Esta novela es una adaptación de Solitaria luna de miel de Leigh Michaels. La historia no es copiada tal cual esta escrita, he agregado escrituras mías. Los personajes le pertenecen a J.K Rowling. Y esto es sin fines de ofender a nadie.
Capitulo 1.
Ginny estaba muy atareada con toda la lista de pendientes que tenía, en pocos días sería su boda con Harry, y todavía tenia que hacer algunos arreglos. Ella era profesora de segundo año de preescolar, no se podía decir que estuviera nerviosa o aterrada porque meses antes cuando se anuncio su compromiso estaba mas feliz que nunca.
Era jueves, pero el siguiente día no habría clases, así que los alumnos se encontraban mas inquietos que otro día, pero para su alivio solo faltaban diez minutos para terminar la clase.
El pequeño Liam se encontraba aventando avioncitos de papel afuera de la ventana, los demás estaban mas concentrados en terminar un ejercicio que ella les había puesto, pues si no lo terminaban todos sabían que ella no los dejaría salir, o al menos solo de esa forma podía tenerlos en calma.
Ginny le hizo señas al pequeño para que se acercara a su escritorio.
–Liam, si no terminas tu ejercicio no podrás salir y entonces te quedaras aquí hasta las dos de la tarde–le dijo.
–Pero profesora, ya lo he terminado, mire– el niño le enseño una hoja con el dibujo y las lineas que ella había dejado.
–Esta bien, ya faltan 5 minutos puedes regresar a tu lugar, pero en silencio.
Liam sonrío y se alejo de nuevo a su butaca.
–Profesora ya termine–levanto la mano la pequeña Kate.
–Y yo también– dijo Charlie.
Y para su alivio de Ginny sono el timbre, eso quería decir que ya era hora de salir. Todos empezaron a alborotarse y hablar muy fuerte.
–Niños necesito que hagan una fila atrás de la puerta para recoger sus ejercicios y así puedan salir.
Todos hicieron caso y en menos de dos minutos estaban formados detrás de la puerta, tal como ella lo había indicado.
Uno por uno pasaba frente a ella dejando su hoja y despidiéndose como de costumbre, pues sabia que no se verían hasta dentro d semanas, porque habían comenzado las vacaciones.
Ginny se dio la vuelta a su escritorio cuando creyó que ya todos habían salido, sin darse cuenta que la pequeña Kate aún estaba dentro.
–¿Que sucede cariño?¿No me dijiste que ya habías terminado?– pregunto Ginny confundida.
–Si profesora, ya termine pero quería darle esto, lo hice para usted es un regalo de bodas– dijo la niña y le dio un dibujo, que aunque eran garabatos podía verse claramente a ella y a Harry en el.
–Muchas gracias querida es muy lindo–dijo Ginny.
–¿Le gusto? Mi hermano me dijo que yo no sabía dibujar– exclamo la niña con tristeza.
–Pues esta equivocado, porque es precioso, es el mejor regalo que he recibido.
Kate sonrío de oreja a oreja y se despidió de ella. Ginny guardo el dibujo en su carpeta, planeaba enseñárselo esa misma tarde a Harry, recogió sus libros y sus demás cosas del escritorio y cerro la puerta del salón.
En el pasillo se dio de bruces con otra profesora de segundo grado.
–Oiga señorita, tiene que tener más cuidado– era Hermione Granger, su mejor amiga.
–¡Hermione! perdoname estaba en otro lado– dijo ella.
–Ya me di cuenta, ten esto es para ti, claro que todavía me falta el regalo para el día de la boda pero quería darte esto–Hermione extendió en sus brazos una caja de color rosa pastel con un moño rojo.
Ginny la miro dudosa.
–¿A que se debe esto?–
Hermione suspiro.
–¿Querida te casas en una semana y todavía haces preguntas? No pude dártelo ayer porque tuve un contratiempo, pero ya que te encontré ahorita, pues…
Ginny la seguia mirando con curiosidad.
–No me mires así, quería que lo vieras hasta que llegaras a tu casa, pero por tu expresión ya no será una sorpresa, me contaste que tu luna de miel será en la playa, así que es un vestido para la ocasión.
–Vaya, seguro que es muy hermoso, gracias Mione–dijo la pelirroja.
–¡Que emoción! mi mejor amiga se casa en casi 1 semana–dijo Hermione con nostalgia.
Ginny se rió. Hermione se quedo en la escuela, pues tenía que arreglar unos papeles de un nuevo alumno, en la dirección, mientras tanto Ginny se fue a su auto a esperarla, Clifton no era un pueblo muy grande, pero era lo suficiente del trayecto de la escuela a la casa de Ginny.
¡Solo tres meses! habían pasado para arreglar todo, y ahora, que estaba mas cerca que nunca de ese gran día y estaría vestida de novia, con un hermoso vestido, el mas bonito del mundo, como lo había dicho su tía Emma y Hermione.
Harry era atractivo, brillante, inteligente, perfecto. Era un hombre talentoso, Ginny no comprendía como es que se había fijado en ella, no es que ella no fuera inteligente, pero, él podía tener a quien el quisiera.
De vez en cuando había ido a cenar a su casa cuando su tía Emma lo invitaba, mas bien podría ser no porque quisiera verla necesariamente a ella, a lo mejor porque su tío Steve era su jefe. Ultimamente con todo el asunto de la boda cuando ella estaba con Harry no platicaban de otra cosa que no fuera de ello, del trabajo o literatura.
Pero bueno, no había de que preocuparse, ya no faltaba mucho, el próximo jueves tendría todo listo tal vez, aunque si algo le faltaba tendría el viernes, posiblemente para estar con Hermione y luego….luego sería la boda y por ultimo por fin tendría una semana para estar a solas con Harry, sin que nadie los molestara en una hermosa playa de Malibú.
Toda una semana, sin que nada ni nadie los interrumpiera sería el paraíso.
Hermione la interrumpió de sus pensamientos.
–Ginny ¿Que pasa?¿Es que te has arrepentido?– dijo Hermione en tono burlón.
–Estas loca. Por supuesto que no… solo…han de ser los nervios, si eso quizá– dijo Ginny.
Ginny tenía en su auto una foto de Harry, donde se veía muy guapo, según había tomado un día de su casa sin que el pudiera darse cuenta. Lo que más le gustaba de él eran sus preciosos ojos verdes, brillantes.
Hermione miro la foto y preguntó de repente.
–¿No te molesta la secretaria de Harry?
–¿Scarlett? no, por supuesto que no,¿Porque tendría que molestarme?
–Bueno, la chica es bonita.
–Por si no lo has notado Hermione Granger, yo también lo soy–dijo Ginny ofendida.
–Por supuesto que si lo eres, solo bromeaba–dijo Hermione riendo.
Ginny arrancó su auto y se encamino para dejar en su casa a Hermione. No tardó mucho en llegar, la casa de Hermione estaba a la mitad de camino de la de ella. Se despidió de ella y le dijo que la llamaría después.
Se detuvo enfrente de la puerta trasera de la casa de sus tíos, pues nadie utilizaba ese camino porque era propiedad de ellos, por lo tanto solo ella podía entrar por ahí.
Era un jardín enorme y eso que solo era la parte de atrás, Ginny tomo camino hacia la casa que habían construido en ese mismo terreno, la que sus tíos habían preparado para los recién casados.
Ginny sentia como le latía el corazón frenéticamente, pues lo mas probable era que Harry estuviera ahí, le había dicho que tal vez la alcanzaría allí para cuando ella llegara. Solo de pensar en él se había alegrado completamente. Paso enfrente de un pequeño buzón, en el que Harry y ella se dejaban mensajes privados, por suerte su tía Emma no se había dado cuenta de ello.
Y si, no se equivocaba, Harry le había dejado una carta, tomo el sobre y lo guardo en su bolsa, pero eso solo significaba una cosa, que Harry ya se había marchado, puesto que el dejaba los mensajes cuando se iba.
Abrió la puerta con cuidado para no estropearse con la pintura que estaba fresca. Lo primero que vió fue una mesita en la entrada que Harry había comprado, ya después la quitaría de ahí, ya que ese no era su lugar.
Lo segundo que vio, no se lo esperaba, era el cabello negro azabache de Harry, el cual estaba sentado en el sillón que recién habían comprado, pero, no estaba solo, pudo ver una larga cabellera castaña que le caía en su hombro.
Ginny quiso decir algo, pero no pudo articular palabra. Y en ese preciso momento Harry dijo:
–Esto ya no puede seguir así, Scarlett.
El nombre no le resultó nuevo, ya que había reconocido enseguida a su secretaria. Trató de hablar de nuevo y, esta vez lo consiguió.
–Tengo tu carta, Harry.
Harry se levantó de golpe. Y lo miró, despues se fijo en Scarlett Steel que llevaba un mini vestido rojo, luego volvió a mirar a Harry.
–¿Creíste que si me dejabas una carta pensando que te habías ido, me iría directamente a la casa principal en vez de venir aquí?
–Ginny…–dijo él
–¿Porque Harry? ¿Porque? En nuestra propia casa– Ginny tenía un nudo en la garganta.
–No Ginny, te lo puedo explicar–
Entonces intervino Scarlett con un tono de horror.
–No Harry no puedes ahora– dijo la castaña.
–En algo estoy de acuerdo con ella. Pero si tienes algo convincente que decir, te escucho, adelante. –dijo Ginny
Harry se quedo atónito y en silencio.
–¿No tienes nada que decirme?, bueno, no debo sorprenderme entonces.
Ginny salió dando un estruendoso portazo, se dirigió a la casa principal y volvió a dar otro portazo. Y entonces apareció Emma Willson, su tía.
–Una dama no puede andar por ahí dando portazos.
Ginny maldijo en bajo.
–Y tampoco con ese vocabulario– dijo su tía.
Segundos después se escucho otro portazo, Ginny volteo y era Harry.
–Por dios Ginevra, ¿Es que no vas a escucharme?
–¿Tuviste suficiente tiempo acaso para inventarte una buena excusa? ¿O lo discutiste con Scarlett para saber que ibas a decirme?–dijo Ginny con frialdad.
Harry se llevo una mano a la frente y antes de que pudiera decir algo Ginny lo interrumpió.
–No sé que diablos piensas decirme pero no soy tonta, yo se lo que vi.
–¿Que crees haber visto?– dijo Harry.
Pero antes de que Ginny hablara la tía Emma estuvo a punto de desmayarse, por lo que Ginny corro a sujetarla y llamo a la ama de llaves. En un segundo apareció Anne quien llevo a la tía Emma a sentarse y le dio un vaso de agua.
Parece ser que se estaba armando un alboroto porque apareció el tío Steve muy pálido.
–Ellos aún no lo saben, al parecer no del todo, ahora ¿Vas explicarme porque estabas con esa mujer Harry? en nuestra casa, y justo unos días antes de…–dijo Ginny
–Confía en mi porfavor, no es lo que tú piensas.
Ya estaba. De pronto un silencio invadió la habitación salvo los quejidos de la tía Emma, a Ginny se le hizo eterno hasta que por fin tuvo valor y dijo:
–¿Eso es todo lo que tienes que decir? ¿Que confíe en ti?
Harry no se movió.
–Eso es todo lo que tengo que decirte.
–¿Y me dices que no es lo que yo pienso? Al menos pudiste haber dicho algo mas creativo de tu parte.
No parecía posible que Harry pudiera ponerse aun mas palido pero así fue.
–¿Me amas Ginny? dijo él.
¿Que? ¿Que si lo amaba? Es mas que obvio, iba a casarse con él.
–¿Que tiene que ver todo esto?– pregunto Ginny.
–Si es que te importo…
–¿Y lo que ha pasado? ¿No importa entonces?
–Aceptarías lo que digo, si me amaras lo suficiente.
–¿Como te atreves a preguntarme eso?, tienes razón Harry, no creo amarte lo suficiente como para aceptar tu palabra por todo esto.
–En ese caso. Es hora de descubrirlo ¿No crees? – dijo Harry.
–Si, exactamente– dijo ella, quitándose el anillo que, hace mucho o poco tiempo había significado tanto para ella, pero no pudo dárselo en la mano, solo lo dejo en la mesa que estaba a un lado.
Harry espero hasta que Ginny se volteo, tomo el anillo y lo guardo en una bolsa de su camisa.
–No te molestes por acompañarme a la puerta, conozco el camino…perfectamente– dijo él.
Para cuando Ginny se volteo para verlo, el ya se había alejado lo suficiente. Mejor así, pensó ella. Ya todo estaba dicho, todo.
