Esta mañana, cuando llegué al trabajo, fui advertida inmediatamente por mi superior que un nuevo agente vendría. No dijo nada más, solo que debería darle la bienvenida, mostrarle el centro con todos los laboratorios y colocarla en su oficina. Sinceramente, no sé ni cómo comportarme, era la primera vez que se me asignaba una tarea así. . . extraño. Entré en mi oficina tranquilamente y descuidadamente dejé, en el sofá de cuero negro que está a la derecha de la puerta principal, mi abrigo gris. Me di cuenta enseguida el escritorio lleno de archivos y corrí hacia el teléfono para preguntar si seguían ocupados en el último caso de la recepción completa de los archivos y corrí al teléfono para preguntar si había novedades sobre el último caso del que nos estábamos ocupando:

- J (Jane): Hola Korsak, escúchame, me puedes decir resumidamente lo que dicen estos archivos que pusiste en mi escritorio? - Le pregunté a mi colega.

- K (Korsak): Buenos días, Jane! Sí, quería decírtelo en persona que son los nuevos documentos sobre el caso del asesino en serie, pero estoy tan ocupado que ni siquiera puede hacer una parada en tu oficina para saludar. - Siempre me respondía de una manera muy suave, muy agradable para mí.

Le respondí con una sonrisa en los labios:

- J: Siento mucho que estés inundado de trabajo, pero al parecer no serás el único, dado el número de hojas que cubren mi pobre mesa. Nos vemos cuando tenga la pausa para el café.

Y con esto me despedí colgando el teléfono. Encendí la pc y lo primero que decidí revisar fue mi correo electrónico. Demonios, estaba llenísimo, de hecho, hacía cinco días que no lo comprobaba. Extrañamente sólo dos correos eran del trabajo, los demás eran todos de Korsak tratando desesperadamente de invitarme a cenar. Los eliminé todos, no quería correos que pudieran ocuparme memoria inútilmente y sobretodo que pudieran distraer mi atención del trabajo.

Estaba apegada a mi puesto de trabajo, era importante para mí ser útil para un mejor funcionamiento de la ciudad en la que vivo. Las horas pasaban demasiado lentas, ya había leído casi todos los documentos del caso con el que estaba. Faltaban unos pocos minutos para las diez de la noche cuando me detuve a leer una y otra vez una frase contenida en el último archivo:

".. La muerte se produjo probablemente debido a un fuerte golpe en la cabeza causado por un objeto contundente."

No me sonaba nueva esta frase, ya la había leído en muchos otros informes de otras muertes, por supuesto, todos sin resolver. Pasaban de las diez, y recordé que tenía que ir a buscar a la nueva compañera.

Me acerqué a la entrada y vi a una chica de mi edad, pelo largo de color marrón claro que tendía a rubio, ojos verdes y unos pocos centímetros más baja que yo:

- J: Hola, soy la detective Jane Rizzoli, es un placer tenerla aquí para trabajar con nosotros. - Dije en un tono amistoso para tratar de parecer lo más acogedora posible.

- M (Maura): Buenos días, Jane, soy la Dra. Maura Isles. Me sorprende que ni siquiera me hayas reconocido!

Sus palabras que me sorprendieron! ¿Quién es? No recuerdo conocer a alguien que haya tomado el mismo camino que yo en la policía. Probé a mascullar algo, pero nada comprensible salió de mi boca, hecho por el cual ella comenzó a sonreír. Realmente era chica guapa. La acompañé con diligencia hacia la puerta de la oficina: le mostré la mesa, le di su nombre de usuario y contraseña para poder acceder a nuestro programa de investigación.

- Gracias Jane eres muy amable. Si no te importa, ¿me podrías mostrar los laboratorios? Soy muy curiosa. – Me dijo siempre sonriendo.

Demonios, como podía tener siempre una sonrisa en los labios? Me estaba convirtiendo en dependientes de sus labios! Mientras formulaba todos estos pensamientos no me di cuenta de que estábamos en la puerta de la sala de autopsias. Tomamos todas las precauciones necesarias para entrar en esa habitación, se puso una bata y guantes.

Comenzó a moverse por la sala donde se realizaban las autopsias, tomando nota de todo lo que había al alcancé de la mano. Me senté en la mesa y le dije que podía ver lo que quisiera. Mientras tanto, la miraba y finalmente recordé donde nos habíamos conocido, conocido y. . . frecuentado: era mi compañero de cuarto durante el período de estudios en la universidad. Decidí dejarme ir hacia los recuerdos, esos días fueron realmente hermoso, ¿cómo olvidarlos? Éramos más que dos amigas, fuimos compañeras en todo y para todo, no había una cosa que hiciéramos sin la otra.

Se me puso la piel de gallina pensando en todo lo que había sucedido, fue realmente una sensación única pero. . . extraña! Abrí los ojos y volví a la realidad y me encontré delante de su cara que reía de buena gana:

- M: Hey Jane, ¿no te habrás dormido? -

- J: No, no. - Le respondí sonriendo de manera estúpida. Luego añadí - Sólo estaba parando pensando en las cosas. -

- M: ¿Quieres decirme en que cosas? - Su tono había cambiado, eras más insistente. Me maravillé de esta actitud y, de hecho, decidí no contestar. Sabía que estaba delande de la misma persona exigente que tuve hace muchos años! Tenía miedo de esta situación y ella lo sabía. También era consciente de que si quería algo de mí lo obtendría sin hacer demasiada presión.

- M: Jane, terminaste de pensar? - Ella está sonriendo de nuevo, pero el tono era grave. - Me preguntaba si me podías mostrar mi oficina, me gustaría poner mis cosas y empezar a trabajar inmediatamente. -

- J: Por supuesto te acompaño enseguida. - Hice una breve pausa, y luego añadí: - Tu oficina está en comunicación con la mía, está bien así o es un problema para ti?

Tenía la esperanza en mi corazón que la respuesta fuese positiva y, de hecho, me dijo enseguida que estaba realmente una vez que para ser realmente feliz de trabajar estrechamente conmigo. Le abrí la puerta y para mi sorpresa noté que tenía la oficina más grande de toda la central! Me molestaba un poco pero sin duda decidí no prestarle mucha atención.

Se sorprendió y le preguntó por qué y ella contestó que no estaba acostumbrado a tener una oficina tan lujosa, por lo general trabajaba en salas llenas de gente gritando continuamente en las cuales es imposible concentrarse. Le parecía un sueño haber encontrado una atmósfera tan acogedora y cálida en un puesto de trabajo.

La dejé sola y tomé la puerta de la derecha de su oficina para dirigirme a la mía, donde me esperaban los documentos que debía terminar de leer. Se me había pasado la hora de la comida per culpa de la recién llegada, por lo que pensé en hacer horas extras para terminar bien el trabajo de la jornada.

Twitter: RakelOR93