ADVERTENCIAS: YAOI, LEMON, VIOLENCIA.


Cara pintada, dolor por la mañana

Capitulo 1 "Un frió retorno a central":

Las estrellas comenzaban a asomarse y el sol se retiraba cautelosamente en el horizonte de Ciudad Central. La humedad era totalmente alta y la sensación de agoviamiento extrema; la lluvia no tardaría en caer desde el próximo cielo azul marino de puntos blancos y una Luna húmeda.

Edward y Alphonse bajaban del caluroso tren a vapor luego de unas vacaciones en Rizenbull. Un peón a su merced traía sus pesadas valijas, con una cara muy agotada y expresión de asombro...

-¿Pero qué traen en estas maletas?-acotó el joven...

Los hermanos sólo rieron levemente, tomaron sus pertenencias y siguieron su camino adentrándose en la ciudad, en busca del hotel que les había alquilado Roy...

Al llegar a sus puertas lo observaron con desprecio, era un edificio viejo con olor a rancio y musgo en sus paredes. La lluvia estaba sobre sus narices. Sin más reproches decidieron entrar en el antiguo lugar. Adentro, había un anciano, dueño del lugar.
-Oh, alquimista de Acero, me complace poder brindarle una habitación en mi humilde edificio.

-Este antro no es de todo mi agrado, pero podría quedarme unos días...

-Sería un honor Acero, por favor pasen por la habitación 69-dijo éste, entregándole las llaves.

Sin más remedio y con nauseas, provocadas por ese olor a viejo subieron las largas y estrechas escaleras de cerámicas marrones hasta llegar a la puerta de madera con un gran 69 de bronce en su centro.

Ed cautelosamente tomó las llaves que le había entregado el anciano y abrió la puerta completamente astillada y totalmente llena de polvo...

Era un compartimiento estrecho: dos habitaciones, un pequeño baño compacto y una cocina donde había apenas una mesa redonda y una silla pequeña...

-Estúpido Mustang, ni siquiera es bueno para alquilar un departamento-dijo Ed con desprecio.

-Con calma hermano, por suerte tenemos donde descansar-argumentó su querido hermano con una voz muy calma.

La lluvia llegó a Ciudad Central, las calles se iban humedeciendo desproporcionalmente, el fuerte viento golpeaba las dos pequeñas ventanas de la habitación y los árboles cantaban una canción desesperada con el vaivén de sus ramas. Se escuchaban las gotas chocar en las paredes rompiendo con el silencio del oscuro lugar pequeño donde se encontraban los hermanos.

-Tengo hambre-anunció el joven Edward, que se encontraba recostado sobre un colchón viejo y desecho que se encontraba en uno de los compartimientos.

Cuando notó una sensación rara en su bolsillo y al querer observar la hora notó que había olvidado su reloj en casa de tía Pinaco, el grito de espanto no tardó:

-No, maldición el reloj! El reloj! Está en manos de Winry, maldición!

-No te preocupes, ella no le hará nada sin tu permiso-objetó Al con esos ojos blancos asomando de la gran armadura, con tono pensante...

Mientras los ruidos del metal sonaban al levantarse del polvoriento piso de madera entrelazada, mencionó:

-Ed, iré en busca de comida...

-¿Con esta estúpida lluvia cayendo¿O será que ya quieres oxidarte? No seas idiota-refutó Acero.

-No voy a permitir que mueras de hambre-respondió con tono amable el bondadoso Alphonse.

Avanzó hacia la puerta y salió por aquella sin que Edward pudiera detenerlo.


Continuara...