PERDIDA BAJO TU EMBRUJO

Kagome Higurashi hija del prestigioso hombre de negocios Takashi Higurashi es abandonada en medio de la nada, perdida entre los bosques sin nada, sólo con lo puesto y su pequeña mochila .

Allí en medio de los bosques estará con Inuyasha Taisho un hombre que es más de lo que dice ser, oculta su posición social para que los demás le ignoren pero es imposible ignorar el atractivo que tiene tanto físicamente como mentalmente.

El destino les juntó varias veces anteriores pero ellos lo habían ignorado hasta que allí en medio de los bosques pudieron conocerse tal y como son sin ser superficiales.

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Capítulo 1: ¡¿Qué?!

-Yuki me gustaría que limpiases el comedor.-dijo una mujer de cabello azabache largo (hasta las caderas), ojos marrones y tez pálida y de unos veintidós años.

-Si, señorita.-dijo una mujer de unos veinticinco años con el pelo corto y rubio, ojos azules como el mar y una tez bronceada.

La mansión Higurashi era hermosa contenía unos paisajes hermosos de las montañas, unas montañas que estaban nevadas ya que hacía dos noches que nevaba sin cesar.

Al lado de la mansión había un precioso jardín verde con esculturas antiguas y justo en medio del jardín había una gran fuente que en verano salía un agua cristalina.

Las habitaciones eran grandes, con las paredes pintadas de blanco y un suelo perfecto de color crema haciendo un bonito contraste con la luz que entraba ya que tenía grandes ventanales por dónde pasaba la luz del sol.

Todo estaba muy bien decorado, por supuesto por Kagome, ya que desde que murió su madre justo cuando ella tenía siete años, se quedaba sola y su pasión era decorar las cosas para cambiar lo que en realidad eran, si un cuadro era feo ella le cambiaba el marco para que el cuadro quedara más que aceptable, tapaba la realidad por su propia realidad.

Las cosas las cambiaba por su forma de ver y pensar y eso a la hora de decorar era más que interesante.

Su padre dedica su vida al trabajo desde siempre, ignorando a su hija Kagome.

Cosa que ya a estas alturas Kagome ignora.

-Señorita hoy hace un día esplendido ¿No va a salir a dar un paseo como es de costumbre?-preguntó el ama de llaves discretamente.

-Creo que me lo pensaré, hoy realmente no sé lo que me pasa, estoy como chafada necesito subir la moral antes de ir a ningún sitio.

-¿Cómo se siente?.-preguntó cautelosamente el ama de llaves.

-Kira…hoy hace quince años de la muerte de mi madre, no pienses que olvido las cosas tan rápido porque realmente no lo hago.-dije yo suspirando al haber aceptado que mi madre no estará aquí para decirme.

Cariño tienes que ser fuerte, tu padre te quiere pero le cuesta admitirlo, es un hombre muy orgullosos y está emperrado en darte los mejor lujos para que puedas vivir bien, le cuesta entender los sentimientos humanos pero no te preocupes ya lo irá haciendo poco a poco.

-Señorita la verdad es que esperaba que usted lo olvidase, todos los años se siente mal en este día, ¿Por qué no se va a su casa de la montaña?.-preguntó el ama de llaves con confianza

-No es mala idea, creo que el aire puro me sentará de maravilla, pero ¿Aún sigue nevando?.-pregunté yo inquieta, la verdad es que los días de nieve no me gustaba irme muy lejos por si me perdía.

-Ya hace unos cinco minutos que dejo de nevar.-dijo ella insistente.

-Está bien…haré la mochila y llamaré a Tanaka para que preparé la mansión para mi llegada.-dije yo convencida.

-No hace falta señorita, ya lo haré yo por usted.-dijo la ama de llaves con una amable sonrisa.

-Gracias, muchas gracias Ayame.-dije yo con una sonrisa que hacía diez años no hacía.

-De nada, váyase y diviértase.-me dijo

-Sí.-asentí yo mientras iba a mi habitación para recoger justo lo necesario.

Al cabo de media hora tenía la mochila, con unas barritas de chocolate por si tenía hambre, una botella de agua de litro y medio por si tenía sed, una linterna, una manta que calentaba mucho, unas aspirinas por si me dolía la cabeza, el móvil, las llaves.

Miré en dirección de la ventana y vi que no nevaba, así que cogí y llamé al helicóptero para que me llevara a la mansión.

Al cabo de unos cuarenta y cinco minutos un helicóptero bajo a buscarme y su conductor me saludo.

-Hola ¿Es usted la que va a viajar a la mansión?.-me preguntó el hombre de ojos dorados y cabello azabache corto más bonito que había visto en mi vida.

-Si, soy yo…¿Usted es?.-pregunte yo indecisa.

-Disculpe mis malos modales, soy Inuyasha Taisho y ¿usted es?.-preguntó él, aunque no hacía falta que le dijera quien era ya que el sabia perfectamente quien era.

-Soy Kagome Higurashi.-le respondí yo con una sonrisa sincera.

El hombre me miró a la cara como si estuviera pensando algo que no debiera pensar.

-Muy bien suba…no sé si este temporal será de gran ayuda pero haré lo que pueda para que este viaje no le resulte aburrido ni peligroso.-dijo él con una sonrisa, aunque la frase parecía que lo hubiera dicho con doble sentido y eso hizo que se me pusiera la carne de gallina.

-Ah…vale.-le dije yo como una tonta al verle esa sonrisa, el hombre se debió haber dado cuenta ya que ensancho su sonrisa más aún.

-Kagome tranquila serénate, has visto hombres tan y mas guapos que él, ¿Por qué reacciono como una imbécil? Jamás en mi vida e hecho tanto bochorno.-pensé con dolor de cabeza al pensar la humillación que sería para mí si mi padre se enterase.

-Y bueno dígame, usted va allí ¿Para…?.-preguntó él con mucho interés.

-Para olvidar cosas.-dije yo respondiendo un poco más calmada.

-Ah…¿Un mal de amor?.-me preguntó él.

-No, que va de eso tengo suerte yo de no preocuparme…-dije negué yo

-Pensé que alguien como usted debía tener algún novio, amante…-dijo el de una manera en que me hubiera gustado despedirlo si yo fuera su jefa.

-¿Sabe que se esta usted pasando?.-pregunte yo haciendo fuerza para poder mantener una sonrisa forzada y fría.

-Lo siento.-murmuró él.

De repente el helicóptero comenzó a hacer tonterías por no decir cosas peores.

-¿Qué pasa?.-pregunté yo alarmada

-Pues tenemos un grave problema, el motor no funciona correctamente, tenemos que hacer un aterrizaje de emergencia o nos estrellaremos.-dijo él sin nervios algunos, porque creo que yo ya los tenía por los dos.

-¿Esta usted bromeando verdad?.-pregunté yo aún mas nerviosa que antes y un poquitin más histérica.

-No.-dijo él con una cara que era imposible no creerle.

Me puse el paracaídas rápidamente y cogí mi mochila que no pesaba mucho. Él me ayudo un poco porque me temblaban hasta las manos.

-¿Lista?.-me preguntó él.

-Nunca pero hay que hacerlo.-dije yo mientras me temblaba la voz.

-Cojeme de la mano y no la sueltes por nada del mundo, si no nos separaremos y dudo que nos encontremos.-me dijo él.

-Vale.-dije yo temblando de los nervios.

-¡Ahora!.-gritó él y los dos nos lanzamos mientras teníamos las manos cogidas, hasta que llego el momento de abrir el paracaídas.

Al cabo de unos pocos minutos llegamos al suelo.

-Uissh jamás volveré a hacer esto.-dije mientras me quitaba el paracaídas.

Él se comenzó a reír a carcajadas limpias.

Yo le miré como si estuviera loco y le pregunté.

-¿Qué le hace tanta gracia?.-le pregunté un poco molesta al ver su buen humor cuando estábamos en un lugar desconocido a estas horas y que encima faltaba poco para anochecer.

-Que ahora nada de lo que usted lleve en su mochila podrá ayudarla.-dijo él de una forma que ahora si me dio miedo.

Le miré y vi su rostro.

-¿Qué es usted? ¿Un hombre lobo?.-le pregunté yo con sarcasmo.

El volvió a estallar en carcajadas.

-¡Pero bueno! Que le parece a usted tan gracioso.-le dije ahora sumamente molesta.

-Que estoy perdido, al lado de una tiquismiquis de la sociedad, una niñita de papa que es peor.-dijo él a mala fe.

-¡¿Qué?!.-grité yo a pleno pulmón, tanto, que hizo eco por todo el bosque.

-Exactamente eso mismo que usted grito, estamos los dos solos, sin comida, ni agua, ni un lugar para dormir, ni una manta para arroparnos, ni nada dónde cobijarnos si llueve o nieva.-dijo él, e iba a continuar diciendo las cosas negativas pero al ver mi cara se calló de golpe.

Yo estaba pálida a más no poder y lo único que hice fue.

-¡¿Qué?!.-esto sonó peor que el anterior grito porque esta vez si pude ver clara la situación, yo jamás había estado a solas con un hombre, y vaya hombre me tocaba.-dije mientras le miraba, atractivo y mucho.

-CONTINUARÁ-