Muy buenas, sean bienvenidos a otra de mis historias. (Fanfics). Si, hace tiempo no escribía nada nuevo y eso comenzaba a estresarme como buena escritora que había deseado ser. Hasta que pensé: "cierto, he tenido esto hace años en la cabeza y aun no lo he escrito. Y ahora que tengo una semana de vaga, Oh Dios, necesito escribir esto" Y bueno heme aquí. Al fin mis dedos sentirán lo que es escribir de verdad.

Capitulo 1: On the way

Como cualquier común y otro día, Sakura se levanto aquella mañana al sentir el calido sol posarse en su rostro.

Se levantó y lo primero que hizo fue dirigirse a su respectivo ventanal y abrirlo. Sintió la suave brisa tocar su rostro y una sonrisa no pudo evitar posarse en sus mejillas blancas. Hace días no veía un sol tan resplandeciente y un día tan hermoso, desde la batalla que parecía interminable para ella, como el que sus ojos presenciaban en aquel momento.

En seguida, se arreglo y se preparo algo de comer. Luego rápidamente bajo las escaleras. Se sentía feliz de saber que su mente podía pensar en paz y que cuando se encontraría con la hokage no vería una cara de preocupación en su rostro, ni en cualquier otro ser humano que habitaba aquella aldea. Sus amigos podían vivir en paz, sin miedos que lo atemorizasen de absolutamente nada. Ya todo había acabado y lo único que le quedaba por hacer, era vivir.

Vivir como si nada le importase en el mundo, como si el mundo fuera a acabarse al día siguiente. Ya estaba cansada de vivir con miedo, con miedo de que un día le vallasen a clavar un kunai en el corazón y quitarle la vida.

Sonrió.

Aquellos pensamientos la conmovían.

- ¡Ino! – saludo la pelirosa contenta al ver a su amiga rubia.

- ¡Sakura! – respondió esta. – ¿y eso? Que raro tu saludándome con cierta felicidad, ya comienzas a actuar extraño.

- Vaya, Ino, siempre tienes que arruinar todo, ¿eh? – dijo irónicamente Sakura.

- Es uno de mis dones. – contesto la rubia actuando como si aquello hubiera sido un halagó. – Bueno, explícate, ¿a que se debe tanta felicidad?

- Nada, tan solo desperté así. – respondió Sakura, tratando de evadir la sonrisa acosadora de Ino.

- Si, claro… - respondió esta incrédula.

- Ya, vale, luego nos vemos, Ino. – se despidió, y en un abrir y cerrar de ojos la pelirosa ya no estaba, dejando a Ino confundida y extrañada.

Aquel día, de algún modo cambiaria su vida, lo presentía. Por algo se debía tanta felicidad que siquiera ella podía controlar, de pronto podría encontrarse haciendo cualquier bobada en medio del mercado sin importarle lo loca que las personas crean que esta. Si, era capaz de ello.

Pero, ¿Por qué? ¿Por qué estaba tan feliz?

Bueno, ya todo volvía a su lugar, Konoha devolvió la paz a si misma y a todas sus aldeas enemigas, Akatsuki se había desintegrado, todo lo malo había sido destruido o cesado. Ella había sido testigo de ello. Naruto había salvado a todo Konoha junto a sus aldeas amigas.

Ya todo el mundo tenia una razón por la cual sonreír. Sus vidas no corrían peligro, podían vivir en paz. Tenían un héroe, noble y digno de ser respetado, que velaría por cada uno de los habitantes de su preciada aldea.

Su mente se encontraba armoniosa y su ella inerte en paz consigo misma.

No. Un punzante y fugaz pensamiento invadió su mente.

"… Sasuke… Sasuke, no había vuelto a Konoha, no… ¿Por qué?"

Aquella pregunta… aquella pregunta que tanto la había torturado y mortificado todo aquel tiempo, ahora en su ataque de alegría, la volvía a invadir, justo cuándo ya tenia dado por sentado que lo había olvidado, que aquello era pasado, que ya nunca volvería. No tenia ninguna razón por la cual volver. Aquello la consternaba. Aun no se lo explicaba ni lo entendía.

- ¿Sakura-chan? – se escucho una voz sacarla de sus pensamientos y volver al mundo debajo de sus pies.

Sakura miro a su alrededor. No se había percatado de que estaba parada en medio de la acera, como si de una sonámbula se tratase.

- ¿Estas bien? – volvió a preguntar el joven, inquieto.

Sakura alzo su mirada hacia la voz y pudo encontrarse con un joven rubio de ojos azules inquiriendo si la pelirosa se encontraba bien.

- Si… Si, Naruto, estoy bien, gracias. – respondió con una amplia sonrisa a lo que esto calmo al joven. – ¿Qué haces aquí?

- Estaba de pasada. – contesto el joven con una de sus risitas desconfiadas mientras posaba ambos brazos detrás de su cabeza, como acostumbraba.

- Ah, vaya. Bueno, luego nos vemos, ¿vale? Tengo aun muchas cosas por hacer. – se despidió, Sakura, aun con una sonrisa en su rostro tratando de no perturbar el aire desconfiado de Naruto. Así no tendría que explicar ni decirle nada respecto a su comportamiento.

- Ah, claro. – respondió este tornando su rostro un poco mas serio.

- Adiós. – y con esto, Sakura se hecho a correr, tan rápido como si sus piernas dependieran de ello.

No sabía a donde se dirigía ni a donde sus piernas querían llegar, tan solo sabia que corría, que corría agitadamente sin parar, sin querer parar, entre la multitud de personas, que de vez en cuando posaban sus confundidas miradas en la joven de pelo rosa que corría entre ellos. Pero en menos de un segundo, paro en seco. Deteniéndose a respirar un poco de aire puro. A aclarar sus pensamientos desequilibrados, aquellos pensamientos que le arrebataban la paz en su mente y ser.

Y es que aunque ya tenga más que claro que Sasuke nunca volvería, aun seguía preguntándose: ¿Por qué?

Ya todo acabó. Ya podía volver, aunque fuera una amenaza para la aldea… ella lo quería de vuelta, fue su amigo… y lo seria siendo hasta que su vida termine. Así lo pensaban ella y Naruto.

De pronto, su mente recordó que aun seguía en un lugar público donde todas las personas de la aldea podían observarla y pensar que estaba loca por solo pararse en medio de la acera y ponerse a pensar cosas para si. Debido a esto, sonrío a una niña que la miraba contrariada y se marchó de allí, dirigiéndose tranquilamente a su casa. No le gustaba para nada estar allí, pero era lo único que le quedaba.

- Aquí podré pensar mejor y sin distracciones. – pensó con un suspiro al sentarse en su cama.

Definitivamente quería verle, saber que se encuentra bien, saber que esta sano y salvo.

Se llevo una mano a la frente y cerró los ojos.

¿Qué podría hacer? Alguien como ella… no podría hacer nada al respecto, apenas era capaz de cuidarse a si misma y sabia perfectamente que no era contrincante para un Uchiha. En cuanto supiera que ha partido en su búsqueda iría a por ella y… no se sabe de que fuese capaz.

Todo eso la aturdía, pero quería hacer algo al respecto, seria lo mejor que jamás pudiera hacer por su amigo, Naruto, ya que le debía la vida misma.

No tendría ningún problema si fuese a preguntar a la Hokage sobre su paradero. Lo tomaría como simple curiosidad. Aunque posiblemente tampoco tenga idea de donde se encuentra, tenia que preguntarle.

- Buenos días, Shizune-san. – saludó, Sakura al ver a la pelinegra en los pasillos del despacho de la Hokage.

- Buenos días, Sakura-chan. – respondió esta al saludo, al igual de sonriente que la pelirosa. - ¿Deseas ver a Tsunade-sama? Esta libre ahora, puedes pasar.

- Si, gracias. – contesto, Sakura y con esto, entro a la oficina de la Hokage.

- Sakura, que bueno verte. – dijo la pelirrubia al ver entrar a la sonriente joven.

- Lo mismo digo, Tsunade-sama.

- ¿Qué te trae por aquí? – pregunto tratando de adivinar su sonrisa inquieta, mientras se paraba de su silla y se acercaba a Sakura.

- Solo… pasaba a saludar. – contesto, evadiendo la sospechosa sonrisa de la mujer.

- Y como siempre es un placer recibirte. – dijo esta incrédula, con una sonrisa sarcástica en su rostro.

- Vale, es que tengo una pregunta. Pero no se como lo vallas a tomar, solo es simple curiosidad… - dijo Sakura vacilante, temerosa de cómo la Hokage lo fuese a tomar.

- Suéltalo. – dijo esta con confianza.

- Desde que se fue… desde que vino a hacer todo lo que vino a hacer aquí y se fue, después de que ya todo había terminado… bueno… - cada palabra trataba de formularla con cuidado, tratando de que así no suene desesperada, lo que obviamente se encontraba en lo más profundo de su ser. - ¿Tiene alguna idea de donde se puede encontrar, Sasuke Uchiha en estos momentos? – pregunto, ya con todo el aire que le quedaba expulsándolo de una sola vez. Tratando de que sus palabras sonaran firmes y directas, sin ningún rodeo.

La Hokage suspiro.

- ¿Y que piensas hacer con la respuesta? – pregunto la rubia tornado su rostro serio y mirando fijamente a la pelirosa a los ojos verdes y brillantes de esta.

- Es solo curiosidad, quiero saber si esta bien. – contesto, Sakura, tratando de que su rostro se mantuviera firme y que la mirada de Tsunade no la sacara de su sitio.

- ¿Qué no sabes que tan bien te conozco, Sakura? – inquirió esta mirando fijamente a los ojos verdes de la pelirosa apartándose de su escritorio y dirigiéndose lentamente a Sakura.

Sakura se sobresalto pero trato de mantenerse al margen.

- No iré a ningún lado, se que no soy nadie para hacerlo, de todos modos no volverá haga lo que haga. – respondió Sakura, dado por sentado que ya con esto no dudaría más y le respondiese fuera lo que fuera a responder.

La pelirrubia dudo por unos segundos pero luego se calmo y miro a la pelirosa, esta vez con una mirada más tranquila.

- Esta en la aldea del sonido, no se ha movido de allí, hace ya varios meses.

- ¿Algún lugar especifico? – trato de que su pregunta sonora con el menor interés posible.

- No, exactamente. Tal vez en unos de los escondrijos que aun siguen intactos de Orochimaru. – respondió Tsunade, mientras le dedicaba una mirada angustiada a la pelirosa, pero la cual evadió sutilmente.

- Con eso basta. – dijo Sakura, al tiempo que respiraba hondo y se llevaba una mano pensativa a la cabeza.

- Sakura, confío en que no harás ninguna estupidez. – dijo la rubia, con tono calmado pero tratando de que este sonara firme y dedicándole una mirada atemorizante a la pelirosa.

- Puedes confiar en mí. – dijo, Sakura, esta vez con el tono más serio y seguro que pudo haber salido de su voz.

No le gustaba mentir y menos a la Hokage que también resultaba ser su maestra, sabría que aquello le causaría innumerables problemas, pero tendría que lidiar con ellos haga lo que haga.

No sabría el paradero exacto de Sasuke, no sabría si sigue sano y salvo, no sabría que haría cuando se diera cuenta de que ha ido a por el… no sabia nada. Solo sabía que el deseo la había segado y el cosquilleo dentro de ella aumentaba.

Al llegar a su casa, preparo sus cosas. No dudaría más, deseaba verlo, aunque fuese por última vez. Sabría que hiciera en cuanto pudiera, el no volvería. No tenia nada por que volver. Nada lo aferraba a nada.

A la media noche, partió. Estando conciente de que se preguntarían en donde se habrá metido en los días que se ausentaría. Pero ya no había vuelta atrás. Iría a por el y nada la podía detener. Sabia perfectamente el peligro que estaba corriendo, pero eso no la detendrá, ya no era la misma Sakura que temía de cualquier cosa, ya era fuerte y capaz de defenderse a si misma. Sasuke era su amigo, lo piense así o no.

Si, estaba dispuesta a hacer lo imposible, lo impensable. Si Sasuke no la aceptaría, rogaria hasta quisiese hablar con ella, si no quisiese hablar con ella, lo capturaría y lo obligaría a escucharla. Estaba cansada de que la viera de la misma manera que hace 4 años. La niña indefensa con sentimientos no correspondidos.

No, eso había cambiado, ya había madurado. Todo lo del pasado se lo había llevado el viento, algo que estaba dispuesta a dejarlo en el pasado, donde pertenece. Ahora era el presente y el presente era que deseaba ver a su viejo amigo, aquel chico frío y sediento de venganza que una vez tubo una llama de amistad en su interior que ahora se había apagado completamente. Ella iría a revivirle, a devolverle la humanidad que aun, en algún lugar de su frío corazón, se encontraba.

Solo tenia información de tres de los quien sabe cuantos escondites de Orochimaru. Buscaría en esos tres y si no encontraba nada, regresaría, ya no tendría otro lugar al cual ir o buscar.

Tardo toda la noche viajando, sin cesar, sin descanso, más que el que había tomado después de dos horas de caminata. Luego, no habría cesado.

Finalmente, luego de una noche completa de viaje, llego a la aldea del sonido. Comenzó por buscar por el escondite del norte, pues allí había sido el último escondite que habría visitado. Pero no encontró nada, más que escombros.

- Me pregunto si ya sabrá que estoy aquí… - pensó Sakura, al tiempo que se dejaba caer al piso y disfrutaba del sol en su rostro.