver a pisar la casa del Señor. Se acerca la Pascual, el blanco se tiñera de morado y mi plazo se acaba…cometeré el peor de los pecado como Abel y Caín, seré como Eva morderé del fruto prohibido… ¿Por qué me siento así?...Enviada por el representante de ti en la tierra...Debería estar orgullosa y mírame…-Suspire-Se que vos me habéis dotado de inteligencia para dudar pero… ¿Por qué Padre me pedís que traicione mi fe?...

-¿Estáis bien?-Gire la cabeza para ver quién era. Era un cura de la iglesia, llevaba la sotana de color marrón con un cinturón hecho de un cordón y en sus sandalias de cuero simples-Lleváis mucho tiempo…

-¿Tanto ha pasado?...-estaban todas las velas encendidas y por el rosetón entraba un rayo de luna.-Disculpar, padre, se me ha ido el santo al cielo-Aquel anciano sonrió, tenía el pelo como exigía la época con la corinilla rapada.

-Hija mía, no te disculpes.-Dijo elevando el brazo hacia la estatuilla de la cruz de Cristo-Esta es la casa del Señor, siempre eres bienvenida.

-Padre-Suspire-¿Es cierto que nuestro Dios perdona todos nuestros pecado?-Pregunte preocupada.

-Nuestro Señor es misericordioso con su rebaño, ¿Queréis que os confiese?

-Discúlpeme, pero me temo que debo partir-Gire sobre mis tacones, justo cuando salía de la casa de Dios las campanas resonaban indicando que ya estaba en rigor el toque de queda.

-Genial-bufe-Buscare un hostal-Decidí que era mejor ir por la callejuelas que ir por las grandes vías o sitios espaciosos ya que prefería enfrentarme a un borracho o a un bandido que a un guardia con armadura de los Medici.

Las Calles estaba oscuras había muy pocos farolillos que estuvieran encendidos podía ver las antorchas de los guardias alrededor, como si me persiguieran. Llegue a un pequeño patio y decidí esconderme detrás de unos bidones que había a la derecha.

-Me vuelve loco…-Dijo una voz grave y otro sujeto comenzó a reírse.-Ya verás cuando te atrape una mujer…-Suspiro decepcionado.

-Yo ya estado con mujeres-Dijo una voz aguda, quizás era un joven.

-Eso se llaman putas…-SE oyeron más risas y se pararon.

-Esperar chicos que estoy molido-Dijo otra voz y sentí como la madera del bidón crujía.

EL corazón se me iba a salir del pecho, apoye mi mano en él, También lo sentía en la sien. Mi respiración se estaba entrecortando así que me tape con la boca con la mano derecha.- ¡Vete! ¡Vete!-Gritaba por dentro.- ¡Oh, Dios mío! Por favor que no me pillen.-Me latía el corazón tan deprisa que pensé que lo podrían oír.

-¿¡Que es eso!?- Grito la voz chillona, ¡Me han pillado! La mano de mi pecho la baje hacia la espada situada en mi cadera.-Son tres podre con ellos-Me auto convencí.

El maullido de un gato arranco toda la tensión de un golpe, al parecer el ruido procedía del lado opuesto del patio

-Solo es un gato callejero Giovanni-Sentencio un cuarto.- ¿Ya has descansado?-Hubo un pequeño silencio-Nos vamos.

Oí como el bidón volvía a crujir al levantarse el guardia apoyado y como las botas de metal se alejaban a un paso sincronizado. ¡Cuatro! ¡Eran cuatro! ¡Qué error más grande!-Me reproche-Imagínate que te hubieran descubierto-Dijo mi consciencia-Aunque con el joven hubieras podido y quizás con el viejo pero los otros dos…Eres condenadamente Estúpida-Me sentencie.-Vamos, muévete.- Exigió.

Me levante me coloque bien la capucha, la capa y reanude la marcha. Conseguí llegar a la calle de la plaza del pozo, allí habría un hostal pero cuando quise poner un pie un carruaje se paro enfrente mía, en la ventana de la puertecilla había un colgante con la cruz templaría roja. El cochero bajo y me abrió la puerta.

-Mi señora, he estado buscando por todas partes…-Me hizo una reverencia-Me alegra saber que estáis sana y salva. Estoy a su servicio, le llevare a su nueva casa.

-Gracias.-Entre. Los sillones eran rojo acolchado y abotonados en blanco al igual que las paredes de color rojos y retoques de terciopelo, las persianas estaban echadas por lo que me concedían privacidad.

-Veamos-Metí la mano en el bolsillo de mi pantalón y desdoble la carta

A vuestra Merced

No hemos tenido el privilegio de conocernos en persona, mas no me excluye ese pequeño detalle para pediros un favor. Sé que vuestra casa ha dado mucho a la iglesia tanto como esta os ha devuelto porque la palabra de Dios dice que debemos compartir. También se dé bien sabido que vuestro padre y el padre de tu padre ha servido en una orden religiosa al igual que tu madre cuando ambos era jóvenes y al igual que tu, como Dios manda.

Os pido que partáis a Florencia, como ya sabréis los Medici nos han plantado guerra al negarnos el derecho de poner un hombre de dios en Piza. Esto implica que se ha separado de nuestra casa, de la casa del Todopoderoso, condenando así a la ciudad entera. Como ovejas del rebaño del Señor debemos guiar al rebaño descarriado a través de la fe. ¡Debéis Salvarlos! Tranquila, no estaréis sola, he mandado a mi sobrino también, Lord Girolamo Riario, Conde y Capitán General de la Santa Iglesia Romana para que os ayude. Necesito que convenzas a Leonardo Da Vinci, un artista que construye armas a los Medici, para que nos ayude. Riario aun no lo ha conseguido y me temo que sus fallidos intentos te entorpezcan en la misión pero no debéis pedirle ayuda si no es estrictamente necesario ya que no será muy útil, os lo aseguro.

-Sonreí-Buenos mal que es su sobrino-Dije irónicamente y continúe leyendo.

También sé de sobra que Lorenzo Medici tiene una amante podéis empezar por ahí…O por su mujer Clarice Orsini.

Por cierto, Hija del Señor, me he tomado la libertad de haceros una tapadera, Sois Aurora Vitali, hija huérfana que posee una gran empresa con fondos para luchar contra Roma. Podéis pedir todo el dinero a Roma solo ir al prestamista Federico y decir: Dios sea contigo. Él sabrá que hacer…El motivo porque peleas contra la Sada Sede debéis decidirlo vos. También sois nacida en una comarca cercana a Florencia por si investigan los Medici. Os habéis hecho rica por vuestro padre que comerciaba azúcar pero murió debido a un trágica tormenta y vuestra madre murió al pariros…A los dieciséis ya estabais al mando de la empresa. Tenéis hasta la Pascua para llegar a Florencia y presentaros a los Medici. Si os negáis puedo utilizar otras tácticas para que aceptéis la misión.

Es la voluntad de Dios

Papa Sixto IV.

-El carruaje se detuvo en seco.-Ya hemos llegado, mi señora.

-Tres días para Pascua.-Murmure-Debo darme prisa.