Disclaimer: Naruto® sigue sin ser mío, pero como estoy aburrida, los tomo para hacer desmanes, obviamente, sin ánimo de lucrar con la obra de Kishimoto.
Summary: Haruno Sakura, tras la deserción de su mejor amiga, se ve obligada a buscar un nuevo compañero de piso, para aligerar la carga de un departamento demasiado grande para ella. Mientras el despistado Hatake Kakashi ha perdido la renovación de contrato, llevándolo a la única solución, un volante rosa chillón.
Advertencias: Kakasaku | Uso descarado del OoC | Grandes probabilidades de smut en tiempos venideros. | Humor de pacotilla | Alternative Universe. |
Aclaraciones: Este es un AU, donde todos son estudiantes universitarios. Sakura está en los 19-20 años, y Kakashi le lleva unos tres años de diferencia. Por lo tanto, todos los que conocemos como "Sensei" están en la misma edad, es decir uno 22-23 los que los coloca en los últimos años de carrera, mientras los "gennin" están en primero o segundo.
El siguiente símbolo […] será utilizado para indicar un cambio de escena, espacio tiempo y/o perspectiva de narración. Está narrado en tercera persona, pero se tomarán distintos puntos de vista.
ROOM MATE.
Capitulo 1: El desalojo.
Se detuvo por décima vez frente al corcho multicolor en el pasillo de entrada y suspiró con pesadez.
Sakura lo sabía. Sabía que un aviso de "Se busca roommate" a mitad de semestre era más inútil que intentar hacer sonreír a Uchiha Sasuke, pero aun así lo colgó.
Hacía más de tres meses de que Ino, su mejor amiga y hasta entonces, compañera de piso, se había largado a vivir al apartamento de Sai, su novio, un chico asocial y extremadamente honesto que en ocasiones le ponía los pelos de punta.
Así que ahora tenía que pagar sola la renta de un apartamento de dos habitaciones, por lo que tuvo que reducir su horario de clases y duplicar sus horas de trabajo en la librería que estaba a cinco cuadras de la Universidad.
Lo bueno de aquello era que podía dormir mejor. Infinitamente mejor. Todo lo mejor que puedes dormir sin escuchar a tu mejor amiga follar duro contra el muro y macizo contra el piso casi todas las noches.
La piel bajo sus ojos se lo agradecía eternamente.
Pero ahí estaba, el maldito volante rosa chillón con todos y cada uno de los cupones de información pegados a él.
Sakura empezaba a desanimarse, e Inner empezaba rezongar cosas acerca de volver al nido después de tres maravillas años de libertades descontroladas. La peli rosa hacia todo lo que podía para ignorarla.
Miró también su móvil. Nada, ni un mensaje, correo o llamada perdida. Estaba desesperada. La nueva renta llegaba en tres semanas y ella sabía que no llegaría.
[…]
― ¿Está segura de que no hay ni un cachito? Por favor Terumi-san, busque de nuevo ― Sakura casi suplicaba, a la encargada de los complejos estudiantiles, por encontrar, aunque sea el más mínimo espacio.
Desafortunadamente el karma se estaba encargando de cobrarle alguna mala obra de la cual ella no recordaba. Estaba ya a dos semanas de la renta y la desesperación crecía con cada minuto que pasaba.
Y el maldito volante seguía intacto en el corcho de avisos.
― Sera mejor que nos rindamos, a papa le encantará tenernos de vuelta ― dijo en un suspiro resignado su Inner.
Sakura no sabía desde cuando su alter ego se había hecho tan malditamente pesimista. Lo que si sabía era que a Mebuki no le había agradado nada la idea de que ella despegara del nido, y sobre todo, en compañía de la liberal Ino. Y sabia también que no estaría nada contenta de saber los motivos de su regreso.
Lo había pensado, mucho. Llegaría un fin de semana, con todas sus maletas con un efusivo "¡Cuánto los he extrañado!" que sonaría mucho mejor que un "Ino me abandono con una renta tres veces más grande que mi sueldo por irse a vivir en pecado con su novio". Su Madre la miraría con el ceño fruncido, mientras su padre la abrazaba con fuerza. Si eso estaría bien.
Pero, si, había un enorme, pero. Sakura se había acostumbrado a vagar por su casa con los pies descalzos y enfundada en microscópicos shorts que no le agradaría nada a su madre. Estaba acostumbrada a sus desayunos nada saludables, a hábitos de limpieza poco usuales y, sobre todo, a la nula existencia de estrictas reglas. Sin horarios, sin comisiones. Totalmente libre.
Así que no renunciaría para nada a esa vida. Por ahora se aferraría a la escasa esperanza de salir pronto de esa situación.
― No cariño. No hay un solo espacio libre. Lo siento. ― Terumi-san, ahora se encargaba de romper esa mini esperanza.
[…]
― ¡Hey! ¡No puedes hacerme esto Tsunade! ¡Por favor!
― Lo siento chico, te lo advertí.
― ¡Vamos! No seas así conmigo ¡llevo tres años viviendo aquí!
― ¡Y LOS TRES AÑOS HAN SIDO LO MISMO! ― Tsunade grito definitivamente enojada, y a Kakashi no le quedo más que encogerse contra la pared.
― Solo me olvide de pagarte la renovación del contrato, no es para tanto ― susurro el chico, aun pegado contra la pared ― Apiádate de mí, por favor s..
― No ― dijo rotundamente la mujer de ojos pardos
― Solo dos días, recogeré mis cosas y… ― Kakashi dejo de hablar de golpe cuando observo como Tsunade se hacia un lado en su puerta y dejaba ver tres cajas de cartón con su nombre escrito en rotulador, y dos maletas deportivas, en el tope de las cartas estaba algo difícilmente de reconocer para el ― Sr Ukki.
― Lo siento chico. No puedo pasártela de nuevo, además, un chico nuevo de intercambio ha venido, se lo entregare a el en dos días.
Kakashi soltó un suspiro resignado, al tiempo que Tsunade le daba espacio para sacar sus cosas.
Se cargó las maletas al hombro y levanto las cajas con el Sr. Ukki encima. Le dio una ultima mirada a Tsunade, totalmente cargada de traición y enojo.
― Deja tus miraditas con ojos de pescado para otros, chico. La decisión es tomada.
Con toda la dignidad heredada de su padre, Kakashi salió del edificio en dirección a su viejo jeep.
[…]
En la oscura comodidad de su coche, Kakashi se daba de topes en la cabeza con la superfcie dura del volante del coche.
Tras un lloriqueo bajo, tomo el teléfono y marco una de los pocos números que guardaba en su agenda.
― ¡Hey viejo! ¿Qué ha pasado? ―Asuma, uno de sus amigos y compañeros de clase, contesto la llamada cuando él ya se decidía a colgar.
― Necesito hospedaje ― dijo sin preámbulos. Un silencio algo bastante incomodo impropio de ellos se instaló en la línea.
― Vieeeeejo. No hay espacio. Tengo a Genma y Guy aquí. ― Una maldición se escapó por sus labios. ― Kotetsu e Izumo…
― Ni lo menciones, no me meteré en el nidito de esos dos.
― Bueno, Bueno… ¿eh? Espera… ― Se escuchó un traqueteo al fondo mientras Asuma le gritaba a alguien "Corrieron a Kakashi" un montón de risas y algunos murmullos, una voz femenina diciendo algo sobre un aviso y luego su amigo se acercó de nuevo al teléfono. ― Conoces esta calle…― Asuma hablo despacio dándole datos nada precisos, pero que se esclarecieron una vez que Kakashi lo ingreso en el GPS de su móvil.
Si tenía suerte, no tendría que dormir en el auto.
[…]
El edificio el kilométricamente distinto al suyo, de frente a la calle había algunos espacios con grandes ventanas de cristal y balcones de metal. Dicho material predominaba en su estructura, muy diferente del concreto y madera de su antiguo edificio, era también por lo menos dos pisos más alto.
Paso a la recepción, donde un chico, unos cinco años mayor a él, jugaba videojuegos en una consola portátil. Se aclaró la garganta para llamar su atención.
― ¿En qué piso encuentro el apartamento 159?
― Cuarto piso, lado derecho del pasillo. El elevador no sirve, tendrás que usar las escaleras. ― El chico ni siquiera lo miro.
Claro, justo lo que faltaba, subir cuatro malditos pisos, con todo ese equipaje encima. Suspiro.
Llego sudado, con las mejillas arreboladas por el cansancio, ubico la puerta del apartamento, era la última del pasillo dejo caer sus cosas a un costado de la misma.
Toco el timbre. Una, dos, tres veces, pero nadie abrió la puerta. ¿Sería tanta su mala suerte, que tendría que dormir en su coche después de todo?
Se dejó caer junto a sus cosas en el suelo, apoyo la espalda en la pared, saco de su bolsillo su móvil para mirar la hora, las nueve menos quince.
Decidió esperar un momento, tal vez quien vivía allí trabajaba, y aun no había llegado. Decidió sacar de su mochila si inseparable Icha Icha, disponiéndose a pasar el rato con buena lectura.
Le había avanzado tres capítulos a la novela, cuando escucho unos ligeros pasos que se arrastraban por el pasillo, miro por el borde del libro.
Los pasos le pertenecían a una pequeña, literalmente, pequeña chica. Piel blanca, facciones estilizadas y delgadas, cabello rosa largo hasta la cintura, gran frente.
La chica camino, hasta la puerta junto a él y lo miró con el ceño fruncido. Abrió muy despacio la puerta y justo en el momento en el que ella la cerraría justo detrás de sí, Kakashi se puso en pie:
― ¡Yo! ¿Cuál será mi habitación?
N/A: ¡Hoooola! Traigo, ciertamente, el primer Kakasaku que me permito escribir, he pensado muchos, pero he tenido miedo (¿) así que aquí esta.
Esto será corto y macizo (¿) al menos unos cinco capítulos, no lo sé aun, lo he puesto en Completo, porque a pesar de que el cambiar el estatus me produce una satisfacción enorme, me da mucha flojera hacer el cambio.
Como siempre, espero que les haya gustado.
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Con amor, Ghost
