Bueno chicos y chicas, aquí les traigo una nueva historia. Espero que la disfruten. Sin nada más, a leer.
Disclaimer
Todos los derechos de localizaciones y personajes pertenecientes al universo de Sonic the Hedgehog son propiedad de Sonic Team y SEGA. La historia, sin embargo, si es de mi propiedad.
Un Caso Sin Igual
Capítulo 01: Abriendo un caso pasado.
El polvo en aquellos papeles se elevaba por todo el lugar, provocando que los que las dos chicas jóvenes que estaban cerca tosieran.
- Tapate la nariz, Cream. – Le aconsejó la joven eriza de pelaje rosada, de 12 años de edad, de iris verde esmeralda, portando su típico atuendo de color rojo con una franja blanca al final de este, así como botas rojas con una línea blanca en el medio y portaba en sus muñecas unos brazaletes con forma de anillos, y para finalizar portaba en sobre su cabeza una diadema roja.
- Good idea Amy, but… (Buena idea Amy, pero…) – Refutó la coneja, de 6 años de edad, de pelaje café crema, y partes anaranjados en la punta de sus orejas, entre ellas, y rodeando sus ojos, de iris anaranjados, portando sobre su cuerpo un vestido naranja, con zapatos de colores amarillo naranja y blanco, y guantes blancos, con un punto dorado en la muñecas; quien agitó sus orejas para disipar el polvo. Sin embargo, al hacer esto solo provocó que los papeles que se encontraban en el suelo salieran volando como hojas arrancadas de un árbol por una fuerte frisa de otoño.
- ¿Vinieron a ayudar o desmantelar? – Preguntó refunfuñando Charmy Bee, una abeja antropomórfica de no más de 6 años, de pelaje de franjas amarillo y negro que se interponían uno después del otro e iris de color naranja, quien portaba un casco de piloto con sus gafas, un chaleco naranja y unos guantes blancos con sus puños de color negro. Ante la declaración, los tres comenzaron una pequeña discusión.
- Oigan, si siguen peleando no vamos a terminar de limpiar para el final del día. – Interpuso Espio, el camaleón antropomórfico de pelaje fucsia, cuerno amarrillo y ojos amarillos dorados, portando unos brazaletes negros con puntos dorados, donde debajo de estos tenían unas vendas como detalles y por encima unos detalles metálicos, quien no debía tener más de 16 años; con un plumero en mano, deteniendo la discusión. Los tres se vieron y se dieron disculpas, continuando con la ardua labor. El jefe de ellos (Espio y Charmy), quien era un cocodrilo antropomórfico de pelaje verde y verde claro en la panza y de ojos bermellón o vermilion, con una cadena de oro sobre diminuto e imperceptible cuello, unos audífonos inalámbricos, guantes blanco, brazaletes negros con rayas amarillas y hebillas de oro, y con zapatos que combinaban con estos últimos, de no más de 20 años de edad; se acercó a la madre de la pequeña conejita, quien cargaba con esfuerzo unas tres cajas viejas.
- Realmente no era necesario que nos vinieran a ayudar. – Exclamaba Vector, tratando de quitarle una de las cajas a Vanilla. Ella, al igual que su hija, era una coneja antropomórfica de pelaje café crema, con pequeñas partes naranja que rodeaban sus ojos, la punta de sus orejas y el pequeño copete en su cabeza y de ojos de color café, quien portaba un vestido lavanda, unos guantes blancos, un chaleco de color rojo carmesí al igual que sus zapatos de tacón y un pañuelo azul sobre su cuello, que no parecía tener más de 25 años.
- Yo puedo hacerlo por mí misma. – Le indicó Vanilla, denotándose en su voz un poco de molestia al sentir poca confianza en ella.
- Sé que puedes, pero…– Siguió intentando quitarle las cajas, y gracias a ello estas se cayeron. Los muchos papeles de informes y registros se esparcieron por todo el lugar. Unos gestos de disgustos se presentaron en los rostros de todos.
- Mira lo que causaste. – Declaró molesta Vanilla, comenzando a recoger uno a uno todo lo tirado.
- También fue tú culpa. Nada de esto hubiera pasado si me dejaras ayudarte. ¿Es que acaso las mujeres de Carcer City son todas así de obstinadas? – Preguntó Vector pero, al ver como se visualizó una expresión de sorpresa en los ojos de la coneja, en ese momento se dio cuenta de su error.
- ¿Qué es esto? – Se escuchó preguntar por parte de Amy, lo que provocó que las miradas del cocodrilo y la coneja se detuvieran y se fijaran en ella.
- Es una foto de nuestros antiguos miembros. – Comentó Vector, acercándose a la eriza rosada.
- Eso lo sé, pero… ¿Quiénes son ellos? – Preguntó nuevamente Amy, inflando un poco mejillas.
- Ese es mi papá. Se llamaba Charly. Esa foto fue de hace 15 años. Él tenía como 10 años en ese entonces. – Exclamó Charmy con alegría, quitándole de las manos de la eriza la foto y abrazándola.
- Mis hermanos crearon a "La Agencia de Detectives Chaotix" hace muchos años atrás. El padre de Charmy se les unió casi inmediatamente después. – Comentó Vector, observando como Vanilla leía varios de los papeles tirados.
- ¿Y por qué usted señor Vector no se les unió inmediatamente? – Preguntó ahora Cream.
- Mis hermanos tenían 20 y yo 5, y nuestros padres no me dieron autorización. – Dijo, soltado una leve carcajada.
- ¿Y dónde está tu papá ahora, Charmy? – Le preguntó la pequeña coneja al abejorro.
- Él está… resolviendo crímenes en otros países. – Le respondió Charmy con una tristeza que lo hizo abandonar la sala.
- ¿Dije algo malo? – Preguntó inocentemente Cream, con culpa en su interior.
- No, no lo hiciste. Es solo que ya ha pasado tiempo desde que vio a su padre. – Con estas palabras, Espio le mostró un nuevo retrato Amy y a Cream, donde se podía observar ahora un nuevo grupo de integrantes. De izquierda a derecha se encontraba: Charly, cargando en sus brazos un pequeño Charmy que no denotaba más de 1 año, Vector, con una apariencia más delgada, sin su cadena de oro, guantes solamente blancos y sus auriculares estaban conectados a un walkman; después se encontraba Espio, de 10 años de edad y un cuerpo un poco más pequeño; y por último se encontraba un felino de pelaje negro con blanco rodeándole parte de su boca/hocico y su ojo derecho como un parche, portando una camisa blanca, pantalones jean azules y tenis blancos con una línea negra lateral.
- Veo que tus hermanos desistieron del trabajo de detectives. – Recalcaba Amy, posando su mirada en Vector nuevamente.
- Ambos decidieron enlistarse en la policía. Uno está en Miami, Florida y el otro en New Marais, Lousiana. – Le explicó, sonriéndole. Guardando el retrato, Espio y todos los demás volvieron a continuar con la limpieza del cuartel.
La tarde pasó con una rapidez que poco notaron debido a la ardua labor. Haciendo aquellos oficios, charlas sobre qué pasó Mighty the Armadillo y Ray the Flying Squirrel. Las respuestas por parte del grupo fue que ellos querían un cambio de ambiente, por lo que iniciaron un grupo conocido como los "New Chaotix" en algún país de Sudamérica; así como también que su tercer miembro se trataba de la novia felina de Mighty, llamada Honey the Cat.
- Con esto último, terminamos. – Declaró Amy feliz. – Ahora ya ustedes dos no tienen excusas de asistir a su cita. – Insinuaba, con una mirada de complicidad, viendo a Vanilla.
- Tienes toda la razón. – Le aceptaba con calma Vanilla. – Cream, pórtate bien con Amy. –
- Yes, mommy (Sí, mami). – Decía con ánimo, tomando la mano de Amy.
Uno a uno, se fueron a sus respectivos hogares, quedando solo Vanilla y Vector en aquel cuartel.
- Voy a serte honesto: Como creí que no iríamos a salir, no hice ninguna reserva en algún restaurante elegante. Si quieres, podemos…– antes que pudiera continuar, vio como la mirada de Vanilla se puso fría.
- ¿Qué más sabes? – Preguntó con seriedad.
- No entiendo a qué te…– Trató de excusarse el cocodrilo, pero ella lo señaló con el dedo.
- Dime todo lo que sepas de mí…– Le exigió, con un tono de voz más alto, viéndose amenazadora.
- Yo…– Tragó saliva, tomando un suspiro para ganar confianza. –… sé que eres de una ciudad llamada Carcer City. A la edad de 14 años ganaste una beca universitaria. Al finalizar, con 16 años, te seleccionaron junto con una compañera para la pasantía en la ciudad capital del reino de Soleanna (la cual tiene el mismo nombre). – Se detuvo brevemente.
- Continua. – Exigió Vanilla, lo que atemorizaba un poco a Vector.
- Tú solo duraste un año de tu pasantía ya que después desapareciste misteriosamente, junto con tus padres, y no se supo nada de ti por un tiempo. La próxima vez que hubo un registro tuyo en la ciudad fue a los 19 años. Declaraste que tu padre y madre murieron por un accidente.; igualmente, en el pueblo en donde vives, en Green Peace, registraste a tú hija a los tres meses de nacida; y eso es todo lo que sé de ti. – Declaró, con suma vergüenza. Con rapidez, tomándolo desprevenido, Vanilla le dio una cachetada. Ese golpe le dolió más a ella que a él físicamente, pero a Vector lo dejó destrozado en el alma.
- Yo pensé que tú…– Se tapó su boca, ya que no pudo soportar expresar sus palabras.
- Vanilla, déjame explicarte que todo es parte del…– Trató de excusarse.
- Shut up! (¡Cállate!) – Gritó con enojo, silenciándolo en el acto. – Creí que podía confiar en ti. Después de mucho tiempo negándome a continuar mi vida, sentí una oportunidad en ti Vector. Ahora me doy cuenta… que me equivoqué. – Dijo decepcionada. – Vector, tú has ayudado a mi hija y se ha entablado una buena amistad entre nosotros, pero no podré verte de la misma manera nunca más. – Terminó de hablar, dándole la espalda. Lentamente Vanilla dio varios pasos a la puerta, dispuesta a irse y él sabía que una vez que saliera cualquier pizca de esperanza entre ellos se perdería para siempre.
- El padre de Charmy no está en ningún país del exterior. – Al decir esto Vector detuvo a Vanilla, quien ya tenía la mano en el pomo de la puerta. Ella giró, con confusión. Era una confesión rara ante la situación que se presentaba.
- ¿Está muerto? – Preguntó.
- No, ni tampoco sería capaz de abandonar a su hijo… por voluntad propia. – Declaró.
- ¿Dónde estás? – Nuevamente preguntó Vanilla.
- Te puedo llevar a donde se encuentra. – Le indicó. Vanilla dudó por un momento, pero al final aceptó. Algo en su interior le decía que tenía que confiar en él, a pesar de lo que acabó de pasar. Asintiendo, Vector le mostró una sonrisa algo forjada, como para bajar la tensión que aún quedaba. Del pequeño garaje que tenían en el cuartel, Vector sacó bajo un plástico protector un auto verde con franjas negras a los lados, con el logotipo de la empresa en las puertas delanteras, que fue hecho a la medida del cocodrilo.
- Es… llamativo. – Alagó ante la observación del vehículo.
- Gracias. No se usa casi. Se compró para aquellas investigaciones que se tuvieran que hacer en otros estados o condados. – Le explicaba, subiéndose al auto y encendiendo con dificultad el motor. Una vez encendido, y fuera del garaje, Vanilla se subió, cerró la puerta e inmediatamente se pusieron en marcha. A través de su celular, la joven madre le comunicó a su hija que posiblemente llegaría más tarde de lo que había planeado, por lo que su hija le comentó que no habría problema; que no era necesario que diera explicaciones. Tras desearle las buenas noches, Vanilla vio cómo poco a poco se alejaban de la ciudad. Las luces artificiales que iluminaban los cielos fueron remplazadas por la bastedad de la oscuridad. Ella quería preguntar a donde iban, pero desistió. "Debía mantener la calma".
Pasó casi una hora, tiempo que aprovechó la coneja para dar una pequeña siesta. Sus párpados se abrieron al sentir como la velocidad del vehículo disminuía, casi deteniéndose. Lo primero que vieron fue la reja enorme, con el nombre de "Hospital Psiquiátrico New Hope (Nueva Esperanza)" grabada en ella, que protegía la entrada de aquel centro hospitalario. Vector se presentó, por lo que el vigilante le permitió la entrada. Dejaron estacionado el auto, y a paso ligero entraron. Sin caminar mucho dentro de la recepción, una chica de cabello largo, pero recogido, de color rubio de tez blanca, ojos azules y con una vestimenta de una bata de laboratorio, falda negra que le llegaba hasta un poco más debajo de las rodillas y unos tacones del mismo color, se acercaba con entusiasmo.
- Vector, es raro verte en esto días. – Comentó, dándole un abrazo al cocodrilo.
- Vanilla, te presento a la doctora Harleen Quinzel. – Le presentó, por lo que la coneja café crema levantó la mano para darle un saludo cortés.
- Llámame Harley. Todos lo hacen. – Le indicó, esbozando una sonrisa de oreja a oreja.
- Yo… yo soy Vanilla the Rabbit. – Se presentó, perturbándose solo un poquito por aquella sonrisa.
- Harley, necesito que me permitas verlo. – Le indicaba la razón de su venida, por lo que la sonrisa en aquella rubia poco a poco disminuía.
- Vector…– Trató de decir algo, como si quisiera negarse. – Olvídalo. Ya conoces el camino. Puedes durar todo lo que quieras, solo no te olvides de avisarnos antes de irte. – Expresó, sin ánimo, despidiéndose de ambos y retirándose de allí. Subiendo hasta el cuarto piso, los dos caminaron por un largo pasillo. De improvisto, una enfermera salió de una habitación, con 404 como enumeración, toda asustada. Ella, al igual que Harley, era rubia pero con el cabello suelto y sobre su uniforme usaba pequeño abrigo de color rojo.
- ¡Yo ya no puedo más! – Mencionó angustiada para ella misma, caminando con rapidez e incluso chocándose y siendo indiferente con ambos. Vanilla dio una pequeño mirada a la paciente que se encontraba en la habitación, descubriendo que se trataba de una chica. No podía dar una edad aproximada, pero parecía tener 20 años. Su cuerpo estaba lleno de vendas, pero lo que la perturbaba un poco era la manera en como la miraba directo a los ojos. No decía ni una palabra, pero ella podía jurar que escuchaba voces a su alrededor pronunciando nombres poco entendibles. Sus pensamientos se disiparon al sentir la mano de Vector sobre su hombro, lo que provocó que diera un pequeño respingo de miedo.
- Disculpa a Lisa. Siempre es así. – Trató de excusar Vector a la chica.
- ¿No debería estar en un hospital? – Le comentó, señalándola con el dedo, debido a la gravedad de lo que parecían sus heridas.
- Los hospitales pidieron que se la llevaran. Alessa les atemorizaba, pero no es su culpa. Nadie puede quedar cuerdo si a los 11 años tu madre trata de quemarte viva para un ritual. – Terminó de narrar.
- Oh cielos. – Dijo Vanilla, doliéndole oír esas palabras, por lo que entró a la habitación y, ante la mirada de temor que ahora se proyectaba en los ojos de Alessa, la besó en su frente. Unas lágrimas salieron de aquella chica, como si al recibir aquel beso de cariño fuera algo raro y nuevo que jamás había experimentado en su vida. Vanilla se retiró, no sin antes sonreírle y desearle buenas noches. Lo último que vio de Alessa fue como cogía una hoja y lápices de colores y comenzaba a dibujar algo.
Continuando, caminaron hasta el final del pasillo, en donde la habitación 425 los esperaba. Vector oprimió unos botones en el panel de control al lado de la puerta, la cual se abrió al digitar el código correctamente. Ambos entraron y los ojos de la coneja se quedaron fijos en su huésped.
- Vanilla, te presento a Charly Bee. – Le presentó a la abeja antropomórfica macho, quien se podía asegurar era casi idéntico a su hijo (solo que mucho más grande), y yacía tirado en el suelo del cuarto acolchado hasta las paredes. – Hola viejo amigo y compañero. Sé que vine antes de lo previsto, pero no importa. ¿Quieres decir algo? – Le preguntó, pero no hubo respuestas. Los ojos de Charly solo se mostraban vacíos y sin vida. "Era un cuerpo sin alma".
- ¿Recuerdas tu hijo? – Preguntó ahora Vanilla, pero igualmente no hubo respuesta por parte de él.
- Esfuérzate. No olvides a la persona que más amas. – Le pidió Vector calmadamente.
- Char… Char… my… my… – Trató de pronunciar lentamente, levantando la mirada. Con una rapidez fugaz, se pudo ver un leve resplandor en los ojos apagados de Charly; pero antes de que pudieran alegrarse por ello, Charly enloqueció y, dándole un puñetazo a Vector, se abalanzó sobre la coneja, a la cual trató de estrangular. Así como pasó de improvisto, soltó a Vanilla y comenzó a golpearse contra de las paredes. Vector la sacó de allí, mientras Charly aún seguían concentrado en golpearse a sí mismo. Vector sobaba la espalda de Vanilla mientras tosía con fuerza.
- Dime como llegó a ese estado. – Pidió con una mirada de dolor.
- Of Course. (Por supuesto). – Aceptando, la llevó a la sala de actividades de aquella planta del cuarto piso. No era muy grande, pero sin darles más vueltas al asunto se sentaron en unas de las mesas. – Primero que nada, quiero disculparme por inmiscuirme en tu pasado. – Se disculpaba, pero ella se notaba reacia ante esto. – Es solo que somos detectives. No podemos permitirnos cometer errores. –
- Vector, yo…– Trató de afirmar o contrariar aquellas palabras, pero vector la detuvo.
- Realmente te pido que me perdones. No tiene que ser ahora, ni aquí, pero espero que me perdones porque… lo que siento por ti es algo que no puedo explicar con palabras, excepto con un "I love you (Te amo)". – Esta petición provocó un sonrojo en las mejillas de Vanilla, quien no creía oír tan pronto aquellas palabras.
- Investigas a todo los que conoces por lo que le pasó a Charly, ¿verdad? – Con esta duda, Vector solo rió por lo bajo.
- Eso ya lo hacíamos antes de eso, ya que era parte del protocolo; pero tienes razón, luego de lo de Charly, traté de ser más estricto, pero a veces no se nos va muy bien. – Terminó de explicar. Vanilla deducía que cada palabra que decía solo era para evitar iniciar su historia, y tener que recordar cualquier tragedia pasada.
- Vector, cuando finalices tu historia yo te contaré la mía. – Informó, dejándolo sorprendido.
- Okay, iniciemos entonces…–
Inicio Flashback
Inicio POV Vector the Crocodile.
Corría con todas mis fuerzas. No podía llegar tarde, porque de así ser el caso alguien moriría. No tuve tiempo de comunicarme con nadie más. "Estaba solo en esto". Sin importarme como me veía la gente, algo asustada o con desconfianza, seguí corriendo. Realmente quise llamar a mis compañeros, pero ya corriendo descubrí que había dejado mi comunicador en casa, y el tiempo no ameritaba para devolverme. Ya para cuando llegué con una palanca que "tomé prestado", abrí una de las tapas de las alcantarillas y me lancé sin pensar.
- Mañana las piernas me dolerán mucho. – Me dije a mí mismo, sintiendo el dolor del choque contra el piso, tomando nuevamente curso. Aquellas cloacas apestaban a más no poder y los diversos túneles que tenían eran como estar atrapado en un maldito laberinto, por lo que no me hacía fácil el trabajo. Tan solo con escuchar el grito de socorro de una voz femenina mi esperanza vuelven al descubrir que aún no es tarde, y gracias al eco de este pudo ubicar su localización.
- ¡Auxilio, por favor! – Pedía en gritos aquella chica de tez negra y cabello corto, quien colgaba de las muñecas de sus manos y su vestimenta se encontraba desgarrado en varias partes. Ella me vio, a lo que se alegró por ello, pero con rapidez le hice un gesto de silencio. Además de sus gritos, pude percatarme de sonidos de pisadas. Si el que la atrapó aún está aquí, y si se encuentra armado, las cosas pueden salirse de control.
- Je vous vois enfin accepter votre destin, mon ciel. (Veo que al fin aceptas tu destino, mi cielo). – Decía de manera elegante en un dialecto que conocía, pero que no entendía, aquel sujeto, con traje de gala, que ocultaba su rostro a través de una máscara como de ópera o de fiestas refinadas. Alzando el cuchillo que se encontraba en sus manos, se dispuso a darle fin a la vida de la chica.
- Stop! (¡Alto!) – Grite, así como corría y lo golpeaba con uno de mis hombros, tirándolo al suelo. Tratando de recomponerse, yo solté a la chica. Ella se fue corriendo, dejándome un problema menos en mis manos.
- Ce sacrilège sera payé avec votre vie (Este sacrilegio será pagado con tu vida). – Pronunció nuevamente en su dialecto, pero le di poco importancia ya que me apuntaba con una pistola que sacó de sus bolsillos. Creí que sería mi final, no había escapatoria; ante todo pronóstico, mis ojos vieron como tres shuriken (estrellas ninjas de cuatro puntas) impactaban en la mano del sujeto, soltando el arma. Sin desaprovechar la situación, rugí con tal fuerza que aquel sujeto se tapó sus oídos, gritando de dolor. Con un puñetazo, lo noqueé.
- Bien hecho, Vector. – Escuché alagarme, pero no había nadie. Con una carcajada, sonreí.
- Sal de donde estés, Espio. – Declaré, por lo que de una de las paredes el poder de camuflaje que cubría a aquel joven camaleón fucsia desaparecía. Sin embargo, recordando a la chica que antes colgaba, me dispuse a irme en su búsqueda. – Esa chica está bien. No te preocupes. Charly y Byon tienen la situación en sus manos. – Expresaba al darse cuenta de lo que planeaba, por lo que volvió esa sensación de tranquilidad… por ahora.
- ¡¿Es que estabas loco?! ¡Pudiste salir herido! – Me reprimenda Charly frente a mis compañeros, quienes mantenían expresiones serias.
- Si no hubiera hecho lo que hice, no la habría podido salvar a la chica a tiempo. – Le refuté, manteniéndome firme.
- Tienes razón, y a la vez no. Si Espio no llega a tiempo, tú habría ocupado el lugar de la chica. – Se detuvo, manteniéndose en silencio. Tomando a su hijo Charmy, de apenas 1 año, quien comía una manzana en rodajas, él miró ahora con una expresión más calmada. – Yo sé lo que querías hacer, pero arriesgarse de esa manera no te llevará a nada. Eres mi amigo y te quiero como un hermano, por lo que me dolería si algo te pasara. – Sus palabras dieron en el clavo, desvaneciendo aquella ira que pasaba en mí. "¿Qué hubiera pasado si Espio no llegaba? ¿Habría muerto?".
- ¿Quieres que anote esto al archivo, y cierre el caso? – Escuché preguntar por mi compañero felino, quien tenía 17 años de edad (solo dos años mayor que yo) de pelaje negro con blanco rodeándole parte de su boca/hocico y su ojo derecho como un parche, portando una camisa blanca, pantalones jean azules y tenis blancos con una línea negra lateral.
- Hazlo, Byon. – Le afirmó Charly, por lo que él se puso en marcha. Ya sin tener más nada que escuchar y decir frente a nuestro jefe, me dirigí donde Byon, quien se sentaba de manera extraña, encorvando su espalda.
- ¿Te puedo ayudar en algo? – Le pregunté, por lo que él asintió.
- Dime cómo fue que dedujiste donde se encontrarías el culpable. –
- Algo sencillo, de hecho. – Declaraba, observando como estirabas para alistarse a teclear en el computador. – Lo que pasó fue así: "Luego de investigar a los posibles sospechosos de la desaparición de hace unos días de Hannah, pequeñas pistas me llegaron a la mente de quien podría ser el culpable; así mismo, a pesar de que su madre y padre negara algún tipo de grupo o secta al que siguiera, se pudo observar en su habitación objetos de hacían parte de rituales y otras cosas que no hace falta mencionar. De allí fue que pude descubrir donde encontraba; e igualmente, durante la entrevista a uno de los sospechosos, un olor raro se hacía presente en su casa, procedentes de unos zapatos, los cuales trató de cubrir con una tela fina. Tal suciedad y olor se igualaba al agua de las cloacas o alcantarillas.". – Terminé de narrar, así como Byon terminaba de escribir.
- ¿Quieres que anote que, de todos los sospechosos, ese fue del que desconfiaste más? ¿Qué tus instintos te guiaban a que él era el malo? – Preguntó en burla, lo que me hizo reír.
- Déjalo así. – Le declaré, poniendo mi mano sobre su hombro. Él imprimió el informe, lo puso en una carpeta y lo guardó en uno de los gabinetes de los archivadores. – ¿Crees que nos den mañana mismo el dinero por resolver el caso? –
- Hay cosas más importantes que el dinero. – Dijo seriamente. – Pero ya a Charly le entregaron el cheque. – Declaró sonriente, por lo que ya podía imaginarme mi parte en mis manos.
- Con ese dinero, mi chica y yo vamos a tener un buen fin de semana. Estaremos muy juntos. – Le comenté de manera picara.
- Eso es mucha información, así que no olvides traerme fotos. – Se burló, cayendo en carcajadas. Yo también hice lo mismo, limpiándome una pequeña lágrima que brotó de uno de mis ojos.
Finalizado todo lo que teníamos pendiente (es decir, el papeleo), todos nos fuimos a nuestros respectivos hogares.
- Nos vemos el martes, Vector the Crocodile. – Se despedía con entusiasmo Byon.
- Disfrutas de tus vacaciones, Byon Biday – Le dije con gracia, sacándole una sonrisa. – Igualmente, nos vemos Espio. Medita y entrena mucho. – Le dije, a lo que asintió.
- Chao, tao Victor. – Trató de despedirse Charmy con ternura. Yo me acerqué y le acaricié su cabecita.
- Chao chiquitín. Cuida a tu padre. – Le pedí, a lo que asintió. – Nos vemos el martes, jefe. – Le dije a Charly. Sin más, tomé mi camino a mi casa.
Ya allí, en mi pequeño apartamento, me recosté en mi sillón reclinable frente al televisor. Puse las noticias para despejar mi mente pero, como era de esperar, solo daban noticias trágicas; por lo que cambie el canal a otro, viéndome unas películas de detectives. Sin saberlo, me quedé dormido.
- Despierta dulzura. – Su voz dulce me despertó. Al abrir mis párpados, aquella linda equidna de pelaje rojo escarlata e iris de marrón ocre besaba mis grueso hocico con sus delicados labios. Su nombre era Jenny-Lee, de 17 años, y no había nada que no hiciera por ella.
- Hola cariño. ¿Cómo te fue en la academia? – Le pregunté
- Bien, dejaron muchos trabajos y cosas aburridas. – Comentó con desanimo. – Pero lo vale. Quiero ser una gran detective en la policía. – Finalizó empuñando la mano, mostrando confianza en sí misma. – Vamos a la cama. – Me pidió con una sonrisa coqueta.
- Solo son las 9 pm. – Mencioné, sacándole una risa. Tarde casi un segundo en entender lo que quiso decir. – Oooh, ya veo. – Dije apenado.
- Despeja tu mente, detective. – Al pronunciar estas palabras, poco a poco se desprendió de cada una de las prendas de su cuerpo, quedando completamente desnud…–
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Vector se detuvo al ver como la expresión en el rostro de Vanilla cambiaba de interés a seriedad.
- Creo que no necesito contar que pasó luego. – Declaró él con pena, sobándose la mano sobre su cabeza.
- Tengo una hija, se lo que pasó; así que sí, creo que lo mejor es dejar esa escena a un lado. – Le afirmó sus palabras, sintiendo algo de vergüenza por casi escuchar su vida íntima.
- Okay, continuemos…–
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El sonido de mi comunicador me despertó, sintiendo ahora fastidio al recibir una llamada tan de madrugada. Jenny-Lee también se despertó por lo que se giró, dándome la espalda. Mientras alargaba la mano para contestar, yo aproveché para abrazarla por detrás y besarle su cuello y hombros.
- Ya Vector. Dentro de unas horas más continuamos donde lo dejamos. – Informaba con cansancio. – Aló. Sí, ya… te lo paso. – Indicó entre bostezos, pasándome mi comunicador.
- Aquí Vector. – Al otro lado, oía como Charly me indicaba que tenía que ir urgentemente a la ubicación que me daba. Que no me demorara. – Fine (bien), allí estaré. – La comunicación terminó, a lo que me alisté con afán y, dándole muchos besos en varias partes a Jenny-Lee, me despedí, corriendo nuevamente a la ubicación.
Aquella imagen que habían visto mis ojos no quería desaparecer de mi mente. Trataba de no pensar en ello, pero me era imposible. Las ganas de vomitar no se hicieron esperar más, por lo que expulsé por mi boca todos aquellos alimentos que aún no se habían desecho o digerido en mi estómago. Esa chica, Hannah, yacía colgando desnuda, con una marca de "III" en su abdomen, en la misma recamara de la que le salvé de su destino fatal hacía varias horas atrás. Lo peor de la imagen era como la habían colgado. "No colgaba ni de sus piernas o brazos, sino de un tubo de metal perforado en su cabeza que sobresalía de oreja a oreja".
- Ya se tomaron todas las fotos necesarias para la investigación. Bajen ese cuerpo de una vez. – Pidió el detective de policía a los forenses. – Charly, sé que necesito tu ayuda para este caso. – Le indicó, notándosele temor en su voz. Espio, Byon y yo vimos a Charly, quien capto nuestro apoyo incondicional.
- Tranquilo, Ramírez. Tienes todo el apoyo de "The Chaotix" a tu disposición. No descansaremos hasta atrapar al culpable. – Indicó firme.
- Gracias. – Agradeció el detective Ramírez, estrechando la mano de todos los de la agencia.
- Me temo que tendrás que cancelar tu fin de semana con Jenny-Lee, Vector. – Declaró Charly con un tono chistoso tratando de alegrar el ambiente tétrico, pero era inútil. "Tan solo con ver a Hannah, supuse que peores cosas vendrían".
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Bueno, espero les haya gustado el capítulo. No solviden dejar sus reviews, se los agradecería bastante. Si lo desean, me pueden seguir en Facebook. El link lo pueden encontrar en mi perfil.
Sin más, hasta la próxima. :D
