Esta es una historia que escribí hace años pero que he decidido subirla ahora.
En la inmensidad de este espacio vago flotando.
No es muy normal que acabe aquí después de morir pero tampoco es algo extraño; a veces, contadas veces se tardan más en enviarme a donde sea que vaya, normalmente el infierno y muy pero que muy rara vez el cielo.
Es extraño, parece que haya pasado una eternidad desde que llegué aquí y aún no voy a parar al otro lado pero no hay de que preocuparse ¿cierto?, esto es algo común, solo una rutina diaria.
Empiezo a estar inquieto ¿qué demonios pasa?, ¿por qué mierdas no llego al puto infierno de una vez? No hice nada bueno mientras estuve vivo, no hay que pensar tanto ¡maldición!
Mi pecho se oprime por segunda vez y ésta mucho más intensa que la primera, empiezo a sentir miedo, ¿y si esta es la definitiva?, ¿y si por castigo esta vez no me envían a ningún sitio y no vuelvo?
No puedo evitar reírme de mi mismo, debí de sonar tan marica pensando esas cosas, teniendo miedo de eso, dios... si me hubieran visto así ellos seguro que me estarían torturando hasta la próxima vez llamándome marica y nenaza y con razón, no puedo verme así tengo una imagen que mantener.
Será mejor que deje de ver esto, tanto mirarlo me está volviendo a inquietar y esta vez no pienso andar de nena.
Con los ojos cerrados la cosa no mejora, sigo notando que estoy flotando por lo tanto el paisaje de "la nada" debe de ser el mismo, no me tranquiliza saber que sigo en este lugar después de tanto rato, ahora mismo hasta preferiría estar en el cielo que aquí.
Me siento mal, empiezo a tener verdadero miedo; quiero salir de aquí, volver a casa, encerrarme en mi cuarto mirando esas revistas que tanto me gustan que tan viejas y usadas se notan de leerlas constantemente; volver con mi pobre familia, con los maricas de mis amigos.
Joder, nunca pensé que los extrañaría a todos ellos antes que a mis preciadas revistas.
Ey quien seas que maneje esto. Déjame volver a casa, quiero estar con todos otra vez.
