Capitulo 1: "Advenimiento"

La noche aún no se había posado sobre Tokio, el sonido del teléfono vibrando la tenía exasperada, su pequeña mesilla no dejaba de temblar y ella se sentía de una manera bastante semejante, como si la vibración del aparato también sacudiera su cuerpo, implacable.

Suspiro, enderezándose, disfrutando al menos del sonido que hizo el agua cuando tuvo que dejar de estar casi completamente sumergida en esta. Hasta ese momento había estado disfrutando de un relajante baño, el más relajante en quizás más de un mes -y realmente no exageraba-, le había sorprendido que hubiese durado tanto. Contestó nada más mirar el número de su socio en la pantalla de su móvil de última generación, un mundo de funciones dentro del pequeño aparato.

-Renji, ¿Qué demonios quieres?-fue lo primero que dijo, recargando su delgada espalda, de vuelta, contra a tina, aguantando un bostezo mientras escuchaba a Renji hablar con el tono cargado de preocupación que no tardó en contagiársele-por favor, dime que me estás tomando el pelo-pidió mientras salía de la bañera, tomando a tientas su bata de baño color vino y se colocándose las sandalias para evitar un accidente-¡Eso es muy grave, Renji!-exclamó muy preocupada, tanto que no dio importancia alguna a la voz de su socio cuando le gritaba "¿¡Y por qué crees que te llamé!?"-Iré inmediatamente.

Colgó sin tomarse la molestia de escuchar mucho más de su parte, botó el celular a la cama, quitándose la bata con rapidez, no había tiempo que perder. Secó su cuerpo sin descuido, pero velozmente, colocándose la ropa interior e inmediatamente después la falda, la blusa y el saco, todo sobrio, combinando de manera sencilla, pero elegante, el blanco y el negro. Calzó sus zapatos de Tacón, secando su cabello, corto y práctico para la hora de salir con prisas, se miró una vez más al espejo y salió de la casa sin mirar atrás luego de tomar el celular y su bolso con las llaves y lo que pudiese necesitar.


Seis de la mañana y el despertador sonaba atronador, timbro tres ocasiones antes de que un gruñido y un manotazo lo acallaran. Se escuchó el crujir del colchón de la cama, apenas un leve quejido que enmudeció nada más estar libre del peso que había estado soportando.

Una mano grande y masculina se posó en la cabeza de su dueño, revolviendo no sin pereza el cabello naranjo tan peculiar y propio de Ichigo Kurosaki que se estiró para hacer tronar o estirar a las articulaciones aún dormidas, un suspiro que transmitía un dejo salvaje, se escapó de sus labios. Todo indicaba que ese día sería uno particularmente ocupado y aunque no creía en lo que la gente llamaba 'Corazonada' podía jurar, sin nunca haber sentido otra, que estaba teniendo una.

-Bah, eso es una mierda-porque no podía ser otra cosa, ¿cierto? esas cosas no eran más que una simple atribución a un padecimiento al que en un principio no habían logrado darle ni nombre ni explicación, seguramente sólo estaba estresado, controlando a todas aquellas personas opulentas que alimentaban sin mayor problema su cartera, sus cuentas bancarias, calmando su ambición, Ichigo, pese a todo su conocimiento de la mente humana y otras cuestiones, siempre había pensado que era el dinero, la llave para la felicidad, nadie había logrado persuadirlo de cambiar su opinión, dudaba mucho que llegase alguien que lo lograra.

Se quitó los calzoncillos, botándolos en la canastilla de ropa sucia que después su personal de limpieza se encargaría de lavar y tomando una toalla limpia y grande, se internó en el baño, esperando no recibir ninguna llamada que interrumpiera su ducha, pero falló mientras se enjabonaba el cabello.

-¡Ah, Mierda!-gritó, maldiciéndose por abrir los ojos por instinto ante el timbrar de su teléfono móvil, permitiendo el paso del jabón a sus ojos miel que comenzaron a lagrimar. Se enjuagó los ojos con prisa, para salir del cuarto de baño, casi cayendo en el proceso. Contestó con la voz dura, dando a entender que estaba de muy mal humor, no le importaba perder un paciente rico más, los tenía de sobra, en lista de espera porque su terapia no era cualquier, era un psiquiatra de tiempo completo, una llamada solamente y él se trasladaba, dentro de Tokio, al lugar que fuera.

Escuchó con mal humor lo que le decía la mujer al otro lado del teléfono, le hablaba de una tal ¿Riukichi? ¿Mikichi? no estuvo seguro de haber escuchado correctamente el nombre, de cualquier modo no le interesó mayormente, porque cuando esa mujer finalmente se calló, él pudo hablar y decir con la voz firme:

-Lo siento, pero tendré que colocarla en lista de espera-pensó que ella no iba a insistir con el tono utilizado, era claro que no conocía a Matsumoto Rangiku, mucho menos a los jefes de ella, escuchó con atención la oferta y alzó las finas cejas naranjas con interés, esa persona pensaba pagarle cierta suma considerable además de su cuota normal, con tal de que atendiera a aquella mujer de la que le había hablado antes, no tenía que meditar mucho un cambio de opinión, el dinero era lo más importante, hacer un bien al paciente era sólo un bonus bien aceptado en su trabajo, pero claro, entre más tiempo estuviesen enfermos, mucho mejor para él y su economía.

-Está bien, será suficiente con que le brinde este número para que yo le atienda a cualquier hora, envíeme el número telefónico de ella también, en un mensaje. Buenos días.-colgó de inmediato sin escuchar nada más, regresando al baño, ya tendría tiempo para atender a aquella mujer.

Continuará...


Parece ser que me ha quedado un poco corto, pero espero que de cualquier manera lo disfruten, agradezco mucho los reviews, se acepta cualquier tipo de crítica constructiva.

De paso quisiera agradecerle de una vez a TeNsHi kUcHiKa-ChAn, por su review en mi otro fic 'Masoquismo', en verdad se te agradece el apoyo, espero que sigas apoyándome =)