Hola! Bueno, aquí os dejo el principio de un minific que tendrá cuatro capítulos ok?
Espero que os guste; es una tontería, una idea que se me ocurrió hace un par de días mientras escribía el capítulo de mi otro fic, y para descansar un ratito de Lahntra, pues eso… escribí esto :p
Bueno, comentarios al final del capitulo ok?
Aps, y recordar que los personajes son de J.K. Rowling!
Un besito, disfrutad leyendo!
Capítulo 1: Otoño
Septiembre
El barullo del Gran Comedor es el de todos los años. Los de séptimo estamos en un estado que no sabemos definir si es de alegría o de tristeza; alegría porque es nuestro último año en Hogwarts y en cuanto terminemos este curso, empezaremos a vivir de verdad; tristeza porque dejamos atrás todo un mundo nuevo que descubrimos cuando entramos con once años por esas puertas.
Ahí están los nuevos y la selección empieza. Parecen asustados, más que eso, están aterrados… pobres… ¿así me veía yo cuando entré por primera vez? Quizá sí, pero ha pasado ya tanto tiempo desde esa vez que no puedo recordarlo con exactitud. A mi lado Ronald Weasley bromea sobre ordenarles a los pequeños que le hagan sus tareas; estoy a punto de regañarle y lanzarme en un discurso sobre por qué no debe hacer eso cuando Harry, frente a él le dice que ni siquiera lo intente, los de primero no reconocerían la diferencia entre la raíz de selva negra y la raíz de selva verde; Ron abatido dice que es cierto y se queja, por décima vez en la noche, de lo duro que es estar en último curso. Escucho cómo Harry ríe divertido.
Se me hace extraño escucharle reír. Este verano nos contó la profecía que marca su destino desde antes que nació; la misma profecía que Voldemort escuchó y que por ello mató a sus padres e intentó terminar también con su vida, provocándole esa cicatriz que lleva en la frente. La profecía es muy simple y se reduce a una simple ecuación: o se convierte en asesino o se convierte en víctima. No entiendo cómo puede reír y aparentar frente a los demás que no ocurre nada. No sé si yo podría hacerlo…
Escuchó a las diferentes mesas estallar en aplausos y sé que la selección ha terminado; a Ron le brillan los ojos cuando ve como las fuentes y bandejas empiezan a llenarse de comida, aquí cerca hay pato asado, un poco más allí una fuente de puré de patatas y verdura y un poco más allá una bandeja llena de muslos de pollo asados con salsa de limón; pequeñas torres de pastelillos de frutas y trufas se amontonan en el centro de la mesa y casi me atraganto cuando me doy cuenta de algo. Esta es la misma cena que hubo el día en que nosotros empezamos Hogwarts.
Casi por instinto, por la sensación de que alguien me observaba, giré mi rostro hacia el director Dumbledore y el hombre, sonriendo, alzó su copa para indicar que bebía a mi salud y me guiñó un ojo, justo como lo hizo el día en que Harry fue seleccionado para Gryffindor. Él sabe que me he dado cuenta del gesto de la cena, y seguramente él tiene algo que ver.
Miro a mi alrededor y veo que los rostros que aquella noche comían con desesperación, alegría e ilusión, se han convertido en caras casi adultas, donde la moderación y la buena conversación reina. Esta noche son los más pequeños los que parecen no saber qué elegir para poner en su plato y quieren comer de todo; los hijos de muggles, como lo soy yo, lo miran todo por primera vez, se nota en sus ojos que es la primera vez que ven algo relacionado con la magia y sus ojos brillan con la inocencia de quien descubre un tesoro oculto.
Sonrío cuando empiezan los cuchicheos en la mesa y las miradas se dirigen hacia Harry y, por consiguiente, hacia el lugar donde Ron y yo estamos sentados. Juraría que Harry casi quiere esconderse bajo la mesa, pero ya está acostumbrado a esas miradas curiosas y a esos cuchicheos que pasan de oído en oído a través de los muros del castillo; lo que antes le hubiera comportado una actitud avergonzada, ahora se limita a un rubor en sus mejillas y un brillo de exasperación en sus ojos. Ron no puede evitar sonreír ante el descaro de una niña de primero que se ha levantado para decirle a Harry lo guapo que es. Yo también quiero reírme, pero la mirada de Harry me advierte que no lo haga, así que tomando cargo de mi papel de prefecta, le pido a la niña que se siente y que siga cenando, antes de tomar un poco de puré y servirme antes de que Ron acabe con él.
El director Dumbledore da su discurso de cada año; una advertencia que lleva implícita el nombre de Harry, el de Ron y el mío propio; sonrío sin darme cuenta al pensar que cada año en Hogwarts ha sido una aventura para nosotros; y pese a que el director siempre nos hace la misma advertencia y el mismo aviso, nos es imposible quedarnos quietos cuando un nuevo misterio acecha la vida de Harry.
La profesora McGonagall me mira con ese brillo de orgullo en sus ojos cuando el director dice mi nombre para que me ponga en pie por haber sido nombrada Premio Anual de este año. Sé que la profesora se siente orgullosa de que una Gryffindor haya sido elegida Premio Anual, y aunque lo niegue, todo el colegio sabe que Minerva McGonagall tiene especial predilección por nosotros tres. El trío dorado de Gryffindor, así es como nos llaman, no nos importa que lo hagan.
Sonrío forzosamente cuando el director dice el nombre del otro Premio Anual y veo a Draco Malfoy ponerse en pie en la mesa de Slytherin; del mismo modo observo en el rostro de nuestra profesora de Transformaciones que a ella no le parece buena idea que Malfoy sea el otro Premio Anual. Escucho aplaudir con ganas al profesor Snape y no me extraña; Draco Malfoy es su protegido como Harry lo es de Dumbledore.
Ron bufa por lo bajo mientras comenta que el director debe haberse vuelto loco para nombrar a Malfoy Premio Anual además de prefecto de Slytherin; Harry lo apoya y dice que al menos estoy yo para equilibrar un poco la balanza que Malfoy se esforzará en torcer a favor de la casa de las serpientes.
Respiró profundamente cuando el banquete se da por terminado. Los prefectos de quinto son los encargados de llevar a los alumnos de primero hasta las diferentes casas de Hogwarts; Harry y Ron me sonríen a desgana, saben que esto es importante para mí y sé que por eso no me van a decir nada, pero a ninguno de los dos les hace demasiada gracia que tenga que compartir una torre privada con Malfoy. Me he pasado todo el verano, desde que supe quién sería mi compañero, convenciéndoles de que no iba a pasar absolutamente nada y que estaría bien; pero hasta que Ron no me hizo prometerle que hechizaría a Draco en cuanto éste se acercara a menos de dos metros de mí, mi pelirrojo amigo no se quedó conforme.
Incluso ahora que se me acerca y después de que Harry me haya dado un beso en la mejilla como acostumbra a hacer para darme su apoyo moral, gesto que nos hemos ganado los dos a través de los años y la confianza que hemos tomado el uno del otro, Ron parece estar aún receloso de dejarme sola; sonrío cuando bromeando le digo que por qué no coge la capa invisible de Harry y se queda conmigo en mi cuarto, me sonrojo cuando me doy cuenta de que lo está pensando en serio. Por suerte para mí, Harry toma a su amigo del brazo y lo obliga a salir de allí antes de que yo me decida por lanzarle un hechizo.
Cruzo mi mirada con Malfoy cuando la profesora McGonagall nos deja en nuestra nueva sala común. Sus ojos grises parecen haber perdido el brillo de la arrogancia que una vez tuvieron; no me ha insultado ni una sola vez, no me ha mirado mal, ni me ha preguntado por Ron y Harry refiriéndose a ellos de forma despectiva. Sé que algo anda mal con él. Pero no me importa ¿verdad? Después de todo, es él quien ha estado durante años humillándome e insultándome.
No. Definitivamente no me importa. Entonces, ¿por qué no me gusta que sus ojos grises no brillen del mismo modo en que lo hacían antes?
Octubre
Llevamos un mes en este castillo pero me parece que sólo han pasado un par de días desde que la vi en la mesa de los leones durante el banquete de bienvenida. Es cierto eso que dicen, cuánto más despacio quieres que pase el tiempo, más deprisa pasa y en cambio, cuando deseas que se detenga para siempre, parece que alguien le da más cuerda al reloj para que avance más deprisa.
No está tan mal compartir torre con ella. Pensé que sería más extraño. Bueno, extraño sí lo es; no siempre se puede ver a un Slytherin y una Gryffindor compartir algo más que el aire de una clase y porque están obligados a hacerlo. Pero es como si hubiéramos llegado a una especie de acuerdo no hablado; nos respetamos en silencio; no nos evitamos, pero tampoco nos buscamos. Creo que ella me rehuye. El otro día entré en la sala común después de que el entrenamiento de quiddicth terminara y ella estaba sentada en una de las butacas rojizas leyendo uno de esos libros que siempre lleva encima; en cuanto me vio, recogió el libro, se disculpó y se metió en su cuarto. No me extraña que me rehuya… después de todo, la he insultado por años; es normal que me odie.
Pero a pesar de eso, no está tan mal. Creí que sería más difícil, pero de algún modo, ella lo hace fácil; impusimos unas reglas comunes que los dos seguimos al pie de la letra; a veces creo que se sorprende de que yo no las incumpla; en esas veces me mira confundida como si quisiera asegurarse de que soy yo y no un impostor; yo sólo puedo sonreír para mí mismo cuando hace eso. Me divierte ver esa confusión en sus ojos siempre tan seguros; ¿qué puedo decir a mi favor? Soy un Malfoy. Aunque ahora no me guste tanto ese apellido…
¿Por qué? No lo sé. Sólo sé que a medida que se acaban los días de este curso, más próxima esta la fecha en que deba entregarme a Voldemort. No quiero hacerlo. ¿Quién lo diría? Un Malfoy rechazando servir a Voldemort; ¿quién iba a decir que alguna vez viviría para ver algo así?
Sé lo que dicen de mí, por supuesto que lo sé. Que soy un mortífago en potencia; que serviré al Lord Oscuro en cuanto salga del colegio, que quiero acabar con los "sangre sucia" y quiero ayudar a que la sangre de ellos se extinga por completo; que quiero que la pureza de la sangre de familias como la Malfoy sobreviva por encima de todo. Idiotas… No saben lo que dicen.
Ninguno de ellos se ha tomado la molestia de venir y preguntar qué quiero ser, qué quiero hacer. Todos asumen y dan por hecho que seré un mortífago, que me enorgulleceré de serlo, que presumiré de lucir esa marca tatuada de por vida en mi brazo. Nadie se ha molestado en preguntarme si eso es lo que deseo, si ese es el camino que quiero seguir.
Tampoco me extraña que no lo hayan hecho. Mi comportamiento en Hogwarts durante estos años ha hablado por sí mismo… mis insultos, humillaciones, actitud; mis palabras, mis actos… Todo lo que he hecho y dicho han confirmado lo que ellos dicen ahora de mí, no debería extrañarme que digan esas cosas ni que se escondan a mi paso por los corredores.
Pero ninguno se ha parado a pensar que esto puede ser una pose, una simple pose de lo que se supone que debo hacer y decir, de lo que debo aparentar ante los demás. Ninguno se da cuenta que Slytherin es un nido de traidores, que si mi actitud fuera distinta, seguramente no saldría vivo de mi sala común; se supone que soy un Malfoy y que debo de estar por encima de los demás, que mi sangre vale más que la de los demás, se supone que debo ser arrogante, prepotente y que debo saber insultar a los demás con una simple mirada.
Idiotas… Pero ninguno se ha parado en realidad a mirarme y estoy seguro que nadie lo hará.
El viejo loco ha decidido que este fin de semana será el baile de Halloween; una estúpida tradición si me permite decirlo; ¿qué se supone que se celebra? Voldemort sigue vivo y la guerra se está librando ahí fuera; tal como Severus y yo estuvimos hablando el otro día, el director cree que con un baile los alumnos se olvidarán de la vida que hay fuera de los muros del castillo, pero ¿hasta cuándo? Cuando en medio de uno de sus bailes una lechuza traiga el comunicado de que la familia de alguno de los estudiantes ha muerto a manos de Voldemort y sus mortífagos, el baile sólo será el recuerdo amargo de algo que nunca debimos estar haciendo; necesitamos prepararnos para luchar ahí fuera; ya sea en el bando de Voldemort o al lado del San Potter.
Al menos hay algo bueno; este año no tendré que aguantar el acoso de Pansy para que vaya al baile con ella; es una orden directa que los premios anuales vayan juntos, así como los prefectos deben de ir entre ellos.
Yo creo que es una locura… juntar a personas que no se caen bien entre ellas y obligarlas a ir a un baile juntos no logrará la unión de las casas. Puede que tres de las casas logren trabajar juntas, sí, no lo niego; pero como buen Slytherin que soy sé perfectamente que los de mi casa jamás aceptará un acercamiento que implique estar con las demás casas.
Definitivamente, Dumbledore está loco. Severus siempre lo dice; lo admira, desde luego, después de todo, el viejo le dio la oportunidad de volver a tener una vida más o menos normal pese a su… pequeño problema de tatuajes. Porque lo sé, evidentemente. Severus Snape es un traidor de Voldemort. Le pasa información a Dumbledore, por supuesto que lo sé, Severus es mi padrino, es lógico que lo sepa; y esa es una información que me llevaré a la tumba si es preciso para protegerle.
¿Por qué? No lo sé. Creo que es porque es el único que ha demostrado tener un cierto interés en mí; es el único que se preocupa de verdad por mí; no es como mi padre y sus continuos sermones sobre lo que un mortífago puede significar para mí: alcanzar la gloria eterna, ser importante, que teman mi apellido. No.
Severus Snape es diferente a mi padre. Sí, de acuerdo, tiene ese toque siniestro que atemoriza en un primer instante si no lo conoces, de acuerdo, eso lo admito, e incluso admito que nuestro profesor de pociones siente cierta predisposición y predilección por los miembros de Slytherin, pero no puedo culparlo de ello. Todos los profesores marginan a los Slytherins por el simple hecho de pertenecer a la casa de Salazar Slytherin; Severus Snape es el único que nos da el beneficio de la duda y cree en nosotros, es el único que cree en mí.
Entre los dos creamos una pequeña lista de los slytherins que este año saldrán del colegio y pasarán a engrosar las filas de Voldemort; son muchos, la verdad. Y el año que viene serán más y al siguiente más aún.
Y seguramente más de la mitad de ellos mueran antes de haber tenido la posibilidad de entrar en combate; Voldemort se deshace de todos aquellos a los que considera indignos o los que él considera que no le servirán bien.
Cuando uno entra a filas de Voldemort no importa quién sea tu padre, Voldemort tiene derecho sobre tu vida y tu muerte y si el Lord Oscuro te apunta con su varita, has de tener en cuenta que tu propio padre alzará la suya propia contra ti y no dudará en golpearte con una imperdonable.
Pero basta de pensar en eso. El baile.
No me imagino a Pansy colgada del brazo de McMillan, ni tampoco me imagino a Weasley entrando en el baile del brazo de Lovegood, pese a que los rumores dicen que están juntos desde hace un par de años… Por favor… no harían una buena pareja aunque fueran los últimos seres del universo.
Así que este fin de semana, acudiré al baile con Granger. No me quejo. Vivir con ella no es tan malo, quizá ir al baile tampoco lo sea.
Noviembre
Llevo media hora atascada con esta maldita redacción; nunca me había pasado algo así; normalmente las redacciones de Transformaciones son las que mejor me resultan, pero esta no, y no es que sea difícil, total, sólo se ha de explicar como se realiza la transformación animaga y hacer una relación con el primer mago que se transformó en animago. No es difícil, pero entonces ¿por qué me resulta tan complicada?
Exasperada dejo la pluma sobre el pergamino. El fuego de la chimenea sigue encendido y me alegro; estamos a finales de noviembre y hace frío en todo el castillo, siempre es igual; a medida que se acerca final de año parece que el frío se apodera de las paredes y rincones de Hogwarts.
Respiró profundamente y vuelvo mi vista hacia el pergamino, encabezonada a terminar esta redacción hoy; sí, reconozco que soy muy testaruda cuando me lo propongo, sobre todo cuando me propongo conseguir algo y hoy me he propuesto terminar esta maldita redacción.
Muevo la pluma sobre el pergamino, cuidando cada letra, cada "t" cruzada y cada punto de ies y jotas , vigilando que todo esté en perfecto estado pues sé que la profesora McGonagall puntúa mucho la presentación del trabajo. Gris. La pluma es gris; me la regaló Ron por mi cumpleaños el año pasado, después de que estuviera tres horas diciéndome que Crosshanks era el culpable de que le hubiera desaparecido su jersey verde y éste hubiera aparecido lleno de arañazos; por supuesto defendí a mi gato; puede ser una bola de pelo, como lo llama Harry cariñosamente, pero sabe estar siempre en su lugar y yo sé que él no haría nunca algo así.
No me equivoqué, como siempre. Ginny regresó de comprar trayendo un jersey igual al que Ron acababa de, según él, "perder trágicamente a manos de un gato posesivo y destructivo", disculpándose con su hermano por haber estado haciendo hechizos y dando la casualidad de que uno de los hechizos había rebotado contra la pared y había terminado haciendo jirones su jersey que estaba doblado en el montón de ropa para recoger en los armarios.
Pasó la yema de los dedos entre la suavidad de la pluma gris. Gris… como sus ojos. Había sido distinto de cómo se imaginaba. Había pensado que Malfoy la llevaría al baile, cenarían, él bailaría la primera canción para abrir el baile como había mandado el director y ya está, después él se iría por su lado y ella por el suyo. Pero por primera vez en su vida, se había equivocado y le había gustado equivocarse.
Era cierto que apenas habían hablado, pero eso era porque no lo habían necesitado; Draco la había tenido bailando casi toda la noche y cuando ella le había preguntado el motivo, el chico se había limitado a contestarle que ella era mejor bailarina que Pansy y que si la soltaba, seguramente la Slytherin no tardaría ni dos segundos en colgarse de su cuello. Aquello había provocado una sonrisa en sus labios.
Después sus ojos. El gris perla de sus ojos la habían mirado fijamente durante todo el baile, como si quisiera decirle algo con la mirada… Había algo distinto en él; su mirada… era como si escondiera algo, como si estuviera dolido, como si estuviera ¿triste?
Movió la cabeza para desechar ese pensamiento. Draco Malfoy no tenía sentimientos, eso era algo que Ron y Harry le repetían hasta la saciedad, ¿verdad? Malfoy sólo había estado con ella en el baile porque era lo que se suponía que debía hacer, además que así conseguía que Pansy se alejara de él. Y no sabía por qué pero ese pensamiento la entristecía…
Sacudió su cabeza de nuevo. Era imposible seguir trabajando de aquella forma; no iba a terminar la dichosa redacción, así que recogió sus cosas y se fue a la habitación. Era casi diciembre y había mucho que estudiar antes de que las vacaciones de Navidad llegaran.
"Llevo dos horas escuchándola maldecir en voz baja porque no consigue escribir una redacción; seguramente es la de McGonagall; yo la tengo escrita desde ayer, seguro que si Granger se entera, le da un ataque. Por algún motivo no me apetece hacerla enfadar. Quizá sea por su sonrisa...
No me equivoqué; ir al baile con Granger no fue tan mal… incluso diría que fue… divertido. De acuerdo, reconozco que la mentí; una vez por omisión y otra directamente. Le dije directamente que bailaba con ella para que Pansy no me molestara, mentí descaradamente; bailaba con ella porque me gustaba su compañía, el modo en que olía su cabello y lo firme y sereno que parecía su rostro ante mí cuando todas las demás chicas parecían suspirar; además, el hecho de que a Weasley se le pusieran las orejas rojas por la ira contenida y que la pareja de Potter le reclamara en público que parecía estar más pendiente de lo que Granger hacía conmigo resultó un tema bastante divertido; seguro que será comentario en Slytherin durante meses.
La otra mentira… bueno, no fue una mentira, si lo pienso bien… no es que le dijera una mentira, simplemente no le dije nada. Fue cuando apareció en la sala común con su vestido de fiesta; negro; elegante, sobrio, discreto. Un bonito vestido ajustado a su pequeña cintura que caía libremente hasta dos palmos por debajo de las rodillas en diferentes capas de seda negra concediéndole libertad de movimiento; dos finos tirantes que dejaban un generoso escote pero discreto al mismo tiempo, se cruzaban en su nuca, detrás de su cuello, dejando libre sus hombro y descubierta su espalda. Se había recogido el cabello en una sencilla coleta que había recogido con una pinza negra, dejando los bucles alborotados y dos o tres cayendo sobre sus sienes dándole un toque descuidado.
Hermosa. Eso era lo que debería haberle dicho cuando ella le preguntó si estaba bien; me limité a alzar una ceja con gesto vanidoso y le ofrecí mi brazo; ella lo aceptó. Hermosa. Realmente no entiendo por qué siempre esconde su cuerpo bajo ropa tan ancha y que no le favorece, bueno, no es que el uniforme y la túnica del colegio sean muy sexys, pero podría coger una de su talla y no una de tres tallas más, ¿no?
Aunque no estoy seguro de que eso me gustara. Tendría a todo el sector masculino del colegio tras ella babeando… No, definitivamente eso no me gustaría mucho.
Espera un momento, ¿en qué diablos estoy pensando? Soy idiota… ¡Es Granger! Puedo pensar en ella como una compañera, como la Premio Anual, e incluso como una chica, pero no puedo pensar en ella en un sentido romántico y sentimental… no debo hacerlo. Mi vida es demasiado complicada como para que además me sienta atraído por Granger.
Creo que notó mi mirada. Se la veía preocupada cuando me miraba, como si fuera capaz de adivinar que me pasaba algo; tuve que rehuir sus ojos un par de veces, para sentirme protegido; ella no debe saber lo que estoy pensando hacer; nadie debe saberlo, ni siquiera Severus sabe aún la decisión que he tomado; ni siquiera yo sé la decisión que tomaré…
La escucho maldecir de nuevo, estoy de acuerdo con ella, agradezco que la chimenea siga encendida a estas horas, hace frío. Escucho como recoge sus cosas y se va a su habitación. Intentaré dormir un par de horas, casi es diciembre, aún tengo tiempo para pensar en algo…
-----------------------------------------------------------------------------------------------------
Hola! Que tal? Os ha gustado esta estación? La próxima será Invierno jejeje
Espero que la historia haya sido de vuestro agrado y ya sabeis, comentarios… ya sabeis donde ok?
Bueno, me voy a estudiar un rato que tengo los examenes a la vuelta de la esquina; supongo que actualizaré este mini fic de cuatro capítulos la proxima semana.
Un besito para todos y cuidaros ok?
Nos leemos pronto!
