Yuuko y Susumu Yagami compartían una taza de té en la calidez de su hogar reflexionando sobre los acontecimientos que habían vivido sus hijos hacía tan sólo unos días. A ambos les costaba entender aún qué habían vivido sus hijos y el resto de niños elegidos por muchas veces que se lo hubieran explicado, ya habían hablado largo y tendido sobre ese tema pero aún había algo que interesaba a Susumu:
-¿Recuerdas los emblemas de nuestros hijos?- Dijo Susumu, perdido en sus pensamientos. Yuuko sonrió antes de responder- Por supuesto, Taichi porta el Valor y Hikari la Luz.
-Taichi el Valor, eh. ¿Por qué de todos los emblemas ese? Pudo haber llevado otro, como el de la amistad…- Reflexionó en voz alta.
-No, Taichi representa el Valor, no podía haber sido otro. Tai siempre ha sido muy valiente, ¿Recuerdas cuando era pequeño y defendía a los niños del parque de los chicos mayores?- Dijo melancólicamente Yuuko.
-Claro, a veces llegaba con algún moratón y más de una vez tuve que limpiarle las heridas.
-Sí… Nunca lloró, ni una sola vez, simplemente sonreía con orgullo. Siempre tan enérgico y tan alegre, ¿Recuerdas? No hacía falta más de dos minutos para que todos los niños que hubiera en un lugar se reunieran en torno a Tai.
-Es verdad, siempre fue un líder nato, allá donde fuera siempre destacaba. Recuerdo que siempre procuraba que todos se lo pasaran bien, incluso los más pequeños.
-Era un auténtico trasto- ambos rieron recordando las travesuras de primogénito- Sí, siempre estaba haciendo travesuras y metido en líos, pero a la hora de la verdad siempre fue muy valiente para asumir las consecuencias de sus actos, nunca se daba por vencido, siempre era el primero en probar algo nuevo, siempre fue muy cabezota, como tú- dijo Yuuko mientras golpeaba suavemente el hombro de su marido.
-Sí, Tai siempre ha sido muy especial, ¿Recuerdas cuando Hikari apenas tenía tres años y le daba vergüenza bailar en aquel recital escolar de ballet? Se puso el tutú de su amiga Sora y salió a bailar con su hermana sin pensárselo dos veces. No piensa mucho las cosas antes de hacerlas, pero siempre consigue que salgan como él quiere, aunque la sonrisa que heredó de ti ayuda mucho- Se rió Susumu. Pero era verdad que su hijo había heredado la sonrisa enérgica y cautivadora de su madre.
-Pero no es sólo un cabeza loca, su valentía viene de los demás, no de él mismo- matizó Yuuko- siempre era valiente por los demás, como cuando nació Hikari y él prometió protegerla, ¿Recuerdas? Siempre estuvo ahí cuando ella, Sora o alguno de sus amigos le necesitaba, siempre sacando valor para proteger a los demás. Tai siempre fue un chico especial.
Ambos guardaron silencio, pensando en todo lo que habían hablado, Taichi era especial miraras por donde lo miraras, siempre tan cálido, siempre con energía y dispuesto a ayudar a aquel que lo necesitara sin pensar en qué podía pasarle a él. Ambos habían notado el cambio que había sufrido su primogénito desde que había vuelto de aquella aventura veraniega. Había vuelto más adulto, más maduro, según los relatos del resto de niños elegidos Taichi había sido el líder durante aquella aventura, aunque no cogió por sorpresa a los señores Yagami que habían conocido el poder de convocatoria que tenía su hijo en cuando estaba en un grupo, como pasaba en el equipo de fútbol de la escuela, Tai no había tardado en ser la pieza clave y el capitán del equipo. El hecho de que su hermana también formara parte de los niños elegidos había obligado a Tai a ser más reflexivo con sus acciones y más cauto. El Tai que había vuelto era mucho más tranquilo, no había dejado de ser un niño inquieto, pero ahora pensaba algo más las cosas antes de hacerlas, había comprendido que sus acciones tenían consecuencias que debía barajar antes de actuar.
-Ah, Hikari…- Suspiró Susumu.
-La Luz…- respondió Yuuko.
-Nuestra pequeña Hikari, la Luz- Esta vez Susumu sonrió.
-Parece que estaba destinada a llevar ese emblema desde que nació y decidimos ponerle ese nombre- Respondió a la sonrisa de su marido.
-Con Hikari no hay ninguna duda, siempre fue un rayo de luz allí donde fuera. Siempre se preocupa por los demás, descuidándose a ella misma si es necesario. Es muy perceptiva y muy sensible, siempre busca la belleza en todo. Sientes que tu corazón se calma cuando te sonríe-Dijo soñador Susumu.
-Sí, desde pequeña iluminaba la habitación en cuanto entraba, parecía que todos alrededor de Hikari sonreían de una manera especial.
-Siempre tan preocupada por todos, tan atenta… Es demasiado buena para este mundo- Dramatizó Susumu.
-Hikari siempre ha sido una niña especial, como su hermano, aunque sean muy diferentes. ¿Recuerdas cuando Tai la llevó al parque y aun sabiendo que estaba enferma y empeoró? Aún tengo pesadillas con aquel día.
-Sí, y aun estando en la cama del hospital nos rogaba que no riñéramos a Taichi, que la culpa había sido suya por no patear bien el balón.
-Eso es algo que ambos tienen en común, siempre ayudando a los demás- Aquello tenía una nota distintiva de orgullo dicho por su madre.
-El problema de la Luz es que tiene muchas sombras- El rostro de Susumu se ensombreció- Si no te das cuenta se extingue.
-Hikari nunca se extinguirá, tiene a su lado a su hermano y a los demás niños elegidos, además de a nosotros, nunca permitiremos que eso ocurra- Intentó animarlo Yuuko.
Ambos también habían visto cambios en su pequeña después de su aventura, aunque aún seguía idolatrando a su hermano se notaba que estaba aprendiendo en no depender siempre de él, era más fuerte y más segura, la luz en su interior brillaba con más fuerza.
