Hola a todos, este es mi primer fic así que no sean tan duros conmigo, por favor. Bien, este fic se desarrollará en torno a la segunda temporada de Inazuma Eleven, mientras los del Raimon luchan contra la amenaza de la Academia Alius/Instituto Alien (yo utilizaré el primer término). No sé si este fic lo haré de OC's (es que ahora no sé dónde encajarían en la historia), pero si me decido, os enviaré la ficha así que no os preocupéis.
En este fic participará Arlette, más conocida como Princessfic a la que le doy las gracias, ella fue la que me animó a escribirlo.
Bueno y sin más que decir, espero que os guste y por favor, denle una oportunidad.
Prólogo
Lo dejó todo atrás, a su familia, a sus amigos y lo peor de todo es que ya nada la importaba. Lo arruinó todo por culpa de los estúpidos valores que la impartieron de pequeña. Y esos valores la hicieron replantearse seriamente qué era lo que estaba bien y lo que estaba mal. Bien y mal, las dos caras de una misma moneda, las dos muy diferentes pero a la vez similares, las dos con diferentes aspectos y virtudes. Pero, sin embargo, hay un detalle que no todos vemos, y es que una no podría existir sin la otra… Y ahora, ya sabía con seguridad de qué lado estaba.
"Ser inteligente…la inteligencia no es sacar buenas notas en los exámenes, ni saber la raíz cuadrada de 344.782.134 Ser inteligente no se trata de saber que cuando dos átomos se juntan, algo nuevo nace…
Ser inteligente es saber diferenciar lo que está bien y lo que está mal, es saber tomar decisiones que tarde o temprano se harán presentes en tu futuro. Ser inteligente es hacerte responsable de tus actos…Eso es la inteligencia."
Siempre la habían dicho que era una chica lista, siempre ha sobresalido allá donde pisaban sus pies y todos sus logros eran reconocidos y compensados; pero también sus fallos eran recriminados y sobre todo cuando el corazón de aquel al que llamaba "padre" se había colmado de furia y venganza… Esa faceta suya se podría llamar virtud, algo bueno ciertamente. Pero también podría llamarse defecto, ya sabéis, aquellas facetas que posee una persona que, al fin y al cabo, podrían considerarse malas desde un punto de vista diferente; sobre todo cuando los demás esperan de ti algo que ciertamente no eres…
Su infancia no fue muy sencilla, pero ahora no es el momento de hablar de aquello, no puedes centrarte en algo que ocurrió hace años y que prácticamente habías olvidado, no era el momento de centrarse en el pasado; lo que importa ahora es el presente.
"Pasado, presente y futuro...Etapas del tiempo por las que todos pasamos.
Tarde o temprano, el pasado se quedará atrás.
Pero sin embargo, te das cuenta de que el presente y el futuro, se realizan en tu día a día, nunca acaban…"
Supongo que todos hemos tenido problemas, algunos más que otros, unos con fácil solución y otros no tan sencillos, pero son problemas al fin y al cabo.
"De pequeña aprendí que ante un problema solo puedes hacer dos cosas:
Hacer frente al problema, encararte a él, mirarle fijamente a los ojos y luchar… O huir, poner tierra de por medio y alejarte de él para siempre…
Pero hay momentos en lo que todo no es color de rosa, no siempre te saldrán bien las cosas. Y no obtendrás el resultado que esperabas…
Fui una ilusa al pensar que podía enfrentarme a él; un problema tan grande no se soluciona por arte de magia. Y pronto descubrí por las malas que, a veces, el problema escapa a tu control, no puedes mirarle a los ojos ni luchar contra él, y solo te queda una opción…huir y dejarlo todo."
Ya no es el momento de mirar atrás, no puedes arrepentirte ni esperar que un milagro caiga del cielo y solucione tus problemas…
Ella no era feliz, ni estaba satisfecha de abandonar a los que alguna vez fueron su familia… Ahora estaba sola, completamente sola, no le importaba a nadie, ni nadie la importaba a ella. La única persona en la que podía confiar era ella misma, porque de no ser así, estaba muerta…
"Tenemos que tener mucho cuidado en quien confiamos, un día eres la chica más feliz del mundo y al otro solo eres una estúpida ingenua a la que le han clavado un puñal por la espalda.
Lo más triste es que yo fui esa ingenua. Pero se acabó, me cansé, aprendí por las malas que no puedes confiar en nadie a no ser que sea en ti mismo, porque tarde o temprano, la persona a la que más quieres te dejará o te traicionará. Y eso es una herida que nunca cicatrizará. Y nunca es mucho tiempo…"
Supongo que es triste que esas personas a las que algún día quiso ahora solo la vieran como un enemigo, como una "rebelde".
Pero en el fondo lo agradecía, esas mismas personas la abrieron los ojos, dando a entender que para ellos en realidad solo era una muñeca de porcelana sin sentimientos, solo era alguien que si fallaba, entorpecería sus planes; solo un triste peón en un tablero de ajedrez… No era nadie. Y se hartó.
"Ya no me importa lo que los demás piensen de mí, he sido una ingenua, pero no volveré a cometer el mismo error. Porque de pequeña me enseñaron que no todo en la vida es bueno, me enseñaron a aprender de mis errores. Y os aseguro que no tropezaré dos veces con la misma piedra."
También era triste mirarse al espejo y ver a una chica que había arruinado su vida, porque así era como ella se veía. En esos momentos, no quería existir, quería desaparecer, borrarse del mapa y dejarlos a todos más tranquilos. Pero no les iba a dar esa satisfacción, no, eso nunca…Y seguiría viviendo, pero lejos de ellos. Donde nadie la encontrara.
"Cada lágrima que he derramado es símbolo de mi dolor, dolor que ellos me causaron y que en el fondo, ese dolor día a día se volvía más y más fuerte. Sencillamente insoportable."
Estaba sola, completamente sola, pero se sentía segura al estar alejada de aquellos que la habían hecho daño. Porque gracias a ellos se había convertido en lo que ahora es. En el fondo su nuevo Yo la gustaba, había pasado de ser la típica niña insegura, a ser una fuerte chica que luchaba por sus ideales.
"Ya no volveré a lamentarme, no me verán derramar más lágrimas, no les voy a dar esa satisfacción. No volverán a ver mis ojos cristalizados, porque me voy para siempre…"
Y aquella joven estaba completamente segura hasta cierto día, día en el que unos insignificantes muchachos entraron en su vida.
"Mi nombre alguna vez fue Izumi, lo cierto es que siempre me ha gustado mi nombre, lástima que ahora tenga que ocultarlo tras una dura coraza, coraza que impide mostrar al exterior mi verdadero yo… Ahora, estoy lejos, a salvo, segura…Y me llamo Evangelyne, un nombre con el que me siento a gusto, un nombre con el que nadie sabrá quién soy en realidad y agradezco eso. Pero no es momento de presentaciones. Ahora, hay una historia que contar…
En un sereno lugar, se respiraba paz y tranquilidad. Una suave brisa corría libre envolviéndolo con una sensación de relajación. Se podía oír el correr del agua por una delicada fuente de piedra y bambú, también se podía oír los rápidos movimientos de una gran brocha sobre las cálidas aguas del té, mientras éstas se fundían con las especias obteniendo un suave color verde en un pequeño recipiente de madera.
Ese lugar era una pequeña caseta situada alrededor de un campo donde se podía apreciar la tranquilidad que solo la madre naturaleza podía transmitir. En aquella caseta se situaban dos hombres sentados de rodillas en una mesa bastante baja, otorgándole un toque oriental al lugar.
El primero era un hombre aparentemente de mediana edad; éste tenía el cabello bien peinado, de un color verdoso con ligeros toques azules bastante oscuro. Poseía una piel bastante pálida, otorgándole una apariencia bastante enfermiza aunque, no es que estuviera enfermo si no que su tono de piel era así. Era portador de unos siniestros ojos negros que no transmitían emoción alguna e iba vestido con un elegante traje. Él se situaba justo en frente del segundo hombre, al otro lado de la mesa.
El segundo era un hombre anciano, éste era bajito y de un gran busto. Tenía la piel algo bronceada, sus ojos eran bastante pequeños, incluso parecían que estaban cerrados. Vestía una túnica tradicional japonesa aunque algunos la llaman quimono, ésta era azul y blanca. Tenía unas grandes orejas y su pelo era de un tono castaño verdoso. Y como todo hombre anciano, algunas arrugas se asomaban en su rostro. Éste era el que preparaba el té. Se notaba que ese hombre era bastante tradicional.
-Mmm… Ya veo –Fue el hombre anciano quien habló- Así que la joven Spica se ha ido…-Dijo en un tono relajado pero a la vez pensativo, el otro hombre que lo acompañaba solo asintió.
-¿Qué es lo que debemos hacer, señor? –Dijo el hombre de aspecto enfermizo con un tono formal pero a la vez serio.
-Se podría decir que el momento del desenlace está cerca…-Respondió el anciano totalmente fuera de contexto sin expresar lo que el otro hombre quería oír. Seguido de esto, abrió los más los ojos, mostrando que éstos eran de un color castaño bastante atractivo.
Mientras tanto, en un una sala oscura, no muy lejos de allí, se encontraban tres chicos situados sobre tres diferentes pilares. Éstos estaban colocados de manera en que si los mirabas desde arriba, creaban un efecto triángulo. Como he dicho antes, era un lugar oscuro, la única iluminación que había eran tres estelas de luz que salían del centro de la sala; una roja, otra azul y otra blanca que se situaban iluminando a los chicos. Estos se situaban en frente de lo que parecía ser una especie de tronos situados en la cima de su pilar correspondiente.
-Te divertiste mucho, ¿verdad Guran? –Dijo el que estaba iluminado por la estela roja, se podía apreciar un tono de arrogancia en su voz; su silueta mostraba un cabello rojizo intenso peinado en forma de tulipán en la parte de arriba de su cabeza aunque desde otra perspectiva parecía que varias llamas se asomaban en su pelo. Poseía unos extraños ojos color ámbar y dos líneas negras que se asomaban en su rostro a partir de éstos. Estaba claro que era de esos que se creían superiores a los demás aunque eso le otorgaba un toque de rebeldía, y eso era algo en lo que se fijaban muchas chicas.
-¿A qué te refieres? –Dijo el mencionado de la estela blanca, éste tenía el pelo rojo peinado en punta con ligeras ondas y un extraño flequillo acabado en punta. Poseía una piel extremadamente pálida, sus ojos eran de un color esmeralda con unas pupilas bastante claras. Era atractivo, sin duda.
-Te enfrentaste a ellos, y encima usando el nombre de Génesis. –El tercero, estaba iluminado por la estela azul y su voz era fría, pero se podía apreciar un toque sensual en ésta. Éste tenía el pelo color nieve peinado hacia el lado izquierdo. Poseía unos hermosos ojos azules como el propio hielo. Piel nívea. Presentaba un toque de superioridad en su rostro, sin duda era bastante apuesto.
-Solo me divertía un poco…-Los demás chicos presentes en esa sala gruñeron de rabia –Solamente lo hice para comprobar una cosa, ¿de verdad no se os hace interesante el equipo Raimon? –Hizo una pequeña pausa- En especial Mamoru Endo, es un chico bastante peculiar…
-¿Hablas del equipo con el que por poco acabas? –Dijo el de ojos color ámbar.
El pelirrojo iluminado por la estela blanca se carcajeo y seguido de esto dijo:
-Cuando te enfrentes a ellos lo entenderás…
-Puede que ahora vosotros, disfrutéis del honor de poseer el título de Génesis, pero más os vale no cometer ningún error. Además con la huida de Spica, el equipo deja mucho que desear, así que no os confiéis. -Comentó el iluminado de la estela azul.
Al escuchar ese último nombre, que hacía referencia a Spica, una mueca de disgusto se formó en el rostro de aquel al que llamaban Guran, éste solo reprimió su sentimiento de rabia y contestó:
-Tranquilos, un error como ese no volverá a suceder. –Dijo en un tono seco -Os aseguro que me tomo muy en serio sus advertencias.
Y dejando a un lado ese tema, el pelirrojo de ojos ambarinos se carcajeo en silencio para dar paso a las siguientes palabras:
-Pronto el equipo Prominencia (Prominence, en España), nos quedaremos con ese título, ya lo verás. Nosotros seremos el nuevo Génesis. –Dijo éste bastante seguro de lo que decía.
-No estés tan seguro –Esta vez fue el del pelo color nieve quien habló –Nosotros, el equipo Polvo de Diamante (Diamomd, en Español) no nos quedaremos de brazos cruzados.
Guran hizo caso omiso de las palabras procedentes de sus compañeros.
"Mamoru Endo ¿eh?" Pensó aquel al que llamaban Burn.
Mientras tanto, los muchachos del equipo Raimon se encontraban cenando animadamente en una pequeña caseta de playa, en otra isla que no era Okinawa; porque debido a un incidente que tuvo Megane anteriormente, habían perdido el barco que les llevaría a su destino.
Pero habían sacado algo bueno de todo eso, ahora se encontraban con su nuevo amigo Tsunami, al que habían conocido recientemente. Este pelirrosa de tez morena, a pesar de ser un año mayor que ellos, optaba una actitud bastante despreocupada, pero fue muy considerado al traerles la cena, que consistía en un gran pez que él mismo había pescado y después habían cocinado quedando al fin un rico manjar al estilo de los mares del sur.
Todos estaban muy contentos, en especial el capitán del equipo. Endo había conocido a un buen amigo, solo quedaba reencontrarse con el que había venido a buscar.
Pero como bien había dicho la entrenadora Hitomiko, aún no estaba seguro si "el delantero de fuego" que se encontraba en Okinawa era el ex-delantero del Raimon: Shuuya Goenji.
Por eso, la entrenadora, se había adelantado. Ella quería averiguar todo lo posible sobre el fantástico jugador del que se hablaba tanto en Okinawa, pero por su cuenta, claro.
Pero a pesar de los bajos porcentajes que había de volver a encontrarse con su mejor amigo, el portero mantenía una fe ciega. Tenía la esperanza de que muy pronto, el Raimon volvería a ser lo que era antes. Con el poder del fuego de su parte.
En la gran isla de Okinawa; se encontraba sentada en la orilla de una playa una hermosa joven, ésta observaba como el sol se escondía en el horizonte. Sin duda un atardecer digno de admirar.
La joven aparentaba tener unos 15 años, nada más lejos de la realidad. Ésta era portadora de unos preciosos ojos plata mercuriosos, eran raros, lo sé, pero cualquiera que los viera caería rendido ante tal belleza. Su cabello era negro como la misma noche, bastante largo y ondulado con unos ligeros reflejos blancos. Tenía un hermoso flequillo bien cuidado hacia la derecha. Su piel era como la porcelana misma. Era alta y delgada, y se notaba que estaba bien desarrollada.
Ésta vestía unos jeans y blusa roja y dado que estaba sentada en la arena, había dejado sus "convers" rojas a un lado mostrando unos delicados pies que se asomaban entre los miles y millones granos de arena que había bajo éstos.
Se quedó maravillada por unos minutos gracias al paisaje que había presenciado, hasta que cayó en la cuenta de una cosa. Cogió su móvil e hizo una llamada, esperó impaciente a que ese pitido infernal que hacía referencia al contestador dejara de sonar para dar paso la voz que esperaba escuchar. Tardó unos segundos y…por fin. Todo indicaba que en la otra línea habían cogido el teléfono y en eso, una delicada voz femenina pronunció un "¿Si?"
La pelinegra solo dijo:
-¿Estás bien? –Preguntó, su voz expresaba un ligero toque de preocupación.
-"¿Hikari?" –Dijo la delicada voz de la otra línea –"¿Eres tú?"
-Claro que soy yo, tonta –Dijo la chica en un tono burlón -¿Estás bien?
-"Sí, lo he conseguido" –Expresó la voz.
La pelinegra solo sonrió aliviada y seguido de esto colgó. Estaba feliz, su amiga lo había conseguido…Pero su sonrisa desapareció al ver su reloj, la expresión de felicidad en su rostro se transformó en una de molestia. Era tarde, debía volver a la base.
"Rayos" Pensó.
Entonces, se levantó de la arena, cogió sus zapatillas y se largó.
Bueno, esto es todo, y ántes que nada: NO ME MATEN, ya sé que es un poco corto pero el capítulo 1 será más largo así que no os preocupéis ahora os dejo unas preguntas:
-¿Os ha gustado?
-¿Lo continúo?
-¿Os ha parecido interesante?
-¿Me dejan un review?
Y sin más que decir, me despido.
Muchas gracias por leer este fic. Un saludo a todos.
Bye.
