Diosa
para mí en el triunfo o en el fracaso
Paz para mi corazón cuando
estoy solo
Dos corazones unidos por un único sentimiento:
El
amor
Doncella de mis sueños,
Tu que has calmado mis
penurias
¿Qué será de mí ahora, pequeña,
que no puedo
verte en el horizonte?
Quedaré perdido por siempre en la
oscuridad
Llamando tu nombre sin cesar
Cogido de una mano
invisible que
Nunca aparecerá
Y recordando tu bello rostro
Henchido de felicidad
Mientras mis lágrimas acechen por
asomar
Su voz sonó como un pequeño murmullo en la
oscuridad de la casa. Se sentía derrotado y esa canción que acababa
de componer y que habia tocado con su lira no expresaba todo lo que
sentía, ni siquiera una parte de su desdicha. El se había jurado
protegerla siempre y seguir tocando la lira ante ella y ver como
recompensa la sonrisa de sus labios. Jugar con su cabello, tenerla a
su lado admirando el paisaje y llegandole el dulce perfume de su ser.
¡Por solo una aparición! ¡ Por solo un deseo! ¡Que ella pudiese
volver a su lado! ¡Daría tanto por ella, hasta su propia vida y
libertad!
La había amado tanto que su recuerdo no desaparecía y
tanto la seguía queriendo que fue capaz de tomar la decisión de ir
a ver a el mismísimo Hades, dios de los muertos, y pedirle que se la
devolviese, incluso lo haría por la fuerza si hacia falta. Pero
sabia que eso era imposible, asi que le pidió que aunque el cuerpo
de su amor desapareciese, su alma pudiese regresar a la superficie
para estar siempre junto a él.
Por ti mi amor
me
arriesgaré
daré mi vida
si puedo salvar la tuya
y por una
sola de tus sonrisas
soy capaz de ir al fin del mundo
y asi lo
haré
Y entonces tocó para el dios, y la melodia era
triste, las notas surgian como siempre lo habían hecho, hermosas,
pero algo era diferente, ella no estaba junto a él. El doloroso
golpe dado en el corazón con total brutalidad, y la pena y nostalgia
de su rostro se veían reflejadas en esa tierna, dulce, y triste
melodia que el hizo escuchar a Hades.
Y, sorprendentemente, el
dios accedió a su petición, la melodía del caballero de la lira le
habia cautivado, pues nunca oyó melodia mas bella, y no pudo negarse
despues de oir semejante musica a la petición del joven Orfeo.
Pero
le puso una condición a Orfeo: que no se volviese a mirar a su amada
hasta que no llegasen a la superficie. Dijo que si se volvia, ni tan
siquiera una sola vez, su deseo jamas seria cumplido.
- Si...
jamás olvidaré vuestra generosidad... Es como si me hubierais
devuelto la vida...
Y era en verdad cierto. Su corazón latía en
su interior, una nueva esperanza crecía dentro suyo, y su alegria
era infinita.
Volvemos amor mío
volvemos a casa
¿estas
contenta?
Prometo que esta vez
Nada nos separará
Y por
siempre
Te deleitaré con el sonido
De esta lira y...
Si
algo te pasase de nuevo
Yo vendré a protegerte
La
alegria de su corazón era infinita. Tenía la mano que tanto habia
echado de menos entre la suya, y notaba la dulce presencia detrás
suyo.
El le daba animos, y ella solo necesitaba sentir la mano
apretada a la suya para saber que estaría bien y que no ocurriria
nada malo.
Estaban tan bien juntos... era una sensación de
harmonía y serenidad y sobretodo... de amor que nadie les podría
arrebatar...y ahora, volvían a la superficie para vivir ese amor
juntos para siempre, tal era su intención.
Y por fin la vio alli,
la hermosa luz del sol, y su felicidad fue completa. Y tan contento
estaba que giró su rostro al de su dulce flor de pétalos rosas que
por fin volvería a florecer.
- ¡Por fin! ¡La salida a la
superficie! ¡Mira, la luz del sol!
Pero ella jamas la volvería
a ver, tal fue su destino.
¿Por qué mi pequeña,
porque
no puedo ser capaz
de salvarte y vivir juntos para
siempre
como lo haciamos antes?
En vez de salvarte te he privado
De los
campos elíseos donde podrías
Haber corrido por siempre
Con la
belleza de ninfa que me obligó
A quedarme a tu lado
Pequeña,
mía ¿Qué puedo hacer yo
Para calmar el dolor de tu corazón
Al
tenderte esta prisión despues de
Decirte que nos ibamos a
casa?
Y ella estaba alli, frente a el, fragil como una
florecilla en invierno que acecha por ser arrancada por el viento. Y
no se podía mover, de cintura hacia los pies se habia vuelto una
estatua y las lagrimas que asomaban por su rostro le dolían a el
como si fuesen suyas propias.
Y por un momento no supo que hacer.
Y estuvo alli observandola sintiendose culpable y triste por el
destino que le tuvo deparado a la persona que con más ansia amaba.
Y
finalmente la decisión fue tomada.
- Te prometí que siempre
tañería la lira para ti y que siempre estaria a tu lado. ¡Y asi
será!
- Orfeo...
Y veia en su rostro que no quería
obligarle a estar prisionero por su culpa. ¿Por su culpa?
¿Prisionero?
- ¿Prisionero? No prisionero, pues solo soy
prisionero de tu amor, y ya estoy acostumbrado a ser siervo de tu
corazón.
Y la sonrisa de ella fue radiante a pesar de que su
mirada era triste.
- Orfeo, no sacrifiques tu vida por mí. Te
quedan muchos años por vivir.
- A ti tambien te quedaban. Y
mereces la vida mas que yo.
Y entonces el la abrazó, y le besó
la frente, y luego tocó la lira hasta que ella dejó de llorar y a
pesar del dolor, su corazón sintio alegria de no verla derramar mas
lagrimas.
Y entonces decidió quedarse alli, en el Hades, para ver
por siempre su rostro, no verla triste y deleitarle con su musica, le
daba igual lo demás, no le importaba no volver a ver la luz del sol,
si podia estar para siempre con su amor.
Me da igual
quedarme aquí sirviendo a un dios
que no es a la que habia jurado
fidelidad
pero por la mujer a la que siempre querré
¿Qué más
da servir a uno que a otro?
Me quedaré por siempre a tu lado,
Y
por siempre te deleitaré con mi música.
Te quiero Eurídice, y
por ti más allá de la muerte.
No tengas miedo, siempre estaré a
tu lado,
Mi pequeña Eurídice...
