"Historias que con el lento paso del tiempo se convierten en leyendas."

Hola esta es la tercera y última temporada de la serie Tokio de cristal, espero la disfruten

32. El comienzo

Luna se sentó en el tejado observando ese camino por donde ella volvería. Estaba ansiosa y contenta y aunque se escribieron casi a diario no podía negar la extrañaba mucho. El verano terminó, las volvería a ver reunidas y aunque su corazón sentía una nostalgia inexplicable debía ser fuerte, no lloraría, no suplicaría como tonta por esos bellos momentos pasados que se desvanecieron. Sus ojos tristes contemplaron las tejas como si intentara encontrar en ellas la solución.

-¡Hola! – gritó Artemis

-¡Agh! – y la gata casi cae del tejado – Tonto casi me matas de un susto

-Niña mala – se recargó en ella – ¿y no me dirás algo?

-¿Cómo qué? – lo observó con atención intentando contener la sorpresa pues el travieso Artemis lucía un enorme sombrero mexicano.

-Mi sombrero – frunció el ceño – fuimos a México de vacaciones y te traje algo – reía encantado el animalito – si Adelita quisiera ser mi novia… ¡Si Adelita fuera mi mujer! – cantaba y de la bolsita que arrastró por tantas casas sacó un rebozo – A que te gusta

-Gracias – rió animadamente

Volvió su mirada a ese camino, el tiempo parecía marchar más despacio que de costumbre y es que quería ya abrazarla, escucharla y contarle lo mucho que se aburrió. Frunció el ceño ¿No se estaba tardando ya? ¿Y si no regresaba hoy? ¡No! No soportaría otro día sola en esa enorme y silenciosa habitación. Sintió una tierna caricia en su piel pero fingió no notarlo.

-Debiste acompañarnos en nuestro tour Latino

-Estaba ocupada

-¿Con qué? – miró la habitación vacía – Un día nuestras Scouts crecerían y se largarían – y comenzó a gimotear como solamente él sabía hacerlo – ¡Es triste cuando los hijos se van!

-Nadie se fue

Pero esta vez Artemis tenía razón. Cada una de sus bellas niñas había tomado su camino, por lo menos ese verano y si regresaban era por cumplir sus sueños. Un día ya nada las retendría y entonces…

-¿Y la diferencia de horario? Tal vez por eso tarda

-Puede ser

Se metió a la casa. Se quedó quieta observando esa foto donde estaban juntas. Sonrió recordando los buenos tiempos. Y entonces pensó en Amy, imaginaba todas las noches dónde podría estar. Más de una vez estuvo tentada a ir a ese sitio donde Artemis le dijo vivía pero temía descubrir que era cierto y ella dejó de ser la niña dulce y tierna que conoció. Prefería vivir en la ilusión, imaginar que se marchó a cumplir un sueño… Para así mantener la esperanza de un día verla regresar como a Serena

-Ya viene – corrió de nuevo al tejado

-¿Será? – la siguió

-¡Mamá! – gritó Serena bajando del taxi – ¡malvados! – lloriqueó a la puerta de la casa – Nadie me vino a recibir – gimoteaba

-¡Serena! – acudió Luna entusiasmada – Qué bueno regresaste

-¡Tú si me quieres! – se abrazó a ella feliz – Tú si me quieres. Nadie fue a recogerme… Y – se fijó que la puerta estaba cerrada – cómo creen entraré ¡No tengo llaves! – gritaba enfadada

-¿Le avisaste a alguien regresabas hoy?

-No – rió a carcajadas – ¿Y ahora Luna? ¡Artemis!

-¿Te gusta mi sombrero?

-Ya sé que haremos, te invitaré un helado en lo que llega tu madre a casa …

-¡Sí!

&%&&%&&%&

Lita reía a carcajadas mientras veía a Mina y Rei seguir peleando por quién llevaría el pastel. Nunca cambiarían y daba gracias de ello. Sintió alguien las seguía y su mirada se clavó en esa sombra que se desvaneció. Sus amigas tenían razón, estaba muy paranoica desde esa batalla. Pero hoy ya nada importaba porque después de dos largos meses se volverían a reunir. Qué rara era la vida. Este año el verano llegó con todo su esplendor. El sol salía contento todos los días, irradiaba tanta dicha que contagiaba a los seres del tercer planeta y es que como no alegrarse así cuando el universo volvió a la calma. Volvió a reír esta vez al ver su fotografía en un pequeño anuncio.

-No entiendo cómo es que de buenas a primeras tuviste talento para el violín – reía Mina

-¿Intentas enfadarme?

-No… Hoy es un día especial, es el primer día que estamos juntas después de dos meses… bueno para mí más de dos meses… Así que entenderás me he perdido de muchos eventos… Y vaya que verte ser famosa es el más sorprendente

-Bien pues hemos llegado

Habían adornado la cafetería y dispuesto de unas tres mesas para su celebración. Se sentaron y entre juegos brindaron por el primer día de clases, por ese verano que se iba y por un futuro incierto.

-¡No voy a pagar con dinero falso! – gimoteaba Serena entrando a la cafetería

-¡Bienvenida! –gritaron las tres con sus vasos llenos hasta el borde de refresco

-¡Chicas!

-Yo les avisé – sonrió Luna – te conozco demasiado bien para saber lo olvidarías

-Princesa – se escuchó la voz melancólica de Setsuna

-¡Ustedes también vinieron! – abrazó a la joven y a Hotaru con tal ánimo que Rei tuvo que intervenir para evitar las asfixiara

-Hola – se escuchó la varonil voz de Darien

-¡Qué sorpresa tan linda!

No había nada que no haría la morena por su amiga, por borrar de su rostro esa tristeza y eso incluía invitar a la fiesta al joven. Se sentaron y entre bromas obligaron a la pobre chiquilla de coletas a bailar con su príncipe: Darien. Rei la observaba, la rubia volteaba tantas veces a la puerta que estaba segura esperaba por Haruka, Michiru y Amy… Amy. Apretó con furia los puños, jamás perdonaría su traición y si llegaba a encontrarla no se detendría.

-¡Vamos Artemis! – bailaba Hotaru con su gato

Serena se recargó en el pecho de Darien. Contempló por última vez la puerta sabiendo que jamás sus sueños se harían realidad. Apretó la mano del joven y entre pensamientos perdidos imploró por ese tiempo en que fueron felices.

-¿Estás bien Luna? – le preguntó por tercera vez Andrómeda

-No es anda – rió animada – es que desde la batalla las chicas se han separado un poco y eso me preocupa…

-Tú sabes que a pesar de ello jamás su amistad se terminará

¿Y si no era así? Sucedió con Amy, estaba sucediendo con Mina y Lita y tal vez Rei se quedaba fiel a la princesa por ese amor tan fuerte que le tenía. Un día debían tomar sus caminos sin embargo siempre esperó eso ocurriera en otra dimensión o en un tiempo tan lejano que sonara irreal.

-¿Invitaste a Natalie? – le susurró Lita recordando que no le advirtió a la morena sobre excluirla del evento

-No, ya sé cómo se pondrá Mina, no necesitas recordármelo – rió animadamente

&%&&%&&%&

Por mucho tiempo se aferró a su soledad. Imploraba cada noche a los dioses por terminar su martirio, a veces rogaba por ella con la esperanza de verla un día regresar sana y salva y siendo aún Haruka Tenoh. Y entre aquel mar de confusiones que significó bajar a la Tumba intentó explicarse cómo ocurrió ¿Cómo el amor acabó en guerra y dolor? Melissa más de una vez la animó para que descendiera al inframundo y tal vez acabara de encontrar esas respuestas pero aparte de no querer regresar allí no podía hacerlo, necesitaba el otro cristal… El de su contraparte. Y era un día cualquiera en que ella miraba atenta por la ventana pensando en colores y lienzos mientras el televisor sin sonido seguía encendido. Su madre se aferraba en dejárselo prendido esperando que esa tristeza se desvaneciera de sus bellos ojos.

-Como odio el televisor – dijo con disgusto y estaba por bajarle todo el volumen como otros días cuando se fijó que era un noticiero deportivo

-¡Y nadie lo esperaba pero sucedió! Haruka Tenoh ha reaparecido en el mundo del automovilismo. El chico es un talento excepcional aunque algo tozudo y difícil de persuadir, correrá la siguiente semana en la competencia de…

-¡Haruka! – gritó Michiru observando las escenas – Haruka – gritó sin poder evitar esbozar una sonrisa de júbilo

La competencia se llevaría acabo en un circuito Europeo. No dijo nada y ese mismo día empacó para ir a presenciar cómo se coronaba campeona. Tomó el primer vuelo libre y con un poco de dificultad consiguió boletos para la carrera.

-Tuve suerte – reía sosteniendo su sombrero pues el viento se empeñaba en quitárselo

Suerte o un poco de talento para convencer a vendedores de dudosa reputación. Ahora debía encomendarse a los mejores dioses del engaño y esperar que los boletos falsos no fueran descubierto. En esos momentos se dio cuenta cuánto extrañaba a Kared… y por qué no decirlo… a Isaac. Seguramente ambos harían burla y bromas sin miramientos por su torpeza, su padre le ofrecería un viaje en helicóptero y la impresionaría con boletos en balcón… y si éste no existía él lo inventaría por el placer de hacerla delirar por él. Rió a más no poder llamando la atención de la gente que paseaba. Su mirada melancólica se fijó en el cielo y le quedó la vaga ilusión de pensar que él estaría en un mejor lugar…

-Vaya – sonó una voz varonil muy seductora – ¿La locura es de familia?

-¿La qué? – volteó Michiru molesta por su intromisión

-La locura señorita Kaioh – y la joven creyó morir de la impresión. Se quedó quieta mientras su rostro palidecía. Balbuceó un par de monosílabos – Es raro quieras verme competir – desvió la vista al cielo – después de lo que pasó – y el viento jugueteó con ese hermoso cabello rubio cenizo

-No esperaba verte – musitó aturdida por el encuentro – ¿Estás bien?

-¿Después que me abandonaste? – y su risa llevaba un dejo de sarcasmo hiriente y odio que le dolió mucho

Esquivó esos ojos azules profundos. Entre titubeos intentó decir algo pero nunca pensó en qué haría cuando la viera de nuevo. ¿Estaría bien si la abrazaba con euforia y entre besos le decía la amaba? ¿Y por qué no? A nadie pareció importarle cómo terminó esa pelea en el inframundo. Se mordió el labio en espera de lo que la rubia haría. Su mirada se clavó en el cielo mientras el viento seguía jugando con sus rubios cabellos. Y entonces apareció él…

-No – musitó Haruka sintiendo la energía que el joven generaba

-¿Está seguro mi Dios? – musitó observando con odio infernal a la jovencita y después a su amo pues no parecía muy contento de dejarla ir sin daño alguno

-¿Debo darte explicaciones?

Bajó la mirada sabiendo no debía retarla. Haruka se metió las manos a los bolsillos y echó a caminar. Michiru sólo se quedó allí observándola alejarse.

&%&&%&&%&

Estalló en carcajadas implorando por paz mientras Mitche seguía haciéndole cosquillas pues nunca le gustó nadie lo retara de esa manera tan descarada. Entre juegos y risas se quedó quieto observando sus bellos ojos y esa mirada un tanto distante y diferente. Se recostó en su lado de la cama observando esa noche hermosa que el cielo les brindaba. Amy buscó sus brazos para dormir cobijada en el amparo del amor.

-Mañana será un día largo – musitó quedándose dormida

-Es ya un día largo… son las cuatro de la mañana – rió animadamente – desde que vivimos juntos nunca dormimos

-Sí – y una dulce sonrisa se dibujó en su rostro.

Pero el sueño no duró mucho. El despertador comenzó a chillar como loco desquiciando a Mitche. Se levantó para lanzarlo muy lejos, pero vivían en un remolque y el término "muy lejos" se reducía a unos cuantos metros. Amy estalló en carcajadas viéndolo enloquecer por nada. Se metió a bañarse.

-Necesitamos un mejor sistema de vida – decía a gritos intentando que su voz sonara más fuerte que el chillido del objeto

-¿Cambio de sistema? – salía de bañarse – Mas bien un nuevo despertador – reía observando que a pesar de haberlo desbaratado seguía haciendo ese ruido – deja ver – lo tomó de su manos para apagarlo – Este botón que dice off lo apaga, es una palabra maravillosa si se comprende, sabes

-¡No te burles! – se metió a bañar

Estaba un poco nerviosa. Se miró al espejo terminado de arreglarse cuando Mitche juguetonamente la abrazó por detrás mojándola. Lo llamó tonto y lo aventó lejos. Tomó su mochila y se despidió de él con un beso ya se verían en el trabajo y podrían seguir discutiendo sobre las maravillas del "off"

-¡Búrlate Mizuno!

&%&&%&&%&

Sus ojos azules juguetones habían vuelto a brillar como cuando Darien estaba con ella, tomó la mano de su amado y entre la arena caminaron juntos. Jugaban, reían, charlaban. No podía creer que hubiera otro mundo, ni en su mente cabía ya la posibilidad de otra realidad… Esa lejanía que se ve como una rara película de la que no se es partícipe en verdad. Pero estaba a unas horas para que el encanto terminara. Emitió un suspiro intentando traer a su mente esos recuerdos inolvidables en Francia. Frunció el ceño, se sentía mal por esconderles a sus amigas qué fue a hacer a ese hermoso país y sobretodo negar a Kared a ese punto.

-¿Cómo supiste lo de Amy?

Kared frunció el ceño. Nunca volvieron a mencionar a la jovencita después de ese último encuentro y esperó no volver a saber de ella o Haruka. Se encogió de hombros y cambió el tema. Serena negó con la cabeza mientras un dejo de tristeza se develaba en su rostro.

-¿Y cómo está Michiru?

-Bien – sonrió el chiquillo – se ha paseado por toda Europa y… Ayer regresó… ¡Te amo! – gritó a todo pulmón y a la chica le pareció estaba esquivando el tema otra vez

¡Es tarde! – gimió – no puede ser ya ni porque me levanté a las tres de la mañana

-Primer día y llegarás de nuevo tarde – reía a carcajadas el niño – vamos – la tomó de la mano para correr al auto

Durante el viaje pensó mucho en Haruka, Michiru y Amy. Ninguna de sus amigas quiso hablar de ellas, como si jamás hubieran existido en su vida. Entendía que Rei quería protegerla pero de Lita y Mina, sobretodo la última, esperaba más que el silencio. No importaba, pues ella estaba decidida a buscarla y hacer que volviera a la normalidad… O por lo menos volvieran a ser amigas. Apretó fuertemente la mano de Kared y con la mirada imploró por su ayuda

-No deberías seguir pensando en ello – por fin habló – es difícil de explicar pero corres un gran peligro corazón y es preferible estés lejos de… Bueno hasta de mí…

-No es cierto – musitó enfadada – te amo y sé me amas, así que nunca me harás daño

Ese es el problema – rió con gran ánimo – entre más nos amamos más daño nos podemos hacer ¿lo sabías? – ella contestó moviendo la cabeza en negativa – es que la vida es muy compleja y los seres humanos aún más ¡Llegamos! – disminuía la velocidad

-Gracias por traerme Kared

&%&&%&&%&

La primera clase concluía y ella seguía con los pensamientos divagados. Pensaba en ella, en ese raro encuentro y saberla con vida ¿ahora qué se supone haría? Había pasado noches enteras sin dormir preguntándose cuál opción era la idónea pero lo cierto es que hacía mucho tiempo esa tonta guerra había sido escrita. Así eran las batallas debía haber un vencedor y un vencido. Guardó sus libros y con parsimonia caminó a la salida.

-¡Haruka! – gritaban las chiquillas emocionadas del primer año

Y Michiru corrió a la ventana para observarla. Salía de una clase, la acompañaban dos chicos muy de cerca al igual que un séquito de admiradoras. Sintió que el corazón se le desbordaba. Se quedó quieta y su mirada se clavó sobre los dos jóvenes que la custodiaban. Frunció el ceño al darse cuenta que uno de ellos era el mismo que quiso atacarla en Europa. Y entonces sucedió. Él la miró. No podía esconder esa energía negativa tan poderosa que lo acompañaba. La joven se dio media vuelta para ir a su siguiente clase al parecer el destino no le dejaría más salidas. Emitió un suspiro deseando morir.

-¡Michiru! – escuchó el potente grito de la princesa – Michiru – ahora estaba aferrada a ella llorando como toda una magdalena

-Serena… ¿Cómo estás?

-Preocupada por ti… y Haruka… y ¡Amy! ¿La has visto? – la joven negó con un gesto – iré en la tarde a preguntar por su hermano, tal vez ella…

-No deberías – le interrumpió con cierto enfado – puede pasarte algo y entonces

-¡Qué importa! – gritó con euforia – ella es mi amiga y es algo que tú nunca entenderás… ¡Ni nadie!

-Serena… Serena – pero ella ya se había marchado – qué necia es

Y lo peor era pensar que tenía que advertirle sobre Haruka. Ya la buscaría en la siguiente hora así le daría tiempo de calmarse y a ella de pensar en cómo explicárselo.

-¡Bienvenidos! – saludaba contento el nuevo profesor

Otra clase menos. Estaba por ir a buscar a la niña cuando se fijó que ella la esperaba. Parecía un tanto contrariada y hasta preocupada. Con un ademán la invitó a que la siguiera, había demasiada gente en el pasillo para poder platicar.

-Vi a Haruka – comenzó la rubia

-Sí, también la vi

-¿Qué sucedió entre ustedes?

-Es complicado – sonrió con tristeza – hay profecías que deben cumplir Serena… Tú serás reina de Tokio de Cristal y… Nosotras… No importa – sonrió con alegría – es sólo que debes cuidarte mucho porque puede pasarte algo malo y ninguna de tus amigas se lo perdonaría ¿Me prometes tener más cuidado con lo que haces?

-Quiero ayudar

-¿Has escuchado que ayuda mucho el que no estorba?

-Quiero que todo vuelva a la normalidad

-Imposible – musitó con un dejo de melancolía – la guerra de los dioses ha comenzado y ahora más que nunca necesitamos de ti, Sailor Moon

&%&&%&&%&

Sabía que su madre, Clarissa Mizuno, lo recogería tarde como siempre ocurría. Casi no podía creer cuánto había crecido en esos meses. Henok había quedado marcado para toda su vida, su pierna derecha quedó atrofiada y ahora caminaba de forma cómica, tenía en el rostro una pequeña cicatriz que esperaba con el tiempo se perdiera. Sonrió pero el niño le dedicó una mueca de desprecio.

-Lamento no haberte visitado antes

-¡Hodible! – gimió la criatura – dijiste me vedias siempe

-Es que – se mordió el labio sin saber qué responder – he tenido trabajo y…

-¿Mamá te odia?

-No – se apresuró a contestar – mira te traje un obsequio – sacó de su mochila un pequeño libro de cuentos

-No leer yo – frunció la nariz más molesto

-Pronto aprenderás y te gustará mucho

Cómo le explicaba que sus decisiones un tanto erradas los separaron. No había manera que su madre la perdonara o dejara se acercara a ellos. Después de la batalla fue al hospital, allí se encontró a Lita que de no ser porque Darien la retenía se hubiera dejado ir sobre ella.

-Lo tengo bien merecido – susurró a su hermano – pero a veces se aprenden más de los errores – y sus ojos destellaron un siniestro brillo azul

-¿Ángel malo?

-No, solo es él… Y yo solo soy yo

Jamás su madre la perdonaría a gritos le ordenó esa tarde desapareciera de sus vidas y Lita amenazó con olvidar el poco cariño que le quedaba si intentaba si quiera verlos de lejos.

-Quiero regreses… Quiero estar contigo – se abrazó a Amy un tanto desesperado

-Muy pronto Henok, muy pronto

&%&&%&&%&

Sami observaba con tanta atención a Lindsay que ni siquiera se daba cuenta era la burla de sus amigos. Era la niña más hermosa que hubiera visto. Pero aparte de su belleza tenía algo especial, una magia extraordinaria imposible de descifrar. Se sonrojó cuando ella volteó a verlo y entre las páginas de un libro escondió su rostro

-¡De que se ríen! – gritó furioso a sus compañeros

-Es muy linda la novia de Kared… Se llevan bien porque ella también es retrazada… Aunque a mí no me importaría – se burlaban con la crueldad que sólo los adolescentes conocen

-Mi hermano iba con esa niña, dice que es muy tonta pero que tiene un carácter de los mil demonios

Y todos se quedaron embelezados mirándola. Sami volvió a emitir un suspiro recordando que Kared le ofreció presentársela ¿Qué le diría? ¿Y si lo encontraba tonto o sin chiste? Cómo podía ocurrir algo así, él era capitán del equipo de fútbol, el mejor de su clase, tocaba el piano, le gustaba la escultura, y sin duda era guapo

-¡Sami! – gritó Serena a su oído

-¡Tonta! Me despeinaste con tu griterío y espero – se sacudió la oreja – no me hallas tronado el tímpano

-Tengo rato llamándote y pareces un bobo aquí observando a…

-¡A nadie! – gritó aterrorizado

-¡Lindsay! – gritó con euforia corriendo hacia ella por suerte los reflejos del niño eran excelentes y con fuerza la sujetó impidiéndole la titánica misión

-A casa – musitó arrastrándola con gran rapidez para evitar lo dejara en vergüenza como siempre ocurría

Llegaron peleando. Su madre les pidió paran pero la niña se sentía humillada al haber sido tratada como un trapo y el niño se sentía hastiado de tener una hermana como ella. Seguían discutiendo cuando tocaron a la puerta

-¡Ya basta! – gritó la mujer al pasar cerca de ellos

-¿Señora Tsukino?

-¿Si? – la mujer se quedó aterrada al observar al hombre entre titubeos y con mucho nerviosismo tomó el sobre.

-¿Qué pasa mamá?

-Nada Serena

¿Nada era que estuviera tan inquieta? Quiso seguirla pero la mujer se metió al baño con todo y carta. También su hermano parecía algo contrariado con tal reacción. Esperaron por ella pero no parecía querer salir de allí.

-Chicos – llegaba su padre

-Mamá se encerró en el baño – musitó enfadado

-¿Ikuko? – llamó el hombre un tanto temeroso

-¡No es posible! – gritó la mujer saliendo al encuentro de su esposo

-¿Reprobaste de nuevo Serena tonta?

-¡No! Bueno sí, pero de eso ya lo sabían… ¿no reprobaste tú Sami?

-¡Crees que soy como tú de flojo!

-¡No es posible! – gritó esta vez el señor Tsukino para desmayarse

-¡Papá!

-Tenemos – entreabrió los ojos observando a su hijita querida – tenemos que hablar Serena

No era una historia fácil de explicar y en verdad sonaba demasiado disparatada para ser tomada como verdadera. Su madre pertenecía a la descendencia de la familia imperial. Y aunque su parentesco era un tanto lejano no dejaba de estar vinculados a ellos. Cuando Ikuko era joven las normas para la sucesión al trono habían entrado en controversia y cambiado de forma radical. Sobretodo cuando al emperador se le presentó el dilema de no tener un heredero varón.

-Como sabes Serena es el primogénito de la dinastía quien se convierte en heredero

-Bien – parecía no comprender nada

-Pues en vista que no tenía hijos hombres se cambió la norma y se permitía al primogénito (sin importar el sexo) convertirse en el siguiente emperador… Y entonces…

-¿Y yo que tengo que ver? – chilló la niña que de política nada entendía o sabía

-Hace un mes la familia real tuvo un accidente y varios miembros murieron… Entre ellos la única sucesora al trono…

-¿La conocías mamá? – intuyó de manera errónea que eso puso tan mal a su madre

-No es eso preciosa – se apresuró su padre a intervenir en la conversación – es que no hay un sucesor y después de una larga deliberación y búsqueda han designado al nuevo heredero del fallecido emperador…

-¿Y quién es?

La mirada que sus padres le calvaron no parecía presagiar nada bueno. Sami se quedó boquiabierto y Serena lo miró con cierto terror.