Aclaraciones: Solo lo hare una vez.
No, evidentemente no son míos los personajes. Si, si es mía la historia. Ya, ya se que el principio es un poco lento. Pero, chiquitillos, es el prólogo y el primer cap, ¿qué esperabais?
Y dicho eso, pues a disfrutarla.
Prólogo: Olvido
El cielo estaba completamente encapotado. El parecía haber sido cubierto con una capa gris de principio a fin y la noche se había vuelto eterna. La soledad hacia mella en el alma y la lluvia empapaba cualquier forma de suavizarla.
EL bosque que rodeaba la pequeña capital de Amegakure era inmenso, lleno de lodo, arboles de raíces abismales y repleto de animales que supondrían un riesgo mortal para cualquier incauto que se adentrase entre las ramas y el follaje sin conocer el terreno.
Aquel día ya había caído la tarde cuando los retorcidos habitantes de tal lugar percibieron la presencia de una extraña en aquel siniestro territorio.
Un amasijo de ropa escondía lo que previsiblemente sería el cuerpo desmadejado de una persona. El suave color rosa de un cabello extenso y sucio se desdibujaba entre el lodo, las raíces y el pequeño espacio en el que yacía inconsciente la chica.
Unas largas piernas salían desde debajo de la capa oscura y anodina que cubría a la figura, dejando a la intemperie la mitad de su cuerpo. La lluvia se filtraba entre la ropa y por su cabello arrastrando en su camino al barro una ingente cantidad de sangre.
—Ugh —ascendió casi invocado el leve sonido de la voz de la chica, en forma de un informe gruñido de dolor.
En cuanto la consciencia fue arrollandola de vuelta a la realidad, lentamente al principio y más cruelmente conforme pasaba el tiempo, la respiración que hasta entonces había contenido la única forma de saber si aquella figura continuaba con vida o no se volvió una rápida sucesión de exhalaciones superficiales que apenas daban receso a pensar.
—Ayuda —clamó entre jadeos la figura, intentando incorporarse.
En cuanto consiguió sentarse sobre el pantanoso terreno, unos ojos profundamente verdes se perdieron rápidamente en la vista de sus alrededores para luego pasar a un estudio más detallado de su cuerpo.
Los jadeos se volvieron una trampa retorcida y sin sentido en cuanto descubrió las heridas, confusas y profundas que presentaba su cuerpo. Apenas era capaz de abrir un ojo del todo, su rostro en aquel momento sería irreconocible. Una pierna la tenía horriblemente inflamada y un millar de cortes, heridas y laceraciones de más profundas a más superficiales horadaban una piel rosada y pálida como una sábana.
La ropa que llevaba casi le caía a jirones sobre el cuerpo, y dos dedos de la mano se le habían doblado de una forma increíblemente extraña.
Pero aquello no le inquietó tanto como sentir el terrible dolor que la hizo doblarse a la mitad para intentar mitigarlo.
Alguien le había clavado una katana a un costado y había seguido divirtiéndose con su cuerpo hasta convertirla en una figura repleta de dibujos y filigranas en carne viva.
Al doblarse a la mitad el terrible dolor de un par de costillas rotas le hicieron soltar un grito de dolor.
Sin poder resistirse acabó vomitando a un lado, rota de dolor, desorientada y perdida.
Sus ojos ascendieron al cielo y pronto se encontraron llenos de una fina capa de agua que se entremezcló con las lágrimas que no dejaban de bañarle las mejillas.
Acongojada y temblando alzó una mano hasta que estuvo frente a ella y los labios le temblaron al verla.
—¿Quién soy?
