Lunes 18 de julio de 2016, 17:14.
Buen día a quien esté leyendo esto.
Bienvenidos al viaje que emprendí hace tiempo. Escribo como manera de desaparecer del mundo en el que vivo por solo unos momentos, por placer y por mi deseo de algún día convertirme en escritora.
Si alguien lee mi historia quiero que sepa que escribo con mucho cariño y con la esperanza de que les agrade. Si no es mucho pedir, me gustaría un review para saber qué les parece.
Sin más que decir, les presento City Of Angels. Disclaimer: Los personajes no son míos, pertenecen a la gran Stephenie Meyer. Absténgase del plagio.
Prefacio
Apoyado contra la pared, justo arriba de su cabecera, pareciendo que levitaba, él la observaba dormir, tal como todas las noches. La miraba ahí, dormida, tan frágil, que parecía como si un solo suspiro, la fuera a quebrar; tan hermosa, que ni la más hermosa flor se podía siquiera pensar que la superaba; y tan, tan inteligente, que siempre lo sorprendía, y aunque no fuera la gran científica, podía sacar grandes conclusiones acerca de cosas que nadie, ni siquiera él, lograba entender.
La humana se removió bajo las cobijas que la cubrían y él, sincronizando sus movimientos con los de la joven, bajó al piso y se situó a un lado de la cama, de modo que quedara frente a ella.
La miró detenidamente, su cabello castaño recogido en una cola de caballo, unos mechones que cubrían su cara, sus pálidas y frágiles facciones. Intentó descubrirle la cara, pero como siempre ocurriría, no pasó nada, y, literalmente, no pasó nada, la mano del joven desapareció en el momento en el que su piel debió tocar la piel de la joven.
Suspiró. Siempre pasaba lo mismo, ni siquiera lograba percibir el calor que del cuerpo dormido emanaba. Sintió cómo en su pecho se abría un vacío, sabiendo que nunca podría estar con ella, bueno, siempre la cuidaba y la protegía de todo lo que podía, tal como debía ser, pero él quería poder estar con ella en cuerpo y alma, poder abrazarla, poderle decir cuánto la amaba… Pero no, él había sido asignado a esa tarea, estaba condenado, ¡él no había escogido esa vida! Pero claro, Él lo había puesto de Ángel de la Guarda, sin pedirle su opinión. ¿Cuántas veces no había soñado con estar con esa humana? ¿Cuántas veces no había pedido a sus superiores que lo enviaran a la Tierra de nuevo, pero ésta vez, como humano? Estaba cansado, cansado de tenerla en frente de él, de saber todo de ella, y la joven no sabía de su existencia. Pero él nunca perdía la esperanza, él seguía esperando cualquier descuido por parte del Ser Supremo, para convencerlo de hacerlo humano, y mandarlo a la Tierra, donde pudiera estar con la joven de quien por error, se había enamorado.
