Disclaimer: Los personajes de la caricatura no son de mi propiedad, yo solo los utilizo para escribir fanfics y entretener.

Advertencia: He decidido participar en otro desafío solo que con temática navideña, así que me tendrán molestando hasta el 25. Esta vez no hay límite en las palabras como en el fictober, pero como estaré publicando por día lo más seguro es que los capítulos sean muy cortos. También les advierto que este especial Fic X-mas contenga palabrotas y cosas así… porque puedo y quiero.

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Nieve

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Miró a través de la ventana mientras sostenía en sus manos heladas una taza de chocolate caliente. Los copos caían suavemente en las banquetas y sonrió mostrando sus dientes. Nieve, blanca nieve cubría el pavimento y el techo de las casas. Una alegría la albergó este primero de diciembre; tendría una Navidad perfecta. La rubia se había prometido a sí misma una Noche Buena al lado del muchacho quien fue y todavía era su primer amor.

Nada saldría mal… él había cambiado, ¿verdad? Él se lo dijo y ella le creía. Por eso observaba la escarcha de su ventana, imaginando la velada que estaba muy segura nunca olvidaría.

Luego, todavía distraída en sus ensoñaciones, sopló y sorbió el líquido que calentó su cuerpo.

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Prendió un cigarrillo, a escondidas claro estaba. Sus hermanas odiaban el olor y la mayor buscaría desesperadamente la cajetilla para tirarla.

—Puto frío—exclamó la morena mientras se encogía y mantenía sus mano libre en el bolsillo de la chaqueta negra. Sufría porque quería, pero tenía que estar afuera para fumar y fumaba para calmar sus ansias. Pero, ¿por qué estaría nerviosa? La respuesta era un nombre y odiaba admitirlo mas ya había decidido agregarle un poco de emoción a su vida.

¿Era por esa búsqueda de rebeldía que estaba planeando meterse con el enemigo? Sí, quería un reto, además no le parecía que perdía nada. Total, ¿qué tenía de malo un poco de sexo decembrino con él?

—¡Agh, puto frío!—Entonces le dio una última calada y apagó la colilla, luego corrió a la casa mientras se sacudía la nieve de los hombros.

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Revisó la lista una y otra vez, estaba segura que todo saldría perfecto como acostumbraba. No por nada era conocida como la chica más responsable y organizada de toda la ciudad, sin embargo, jamás creyó que se le dificultaría esto…

Resopló fastidiada y se estiró en su silla, después volteó a la ventana y se dio cuenta de que nevaba. El paisaje la relajó un poco, le daba fuerzas para seguir con su misión porque, por un lado, ya estaba más que decidida a encarar a ese hombre y dejarle en claro que no iba a meterse en su vida. Lo que había ocurrido hace dos meses fue un error, uno que la atormentaba cada noche, pero diciembre era un mes para la paz y tranquilidad, ¿no? Ese delincuente no la sacaría de su zona de confort y ya tenía el plan perfecto para evitar que siguiera entrometiéndose en sus asuntos… aunque bueno, no es como si quisiera sacarlo por completo de ellos. Solo quería un cambio… alguien en quien confiar…

Se sacudió para terminar con sus pensamientos y volvió a mirar la pantalla de su ordenador, la fiesta saldría bien, sí… muy bien… ¡pero primero tenía que dejar de pensar en ese par de ojos rojos!

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Odiaba las canciones navideñas y escucharlas en la radio solo le indicaba que ya estaba otra vez en esa época del año. No estaba acostumbrado a la felicidad del ambiente o a los momentos de reflexión y unión. Era demasiado para él pero le había prometido a la chica de ojos azules que la acompañaría y aprendería a comportarse…

El rubio se levantó de su cama y decidió salir para empezar a buscarle un regalo. Fue así como se dio cuenta del manto blanquecino que cubría no solo su calle sino también toda la ciudad. Pocas veces había visto la nieve, así que un extraño sentimiento se coló en él.

—Supongo que por primera vez aprenderé esto de la Navidad—dijo con fingida emoción, mas su actitud cambió cuando recordó que todo lo hacía por ella. Sonrió de lado, quizás no iba a ser tan malo, ¿cierto?

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Cuando salió del bar y se dio cuenta de los copos cayendo no evitó pensar en sus futuros planes. Nada era más perfecto que un mes frío con una ferviente necesidad en los demás por no estar solo en fechas como esas, porque aquello solo implicaba que tendría mucha diversión en los próximos días, recibiendo favores de mujeres desesperadas y mierdas así.

Sin embargo, este año no planeaba perder el tiempo con unas cuantas, se había propuesto el desafío de domar a una en especial. ¿Qué si quería algo serio con ella? Qué va, solo deseaba una buena cogida, ya si salía algo más lo decidiría después.

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Se puso la capucha para protegerse y emprendió el vuelo hacía su departamento, tenía mucho que preparar.

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Limpió la sangre de sus nudillos y el hombre frente a él, al ver completado el trabajo, le entregó el dinero correspondiente. Lo aceptó sin soltarle palabra alguna, no perdería el tiempo hablando con un cliente porque tenía bastantes pendientes por hacer.

—Feliz primero de diciembre—exclamó con burla el mafioso que lo miró complacido—, en unos días te tendré otro encargo.

No hubo respuesta, lo ignoró sin pena y salió de ese almacén abandonado con paso tranquilo. Luego miró al cielo borroso y la capa de nieve cubrió sus botas negras. El pelirrojo sacó de su saco una tarjeta con un número que analizó con determinación. Por primera vez en años sentiría la calidez de las fiestas…

Rio sarcástico.

La única calidez que quería sentir era la que le podía brindar la entrepierna de cierta mujer… pero ésta se negaba a dársela de nuevo.

En fin, todo sea por satisfacerla. Siguió su caminata entre la taciturna vereda cubierta de hielo, preparándose mentalmente para poder portarse… no tan mal, porque ya faltaba poco, muy poco para Navidad.

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No tengo mucho qué decir, solo que amo los retos y Kanda lo sabe :D, voy apurada, quiero publicar esto a tiempo.

¿Sabías que si te gustó este primer capítulo puedes dejar un review? O:

Mortem