Resident Evil

Evolution

Nota del escritor: Antes que nada solo quiere decir que he escrito este fic sin afán de ofender, dañar o menoscabar a alguien y que solo lo escribí por el gusto de escribirlo y que no he recibido ni recibiré ganancia alguna por esto (a menos que capcom me contrate XD).

También quiero decir que tal vez no tenga cronología exacta con los juegos y libros de RE, puesto que solo he jugado y leído el RE Zero y RE1, por lo que le doy crédito a mi primo por ayudarme con la mayoría de la cronología e historia, además de pedir disculpas de antemano por las faltas de ortografía, etc; debido a que no soy un profesional, ni tengo corrector de estilo y a pesar de haberlo revisado numerosas veces siempre pude haber pasado por alto algún defecto, por favor póngame criticas constructivas únicamente o felicitaciones. Lean todos los capitulos, cada ves se pone mas emocionante, espero subir el proximo capitulo pronto. Espero que les guste…

Prologo

Michael Bridgeway, un chico guapo, alto de cabello un poco largo y negro, caminaba sigilosamente por el pasillo del edifico de Umbrella en Nueva York, donde estaban las oficinas y los laboratorios, con su pistola Beretta completamente cargada y apuntando al techo. El miembro de los STARS de Nueva York estaba a unos metros de la habitación donde se guarecían los terroristas el que habían tomado el edificio y a unos cuantos de los empleados como rehenes y el los debía detener costase lo que costase.

El siempre trabajaba solo, sin ningún equipo como solían trabajar los miembros de los STARS, pero no los necesitaba, era de los mejores, no necesitaba ayuda para acabar con un par de terroristas locos y según el más de uno eran multitud.

Escuchaba su música con audífonos puestos y los cables dentro del chaleco de Kevlar que recorrían su espalda hasta llegar al bolsillo del trasero del pantalón donde tenía su reproductor. Era un muy raro habito el escuchar música en misiones que dependían de todos tus sentidos para salir con vida, pero le gustaba trabajar escuchándola, según el daba ritmo a las cosas y a sus golpes, cuando se trataba de combate cuerpo a cuerpo. Pero aun con música y todo alcanzaba a escuchar el más ligero sonido por todo el reluciente pasillo blanco y sentía las vibraciones de lo que fuera acercándose por cualquier lugar.

La luz del sol se filtraba por la pared de cristal a la izquierda de Michael y calentaba la piel al contacto, también se reflejaba en el piso de loseta blanca como la de un hospital. Veinte pisos debajo de el había un raudal de personas mirando al edificio y varias patrullas, bomberos y policías que trataban de negociar por la vida de los rehenes, pero era inútil, los terroristas tenían pensado volar el edificio con todos dentro en unos minutos y no cambiaran de opinión con ninguna oferta, ahí entraba Michael, atrapaba a los locos y pronto sus negociaciones serian para estar menos tiempo en prisión o que les perdonaran la vida. Michael jamás había fallado en una misión, jamás desde que empezó a trabajar para los STRAS hacia cinco años cuando el tenia veinte y se había graduado con promedio perfecto y honores en el ejercito como Ranger de operaciones especiales, sabia manejar vehículos de guerra de cualquier tipo y el arma que le pusieran enfrente, además de ser experto en varios tipos de artes marciales y estaba a punto de entrar en el campo cuando los STARS le ofrecieron un retiro del ejercito con permiso del gobernador para trabajar con ellos. El acepto, quería ayudar gente y si podía ayudar a su país sin salir de este no había nada mejor, además el sueldo era muy bueno con prestaciones y toda la cosa. No tuvo que pasar por entrenamiento básico, no lo necesitaba era mejor que los maestros que entrenaban a los miembros y los podría haber partido en dos en cuestión de segundos y de armas sabia mas que lo básico. Había sido entrenando pensando en hacerlo una maquina asesina, pero ahora usaba sus habilidades para meter a los malos tras la rejas y salvar gente, claro una que una que otra ves se veía obligado a matar o ser asesinado, pero no era algo muy lindo el matar, aunque fuese uno de los malos así que el trataba de nunca hacerlo. Siempre era mandado a las misiones mas peligrosas, que para cualquiera serian un suicidio, pero Michael no era cualquiera era el miembro mas hábil de los STARS y muy listo, claro, no el mas listo, eso seria demasiado pedir. Había completos genios entre los miembros de los STARS, de echo Michael ya había oído que una niña de 18 años en Raccon City, había ingresado al equipo por ser, a esa temprana edad una licenciada en bioquímica y eso era uno de los cuantos miembros verdaderamente listos, pero aun así el era muy ágil de mente y muy culto.

Él no quería estar ahí, consideraba esa misión demasiado fácil, el prefería ir a la acción de verdad, por ejemplo ser transferido unos días a Raccon City y resolver ese asunto que lo encabronaba tanto: el caso de los asesinatos de los bosques de Arklayn, tantos habían muerto por asesinos despiadados que seguían rondando libres y sin castigo. Ahí estaba la verdadera diversión y los STARS no habían acudido aun lo que le molestaba aun mas, pero ahora se tenia que concentrar en la misión en la que estaba.

Ya podía escuchar a los malditos terroristas al otro lado de la puerta blanca de metal gritando a los rehenes con mucha furia. Michael sabia que tenia que entrar en el momento oportuno o matarían a todos los rehenes antes de que el pudiera apuntar el arma. Entonces escucho que todo se quedaba callado dentro de la habitación. Michael frunció el ceño y se quito los audífonos para revisar que si estaban callados dentro y así lo confirmo y se puso los audífonos nuevamente. Y empezó a sentir con el oído interno los pasos adentro, pero no eran de un par de hombres si no muchos pasos movilizándose por la habitación. A Michael se le acelero el corazón… tal vez están haciendo que todos se muevan para matarlos uno a uno ya.

Michael se estremeció y decidió que era ahora o nunca. Se paro frente a la puerta, sostuvo muy bien la Beretta y con una fuerte patada la abrió. Se quedo pasmado. Parecía una película. Todo lo de los terroristas era falso, no había rehenes, ni terroristas, eran un par de hombres con trajes que parecían de astronautas solo que tenían la parte de la cabeza baja y ‹‹negociaban›› con los policías en un teléfono, otras diez personas o mas iban de un lado a otro con artefactos muy raros y con los mismos trajes solo que completos. Se quedo parado mirando unos segundos y después de un costado le dispararon un tranquilizante en el cuello, se le adormeció el cuerpo, los ojos se le empezaron a cerrar y el cuerpo le peso mucho, vio que el suelo se acercaba con rapidez a su cara y sintió un agudo dolor en al nariz.

Capitulo 1

El terror apenas comienza

Jill Valentine estaba sentada en la cama en la habitación de un hotel mediocre en Nueva York, ya habían pasado dos semanas desde el incidente en Raccon City con el Némesis y de que la ciudad hubiera sido reducida a ruinas por el gobierno. Y a pesar de que Umbrella perdió todo poder político que tenia y las personas dejaron definitivamente de un día a otro de comprar sus farmacéuticos, o eso decía el gobierno, Umbrella seguía haciendo experimentos, seguramente en plantas secretas en los Estados Unidos y legalmente en el resto del mundo, lo que era decepcionante para Jill, seguramente después de ver lo que el virus-T es capas de hacer, los gobiernos del mundo los contrataron en secreto para desarrollar mas armas de ese tipo, dado a la ambición de todos de poder y dejando libres de cualquier cosa a Umbrella, quedando libres de haber sido los malditos que crearon el virus-T haciendo que toda la ciudad se plagara de muertos vivientes y peor aun, recompensandolos por esto. Tanta gente inocente, tantas vidas perdidas por un "accidente" de laboratorio como decían ellos cuando todo fue planeado. Aun no podía asimilar la perdida de tantos amigos y todo lo que había pasado, sentía que había despertado de un mal sueño.

El helicóptero en el que habían logrado escapar ella y Carlos se había quedado sin combustible y estrellado a unos kilómetros de Nueva York y ambos caminaron por la carretera hasta llegar a donde se encontraban, era un motel en medio de granjas y vacas por lo que simple olía a estiércol, pero ella prefería eso a el olor a muerto de la ciudad de Raccon que había experimentado el tiempo suficiente para odiarlo tanto como a los zombis que lo expedían. Carlos seguramente seguía dormido en el cuarto de un lado. Mientras ella pensaba que haría, no podía quedarse trabajando en un motel por alojo toda su vida, era algo tedioso tener que tender camas y lavar pisos para apenas y juntar para comer. Otra cosa que quería hacer era hundir a Umbrella de la manera en que fuera posible, hundirla hasta el fondo, son posibilidad de que siquiera los gobiernos les den limosna, pero era tarea casi imposible.

Jill tomo el periódico que había dejado a su lado y lo comeos a leer para distraerse un poco.

NEW YORK TIMES

- AUN SIN RESULTADOS

A dos meses de el incidente de el edificio de la corporación Umbrella las autoridades aun no hayan ningún cadáver entre los escombros, lo cual los desconcierta, aunque las maquinaras pesadas y los rescatistas siguen excavando con ardua labor el miembro estrella de los STARS, Michael Bridgeway, sigue perdido, no se sabe con certeza si estaba dentro del edificio a la hora de explosión de la estructura y hasta ahora seis grupos terroristas se han adjudicado el incidente aunque los investigadores aun no encuentran indicios que señalen de cual de estos se trato el atentado.

Jill suspiro y negó con la cabeza. Seguramente Umbrella lo planeo todo y hay algo detrás de todo, tal vez destruyeron pruebas de algo que los incriminaba seriamente y lo cubrieron todo con un ataque terrorista cuando lo único que hicieron fue enterrar las pruebas para siempre.

Sintió que la furia la invadía y odio a Umbrella con todo su ser y pensó que no era justo que ese tipo de gente fuera la que tuviera en sus manos la vida de las personas, nada justo y odio aun mas al gobierno porque era lo mas seguro que los hubieran encubierto en lo posible y ahora ellos los financiaran de lo contrario el presidente y todos ya abrían hundido a Umbrella hasta el fondo. Siguió leyendo un poco leyó reportes de política en la primera pagina, un asesinato al principio de la segunda y…

- EXTRAÑO BROTE ASOLA UN PUEBLO EN LAS FRONTERAS DE NUEVA YORK

Hace dos días el granjero Steve Orland se presento en el pequeño hospital de St. Laurenge con extraños síntomas de comezón en la piel que los doctores pensaron era algún tipo de alergia a alguna tela, pero en unas horas el paciente fue internado en área de cuarentena cuando un trozo de piel de la espalda se le cayo sin dolor alguno, la carne parecía estar podrida por completo lo cual descartaba la lepra y ahora los doctores creen que la nube de radiación del incidente nuclear de Raccon City a sido arrastrada a las afueras de Nueva York por los vientos y que el paciente presenta una especie de mutación.

A Jill se le helo el corazón y se quedo paralizada, viendo sin mirar las letras que acababa de leer, eran exactamente los mismos síntomas que presentaban las personas contagiadas por el virus-T, pero¿Por qué? Si el granjero hubiese sido mordido por una de esas cosa habría estado herido y si todavía hubiera sido contagioso el aire de Raccon City como para se arrastrado a Nueva York ella estaría infectada y Carlos también, era imposible que fuera el virus-T el que le había echo eso al granjero, pero ¿y si se había reanimado de alguna manera?

Jill dio un salto y dejo el periódico a un lado, salio corriendo por la puerta de la habitación y enseguida toco en la habitación siguiente con desesperación. Era temprano aun, el sol acababa de salir hacia una hora o un poco mas y no había gente fuera de sus habitaciones.

Jill toco aun mas fuerte apunto de tirar la puerta hasta que se oyó dentro el crujido de una cama y Carlos Oliveira abrió la puerta, aun dormido, despeinado y vestido solo con unos vaqueros.

- ¿Qué quieres Jill? Tenia un sueño estupendo – dijo el.

- No es tiempo para sueños, el virus ha llegado a Nueva York.

Carlos dio un respingo y los ojos se le abrieron de par en par, el miedo se noto en su cara.

- ¿Cómo demo…? – empezó a preguntar pero lo interrumpió Jill.

- No soy química, pero esta pasando y mi teoría es que el virus fue esparcido por el aire gracias a las bombas y la radiación – explicó llevándose una mano a la frente y tallándosela como si quisiera acomodar una idea dentro de su cerebro -. Debemos irnos lo antes posible.

- Y que hay de los demás aquí, no podemos dejarlos a su suerte – negó el con la cabeza.

- ¿De verdad piensas que nos creerán? – inquirió Jill ladeando la cabeza.

- ¿Y a donde iremos? Yo no tengo un plan, ni un lugar a donde ir – volvió a negar Carlos recargado sobre la puerta.

- Por armas – dijo secamente la chica y Carlos frunció el entrecejo -. No tenemos dinero, no podemos salir de aquí por la carretera hacia Raccon City, no podemos hacer nada mas que esperar lo peor y tratar de salir por otro lugar lo más rápido posible.

Carlos pensó un momento y suspiro, había pensado que ya todo se había acabado, pero estaba muy equivocado apenas estaba empezando. Asintió con un suspiro largo y entro a ponerse una playera rápidamente y a buscar su arma bajo la cama, Jill también entro corriendo por su Beretta con tres balas y enseguida salieron del hotel a paso apresurado y mirando de un lado a otro, imaginándose lo que apenas se avecinaba.