¡BIENVENIDOS A TODOS! Continuando con la tradición, escribiré mi letanía de siempre:

¡ALTO! SI NO ERES DE LOS QUE SIGUEN MI CUENTITA!

Tienes dos opciones:

1. Te recomiendo que antes leas las precuelas de este Fic:

A. Diferentes perspectivas

B. Hermione Granger y la Orden del Fénix

C. Back to you

D. Hermione Granger y El Príncipe Mestizo

Y finalmente regresas aquí, o bien:

2. Comienza a leer, te encantará, pero a final de cuentas querrás saber cómo comenzó todo y desearás leer las precuelas =D

TODOS LOS ANTERIORES FICS SON TRADUCCIONES.

Hermione Granger y las Reliquias de la Muerte (Secuela de Hermione Granger y la Orden del Fénix, y Hermione Granger y El Príncipe Mestizo)

Resumen: El final de la serie desde el punto de vista nuestra Hermione- Descubran millones de cosas ¡que ni siquiera el niño que vivió sabía!

¡MIS PRECIOSOS! TARDE PERO SIN SUEÑO, LES DEJO EL PRÓLOGO DE ESTA HISTORIA, PERO PRONTO ESPERO SUBIR EL PRIMER CHAPTER.

July, Ana, Ishy, Kero, Camile, Fresia, alexa, Kyu, Amanda, Estheer, Jonathan Dawson: Por favor, abran cuanta, así podré contestar sus preguntas y comentarios, no sean malitos ;D

Deuteros: ¿Dónde estás amigo?, I miss you :'(

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"¿Qué quieres decir con que no vienes a casa, jovencito?"

Arthur Weasley se estremeció cuando la acusadora pregunta de su mujer resonó a través de la estación King's Cross. Y tentativamente puso la mano en el brazo de su esposa con la esperanza de aplacarla. "Molly, por favor, no aquí- -"

"Bueno, ¿En dónde más lo haremos?" La Sra. Weasley exigió irritadamente. Torció el brazo para liberarlo y se enderezó hasta su altura máxima con la esperanza de igualar la estatura de Ron, a pesar de que su hijo menor todavía era seis pulgadas más alto que ella, sus ojos nunca dejaron el desafiante rostro de Ron. "Al parecer, él no viene a casa con nosotros, así que no podemos hablar allá ¿O sí? Parece que es ahora o nunca." Y miró a Ron con la misma mirada que había utilizado cuando él había escapado en el Ford Anglia para rescatar a Harry hace casi cinco años. "Ahora, Ronald", le ordenó. "Responde a mi pregunta."

Ron dejó su baúl para poder enfrentarse con toda seriedad a su madre. No se peleaba con ella muy a menudo - lo sabía bien - pero esto era demasiado importante. Antes de hablar de nuevo, echó un tranquilizador vistazo a su mejor amigo, quien estaba esperando en silencio a un lado, viéndose más miserable que nunca. "Lo siento, mamá, pero no puedo volver a casa. Tengo que ayudar a Harry con algunas cosas."

"¿Qué tipo de 'cosas'?

"No puedo decirte, mamá."

Fred Weasley dejó escapar un silbido al acomodarse para ver el espectáculo. "Eso fue osado", comentó en voz baja.

"Me podré muy triste cuando lo asesine", coincidió George solemnemente. Fred se miraba como si quisiera continuar con una rápida réplica, pero en ese momento, Ginny se cruzó silenciosamente y se sentó en el banco en medio de ellos, así podía fácilmente golpearles con el pie en las espinillas, y sin demora lo hizo. "¡Ginny!" dijeron a coro, mientras se inclinaban por el idéntico dolor que ambos sintieron.

"Cállense", les advirtió Ginny en voz baja. Tenía los brazos cruzados sobre su pecho para poderse abrazar tan fuerte como le fuera posible. Era la única manera en la que podía evitar saltar hacia en medio de la pelea para poder enterarse de lo que eran estas 'cosas', porque tenía un mal presentimiento de que estas 'cosas' podían ser la muerte de toda la gente que le importaba, sobre todo y en especial una persona que se encontraba de pie a unos pocos metros, todo pálido y angustiado. Pero esa persona especial no quería que anduviera metiendo la nariz donde no se le llamaba - por eso había terminado con ella ese día.

Así que Ginny, por una vez se quedó en silencio y siguió observando la pelea. Sintiendo su descontento, Fred colocó un largo brazo sobre los hombros de Ginny mientras que George masajeaba su pierna dolorida. Juntos, los tres siguieron contemplando cómo la pelea que se desarrollaba se volvía más y más violenta. Tanto la Sra. Weasley como Ron estaban muy rojos de la cara, gesticulaban sus muy particulares puntos de vista, mientras que Arthur Weasley parecía más y más abatido en cada segundo que pasaba, ni siquiera trató de intervenir otra vez. Pero nadie se veía tan miserable como Harry Potter que estaba a un lado y se veía muy triste, en silencio observaba a su familia sustituta, la familia perfecta que siempre había soñado, cayendo justo en frente de sus ojos. Y todo era su culpa.

"Diez galeones a que dice que se va con Harry," Fred pronto predijo, sus agudos ojos captaron lo alto y orgulloso que Ron se había vuelto en el último año. Su hermano menor por fin había obtenido un poco de confianza y sabía que Ron preferiría morir antes de renunciar al orgullo que tanto trabajo le había costado ganar.

"Que sean veinte", propuso George. "Somos ricos ahora, ¿recuerdas?" Fred gruñó en consentimiento y sin siquiera mirarse el uno al otro, los gemelos estrecharon manos.

El apretón de manos no pudo escaparse de la atención de Ron y perdió unos segundos para darle a los gemelos una feroz mueca. "Cállense."

"¿Qué hice?" Fred exclamó con los ojos muy abiertos, las manos cruzadas sobre el pecho en fingida indignación. "Estoy apostando a tu favor."

La Sra. Weasley giró hacia ellos, pero antes de que pudiera desatar su ira sobre ellos, el Sr. Weasley intervino. "Fred, George, lleven a su hermana fuera", les pidió. "Los alcanzamos en un minuto."

Los gemelos sabían que no debían resistirse cuando su padre hablaba con esa voz cortante que era tan ajena a él. Fred dio a Ginny un pequeño empujón para hacerla caminar, pero Ginny todavía se quedó atrás, sus ojos los desplazaba de ida y vuelta entre su hermano favorito y el amor de su vida. Por último, sus pies se adelantaron, pero se tomó el tiempo para hacer una pausa al lado de Ron. "Cede", le aconsejó en voz muy baja. Sus cejas se movieron muy sutilmente hacia Harry. "Estas empeorando las cosas."

Tal y como deseaba, Ron se puso un poco serio al ver cómo Harry se miraba tan angustiado. Lupin, que había llegado junto con Moody para asegurarse de que Harry no tuviera dificultades con los Dursley, utilizó esto para su ventaja y rápidamente se metió en la conversación "Molly, Ron, ¿por qué no van a casa y arreglan esto?", sugirió en ese aire de paciencia que le caracterizaba; luego se volvió un poco para incluir en la conversación a Harry. "Harry, estoy seguro de que no te importará si Ron va a tu casa hasta mañana" La señora Weasley soltó un chillido de indignación. "Bueno, si deciden que Ron puede ir," Lupin corrigió.

Harry asintió con fervor.

"¡No!" Ron estalló, y le dio a su mejor amigo una escandalosa mirada. "¡Si no voy ahora, ya no me lo permitirán!"

"Bueno, es mejor que alguien se vaya a alguna parte," gruñó Ojoloco Moody. Su ojo mágico estaba zumbando alrededor sospechosamente, captando todos los ángulos posibles para asegurarse de que nadie estaba acechando furtivamente detrás de ellos. "No es seguro estar aquí. Necesitamos movernos".

"Bien," Ron estuvo firmemente de acuerdo. "Entonces iré con Harry."

"No, jovencito, ¡vuelves a casa con nosotros ahora mismo!"

"¡Disculpen!" Vernon Dursley tenía muy poca paciencia cuando se trataba de su sobrino, era un milagro que no se hubiera apoderado de Harry por el cuello y lo hubiera arrastrado fuera en ese momento. Pero ahora ya había esperado el tiempo suficiente y se adelantó hacia ellos, moviendo el bigote con indignación. Su esposa y su hijo estaban más atrás, mirando a los magos y brujas con aprehensión."No voy a dejar que otro monstruo vaya a mi casa -; bastantes problemas he tenido con este de aquí" añadió, señalando con el dedo gordo a Harry.

"¿Monstro?" La Sra. Weasley escupió mientras cuadraba los hombros en preparación para ir contra este odioso hombre. "¿Acaso nos llamó - - Monstros?"

El Sr. Weasley tomó por los hombros a su esposa y la contuvo lo más suavemente que pudo. "Molly, no", le pidió en voz baja.

Ella no le hizo caso, sus ojos llameaban hacia la flácida cara del señor Dursley, pero antes de que pudiera decir nada más, Lupin se interpuso entre los magos y los muggles, empujando un poco hacia un lado su siempre raída túnica para que los Dursley pudieran echar un vistazo a la varita que traía debajo. "Harry se quedará con usted todo el tiempo que considere necesario y tendrá con él a los amigos que le plazca." Su mano cayó sobre la varita amenazadoramente. "¿Nos entendemos?"

Para ilustrar su punto, Moody rápidamente se sacó el ojo mágico y lo aplastó entre sus palmas, haciendo que de entre sus dedos saliera jugo que asemejaba pus.

Balbuceando inútilmente, Vernon Dursley se apartó con los brazos en alto, en señal de mansa rendición. Moody esperó hasta que el muggle se dio la vuelta antes de abrir las manos para que Lupin pudiera realizar un encantamiento de reparación rápida sin llamar la atención. En solo diez segundos, el ojo mágico estaba de vuelta a su forma y su lugar, atento a la familia que seguía discutiendo.

La señora Weasley se había vuelto a su marido, su rostro se le había iluminado al venir a ella una brillante y repentina idea. "Espera - ¿Harry por qué no te quedas con nosotros?" Y se volvió hacia su hijo con aire algo sarcástico. "Tú y Harry pueden hacer sus 'cosas' ahí ¿no?"

"No puedo, señora Weasley", Harry finalmente habló incómodo. Sus manos estaban metidas en sus bolsillos y no dejaba de mirar por encima del hombro como si esperara a alguien que saltan a la vista en cualquier segundo. "Tengo que ir con ellos todo el tiempo que los considere…", sacó las manos de los bolsillos y las levantó de manera irónica para remarcar la frase, "…familia".

"Albus nos contó acerca de eso, Molly, ¿recuerdas?" El Sr. Weasley le recordó en voz baja. Estaba empezando a verse un poco incómodo.

"¡Sí, por eso me tengo que ir! " Ron urgió, pensando que había ganado. "¡Alguien tiene que mantenerlo a salvo mientras se encuentre aún con los muggles!"

"¿Y ese alguien tienes que ser tú?" La Sra. Weasley le dijo con las cejas arqueadas. "No importan las decenas de personas que lo guardan, incluyendo a tu padre y a mí -"

"¡Molly!" El señor Weasley, dijo bruscamente. La señora Weasley rápidamente cerró la boca y enrojeció; había estado a punto de revelar demasiado en un lugar demasiado público. Realmente necesitaban salir de King's Cross antes de que fuera demasiado tarde.

"Y él está a salvo, Ron" Lupin le recordó gentilmente. Tenía la mano en el brazo de Moody's, probablemente para frenar al Auror de terminar a la fuerza con esta larga conversación. "Dumbledore arregló eso. Harry y los Dursley sestarán bien por el momento. Sabes que así será."

Pero las tranquilizadoras palabras no tuvieron el efecto deseado. Harry palideció al escuchar tal declaración, mientras que Ron, tan terco como siempre, plantó los talones más profundamente en el suelo y alzó la barbilla en el aire. "Ahora tengo diecisiete años ", le recordó a su madre. "Puedo hacer lo que quiera."

"No me importa la edad que tengas, Ronald Bilius Weasley," la señora Weasley gritó de nuevo, recuperando rápidamente la compostura. "Siempre y cuando vivas en mi casa, cumplirás con mis reglas, ¿está claro?"

Ron tartamudeó por un momento. "¡Bueno, tal vez ya no viva más ahí!"

"¿Es así?" Preguntó la señora Weasley en fingida inocencia. "Pues creo que tus figuras de acción de los Chudley Cannons no están de acuerdo."

"¡Basta!" Al principio, todo el mundo pensaba que Ojoloco Moody había perdido finalmente la paciencia, pero después de un segundo de contemplación, la voz no tenía la marca de ese gruñido barítono que caracterizaba a Moody. Harry Potter parecía haber crecido nueve pulgadas más, al mirar en torno a la pequeña multitud que les rodeaba, asegurándose de que todavía no habían sido descubiertos; luego, cuadró los hombros y con valentía enfrentó al iracundo Weasley que estaba a punto de enfurecer aún más. "Vete a casa".

"¡Harry!"

"¡Ron, tienes un hogar!" Harry le recordó indignado, por primera vez revelando realmente lo mucho que a veces envidiaba a su mejor amigo. "¡Debes estar allí! Sobre todo ahora. "

Desde una distancia segura, William Granger se movió un poco, fingiendo observar su reloj, fascinado por la escena que estaba presenciando, en pleno reconocimiento de que era muy privada. Realmente no debía escuchar más, además, si esperaba por más tiempo, quedarían atrapados en el tráfico a la temible hora pico que todas las personas sensatas hacían lo posible por evitar. "Hermione - -"

"Lo sé, lo sé" respondió Hermione con un largo suspiro. Esperaba que Ron hubiera tenido el buen juicio de ir a casa con su familia durante al menos una noche antes de informarles que no sólo se iría de casa, sino que tampoco regresaría a la escuela el próximo año. Pero, por supuesto, Ron raramente reflejaba buen juicio en nada, en lo absoluto. Era entonces cuando ella siempre entraba y limpiaba el desorden que Ron dejaba atrás. Le dio la jaula de Crookshanks a su madre. "¿Por qué no lo llevas al auto? vuelvo en un minuto."

Sin embargo, la señora Granger estaba atenta de la señora Weasley, quien todavía estaba secándose las lágrimas de frustración impacientemente. "Esa pobre mujer", murmuró con simpatía. "No puedo imaginar -" Se interrumpió y alisó el cabello de Hermione de manera cariñosa, algo que no había hecho en un buen tiempo. "¿Estará bien? ¿Por qué Ron no quiere ir con ella?" preguntó abruptamente.

"Es una larga historia - -Se las explicaré más adelante, sólo vayan a buscar el coche por favor" les pidió Hermione una vez más, en una voz firme de adulto que tomó a sus padres por sorpresa. No era frecuente que una chica hablara a sus padres con ese tipo de autoridad. Intercambiaron una mirada inquieta, pero los Granger se apresuraron obedientemente a cumplir con la petición de su hija. Hermione se cuadró de hombros y se dirigió de nuevo a sus mejores amigos, preparándose para la batalla, de ser necesaria, para poner fin a esta ridícula disputa.

En este punto, Harry había hecho a un lado a Ron para poder hablar en privado, y apelaba a él en una voz más suave y suplicante. Ron, testarudo hasta el final, tenazmente continuó sacudiendo la cabeza, su mandíbula se encontraba en esa posición de no-importa-lo-que-me-digan-yo-ganaré, que Hermione conocía muy bien. Hermione se deslizó entre ambos a los pocos segundos, la mano en su varita por si acaso. El temperamento de Ron incluso lo llevaría a golpear a su mejor amigo directamente en la nariz. "¿Qué está pasando?" Hermione les exigió.

Harry parpadeó distraídamente. "Pensé que te habías ido."

"No, ha estado viendo todo el tiempo", comentó Ron ausente. Hermione trató de no estar secretamente emocionada por la posibilidad de que a Ron le importaba lo suficiente como para saber su paradero en todo momento. Ron cruzó los brazos sobre el pecho y le dio a Harry una taladrante mirada. "Ahora Harry no quiere que me vaya con él."

"¡No es que yo no te quiera conmigo!" Harry le recordó con impaciencia. "Tú me conoces -" Se interrumpió, mirándose a punto de arrancar su propio pelo hasta quedar tan calvo como el Sr. Weasley. "¡Es por tu propio bien!, la protección que Dumbledore dejó sólo funciona en mí y los Dursley. Si te quedas conmigo, no tendrías protección mágica y sabemos que van a tenerme en la mira todo el tiempo - si ellos saben que estás conmigo, ¡seguramente eres hombre muerto!"

Hermione dejó escapar un suspiro de asombro. No podía creer que no hubiese pensado en eso. Sin embargo, Ron parecía impasible ante la idea del inminente peligro. "¿Y qué?"

"¿Y qué?" Hermione repitió indignada. Se puso las manos en las caderas y le lanzó esa mirada que usaba en los burlescos Slytherin o los traviesos de primer año.

"¡Oh, no!" Exclamó Ron con un gesto de su mano como si pudiera repeler a Hermione con ese simple movimiento. "¡No me mires de esa manera ahora! ¡No te pongas en mi contra tú también!"

"¡Ron, tienes que ir a casa!" Hermione insistió. "Harry tiene razón – debía haberme dado cuenta de esto antes – debes de estar seguro en tu casa y creo que todos debemos estar a salvo el mayor tiempo posible antes de - -" Se interrumpió, incapaz de articular la tarea de enormes proporciones que se extendía ante ellos en vagos términos que nadie más podría entender, pero era imposible. En cambio, terminó su frase con una mirada de súplica hacia Ron que lo decía todo. Además, ella y Ron nunca habían necesitado palabras para comunicar todo lo que estaba pasando entre ellos.

"Vamos todos a nuestras casas", Harry les propuso en una voz mucho más tranquila. "Y vamos a descansar un poco y haremos nuestra tarea, así estaremos listos para agosto, ¿de acuerdo?" Miró hacia un lado y hacia otro entre sus mejores amigos, con una angustiada mirada de culpa. "Deben pasar algo de tiempo con sus familias antes de que hagamos esto."

Ninguno de ellos quería que Harry terminara el resto de ese pensamiento, aunque los tres sabían que era la verdad: deberían pasar más tiempo con su familia ahora, porque muy posiblemente podría ser la última oportunidad que tenían. Ron le dio a Harry una mirada larga que Hermione no pudo leer, antes de volver su atención hacia ella. "¿Y esto es lo que tú quieres también?"

Si no fuera tan importante hacer que Ron fuera a la Madriguera, Hermione habría cedido ante la extraña mezcla de confusión, rabia y dolor que se reflejaban en los ojos de Ron. En cambio, Hermione se limitó a asentir con énfasis, rogando para que, por una vez, dejara a un lado su terquedad y orgullo y cediera a sus deseos.

Ron le dio a Harry otra rápida mirada, y se volvió a ver los suplicantes ojos de Hermione, y, finalmente, emitió un reacio gruñido. La mano de Hermione se acercó a presionar contra su corazón en total alivio; por un momento creyó que iban a tener otra discusión de al menos otros diez minutos. Apenas podía creer que Ron se había dado por vencido tan fácilmente. Harry, visiblemente relajado y con una sonrisa extendiéndose por su rostro, le dio una palmada a Ron en el hombro, y una vez que lo hubo hecho se apresuró a regresar a donde estaban los miembros de la Orden esperando ansiosamente. Dijo algunas palabras y la Sra. Weasley rápidamente dejó escapar un chillido de alivio cuando le dio a Harry un aplastante abrazo que casi lo hacía caer.

Ron miró este intercambio en un silencio sepulcral, la mandíbula apretada y los ojos endurecidos de una manera que Hermione no podía entender. Había visto a Ron en su mejor, su peor y sus muchos, muchos tonos de gris y claro, pero nunca había visto esa dureza en su mirada. Parecía tan ajena a él, como si se hubiera teñido el pelo de un rubio-Malfoy. Ella trató tentativamente tomarle la mano y preguntarle lo que estaba mal, pero Ron se apartó y miró alrededor de la estación de tren. En realidad, él estaba mirando a todas partes, excepto a su cara. "¿Dónde están tus padres?" le preguntó.

"Afuera. Se fueron a buscar el coche. Voy a encontrarlos en un minuto." Se acercó a él y estratégicamente escondió su pelo detrás de la oreja para que tuviera una clara mirada de la flor azul que había enviado a Pig encontrar para ella, la flor que llevaría con orgullo por el resto del día hasta irse a la cama, cuando cuidadosamente prensara los pétalos por debajo de las pastas de protección de un libro para que fuera así preservada para siempre jamás. Esperaba que él supiera lo mucho que ese simple gesto había significado para ella. "Ron, ¿qué te sucede?"

Ron devolvió su atención a ella, y abruptamente volvió a ser Ron: su rostro y ojos brillantes con cada pensamiento y sentimiento que había pasado por su cabeza. Hermione con frecuencia pensaba en el día que le había dicho que tenía el rango emocional de una cucharilla, y se preguntaba si él sabía que no podía haber estado más lejos de la verdad. Ron experimentaba tanto, tanto, que ni siquiera se daba cuenta de lo mucho que sentía.

"Nada. De vuelta a casa, ¿no?" Ron respondió con aspereza. Se metió las manos en los bolsillos y sacudió la barbilla hacia la salida. "Te encaminaré."

"No necesitas hacerlo," dijo Hermione rápidamente. Tenía la sensación de que la señora Weasley entraría en histeria si veía a Ron alejarse, aparentemente dejando a Hermione. Podía pensar que estaba perdiendo a su hijo con su otro mejor amigo. "Te veré en un par de semanas", añadió un poco torpe, no muy segura de qué decir. Ella y Ron habían tenido una muy hermosa despedida en el tren; añadir cualquier otra palabra terminaría por estropearla de alguna manera.

Pero Ron al parecer no lo veía así. Parecía bastante sorprendido y decepcionado a la vez, pero dio otro gruñido y volvió hacia sus padres. Mordiéndose el labio, Hermione no pudo soportar ver que se fuera durante tres segundos antes de llamarle de nuevo. Él se volvió y esperó con expectación. Hermione deseaba con todo su corazón tener el coraje de correr directamente hacia él y lanzar sus brazos alrededor de él como lo había hecho un montón de veces, pero ahora, en este momento, no podía. Alguna extraña grieta había surgido de repente entre ellos, algo que les impedía alcanzar esa sagrada intimidad que tanto anhelaba. Hermione no tenía idea de dónde había llegado este imprevisto obstáculo, ni por qué estaba allí, sobre todo cuando hacía media hora, Ron le había dado una flor y le había dicho que nada podría hacerle daño a ella, siempre y cuando él estuviera cerca. Todo lo que ella sabía era que ese obstáculo estaba allí, comiéndole su corazón, y ella tenía que tratar de hacer algo para llenar ese horrible vacío.

Hermione le dedicó una vacilante sonrisa. "Vas a escribir, ¿verdad?" preguntó un tanto torpe. Ron siempre había sido su más fiel amigo por correspondencia, incluso más que Viktor, aunque nunca le haría saber ese detalle si iba a actuar como un niño de cuatro años siempre que el nombre de Viktor salía a tema, no merecía saber la verdad.

Ron inhaló lentamente, sus ojos nunca se apartaron del serio rostro de Hermione. "Sí. Claro" prometió al fin, su sonrisa ayudó enormemente a descongelar el imprevisible hielo que había surgido entre ellos. "Tan pronto como llegue a casa."

"Bien". La pareja compartió una última sonrisa, se saludaron al mismo tiempo, y apartaron la mirada el uno del otro para encontrar a sus padres. Hermione se las arregló para tejer su camino a través de los cientos de muggles y carros que pululaban alrededor de la estación para encontrar a su padre ilegalmente estacionado cerca de la parada de taxis. Ella se deslizó dentro de la parte trasera del coche, agradeciendo ausente a sus padres por la espera. Miró por la ventana mientras su padre se retiraba hacia el tráfico, buscaba con la mirada para ver si podía echar un vistazo a los Weasley. Todavía estaba muy intrigada por esa extraña mirada en el rostro de Ron, la única vez que había sido totalmente incapaz de entender a Ron, fue esos pocos pero horribles meses cuando había estado con Lavender: el momento en que lo había perdido. Su corazón empezó a latir con fuerza. Eso no puede estar pasando otra vez. No se creía capaz de sobrevivir a perder a Ron nuevamente.

"¿Hermione?"

Por el tono de la voz de su madre, Hermione sospechaba que la había estado llamado por su nombre varias veces. Se enderezó con aire de culpabilidad y fingió una sonrisa. "¿Sí?"

"Sólo quería saber si Ron cedió."

"Sí, lo hizo", confirmó Hermione, y seguía luchando por encontrar a su pelirroja familia favorita en el mar de gente que salía de King's Cross. A pesar de que estaba concentrada en su tarea, Hermione pudo atrapar la rápida y fugaz mirada que intercambiaron sus padres. Era como esa que ella y Ron compartían a espaldas de Harry cada vez que pensaban que se estaba siendo terco, o que estaba en peligro, o que estaba en modo de salvador-de-personas. Eso no podía ser una buena señal. "¿Qué?" preguntó llanamente.

Helen Granger miró a su marido una vez más antes de morder la bala y lanzar la pregunta potencialmente condenatoria. "Nos estábamos preguntando - ¿por qué Harry necesita protección?"

Un tacón afilado de culpa pateó a Hermione duro en el estómago. Esta era: la señal que había estado esperando y temiendo. Había querido decirle a sus padres hace mucho tiempo acerca de Voldemort, pero no había tenido la oportunidad ideal. Por mucho que valorara la honestidad, Hermione no podía dejar de admitir que en este particular caso, era mucho más fácil mentir acerca de su lesión en el Ministerio, antes de dar las verdaderas razones por las que no podía volver a casa para las vacaciones, y en los millones de otros casos se retorció la verdad con el fin de lograr lo que se necesitaba hacer. Pero no podía evitar la conversación por más tiempo. También tenía que morder la bala y forjarse con valentía por delante. Nunca podría vivir consigo misma si dejaba Hogwarts y su antigua vida sin antes decirles a sus padres toda la verdad.

Aunque lo anterior no reducía nada de las náuseas que tenía y se le arremolinaban en la boca del estómago. Tragó saliva, y mantuvo los ojos fijamente por la ventana. "Vamos a esperar hasta que lleguemos a casa" sugirió Hermione con gravedad. "Voy a explicarles todo lo que sucede."

"Está bien" concedió la señora Granger con otra mirada a su marido. Hermione ignoró el gesto tanto como pudo cuando reacomodó su varita para poder tomarla más fácilmente si había alguna señal de peligro. La señora Granger miró por la ventana mientras el señor Granger se centraba en la carretera, apretando el volante más de lo normal. Un espeso y pesado silencio se cernía sobre la familia, tan impenetrable como el tráfico de Londres que estaban luchando por pasar.

Sería un largo camino a casa.

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Ok, ok, el próximo capítulo pinta para ser interesante, original, y con momentos 'Granger Family', no me vayan a abandonar.

Y ya saben, dejen su cometario ¿Qué les parece el cambio de perspectiva de una historia a otra?

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