Capítulo 1.
Kotoko se encontraba en el ascensor ensimismada con su celular, mirando sus redes sociales y compartiendo alguna que otra imagen graciosa. Escuchando a todo volumen sus canciones favoritas a través de sus auriculares. No se dio cuenta cuando las puertas se abrieron y alguien más entró.
Se trataba de un hombre, saludó por cortesía, sin escuchar nada de regreso. Irritado miró a la chica que estaba completamente distraída en su smartphone, la observó detenidamente: ella era bajita, cabello rojizo, piel blanca. — Una adolescente más — pensó Naoki, quien esperaba con ansias llegar a su piso para poder presentarse como el nuevo director de la empresa.
Le extrañó que una joven estuviera a esas horas de la mañana en la compañía, no le había informado su padre de ninguna becaria o practicante. Era algo irrelevante para él y el departamento específico se encargaría de ella.
De repente, las luces del ascensor comenzaron a parpadear, deteniéndose bruscamente, quedando completamente a oscuras.
Kotoko se asustó. Reunió todo el valor que tenía y comenzó a tocar las paredes para saber donde estaba. No era claustrofóbica, solo tenía ceguera nocturna, así que, estar a oscuras le atemorizaba un poco. Caminó despacio hasta que se topó con algo esponjoso envuelto en un tipo de tela. Lo palpó tratando de adivinar que era. Un movimiento repentino de aquello que tenía en su mano, le hizo dar un salto. Volvió a querer investigar y cuando lo tocó de nuevo, ya no estaba tan blando, sino se sentía un poco duro. En medio de la oscuridad estaba decidida a saber de qué se trataba y matarlo si era necesario.
Las luces se encendieron y entonces se reveló la verdad. Frente a ella estaba un hombre alto, vestido con un traje elegante color negro. Su cabello castaño un poco despeinado hacía contraste con la galanura de su porte. Kotoko se quedó fría al ver que la mirada gris con destellos violetas le miraban con curiosidad, dureza e incomodidad.
No sabía como reaccionar, sin querer, le estaba agarrando la entrepierna a ese hombre. Estaba estupefacta, avergonzada por su torpeza.
—Si ya terminaste, puedes soltarme. — dijo el hombre con voz ronca.
—Di... disculpe — soltó — yo... disculpe de verdad.
De pronto, las puertas se abrieron y Kotoko sin fijarse que estuviese en el piso correcto, descendió a toda prisa del elevador, tratando de esquivar la mirada penetrante de aquel hombre.
Naoki, estaba atónito por aquel suceso, y esos ojos chocolate de alguna forma lo habían cautivado. Era muy bonita — lástima, que fuera menor de edad — pensó. Lo peor de todo es que seguía estimulado, el ambiente estaba impregnado del aroma floral de la desconocida. Así que trató de guardar la compostura. Se aclaró la garganta, se acomodó el traje y respiró lentamente para que su erección bajara.
Era inverosímil como en el primer día que llegaba, era asaltado por una desconocida. Si hubiese sido otra persona, tal vez hubiese reaccionado diferente. El sentir una mano pequeña en su ingle le sorprendió a tal grado de dejarle sin habla y si la luz no llegaba, pudo pasar cualquier cosa.
Los ojos inocentes de aquella pelirroja le hicieron darse cuenta que tal vez no sabía lo que estaba tocando. Probablemente por la oscuridad y por estar entretenida en su celular, no había reparado en su presencia. Eso inmediatamente hizo que su persistente erección se diera por vencida; no ser notado por aquella chica que le había tocado de más, era un golpe fuerte para su orgullo.
Al fin llegó a su piso. Salió caminando seguro de sí mismo. Su rostro, no mostraba ninguna emoción.
Entró a la oficina donde le recibieron algunos accionistas y su padre. Quienes estaba esperándolo para ceder el mando de manera formal.
—Mis estimados colegas, les presento a mi hijo Naoki. Él a partir de hoy, será el nuevo CEO de esta empresa de manera definitiva.
Todos los hombres le aplaudieron. Él solo inclinaba la cabeza en señal de agradecimiento. Si no fuera un protocolo a seguir, le hubiese encantando prescindir de tales presentaciones. No quería perder el tiempo. Conocía el estado de la empresa y aunque no iba mal, sabía que si no lanzaban algo nuevo podía correr el riesgo de caer en un estancamiento. Algo peligroso para una marca.
Después de charlar sobre cosas irrelevantes, los hombres de negocios se despidieron de los dos Irie, dejándolos a solas.
—Mi muchacho, ¡por fin te veo aquí y siento que todos mis años de sacrificio valieron la pena! — dijo su papá orgulloso — Aunque si hubieses escogido cualquier otra carrera igual estuviera feliz por ti hijo, no mal interpretes a este viejo.
—Gracias papá, prometo no defraudar tu confianza.
—Por supuesto que no lo harás. Cualquier cosa llámame, estaré disponible para ti para lo que pueda ayudarte. — dijo con una sonrisa — Por cierto, contraté a una eficiente asistente para ti. Perdón que me haya tomado tal atrevimiento pero ella es graduada de la Todai, de la división de artes.
—¿Y por qué estaría como mi asistente en lugar de estar en otra área más adecuada?
—La conozco desde hace un tiempo, ella dio sus prácticas aquí cuando tú estudiabas en el extranjero. ¿Te acuerdas del telescopio con material reciclado?
—Cómo olvidarlo, fue todo un éxito.
—Bueno, pues ella fue la de la idea.
Shigeki le sonrió y le guiñó un ojo a su hijo dándole unas palmaditas en el brazo. Estaba por salir de la oficina cuando volteó a mirarlo.
—Tu madre quiere que vayas a la casa a cenar — Naoki rodó los ojos — sé que es difícil en ocasiones. No la has visto desde que regresaste. Pasa por la casa hijo, tu hermano igual quiere verte.
—De acuerdo. — suspiró derrotado — Iré, pero dile a mi madre que no quiero que comience a presionarme de nuevo con encontrarme novia. — dijo serio — por favor papá.
—No te preocupes.
Shigeki Irie salió de la oficina dejando a Naoki solo, quien dio una vuelta por su nuevo espacio. Era amplio y el escritorio de ébano hacía lucir la oficina muy elegante, le gustaba tal y como estaba; su padre tenía buen gusto.
Puso algo de música en el sistema de sonido. En la universidad había descubierto que se concentraba mejor escuchando algo que en silencio, así que conectó su teléfono por vía bluetooth al reproductor y comenzó a escucharse Jon Bon Jovi. Le agradaba el rock y ese artista era uno de sus preferidos.
Casi de inmediato cuando él tomó asiento detrás de su lujoso escritorio, alguien tocó a su puerta. Él aceptó que pasara. Era una chica alta, de cabello lacio largo. Se veía elegante con el vestido rojo que portaba, un poco corto y escotado. Le sonrió coqueta y le entregó unos papeles a Naoki.
—He de suponer que tú eres mi asistente — dijo mientras recibía los documentos.
—No señor, soy la recepcionista de este piso — contestó en un tono seductor. Naoki se dio cuenta que le estaba coqueteando y aunque tal vez podía pasar una que otra noche con ella. No pensaba en algo más.
— Ya veo, ¿Sabes si mi padre mencionó el nombre de ella?
La muchacha se quedó pensativa, poniendo un mechón de su cabello detrás de una de sus orejas. Sus movimientos fueron lentos y seductores. Naoki estaba perdiendo la paciencia.
—Lo lamento, soy nueva y no tenía conocimiento. Si gusta puedo llamar al área de...
—No te preocupes — la interrumpió — ya lo investigaré en un momento. De hecho, si se reporta hazla pasar a mi oficina y que me espere. Saldré un momento.
—Como ordene señor.
La chica salió de la oficina caminando de una manera atractiva. Naoki no era tonto. Sabía que era el tipo de mujer que le gustaba andar con los jefes. Pero a él eso no le interesaba en absoluto. Así que se dispuso a ir por un café y un bagel al establecimiento que se encontraba frente a la compañía.
Mientras tanto. Kotoko se había encerrado en el baño del tercer piso del edificio. No quería salir y encontrarse con el joven a quien había tocado. No conocía al nuevo presidente, pero si le llegaban los rumores de aquel suceso, su trabajo correría peligro y ella necesitaba en verdad el empleo.
Shigeki Irie había sido muy amable en contactarla después de varios años para ofrecerle un puesto. Trabajó con él cuando estudiaba la universidad. Era un señor agradable y risueño. Siempre hablaba de su hijo mayor con mucho orgullo. Por accidente había construido un telescopio con materiales reciclados, los cuales al lanzarlos al mercado, se convirtieron en un éxito. Shigeki intentó remunerarle por su idea pero ella lo rechazó. Realmente no había sido nada. Solo estaba aburrida y decidió jugar con los elementos que tenía a la mano.
Decidida a dejar el pasado atrás. Salió de donde estaba, se retocó el maquillaje y el cabello; se dispuso a ir a su destino. Tenía que ser responsable no importaba que sucediese.
Llegó al piso donde se encontraba la presidencia. Una mujer guapísima la recibió mirándola con desprecio.
—¿Qué se te ofrece? — dijo la mujer en un tono pedante
—Soy Aihara Kotoko, asistente del presidente Irie.
La chica la miró sorprendida, sabía que ella era recomendada del anterior presidente así que tenía que ser amable. Trató de sonreírle lo más honesta que podía y la condujo a la oficina principal.
—El CEO salió un momento — dijo de manera pedante — me dijo que le esperara en aquí en su oficina.
—Gracias. — Kotoko mencionó casi en un susurro.
Miró con nostalgia aquella habitación y se dio cuenta que en un tono suave se escuchaba another one bites the dust del grupo Queen. A ella le agradaba mucho ese grupo así que comenzó a tararear la canción mientras tomaba asiento, volviendo a su teléfono celular para distraerse mientras su jefe volvía a la oficina.
Naoki salió del ascensor con una bolsa de papel en una mano y un café en la otra. Se acercó a la recepcionista quien le sonrió coqueta de nuevo.
—Su asistente llegó. Le espera en su oficina.
—Gracias... — hizo adem+an para que le dijera su nombre.
—Sahoko señor.
Naoki asintió y se dirigió hacia su oficina. Al entrar volvió a oler aquel perfume floral que automáticamente le provocó una erección. Para su fortuna el saco le quedaba lo suficientemente largo como para tapar aquella zona. Así que intentó controlarse, tomando un poco de café.
Escuchó una suave voz cantando a la par de Freddie Mercury, lo cual le arrancó una sonrisa. Algo inusual en él, sonreír a voluntad no era lo suyo. Caminó hacia donde se encontraba su escritorio, saludando a la dueña de aquella voz y entonces se quedó helado. Ella también.
—Buen día señorita, me da gusto verla de nuevo — dijo divertido al ver su expresión de pánico.
En ese momento aquella chica hizo una exagerada reverencia, dejando ver el pequeño pero pronunciado escote de su blusa. Aquello incitó a Naoki a absorber su aroma.
—Discúlpenme de verdad... — dijo Kotoko casi gritando — sufro de ceguera nocturna y quería saber donde estaba. No me había dado cuenta de su presencia y...
—Tranquila — escuchar que sus sospechas eran ciertas le causaron un poco de desilusión — no pasó nada. Mejor comencemos de cero. ¿Quieres un café?
Ella lo miró anonadada. Realmente era guapísimo y no se parecía en nada a su padre. Sus ojos eran realmente hermosos y solo agachó la mirada y negó suavemente.
—Disculpe, no puedo tomar café.
—¿Un té entonces?
Kotoko asintió. De inmediato Naoki llamó a su secretaria para que trajera agua caliente y varios sobres de té. Aunque era nuevo en la compañía, conocía lo suficiente a su padre como para saber que él era considerado con los gustos de sus empleados. En menos de diez minutos, el pedido de Naoki estaba listo. Kotoko tomó una taza y se sirvió agua caliente. Observarla preparándose un simple té, había sido ridículamente excitante para Naoki. Tragó saliva al ver como una gota de aquel líquido se le escapaba de la comisura de sus labios.
—Comencemos entonces, dime ¿Cuál es tu nombre?
—Aihara Kotoko.
Al saber la identidad de la señorita, le provocó el deseo de saber si era la misma que había conocido — si a eso se le llamaba conocer — en la preparatoria. La miró con curiosidad, se reclinó sobre su silla. Era realmente muy bonita y tenía unos ojos color chocolate hermosos.
—Un gusto conocerla señorita Aihara, dígame un poco sobre su vida académica.
—De acuerdo — cruzó sus manos, tomó aire antes de continuar — estudié en la universidad...
—Para mi es importante que me cuenta desde el instituto. — le interrumpió — necesito saber tu vida antes de la universidad.
Ella le miró confundida, sin embargo asintió y dijo:
—Estudié en el instituto Tonan desde la primaria hasta el bachiller.
Bingo — se dijo así mismo Naoki
—Tengo entendido que esa escuela se divide por clases dependiendo el nivel de aprovechamiento. ¿No es así?
—Así es, yo estudié en la clase E. No soy una persona muy hábil en ciencias pero trataba de esforzarme por mi padre. Después de graduarme, fui aceptada en la universidad Todai en la división de artes plásticas.
—Esa universidad normalmente acepta a estudiantes sobresalientes. Sin ofender pero, si tú estudiabas en la clase E, significa que no obtenías buenas calificaciones.
Kotoko se mordió el labio nerviosa. Naoki sintió aquel gesto involuntario como algo sexy.
—Así es, sin embargo obtuve una beca gracias a una pintura que realicé. Por eso estudié ahí.
Tenía enfrente a la misma que había conocido en el instituto. Por fin ese nombre que por muchos años había taladrado su mente tenía rostro y lo peor de todo, es que tal vez, ella no se hubiera fijado nunca en él.
Hola de nuevo. Les traigo esta historia, será corta pero es para compensar mi ausencia. He tenido varios problemas para poder ponerme a escribir y el bloqueo a veces me pone de malas jajajapero aquí estoy con un nuevo proyecto y obviamente actualizaré 2travieso destino".
Espero les guste, recuerden dejarme reviews me gusta mucho leerles y saber lo que piensan.
un abrazo enorme.
Melina.
