Hace miles y miles de años antes de que el creador de Dios existiera y el fuego se descubriera existieron dos simias que se propusieron cambiar todo...
-¿Ansiosa por ver con quien te toca?-Polly me miró con una sonrisa
-Bueno, es lo es siempre, esperar a ver con quien te toca y procrear-respondí con cara de indiferencia
-Venga Piper, eso lo diría una simia vieja harta de dar a luz pero es tu primera vez y enserio, dicen que es flipante
-Ya...pero después es una y otra vez, todo el rato con alguien distinto creando pequeños que después tenemos que cuidar o entregar a las que no pueden tener, no se, llámame rara pero es que quiero sentir algo.
-¿Sentir algo?-Polly puso su cara mas extraña
-Si...no se sentir algo ya esta.
-Pues si, tienes razón, eres rara.
Me reí pero en verdad no quería hacer esto, era aburrido y repetitivo. Lo que se hacía era elegir a simias que ya tuvieran 18 y emparejarlas con un simio para que lo hicieran y la simia tuviera hijos, que cuidaría o donaría a alguna simia estéril, y así cada dos años hasta casi vieja. Yo no quiero eso, soy muy rara a lo mejor pero yo quiero sentir, aunque ni yo sabía que era "sentir" por alguien, solo tenia el presentimiento de que existía lo de "sentir"
-¡Polly! De un paso adelante-dijo un simio
-Suerte-la deseé
-Gracias
-Bien, tu iras con Armur, has tenido suerte, es poderoso y guerrero-No se si llamarle suerte a eso, el simio era enorme y no tenia cara de buenos amigos.
Polly sonrió y fue a abrazar a su correspondiente, pero él, muy amable, la paró la cogió de la cintura y se la puso al hombro como si fuera un saco de patatas. A Polly le dio igual porque lo iba celebrando mientras ella y Armur se iban yendo.
Más y más nombres fueron sonando mientras la tarde iba pasando, se iba a hacer de noche y no se iba a ver nada pero decidieron no parar con la ceremonia. Ya era de noche y era de las pocas que quedaban
-Que Piper Chapman se vaya preparando-dijo el portavoz y se fue a ver a los simios que habían
"Mierda" pensé, no quería que llegara el momento, cuando el portavoz iba volviendo un brazo me agarró, me tapó la boca y me llevó hacia atrás. No veía nada, era totalmente de noche y del susto y la oscuridad me desmayé mientras mi secuestrador seguía tirando hacia atrás.
Cuando abrí los ojos estaba en un bosque, se veía algo gracias a las luciérnagas que había revoloteando por ahí, me diré un poco y ví a mi secuestradora, una simia algo distinta llevaba algo en las piernas y otra cosa en el cuerpo y otra cosa rara en los ojos, era muy extraña.
-¿Mejor que follar con un idiota verdad?-me dijo, y se rió
