Ianto se removió en la cama. El extraño sueño le hizo despertarse. Jack estaba en él y aunque no era la primera vez que soñaba con él desde su separación, si que era la primera en la que sentía que algo malo podía ocurrirle al capitán. No sabía muy bien lo que era, tan sólo se trataba de un mal presentimiento, pero algo le decía que los siguientes días no iban a ser excesivamente fáciles.
Las manos que siempre se encontraba entrelazadas con su cuerpo al despertarse, estaban allí, como todas las mañanas rodeando su cintura, sin permitirle levantarse sin que su compañero se enterara. Pero no quería hacerlo, quería quedarse en la cama toda la vida.
Allí se sentía bien, protegido de todo mal, por mucho que el mundo estuviera apunto de acabarse o que los alienígenas volvieran a invadir la Tierra, los brazos de su amante lo mantenían fuera de todo peligro.
Lo escuchó respirar con fuerza, acababa de despertarse también. Durante un breve momento ninguno de los dos dijo nada. Ambos estaban preocupados, aunque cada uno tenía motivos distintos. Los dos sabían que el reencuentro no iba a ser fácil después de la forma en que se habían marchado y volver ahora para celebrar su boda después del tiempo transcurrido, tal vez no era la mejor forma de arreglar las cosas.
Se podía decir que lo habían intentado todo, Ianto había llamado tantas veces a Jack desde su nueva residencia que creía que iba a fundirle el teléfono, pero tras todas aquellas respuestas cortantes y que demostraban las pocas ganas que el capitán tenía de hablar con él; había dejado de llamarle. Tal vez, después de todo no había sido una idea tan brillante.
Por su parte Sam hacía un año que no hablaba con su hermano. Le recordaba a los dos años que habían pasado sin hablarse cuando se marchó a la universidad, sólo que aquí, él no había salido huyendo, él no era el que se había marchado a Cardiff, con la excusa de cambiar de aires, para ayudar al capitán Harkness.
Dean podía ser muchas cosas, pero sobretodo era todo un completo cabezota y cuando se le metía algo en la cabeza, no había forma de hacerle cambiar de idea. Ahora Sam se arrepentía de haber perdido a su hermano, de haber tenido que elegir entre quedarse con el hombre al que quería o hacer lo que su hermano quería.
Se preguntó si se había tratado de celos, si Dean se había comportado así por estar celoso de Ianto, como si este le hubiera quitado el puesto de hermano en la vida de Sam. No se lo preguntó nunca, en realidad no tuvo tiempo de hacerlo antes de que Dean se marchara con Jack y luego, por mucho que habían hablado durante un tiempo por teléfono, a Sam no le hacía gracia preguntarle de esa forma.
Sam apretó con fuerza el cuerpo de Ianto al darse cuenta que este también estaba despierto, y le besó en el cuello. "¿Crees que habrá un consejo de guerra para nosotros?"
Escuchó reír a Ianto, aunque su compañero no pudo evitar el dolor y la pena que se mezclaban con el buen humor. "Jack puede ser muy comprensivo, pero si alguien le hace daño… Creo que le rompí el corazón, a su manera claro. Nunca me dijo lo que sentía y yo me canse de esperar. Supongo que él esperaba que yo estuviera siempre a su lado."
"Hey, no debes sentirte mal por ello. Tu tenías que tomar tus decisiones y elegir por ti mismo. No podías seguir siempre bajo la estela de Jack Harkness." De nuevo Sam le besó, en la mejilla estaba vez, intentando hacerle sentir mejor.
"Lo se, pero Jack ha sido… con él todo era distinto al resto de mi vida. Cuando estaba con él, me sentía libre, no tenía que tener ese muro que siempre pongo entre mis sentimientos y el resto del mundo. Él me enseñó a ser yo mismo y a cambio yo le traicioné." Sam se quedó cayado un momento.
Conocía perfectamente los sentimientos que Ianto siempre guardaría por Jack, pero aún así no le gustaba saber que en el fondo, el hombre al que quería y con el que se iba a casar estaba todavía enamorado de otro.
"Sam te quiero y sabes muy bien lo feliz que me hace casarme contigo." Ianto se dio la vuelta, los dos se miraron. Tiritó, hacía frío fuera, casi siempre hacía frío en Cardiff. Sam lo abrazó y juntó su cuerpo todo lo que pudo con Ianto. "No te cambiaría por nada y por mucho que Jack haga ahora, que no lo hará, nada va a cambiar lo que siento por ti."
"Lo se, no debió ser fácil ver como el primer hombre del que te enamorabas se marchaba."
"El no se marchó, yo decidí quedarme contigo, empezar Torchwood allí y vivir contigo. Aunque él se hubiera quedado, yo ya había tomado mi decisión." Sam le besó apasionadamente, apretando su cuerpo contra Ianto con fuerza. "¿Qué hay de Dean y tu? ¿Cuánto hace que no hablas con él?"
"Un año más o menos."
"¿Y sabe a que hemos venido?" Ianto enredó sus dedos entre el cabello de Sam, siempre le gustaba hacer eso, por eso se había negado a que nunca se cortara el pelo más de la cuenta.
"Supongo que Jack se lo habrá dicho, aunque no quiero ni imaginarme lo que habrá dicho al ver la invitación. Seguro que si se la hubiera mandado directamente a él, la habría tirado a la basura."
"Jack no le hubiera dejado. Se preocupa por su equipo, somos… son su familia y en el caso de Dean, estoy seguro que para Jack fue como adoptar un cachorro abandonado."Sam se echó a reír al imaginar la escena. "¡Es cierto! Dean se sentía perdido y Jack le ofreció un nuevo camino en Torchwood con él. Ahora se siente responsable por tu hermano y no le dejará hacer nada de lo que pueda arrepentirse el resto de su vida y estoy seguro que no ir a la boda de su hermano sería una terrible tontería."
Sam suspiró. "Será mejor levantarse, hemos quedado con ellos en dos horas y quiero ver un poco de la ciudad. ¿Querrías ser mi guía?"
- o -
"¿Sam se ha vuelto loco?" El grito de Dean lo escuchó toda la base, pero Jack fue el único que dijo algo.
Había sido el capitán el que le había dado la invitación y ya se imaginaba que el joven cazador iba a reaccionar así. Ya lo conocía bastante bien después de un año trabajando con él y estaba seguro que la noticia no le iba a sentar del todo bien.
"Sam es mayorcito para hacer lo que quiera. Además Ianto y él llevan dos años juntos, es normal que quieran hacer esto." Jack le ofreció a Dean un vaso, siempre guardaba el alcohol para los momentos de crisis emocionales.
"Pero casarse… se que le iba a pedir a Jessica que se casara con él cuando murió, pero pensé que después de todo lo que hemos pasado había cambiado." Dean dejó la invitación en la mesa y se bebió de un trago el contenido del vaso.
"El caso es que ha cambiado, aunque tal vez tu mente testaruda no se haya dado cuenta. Sam ha encontrado a alguien que le quiere, alguien que ha cambiado su vida, igual que tu lo has hecho."
Jack fue hasta Dean y rodeó su cintura con fuerza. Dean intentó separarse, pero el capitán no se lo permitió. Sintió su aliento sobre su oído y su boca deslizándose sobre su piel.
"Pues deberías aplicarte tu también el cuento de vez en cuando porque por mucho que nos acostemos de vez en cuando, se que no dejas de pensar en Ianto. No soy celoso, sobretodo cuando no se trata más que un polvo de vez en cuando, pero no me gusta pensar que piensas en otra persona cuando estamos follando."
"Por las noches sólo somos tu y yo. Ianto no tiene nada que ver." Dean bajó la mirada y con cierta dificultad se dio la vuelta para poder mirar a los ojos al capitán. "¿Qué ocurre?"
"¿Crees que no te conozco a estas alturas? Se perfectamente que me has convertido en tu nuevo Ianto, necesitas a alguien a quien proteger, alguien que crees que es más débil y que necesitas cuidar. ¿Qué hay de las dos últimas cacerías? Apareciste en el último momento, cual caballero andante para salvarme."
Sin decir nada, Jack llevó a Dean hasta su mesa, donde le hizo sentarse y él se colocó entre sus piernas, impidiéndole moverse. "Ianto no tiene nada que ver con que te salve la vida cuando un weelvil está a punto de matarte." Le besó con rabia hasta hacerle suspirar. "¿Por qué no nos olvidamos de Ianto y Sam por un momento, les dejamos ser felices y nos dedicamos a serlo nosotros también?"
Dean no contestó cuando Jack volvió a besarle. Sabía que no tenía sentido intentar hacerle decir la verdad, porque al fin y al cabo, Jack era como él y hablar de sus sentimientos no era una de sus virtudes.
Además no le hacía falta que lo hiciera, ya sabía muy bien lo que Jack sentía y lo que él representaba para el capitán. Después de todo, empezar a acostarse con él, justo después de su separación de Ianto no había sido lo más sensato para no convertirse en el segundo plato de nadie.
Los dos eran juguetes rotos cuando habían vuelto a Cardiff, Jack acababa de darse cuenta que Ianto había pasado página y que había encontrado a alguien capaz de darle lo que realmente necesitaba, alguien capaz de decirle que le quería sin miedo a lo que pudiera ocurrir cien años más tarde.
Dean, por otro lado, se sentía abandonado por Sam, la unión que se había creado entre ellos durante los últimos años se había roto, justo cuando Dean pensaba que estarían siempre juntos, alguien había aparecido en la vida de su hermano.
Ianto le hacía feliz y le hacía pensar que tal vez era hora de sentar la cabeza, de establecerse y cuando le ofreció formar en New York un nuevo Torchwood, el pequeño de los Winchester, no se lo pensó dos veces y aceptó, de la misma forma que aceptó vivir con Ianto y de la misma forma que ahora le había pedido que se casara con él.
- o -
La vida había cambiado en tres años, más de lo que lo había hecho nunca en la vida de Sam y Dean. Todo había comenzado como una cacería más, una criatura que se alimentaba de los órganos internos de sus víctimas, con la particularidad de que lo hacía cuando todavía estaban vivas, pues le gustaban frescos.
La pista les había llevado, después de varios días de investigación a uno de los polígonos de las afueras de New York. Pocas veces habían estado en aquella ciudad, por lo que a Dean siempre le hacía ilusión pasar por allí y ya de paso visitar alguno de los nuevos bares que iban apareciendo en sus esporádicas visitas.
La nave estaba vacía, todos los trabajadores la habían abandonado por el miedo que tenían a morir y el dueño al final la había dejado por imposible, con la etiqueta de que era un lugar maldito.
"¿A esto lo llamas tu unos días tranquilos, unas vacaciones?" Dijo Ianto nada más bajar del coche. La fábrica no era el lugar más romántico en el que podía pensar el joven agente, pero Jack parecía entusiasmado.
"Has oído los rumores, dicen que está embrujada." Dijo el capitán, con un tono de voz que se parecía al de un niño con un juguete nuevo. "¿No me digas que no te apetece conocer alguno de los fantasmas que dicen tener por aquí?"
"Pues la verdad es que había pensando en otra cosa para ti y para mi, aquí en New York." Pero Jack no le escuchó, pues ya se había internado en la nave con el revolver en la mano. Ianto suspiró y se preguntó porque todavía pensaba que había alguna oportunidad de que Jack cambiara y de vez en cuando se preocupara por ser una persona romántica con él.
Resignado entró en el local, con su arma también preparada. Escuchó un ruido, pero un momento más tarde, un gato pasó a su lado. Apenas podía ver nada, por lo que caminó con cuidad, para no tropezarse con nada.
De nuevo escuchó un ruido, se dio la vuelta, había sonado a su espalda, pero al escuchar otro al otro lado, se dio cuenta que lo había allí le estaba rodeando.
"Jack ¿Dónde estás?" Dijo sin levantar demasiado la voz y no llamar atención de lo que le estaba vigilando. El capitán no respondió. De nuevo otro ruido más, este mucho más cercano, a su espalda.
Se dio la vuelta, con el arma preparada, pero no tuvo tiempo de reaccionar, cuando la criatura, que debía rondar los dos metros de alto, le cogió del cuello y lo levantó del suelo sin esfuerzo. Tiró su arma y sintió que se quedaba sin aire. Trató de llamar a Jack pero le fue imposible decir nada.
Justo un momento antes de perder el conocimiento, vio una sombra a su espalda, alguien le estaba ayudando y supuso que se trataría de Jack. Escuchó un disparo y un instante después, la criatura se quejó. Lo dejó caer al suelo, pero apenas tuvo fuerzas para protegerse y se golpeó la cabeza contra unas cajas.
"¿Estás bien? ¿Tío puedes oírme?" Apenas consciente de lo que ocurría a su alrededor, notó unas manos que le tocaban y una voz que le hablaba, pero la oscuridad no le dejaba ver y no pudo verle la cara. Sin embargo, sabía que no se trataba de Jack.
"Jack…" Llegó a decir justo antes de perder el conocimiento.
