Nota: Y si, es la continuación de 'Tonos de Negro, El gris de tus Pecados', finalmente decidiendo continuar la historia con un pequeño cambio... Ahora que el ministerio está en contra de ellos, buscaron refugio en el último lugar donde les buscarían. Veremos como les sale.

Espero noticias pronto!

Luna Ming


Eterno Gris

Nox, Cayendo en la Incertidumbre

Observó el giratiempo en su mano, un sello impedía su uso, pero para removerlo debería entregar sus memorias y no estaba seguro de querer hacerlo.

A su lado estaban sus dos amigos del alma, Remus y Sirius, tirados inconscientes en el suelo.

¿Estaría bien que quisiera conservar esas memorias para saber que en el futuro sus amigos estarían bien?

No, pero no podía obligarse a borrarlas, necesitaba de esas memorias para seguir adelante.

Vio como uno de los dos caídos se movía ligeramente y antes de que le vieran, escondió el artefacto en un bolsillo, para luego acercarse a ellos y tocarles a ver si estaban bien.

"¡Hey! Moony, Padfoot, ¿Están bien?" preguntó en voz alta, tratando de despertarles.

"Prongs, creo que Quejicus me ha dado feo esta vez…" gruñó el morocho.

"Eso te pasa por meterte siempre con él." Respondió el otro chico mientras se sostenía la cabeza. "Tengo un dolor de cabeza que me va a matar, es como si una estampida de hipogrifos hubiera bailado de cha-cha-cha sobre ella."

Suspiró con una sonrisa, sabiendo que el dolor no era un efecto de un maleficio, sino de un bien colocado 'Olbliviate', además de que no se había cruzado con ningún slytherin de camino, así que de nada valía decir que era culpa de ellos.

No, le gustaba demasiado saber la verdad como para tratar de olvidarla, pero se encargaría de que la historia no se cambie, sus destinos se iban a llevar a cabo y eso era lo más importante.

Los dos chicos se sentaron en el suelo, aun con dolor de cabeza y miraron a su compañero.

"Oye, Prongs, ¿Escuchaste? Parece que va a haber transferidos de otros colegios. Al parece hubo un ataque en sus casas y prefirieron mudarse cerca del Profesor Dumblendore para estar más seguros."

El chico alzó una ceja, en sus seis años y meses de asistir a Hogwarts jamás había escuchado que alguien se transfiriera.

"No sabía nada… ¿Cuándo empiezan?"

"James, ¿Cómo podés no haberlo escuchado? Se anunció con el desayuno, esta noche los van a presentar. Escuché que McGonagall le decía a Sinistra que todos eran de gryffindor, lo cual es un alivio, ya viste como somos tan pocos en 7mo. Solo somos nosotros, Peter, Lily y Esmerelda." Señaló el licántropo mientras se paraba contra la pared.

"Hablando con Hagrid me contó que la chica es hermosa. Será todo una muñequita, cuando termine con ella no podrá sacarme las manos de encima." Hinchó el pecho con orgullo Sirius.

James en cambio se encogió con terror.

En los últimos dos meses y medio, cada vez que escuchaba 'muñeca' o 'muñequita', solo significaba problemas… que suerte que sus amigos lo hubieran olvidado.

"James, ¿Estás bien? Te ves algo pálido." Se dirigió a él el castaño.

"Si, Moony, solo recordé algo."

"Vamos, Prongs, ¿Qué pasa? Lily se enojó contigo… Y mira que hace solo unas semanas que lograste convencerla de salir contigo." Habló convencido el más alto de los tres.

"No es eso Padfoot, es solo algo que recordé. Mejor vallamos, la cena está a punto de empezar y quiero ver a los nuevos." Inmediatamente echó a correr, dejando a los otros dos detrás sin comprender que le pasaba a su amigo.

Corrió rápido, sin detenerse ni un instante, hasta las puertas del comedor, sin darse cuenta que aun faltaba para la cena.

Pero a pesar de ello se sentó en su mesa, esperando a que comience, siendo alcanzado unos minutos más tarde por sus dos amigos que venían charlando de quidditch hasta que se sentaron frente a él.

Fueron minutos más tarde cuando un chico regordete se sentó a su lado, saludándoles a los tres con una gran sonrisa en su rostro, que tuvo que recordar que debía dejar que todo siguiera su curso.

Si lo mataba ahora, Voldemort jamás sería derrotado por su hijo.

No, no podía hacer eso…

Pero la tensión ya se podía sentir en el ambiente.

"Queridos Alumnos de Hogwarts." Comenzó el discurso el director. "Por causa de fuerza mayor, un grupo de alumnos de otro establecimiento se han visto en la necesidad de cambiar de colegios con el termino ya avanzado, así que deberemos darle la bienvenida a la familia Granger que se sumará a los cursos de 5to y 7mo de la casa Gryffindor."

Varias personas comenzaron a aplaudir, mientras que de la sala de detrás de la mesa de profesores, un grupo grande de personas salieron, todos con el cabello negro y ojos color chocolate, salvo por dos.

No había error…

Sus facciones eran reconocibles en cualquier lado.

"Les presento a los trillizos, Harry James, Ronald Bilius y Hermione Jane. Ellos asistirán a 5to año." Varios aplausos entre los cuales James se quedó viendo fijamente a esos tres.

Eran ellos, sin lugar a dudas, parecían mucho más jóvenes que la última vez que les vio, pero no podía equivocarse.

Harry aun tenía la cicatriz en la frente y la que le atravesaba el ojo izquierdo a pesar de que apenas se notaba, Ronald a pesar de tener el cabello negro tenía aun algunas pecas y la cicatriz en su labio del lado derecho era bastante notable, y por último, Hermione seguía teniendo ese aire de grandeza que le rodeaba, sin contar la cicatriz que apenas sobresalía de la túnica… una túnica verde oscura, mientras que Harry vestía la túnica marrón y Ronald la túnica negra.

Era como si los hubiera visto ayer nada más…

Sin darse cuenta con una mano golpeó su frente.

Hacía menos de una hora que les había visto, por supuesto que era como si les hubiera visto hace un rato.

Los otros tres merodeadores le miraron preocupados ante los movimientos del chico que parecía de algún lado conocer a los otros que llegaba.

"Frederik George y George Frederik asistirán a las clases de 7mo junto con Jhon Thomas y Orión Finnigan. Ahora si, pueden tomar asiento."

A esta altura, toda la mesa de gryffindor se había girado a ver a James golpear su cabeza contra la madera, repitiendo algo por lo bajo.

"Ellos no… todo menos ellos… y yo que quería descansar."

"Prongs, ¿Estas seguro de que estás bien?" Preguntó el de cabello largo que nunca había visto a su amigo tan movido por la presencia de una persona.

"Si, si, claro…"

"¿De donde les conoces?" Preguntó el chico regordete, tratando de descubrir quienes eran los nuevos.

"Yo, solo… ellos son… bueno, verán." Pero antes de que pudiera decir algo coherente, sintió una mano pequeña y fría en su hombro que le hizo pegar un salto.

"Somos primos… ¿Verdad, Prongs?··" Agregó una voz de advertencia detrás de él, a lo cual asintió torpemente. "Veo que no has abierto mi pequeño regalo… espero que no se repita." Dijo la chica haciendo referencia al sello del giratiempos.

Estaba a punto de saltar de su asiento y tirarse a sus pies para rogar perdón con tal de que no le hiciera pasar otra vez por los castigos de Pyramide, cuando fue interrumpido por otras voces.

"Tranquila, muñeca, creo que de nada vale llorar por leche derramada, es realmente una ayuda que no lo haya abierto, ya ves, ahora nadie se preguntará mucho." Al lado de la chica aparecía el 'viejo Sirius' haciendo ademán para que esta se siente.

Antes de que ella se pudiera negar, otro chico con el cabello también negro, pero con los ojos dorados la alzó del suelo y la sentó al lado de James, para luego colocarse en el medio de los dos.

"Mi nombre es Remus, este es Sirius y el que está sentado al lado de James es Peter, vamos a 7mo año."

"Un gusto, como sabrán, nosotros somos Hermione, Harry, Orión y yo soy Jhon… ¿Dónde están los gemelos?" Preguntó el Remus 'adulto' mientras miraba por todo el comedor.

Al instante, en el otro extremo de la mesa se escuchó un 'puf'' y el trinar de un canario, para luego dejar en el suelo una enorme cantidad de plumas y transformarse de regreso en una persona.

"No…" Se escuchó quejarse a la chica y los merodeadores pudieron notar inmediatamente como James se alejaba de ella por miedo a algo.

Unos segundos más tarde se escuchó el rugido de un león y la chica escondió la cara entre las manos, a lo cual James estaba prácticamente sentado sobre Peter.

Luego les siguió el grito de varias chicas, haciendo que la jovencita comenzara a golpearse la cabeza contra la mesa, repitiendo por lo bajo 'no debo hacerlo'.

Los chicos veían el estado de angustia asesina de la chica, el de terror absoluto de James, el brillo divertido del director y las miradas anonadadas del resto del staff sin saber que hacer.

"Muñeca…"

Pero antes de que 'Orión' pudiera hacer o decir algo, una gran explosión se escuchó desde la mesa de Slytherin, bañando a todos los de esta casa con una sustancia viscosa de color púrpura.

"¡Los voy a matar!" Se escuchó el grito y todo el comedor quedó callado. "Corran pequeñas comadrejas, corran y que no les ponga las manos encima, que si lo hago no podrán moverse por una semana, con o sin ayuda medica."

"Uh oh... creo que nos pasamos hermanito." Se escuchó la voz desde las sombras de algún rincón del lugar.

"Creo que esta vez va a cumplir con su amenaza…"

"Pero valió la pena… Como siempre, valió la pena."

Los merodeadores, que se estaban riendo, vieron como James les dirigía una sonrisa de simpatía a los gemelos, que salían corriendo por la puerta con una morocha de largos cabellos revoltosos detrás.

"Narcisa tiene razón, un día de estos Hermione se va a hacer un tapado de piel con ellos."

Mientras todos miraban esperando que sucediera algo a la puerta, James seguía comiendo como si se tratara de una vivencia de todos los días… cosa que para él, por 2 meses, fue así.

De cierta forma estaba feliz de que esos 7 estuvieran ahí, la sola idea de perderse esas batallas campales entre la directora y los gemelos era casi imperdonable… si él no quedaba en medio de la contienda, claro está.

"Esos dos me agradan, deberíamos pedirles que nos ayuden con algunas bromas." Indicó Padfoot a la vez que señalaba la puerta, haciendo que dos de los tres asintieran.

"Yo no quisiera estar en sus zapatos, créanme que no es nada lindo estar al otro lado de la ira de Hermione."

"¡Oh, no! ¡No otra vez!" Retumbó el grito de una niña pequeña, a lo que los cuatro nuevos se pararon para salir a buscar a los escandalosos, pero un cuerpo pequeño entró en el comedor antes de que llegaran muy lejos. "Ustedes cuatro, vallan por los gemelos, que si yo los agarro juro que no vuelven a ver la luz del sol." Declaró la tierna niña mientras se sentaba a su lado.

Uno de los chicos, Ronald, se acercó a ella con su varita, apartando el cuello de la túnica y dejando ver un collar el cual toco con la varita y luego se identificó por lo bajo.

"Ronald Bilius, Líder Caeli y Subdirector."

"Tercer piso y subiendo por las escaleras de la torre norte." Le respondió la pequeña.

"Vallan tranquilos, yo cuido de ella." Finalmente dijo Prongs, a la vez que conjuraba un almohadón alto para que ella se siente, dejando a los otros cuatro salir corriendo por la puerta de roble.

Moony, Padfoot y Wormtail se quedaron viendo como la niña y Prongs se miraban fijamente, hasta que esta metió la mano en la túnica y sacó algo de esta, un collar con un colgante de serpiente, demasiado slytherin para el gusto de los chicos, pero el amigo de estos lo aceptó aun sin apartar la mirada.

"¿Por qué?"

"Porque te perteneció desde el primer momento que cruzaste la puerta de la mansión. Desde entonces eres mi responsabilidad hasta la hora de tu muerte."

"¡Fred, George! Bajen de esas endemoniadas escobas de una buena vez por todas."

Los dos se llevaron las manos a la cara, como tratando de negar lo que estaban escuchando.

¿Fred y George en escoba dentro del castillo?

Eso nunca podía ser bueno…

Y como para darles la razón, un repentino 'crash', varios sonidos de golpes y vidrios rotos se dieron a conocer en el lugar.

"Creo que es hora de hacer uso del poder que mi ahijado y mi amigo han colocado sobre mis hombros. Si me disculpan…" La chica se paró del lugar y caminó tranquilamente hacia la puerta.

Varios miraban horrorizados hacia esta, tratando de comprender que era lo que pasaba.

La mesa de profesores era un desastre, varios tratando de pararse para ir a entregar castigos a los escandalosos, pero todos eran detenidos por el director que veía divertido el que los nuevos hayan comenzado a romper reglas apenas hubieran sido presentados.

Tenía en sus ojos cierto brillo de un niño cuando le habían regalado un juguete nuevo…

Los chicos esos eran interesantes, la chica parecía que los tenía a todos en su pequeña mano, moviéndose como si de una princesa se tratase y todos atrás de ella…

Y a su vez, en sus ojos brillaban dolores pasados, pérdidas, amor como nadie más sería capaz hacia su familia y amigos.

A todos se les veía el valor y la nobleza de carácter, la bondad y cuidados que tenían unos con los otros…

"BANG"

Bueno, no tanto cuidado, pero definitivamente este sería un año especial y viendo como el Señor Potter los conocía, seguramente podía esperar grandes cosas y bromas inolvidables de parte de todos ellos.

La puerta se abrió, pero solo para ver entrar a una loba entrando con dos zorros en el hocico como si se trataran de sus cachorros y depositarlos en el banco de la casa Gryffindor.

Pronto en sus lugares se encontraban los gemelos y la chica aun en forma miniatura frente a ellos.

"Primer día… no, ni siquiera primer día, primera hora y ya están haciendo escándalo. No sé como pueden vivir con ustedes mismos." Comenzó a regañarlos, ignorando todas las miradas en ellos. "Hicieron falta cuatro personas para arreglar todos los daños que hicieron en las escobas, encima empiezo a creer que les gusta ver como era cuando era pequeña, ya van 14 veces que me hacen exactamente lo mismo y para empeorarla, mañana tenemos clases."

"Tranquila, Hermione… en una semana se te va a ir." Trató de salvarse uno de los gemelos, solo para embarrar más el terreno.

"¡Exactamente! Una semana donde tendré que asistir a clases pareciendo una enana… Y es todo culpa de ustedes dos, así que será mejor que comiencen a pensar en una buena excusa para desaparecer durante la luna llena o les juro que los entregaré a los lobos."

James sabía que esa era una amenaza que nunca se llevaría a cabo, tal vez no por ellos, sino porque la chica no quería lidiar con la culpa que sentirían los hombres-lobo. Pero de todas formas sintió pena al ver a su amigo licántropo removerse en su asiento al escucharle hablar.

"Agradezcan que estamos en Hogwarts y no en Pyramide, porque acá los castigos son mucho más suaves. Pero a la próxima, me encargaré de tenerlos corriendo toda la noche. ¿Entendido?"

Los gemelos asintieron, antes de girarse hacia la mesa y comenzar a comer, dejando que los susurros y las charlas se alcen en todas las mesas mientras los otros cuatro entraban otra vez al lugar e iban hacia la chica que enseguida subió los brazos para que la alcen.

"Tengo hambre… esto de achicarse cada 2 semanas quita mucha energía." Comentó mientras se acomodaba en los brazos de Harry, que la cargaba a su asiento al lado de James y la ponía en su regazo, donde los dos comenzaron a comer del mismo plato.

"Oigan…" Les llamó la atención Wormtail al cual los tres con algo de tensión se giraron a ver. "¿Saben que son prácticamente iguales?"

Eso llamó la atención de los otros que estaban comiendo para verles a Harry y James.

"Es cierto, Granger solo tiene los ojos un poco más oscuros y con algo de verde, sin contar la cicatriz esa. ¿Cómo te la hiciste?" Preguntó Moony desde el otro lado de la mesa, mientras Padfoot miraba fijamente a la niña que seguía comiendo como a quien no le importara la cosa.

"Fue una maldición, cada tanto hace que me duela la cabeza, pero no es nada grabe."

Harry le miraba con cierta sonrisa en el rostro, que le indicaba que no era la primera vez que se lo decían. Y hablando con la verdad, si le hubiera visto así cuando le conoció, también se hubiera asustado por el parecido que compartían.

Negó con la cabeza, apartando la mirada a su plato nuevamente.

No sabía si el hecho de que todos ellos estuvieran ahí era por algo bueno o algo malo, pero definitivamente iba aprovechar el tiempo al máximo… si iba a tener las horas contadas, era lo menos que podía hacer.

"Ustedes dos, vengan conmigo, debemos hablar y esta vez va en serio."

Giró la cabeza para ver a la pequeña niña bajarse del regazo de su amigo y caminar hacia la puerta del comedor, aun varias cabezas siguiéndole con la mirada, a su vez, los gemelos se paraban en forma solemne y hacía señas a todos de que la seguirían, extrañamente incluyéndolo en el 'todos'.

Pronto la cena se resumió, dejando por sobre el sonido de los cubiertos solo las quejas de McGonagall que no podía entender como el director podía pasar la falta de esos gemelos que simplemente habían entrado para 'causar problemas' a su modesto parecer.

Pero aun así los minutos pasaron en una comida silenciosa para el grupo de Pyramide, que parecía estar absorbiendo sus alrededores, lo cual para ellos solo podía significar que estaban viendo la ruta de escape más rápida de las chicas que babeaban por el suelo.

"Chicos, espero que no les importe mucho que nos robemos a nuestro querido primo durante un rato." Habló Ronald hacia el grupo de merodeadores mientras le arrastraba fuera de su asiento con un pedazo de carne aun sin ser tragada.

Al instante los otros tres les siguieron a un pasillo vacío al parecer, solo para que Harry caminara tres veces, yendo y viniendo, para ver aparecer una puerta donde fue empujado para que entre.

El lugar, por llamarlo de alguna manera le recordaba a una de las salas de entrenamiento de Pyramide, solo que ordenada y con una puerta al costado de donde sin lugar a dudas escuchaba gritos de desesperación.

"¡Pasar desapercibidos! ¿Era tan difícil pedir?..." Y esto seguía y seguía mientras ellos se acomodaban con sillas cerca del escritorio.

"Queríamos hablar contigo para repasar algunas cosas…" Comenzó Sirius o ahora conocido como Orión, mientras se acomodaba en una de las sillas para una larga charla. "Dumblendore está al tanto sobre de donde venimos, pero no nuestras razones." Trató de interrumpir, pero no le dejaron. "la razón real es que luego de la guerra y de que ustedes se fueron, el ministerio ha comenzado a hacer una cacería porque nos unamos a sus ideas y digamos que lo hicimos bajo su comando, al negarnos, ahora quiere a todos encarcelados o bajo la pena del beso del dementor, lo cual no implica nada bueno."

"Lo que Sirius trata de explicar, es que vinimos acá porque sabíamos que tu no ibas a remover el sello, así que era el lugar más seguro para todos nosotros. Sin contar que a pesar del poco tiempo que estuviste con nosotros, tu y los otros pasaron a ser novatos del colegio Pyramide, o sea, primer año." Aclaró un poco Remus.

"Pero entonces, ¿Qué pasará a partir de ahora?" Preguntó dudoso por la rapidez que habían tomado los giros del destino.

"No lo sabemos, cuando todo esté limpio por casa, alguien vendrá a buscarnos." Aclaró Harry. "Sin embargo, hasta entonces seguiremos con el entrenamiento físico y a ti te serviría unirte a nosotros…"

"Pero… Que ustedes cuatro y Hermione estén acá tiene sentido. Pero, ¿Los gemelos? ¿A quien se les ocurrió traer a los gemelos?" Apuntó aclarando la falta de sentido en esta decisión.

"Simplemente no pude deshacerme de ellos sin traerlos." La voz le llegó desde la puerta del costado, que se había abierto para rebelar a la única chica y a los gemelos que estaban acariciando dos marcas de manos en sus mejillas. "Parece que entramos directamente como bromistas, así que de nada servirá tratar de remediarlo… sin contar que todo el colegio nos vio con forma animaga al menos a Fred, George y a mi, así que prácticamente todos saben que somos capaces de transfiguración avanzada. No valdrá de nada tirar abajo lo que sabemos, así que trataremos de ser los típicos adolescentes."

Alzó una ceja, tratando de imaginarse a esa pequeña criatura actuando como una 'adolescente' normal… eso sería difícil.

"¿Entonces yo que hago?" Preguntó aun en la incertidumbre de lo que traería este pequeño problema.

"Trata de cubrirnos, no estamos acostumbrados a ser 'normales', así que vamos a cometer muchos errores. No hemos tenido casi infancia así que tendrás un largo trabajo por delante. De mientras, nosotros nos encargaremos de la protección de Hogwarts durante los próximos meses… si no me equivoco, habrá un ataque en Hogsmeade durante uno de los fines de semana que hay salida, sin contar un intento de irrupción al castillo casi a fin de año. Sacaremos a los alumnos ilesos."

"Me parece justo…"

"Nos encontraremos aquí todos los días después de clases para continuar tu entrenamiento, si tienes alguna duda sobre esto, acércate a cualquiera de nosotros… inclusive los gemelos, que tienen todas sus cosas malas, pero no dudo de sus capacidades a la hora de la verdad." Agregó Ronald mientras miraba de reojo a sus hermanos mayores.

Tras asentir, todos se pararon para ir hacia la puerta, una vez a fuera, no pudo evitar mirar a ambos lados para asegurarse de que nadie le viera y abrazó al primero que estaba al lado, Remus, soltándole rápidamente.

"A pesar de todo lo que conlleva esto, me alegro de verlos… hubiera extrañado todas esas discusiones y las peleas e incluso el tratar de escapar de los castigos. Los veré a la noche, que es luna llena."

Dicho esto, se alejó rápidamente con rumbo a la sala común de gryffindor.


"¿Qué creen que le habrá agarrado a James? Y no me digan que estaba nervioso por el tema de que su familia acaba de venir a Hogwarts, porque eso no me lo trago." Se preguntó el morocho de ojos azules que caminaba de un lado al otro de la sala común frente a un sillón donde sus amigos estaban sentados.

"Tranquilízate, Sirius… ya viste que los gemelos esos son bastante revoltosos, debe haber tenido problemas con ellos antes." Trató de ayudar el licántropo solo para que una dura mirada le fuera enviada.

"No sé ustedes chicos, pero son los primos de James, no deben ser tan malos, en lugar de dar vueltas a un sin sentido, yo mejor me voy a dormir, ya mañana nos contará todo él mismo." Dicho esto, el más bajito y regordete de los tres se paró rumbo a la habitación que compartían.

"Remus, ve por el mapa y la capa de Prongs, mejor vamos a investigar por nosotros mismos de que se trata todo esto."

Así fue como quince minutos después encontró a dos merodeadores invisibles yendo hacia un pasillo sin salida que se encontraba entre las paredes del colegio Hogwarts siguiendo hacia donde estaba el nombre de 'James Harold Potter'.

"Sigo insistiendo que esto no es buena idea…" Trató de razonar Moony con su amigo. "Recuerda que es Luna Llena y debo estar temprano para ir a la casa de los gritos para la transformación."

"Tranquilo, no tardaremos mucho, mira, allí están todos ellos."

Se acercaron a ver como James abrazaba al chico de ojos dorados con cierta alegría.

"A pesar de todo lo que conlleva esto, me alegro de verlos… hubiera extrañado todas esas discusiones y las peleas e incluso el tratar de escapar de los castigos. Los veré a la noche, que es luna llena."

Los chicos se pegaron a la pared para verle pasar con cierto horror.

¿Los iba a llevar afuera durante la Luna Llena?

No les traicionaría así, ¿Verdad?

Moony trató de sacudir la idea fuera de su cabeza, mientras se seguía sumergiendo en la incertidumbre del '¿que sucederá?', pero no podía hacerse la idea de que su amigo desde años les entregara su secreto a un grupo de desconocidos que acababan de llegar al colegio.

Pasara lo que pasara, algo estaba mal, muy mal…

Especialmente con la esencia de la chica y del tal Orión. Como si hubieran tratado de ocultar sus aromas naturales bajo una serie de perfumes fuertes que a él particularmente le resultaban desagradables, como si su lobo interno estuviera molesto por ocultar sus aromas.

Lo descartó bajo la idea de que era a causa de la proximidad de la luna llena, sin embargo no pudo evitar notar que estos no eran los únicos que usaban perfumes fuertes, de hecho, el chico, Jhon, también cargaba con esta al igual que el chico de la cicatriz en forma de rayo…

Era demasiado desconcertante para sus sentidos y extremadamente desorientante el oler en los tres, por no decir cuatro, el mismo aroma, que para sorpresa tanto del lobo como suya, cubrían cualquier rastro de la esencia natural de estos.

Hizo seña de que se fueran a Padfoot, tirando de este que se había quedado mirando como la chica era escoltada por los otros jóvenes para salir también del pasillo.

"Espero que todo salga bien…"

"Yo aun me pregunto por que dejé que ustedes vinieran…"

"Porque nos quieres…"

"… Y no puedes vivir sin nosotros."

"Madre, tienes que relajarte, esta es la oportunidad que has estado necesitando y acá estaremos todos para respaldarte."

"Vamos, Muñeca, hoy es luna llena. Alégrate, hoy podremos salir a jugar."

A lo lejos se veían desaparecer las 6 figuras altas que acompañaban a la más baja en dirección desconocida.

¿Desconocida?

Seguramente iban a la sala común, lo cual significaba que iban a notar la ausencia de los dos, la de la capa de invisibilidad y la del mapa, sin contar que Peter no era precisamente el mejor mintiendo…

¡Estaban en problemas!

Corrieron tan rápido como sus piernas se lo permitían, tratando de doblar la capa y esconderla bajo las túnicas, mientras cerraban el mapa y lo metían en un bolsillo.

Al llegar a la sala común, trataron de buscar a James, que se encontraba ensimismado hablando con su adorada Lily, que tanto le costó convencer de la sinceridad de sus sentimientos hacia ella.

Mientras Remus se iba hacia el cuarto de los chicos de 7mo para dejar las cosas, Sirius con toda la intención de presentarse, se acercó lentamente al grupo que parecía estar reunido en un rincón apartado del resto.

"Es simple, Dumblendore nos dio un cuarto para nosotros y tu te vas a acomodar ahí también."

"Harry, es insensato, soy la única chica, por eso me acomodó con las de 5to año…"

"Princesa, no te dejaremos fuera de nuestro rango de vista, por una vez haznos caso, vas a disfrutar de estas vacaciones, te guste o no."

Sirius alzó una ceja ante la ironía de lo que Jhon había dicho, decidiendo hacer notar su presencia.

"¡Buenas a todos! Muñequita…" Hizo una reverencia a la niña que le veía con el ceño fruncido. "Me he presentado, pero no puedo evitar el hecho de que me llamen la atención… Es la primera vez que alguien es transferido. ¿De donde vienen?"

Ignoró la incomodidad de los nuevos, sentándose cerca de ellos para poder comenzar una charla.

Todos se estaban mirando los unos a los otros en silencio, hasta que la niña asintió al que estaba sentado al lado de él, el cual le respondió.

"Venimos de un colegio pequeño, no creo que hayas escuchado de él. Se llama Pyramide, es para personas con un… potencial especial. Yo soy Orión." Aclaró a lo último, al ver que le veía algo raro.

"Valla, ese es mi segundo nombre, Sirius Orión… Te veo cara conocida, ¿Puede que te haya visto antes?"

Ronald tosió, ocultando una frase que sonaba dudosamente a 'cada vez que te ves al espejo', pero volvió a despedir ese pensamiento con un giro de la mano.

"No, no creo… pero puede ser, Tal vez nos cruzamos en Diagon…"

"Seguramente… habían dicho que eran primos de James. Los padres nunca dijeron que tenían hermanos, ya saben, ya eran grandes cuando James nació, así que siempre creí que lo mismo había pasado con sus padres… ¿Ustedes dos también son primos de él? Tienen apellidos diferentes…"

Todo el grupo le veía como si le hubiera crecido otra cabeza, pero en su arrogancia dejó pasar esto también, ya más adelante tendría tiempo de analizar todo, no por nada era un Black.

"Erm, no, no somos primos, somos amigos de la familia, estudiamos con Hermione, Harry, Ron, Fred y George en el mismo establecimiento, es por eso que vinimos acá con ellos."

"Oh, eso es genial, ya verán que es un lugar maravilloso y con esa broma de la entrada les aseguro que se han ganado un lugar…" blah, blah, blah…

Hermione le envió una mirada de odio a Orión, por no haberle dicho que cuando era joven no solo era arrogante y egocéntrico, sino que también tan cotilla como un grupo de niñas excitables.

Orión le devolvió una sonrisa de disculpas, mientras la charla sin sentido era desviada a otros temas por lo gemelos. Harry y Ron les miraban con los ojos abiertos ante tremendo charlatán que había sido el padrastro o padrino del primero.

Parecía convencido de poder lograr sacar información importante con el simple hecho de hablarles hasta el aburrimiento, indagando sobre sus vidas a lo cual asentían o negaban y hablando sobre si mismo y el lugar que sin saber conocían tan bien.

Luego de un rato, la chica cansada de escuchar sin prestar realmente atención, se giró al adolescente con expresión molesta.

"Si no te molesta, tenemos que acomodarnos en nuestros cuartos…"

Como si de una señal se tratara, Jhon se acercó a ella y la alzó en brazos a pesar de sus protestas de que no hiciera eso en público, subiendo las escaleras de los chicos y pasando la puerta que decía '7mo curso' para entrar en una que decía '5to y 7mo curso', donde se encontraban 6 camas acomodadas con sus baúles ya puestos a los pies de estas.

"Esto de ser una adolescente común y corriente es más difícil de lo que creía…"


Era la luna llena, pronto sus amigos escaparían del colegio para unírsele durante la transformación, lo sabía, su piel comenzaba a erizarse bajo la luz de la luna.

Se acomodó en la silla, una de las pocas que seguían de pie en esa construcción luego de casi 7 años de usarla como lugar de transformación a su forma de lobo durante todas esas lunas llenas…

Sintió el sonido de la madera al abrirse la puerta y allí estaban los tres, que enseguida se sentaron cerca de él para esperar en silencio el destino que tanto aborrecía.

James parecía más ansioso que de costumbre, como si estuviera esperando que algo pasara justo en esos momentos…

Fue entonces cuando recordó que les había dicho a los nuevos que hoy era luna llena y que se iban a encontrar.

¿Habría sido capaz de decirle a los nuevos de su condición?

Esperaba que no… la idea de que uno de sus mejores amigos le traicionara era simplemente muy doloroso como para ser cierto.

Pero a su vez era algo esperable.

Debería haberle advertido a su familia que se cuidara de él, que era peligroso acercarse cuando era luna llena y que era lo mejor para todos que se mantuvieran a distancia.

Por otro lado no tenía sentido…

Si les había dicho, estos hubieran salido corriendo, no hubieran arreglado para encontrarse esa noche.

La incertidumbre de ese día simplemente era demasiada…

Entonces escuchó un aullido.

"Está comenzando…" Llegó a sus oídos de parte del animago ciervo.

Luego otro aullido respondió al primero y el lobo en su interior pareció regocijarse, como queriendo unirse a esa extraña sinfonía a la cual se le unió el rugir de un felino.

Trató de contenerse, de negarse a aceptar la invitación a ese extraño canto salvaje.

"Hazlo, te aseguro que está bien." Le empujó el chico de lentes y en ese momento algo estalló en su pecho, su voz humana desapareció, dando un aullido a la luna que en unos minutos se presentaría.

Vio como empujaba a los otros dos a transformarse y a unirse también…

Y se sintió libre.

Era como si su familia de estuviera dando la bienvenida, una bienvenida que no podía rechazar…

'Bienamado hijo del averno

Te damos la bienvenida

Canta a la luna con nosotros

Nosotros, somos tu manada.'

No podía dejar de aullar, no siquiera cuando el ligero dolor de la transformación comenzó.

Reconoció que alguien estaba respondiendo con el mismo dolor pero sin la angustia que él sentía por dentro cada vez que eso tomaba lugar.

Había alguien que estaba de acuerdo con el lobo interior y se regocijó en el ambiente raro que se había formado al salir finalmente destrozando la puerta con sus amigos detrás, un ciervo y un perro con una rata en el lomo.

Buscó de donde venía el confort que le había sido brindado durante la transformación…

Detrás de la Casa de los Gritos había un fuego prendido que olía a incienso y carne quemada, en la oscuridad podía ver que varias figuras le estaban esperando.

Antes de que se pudiera mover, pudo ver como Prongs se acercaba a un grupo de figuras pequeñas, agachándose para que pudieran subirse, tres zorros…

Dos zorros colorados y uno de las nieves, que se acomodaban placidamente sobre su amigo…

De alguna forma reconoció a los primeros dos…

Un grupo de perros y lobos se acercaron cuidadosamente a él y sus otros dos amigos, aullando y ladrando en forma de bienvenida, en forma de invitación…

Cuando se quiso dar cuanta estaba corriendo por el bosque en busca de una presa, todas las inquietudes olvidadas por el momento.