¡Holaa! Y aquí estoy de nuevo, esta vez con un nuevo fic. Aquí os presento a mi nueva OC Naoko. Naoko es... bueno, si os lo dijese el fic perdería su magia, ¿no? ;)
Disclaimer: Inazuma Eleven es propiedad de Level-5. Elsie River es propiedad de ElseRiver. Nuria Álbarez y Naoko Otori sí son de mi propiedad :)
Antes de nada, quiero agradecer a ElsieRiver su paciencia conmigo... Así que, por todas las veces que mi primita ha soportado mis problemas al escribir, este fic va para ella :D
Ahora sí, os dejo tranquilos. ¡A leer!
PASADO EN EL PRESENTE
Capítulo 1.
Una chica de pelo corto y negro entraba tranquilamente al campo de la Royal Academy. Naoko no entendía por qué su compañero de clase y amigo, David, le había dicho que fuese hasta allí. Hacía bastante que no iba hasta el campo de fútbol, básicamente desde que la Nueva Royal Academy había desaparecido.
Oyó unas voces dentro del campo, pero no se molestó en darse prisa para llegar. Desde la desaparición de la Nueva Royal Academy muchas cosas habían cambiado: Joe y David habían estado en el hospital, aunque Joe estuvo menos tiempo que David ya que tenía heridas menos graves, el delantero había tenido que dejar el fútbol, y encima su mejor amiga se había unido al Raymond, dejándola sola. Aunque no podía echarle nada en cara: ella sabía lo muy enamorada que estaba de Jude, y se merecía estar con él.
El volumen de las voces fueron aumentando según se acercaba al campo de fútbol, hasta que salió a él. Al salir, la luz del sol la cegó momentáneamente. De repente, alguien la abrazó muy fuerte haciendo a Naoko perder el equilibrio y caerse con quien la estaba abrazando encima.
– Lo siento Naoko – dijo la chica que había abrazado a Naoko poniéndose en pie y ayudando a Naoko a hacer lo mismo – ¡Es que tenían taaantas ganas de verte!
Naoko se puso en pie con la ayuda de la chica y se limpió el polvo. Tuvo que mirar durante un buen rato a esa chica para reconocerla. Iba vestida con el uniforme del Raymond y el pelo castaño lo llevaba recogido en una coleta. Además, el sol le estaba dando de frente y eso dificultaba aún más el reconocimiento. Cuando la hubo reconocido, se tiro de nuevo a sus brazos y por poco vuelven a caer.
– ¡Nuria! – gritó emocionada Naoko mientras la abrazaba - ¿Qué haces aquí?
Entrenar, y veros de nuevo a todos – la chica señaló a los jugadores de la Royal Academy que las miraban fijamente, mientras que Naoko se sonrojó un poquito.
La entrenadora del Raymond, que había estado fuera hablando por teléfono, entró en ese momento. Todos los jugadores tuvieron que volver a sus posiciones, y ambas chicas tuvieron que interrumpir su charla. Naoko se sentó al lado de Nelly, Silvia, Celia y David, con quienes estuvo conversando animadamente.
El entrenamiento había prácticamente acabado cuando un balón negro, rojo y azul cayó del cielo, provocando una gran polvareda. Cuando el polvo se disipó, dos jugadores aparecieron: uno tenía el pelo blanco y los ojos grises, usaba un uniforme de fútbol rojo y azul con las mangas dobladas; el otro chico tenía el pelo rojo y los ojos dorados, utilizaba el mismo uniforme que el anterior, pero además llevaba la banda de capitán.
– ¡Gazel, Torch! – dijo Mark, refiriéndose a los jugadores de la Academia Alius.
Nuria, que estaba al lado de Naoko, notó como esta última temblaba. La castaña miró a su amiga preocupada y le agarró la mano, cuando Naoko miró hacia ella le sonrió. Sin embargo, Naoko volvió la vista a los jugadores del equipo que hacía llamarse Caos, y cuando se fueron siguió con la vista perdida en el mismo sitio donde antes, hasta que el resto de los jugadores la sacaron de su ensoñación.
– ¿Estás bien? – le preguntó Nuria mientras todos los demás volvían al entrenamiento.
– Estoy bien, Nu – le respondió Naoko aparentando estar tranquila – Tú preocúpate del entrenamiento, ¿vale?
La morena volvió al banquillo junto con David y las managers del Raymond, mientras que Nuria volvió a ocupar su posición en el campo. Aunque su amiga dijese lo contrario, la castaña sabía perfectamente que le estaba mintiendo, y pensaba descubrir el porqué.
[*]
Celia estaba en la salida del vestuario que estaban utilizando sus compañeros, esperando para recoger las cosas. De pronto, la puerta del otro vestuario se abrió y por ella apareció el portero de la Royal Academy, Joe King. Para la chica fue muy raro verle así vestido, con unos pantalones vaqueros y una camiseta, en lugar de con su acostumbrado uniforme de portero.
– Celia... – la llamó el portero al ver a la mánager del Raymond - ¿Qué haces aquí?
– Estoy esperando a los chicos.
– Tiene sentido... – comentó el chico sintiéndose como la persona más estúpida sobre el planeta. Aunque claro, eso le sucedía siempre que intentaba hablar con ella.
– Joe... ¿Qué tal estás? Después del partido contra nosotros... – Celia dejó de hablar al ver el cambio en la expresión del portero. El chico había apartado la mirada y había apretado los puños con fuerza. Al darse cuenta de la reacción de la chica volvió a sonreír.
– Ya estoy mucho mejor, gracias por preguntar.
Celia suspiró aliviada al ver que no había molestado a Joe. Se miraron durante unos instantes y sonrieron, hasta que los jugadores del Raymond salieron del vestuario. Axel los vio y no pudo evitar sentir una punzada de celos, aunque sabía que no tenía sentido tener celos solo por encontrarse hablando a su novia con otro.
– Joe, tengo que irme. Hablamos pronto, ¿sí?
Celia le dio un beso en la mejilla a Joe antes de irse. El chico se quedó sorprendido, hasta que salieron sus compañeros y le hicieron reaccionar. Axel, mientras tanto, había vuelto a sentir los celos, aunque esta vez si creía que tenía razones.
[*]
Los jugadores del Raymond ya se habían ido, al igual que algunos de la Royal Academy. Tan solo quedaban Jude, Nuria, David, Joe y Naoko, conversando tranquilamente sentados en el césped. Finalmente, David y Joe se fueron, y Jude estaba a punto de hacer lo mismo.
– ¿Vienes Nuria? – le preguntó Jude a su compañera.
– Voy a quedarme aquí un rato más. Nos vemos mañana, ¿vale?
– Está bien – respondió Jude dándole un pequeño beso en los labios a su novia – Nos vemos mañana.
Jude se despidió de Naoko y se fue. Nuria miró a su amiga y esperó a que esta dijese algo, pero eso no ocurrió. Después de unos minutos de silencio algo incómodo, al fin Nuria comprendió que Naoko no iba a hablar, y ya que quería saber lo que hacía que su amiga estuviese tan alicaída, decidió que era ella quien debía preguntar.
– Naoko... – la llamó, haciendo que la aludida la mirase - ¿Qué es lo que te pasa?
– Ya te he dicho que estoy bien... – respondió la morena con un suspiro.
– Y si no supiese que me estás mintiendo no te volvería a preguntar – Nuria dio un largo suspiro al ver que su amiga no le contestaba – Sabes que puedes confiar en mi para lo que sea.
– Ya lo sé es solo que... no es muy lógico que digamos.
Nuria se puso en pie y le tendió la mano a su amiga, incitándola a hacer lo mismo. Sorprendida, Naoko hizo lo que su amiga le pedía y cuando Nuria comenzó a caminar, la morena la siguió. Estuvieron caminando hasta que llegaron a un pequeño parque infantil, concretamente hasta que ambas chicas se sentaron en los columpios.
– ¿Por qué venimos aquí? – preguntó Naoko sorprendida.
– Porque cuando yo tuve problemas tú me trajiste aquí y me animaste, ¿recuerdas?
El simple recuerdo de aquella tarde hizo a Naoko sonreír. Su amiga había estado todo el día muy triste y no sabía por qué, por eso la trajo al parque en el que ahora ambas amigas estaban. Ese día, Naoko había conseguido lo que esperaba, Nuria le había contado lo que le pasaba.
– Esos chicos... – Naoko se refería a los jugadores de la Academia Alius – Creo que ya los conozco.
– ¿Los conoces? – ahora era el turno de Nuria para sorprenderse.
– Creo que son mis antiguos compañeros del orfanato – respondió bajando la mirada. Nuria no contestó, la miró fijamente intentando elegir las palabras adecuadas para ese momento.
– Me parece que vas a tener que explicármelo... despacio.
– Cuando era más pequeña y estaba en el Orfanato Sun Garden, había dos chicos que se parecen enormemente a esos dos extraterrestres. Se llamaban Cloth y Bryce.
– ¿Has... has dicho Cloth? – preguntó Nuria tragando saliva.
– El de pelo rojo, ¿por qué?
– Cuando vino a ver al equipo... dijo llamarse así.
Naoko miró sorprendida a su amiga. Se podían observar perfectamente sus ojos azules que ella había abierto a causa de la noticia. Súbitamente, una lágrima se deslizo por su mejilla. Naoko no parecía reaccionar, ni siquiera se había dado cuenta de que estaba llorando. Nuria se acercó a ella y la abrazó, intentando tranquilizarla. Sin embargo, Naoko se apartó bruscamente de la castaña y salió corriendo del parque, en dirección a su casa.
[*]
Nuria se fue del parque momentos después que su amiga. Iba culpándose mentalmente de la reacción de Naoko, tal vez no debía haberle dicho nada. Después de todo, Naoko casi nunca había hablado de su pasado, nunca le había dicho nada sobre el Orfanato Sun Garden. Pese a todo, había algo que le llamaba la atención... ¿cómo podía conocer a unos supuestos alienígenas? De algo estaba segura: Naoko no era una alienígena. De pronto, la canción I love you de Avril Lavigne la sacó de sus pensamientos.
– ¿Sí? – respondió al teléfono, intentando que su voz sonase normal y no triste y preocupada.
– ¿Nuria? ¿Qué te pasa? – respondió al otro lado de la línea Jude, haciendo que la chica maldijese mentalmente.
– No me pasa nada, estoy bien – mintió, aunque su novio no se lo creyó.
– ¿Dónde estás?
– En el cruce de antes de tu casa...
– Está bien, quédate ahí. Voy a buscarte – Nuria no tuvo tiempo de replicar antes de que el chico colgase el teléfono.
[*]
Mientras tanto, Naoko ya había llegado a su casa. Le había dado una disculpa a sus padres y había subido corriendo a su habitación, donde estaba llorando. Hacía mucho tiempo que no pensaba a su época en el orfanato, demasiado tiempo. El haber visto a sus antiguos compañeros le había hecho recordar todo lo vivido entonces, incluso los malos momentos. El accidente de sus padres cuando estos volvían de dejarla en el colegio, su llegada al orfanato, las miradas de los que serían sus compañeros...
Su madre adoptiva entró en su habitación. Al verla llorando, se acercó a ella y la abrazó. Naoko simplemente se dejó abrazar, y lloró desconsoladamente en el hombro de a la que ahora llamaba madre. Naoko se quedó dormida mientras su madre le acariciaba el pelo.
[*]
Naoko se despertó a la mañana siguiente tapada con una manta y la ropa del día anterior puesta. Al verse en el espejo del baño, los recuerdos del día anterior vinieron a su cabeza. Decidió darse una ducha para intentar despejarse, pero no funcionó. Resignada, bajó a la cocina a desayunar. Era sábado, lo que significaba que no tenía que ir a clase y que estaba sola en casa.
– Hola Naoko – la saludó alguien al entrar en la cocina.
Naoko se quedó parada en el marco de la puerta al oír la voz de su mejor amiga.
– ¿Qué haces aquí? – dijo cuando fue capaz de reaccionar.
– Tu madre me dejó entrar – respondió la castaña sonriente – Por cierto, ahí tienes el desayuno. Te oí levantarte y mientras esperaba...
Naoko dirigió un rápido vistazo a la mesa. Verdaderamente, su amiga sabía como alegrarle el día. Un bizcocho de chocolate, sus pastelillos favoritos, tortitas, y aparte un chocolate caliente. Se sentó sin poder ocultar su sorpresa y comenzó a comer: podía notarse que el día anterior no había cenado.
– Naoko yo... – comenzó a hablar la castaña – Siento lo de ayer... No debí haberte obligado a decírmelo.
– No pasa nada – respondió sinceramente la morena, sonriendo – Ya era hora de que se lo dijese a alguien...
– Estuve pensando... ¿Te gustaría reencontrarte con tus antiguos amigos?
(Continuará...)
